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viernes, 14 de abril de 2023

Quienes explotan esa visión de verlo todo tan claro

Publiqué este hilo en twitter hace unos años, pero me da que será relevante durante mucho tiempo. Lo reproduzco aquí para que dure.

Parece haber un tipo de pensamiento que razona así:

Una persona que mata, roba y viola debe ser producto de una sociedad que promueve una cultura de la muerte, de la propiedad privada y de la violación. La solución será cambiar la sociedad a una que promueva otros valores.

Así, si se concede que los machistas asesinan a sus parejas o ex-parejas no por ser mujeres sino por ser una mujer concreta (y, p.e., por haber desarrollado una relación enfermiza, entre otras posibilidades) se entenderá que se aceptan o se justifican esas muertes

De igual manera, si se cuestiona la cultura de la violación mostrando que es un crimen odioso a la inmensa mayoría de hombres (a los violadores los matan en las cárceles) o postulando que es por poder sino por sexo, se acusará de justificar la violación.

Así, también, mostrar a un Joker que se convierte en villano no porque la sociedad capitalista es lo que promueve, sino porque tuvo experiencias traumáticas en su niñez y juventud es también blanquear la maldad.

Por qué se llega a estas conclusiones? Creo que tiene que ver con una vaga idea de que uno se aferra a que tiene el diagnóstico y la cura adecuadas según su ideología. Todo lo que las cuestione se entiende como contrario a las buenas intenciones y no al diagnóstico.

Así, unos decían que lo urgente era cambiar la sociedad capitalista por una comunista. Ahí se resolverían las contradicciones. Otros apelan a otros cambios con consecuencias parecidas (cada una, según su entender).

Hagamos educación no solo feminista, sino que muestre masculinidad tóxica por doquier y desaparecerán las violaciones y asesinatos. Sugerir que seguirán existiendo esos crímenes será considerado antifeminista.

Volvamos a una sociedad católica y desaparecerá el pecado (nunca ha ocurrido, pero opinarlo te hace sospechoso).

Hagamos una república catalana y desaparecerán el franquismo, la corrupción y la ingobernabilidad. Sugerir que Catalunya ha contribuido su parte alícuota a lo que es España es ir contra Catalunya.

¡Ah, la simpleza! Ese explotar la visión de verlo todo tan claro.

lunes, 25 de junio de 2018

El riesgo moral en la inmigración

Los últimos acontecimientos han reavivado el debate sobre inmigración, refugiados y mafias que trafican con personas. Iñako escribió una reflexión excelente aquí. En ella me parece de especial relevancia cómo adscribe a cada uno de nosotros una ambivalencia sobre la cuestión, fruto de la complejidad del problema y de una ausencia de soluciones claras que se puedan proponer. En esta entrada intentaré decir algo sobre ello.


Pongamos que nuestro interés es un mundo sin fronteras, en el que cualquiera que quiera desplazarse de un país a otro pueda hacerlo. En ese mundo no habría los problemas que hemos vivido. No habría inmigración ilegal, ni mafias, ni miles de muertos ahogados en el Mediterráneo. Es difícil calcular los flujos migratorios y sus efectos sobre los países de acogida y de salida si en el mundo actual se abrieran todas las fronteras. Por lo que sabemos hasta el momento, solo una minoría de cada país querría emigrar, y los efectos económicos en los países de acogida serían positivos. Aquí se juega con esta posibilidad. Sin embargo, los posibles problemas se agudizan si solo un país abre sus fronteras al resto del mundo. Este país puede acabar siendo un gran campo de refugiados. Un atisbo de esto lo tenemos en los países en desarrollo que más refugiados han acogido.

Incluso si todos los países estuvieran de acuerdo en abrir las fronteras, ¿quién lo hace primero? Haría falta un gran acuerdo internacional para que lo hicieran todos a la vez. En ausencia de este acuerdo y con muchos países donde no se entendieran los beneficios de la entrada incondicional de inmigrantes, este mundo sin fronteras es utópico, y proponerlo como solución a los problemas inmediatos de las tragedias causadas por la inmigración ilegal podrá sugestionar a quien la propone de tener una superioridad moral, pero no tendrá ninguna consecuencia tangible a corto o medio plazo. A largo plazo, tal vez sí, en la medida que convenza a más habitantes de todos los países para apoyar la medida.


Dado que tenemos fronteras, ¿qué tal si permitimos que se crucen de una manera ordenada? Esto es lo que venden todos los gobiernos y la idea es tan loable como inevitable. Pero, en la medida que los permisos para cruzar no son suficientes para satisfacer la demanda de todos los que quieren cruzar la frontera (si lo fuera, estaríamos en el caso equivalente al mundo sin fronteras), habrá un exceso de demanda y, con ella, un incentivo para cruzar sin el permiso preceptivo. Este mercado negro implica costes, riesgos y mafias en torno a él de manera inevitable. Los estados receptores tienen varios medios a su disposición para limitar las entradas ilegales. Algunas de las medidas son acerca del trato a los ilegales una vez que han entrado al país, mientras que otras son sobre la vigilancia en la frontera. Si un país tiene una política efectiva de tolerancia cero frente a la entrada ilegal, por ejemplo, deportando a todo ilegal que encuentra, blindando las fronteras y negándose a acoger a nadie por razones humanitarias, conseguirá que, ante la imposibilidad de entrar ilegalmente, nadie lo intente. Si todos los países siguieran esa política se acabaría con la inmigración ilegal.

El problema es que la tolerancia cero es imposible por varias razones. La primera es que es materialmente imposible de poner en práctica. La segunda es que es moralmente imposible hacerlo. Y no me refiero solamente a que no queramos hacerlo, sino también a que no nos podemos comprometer a ciertas cosas necesarias para la tolerancia cero. Por ejemplo, es muy difícil actuar ante hechos consumados, como cuando la vida o salud de la persona está en peligro o cuando ya están dentro del país. ¿Vamos a impedir la llegada de refugiados de zonas de guerra? ¿Cerraremos el paso a las pateras que se acerquen al país y que naufraguen en su navegación a otras costas? ¿Echaremos a todos los ilegales que están trabajando y cuya salida provocaría pérdidas económicas? Imposible. Y quien quiera atribuirse razones morales para establecer controles estrictos en las fronteras porque acabarán con los efectos llamada deberá saber que su moralidad es también sugestionada.


Así que estamos entre dos aguas. No podemos abrir las fronteras totalmente y tampoco podemos controlarlas totalmente. En esta tesitura, la inmigración ilegal será inevitable. Lo más que podemos hacer es buscar, tanto en nuestras propuestas personales como en los compromisos políticos que adquiramos, una especie de equilibrio entre lo que podemos tolerar de entradas de inmigrantes, refugiados y aprovechados (que los habrá), y las tragedias que podemos tolerar entre los que quieren acceder a una vida más próspera (a veces, a una vida sin más). Este equilibrio irá moviéndose con el tiempo, según las circunstancias. A veces abogaremos por abrir más las fronteras, a veces por cerrarlas o controlarlas más. Distintas personas estarán en distintas partes de este tira y afloja, y ninguna ellas tendrá toda la razón moral, puesto que ninguna sabe cómo resolver el problema. No estoy proponiendo que eso sea lo que queramos, ni lo que yo quiera, sino que es lo que inevitablemente pasará. Y tampoco digo que estoy justificando moralmente ninguna postura. Lo que sí podemos hacer es basar nuestra opinión en lo que sabemos acerca de cosas como las razones por las que emigra la mayoría de la gente, el alcance real del efecto llamada o los verdaderos costes y beneficios de recibir a los inmigrantes o refugiados.

Por mi parte, yo sería partidario de la apertura de fronteras, pero como soy incapaz de convencer a todo el mundo para que me sigan en esta querencia, tendré que apoyar un compromiso con el que no estaré de acuerdo, y que supondrá no terminar con el sufrimiento de mucha gente. No me siento moralmente cómodo ni superior a nadie que piense distinto, siempre y cuando tenga en cuenta los datos reales y no tenga preferencias xenófobas.

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Hace cinco años en el blog: Cuestionando la sabiduría con la ignorancia (2).
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lunes, 18 de junio de 2018

Las primeras medidas de Sánchez


En los días pasados tuití algunas opiniones sobre algunas de las medidas anunciadas por Sánchez. Las recopilo aquí.

Vamos mojarnos un poco:
1/5
Recogida de refugiados:
Siempre bien. Incluso con efecto llamada. Toda la literatura sobre entrada de inmigrantes, refugiados, repatriados,... a un país con una sociedad y economía abiertas muestra efectos positivos.

2/5
Bajada del IVA cultural:
Mal. No es cultural, ya que afecta en gran parte a entretenimiento y productos no especialmente culturales (en todo: películas, espectáculos y libros). El apoyo a la producción cultural se realiza mejor con subvenciones, premios o reconocimiento.

3/5
Sanidad universal:
Muy bien. El coste directo es bajo y el indirecto en efecto llamada es mínimo. El beneficio de evitar bolsas de exclusión social es alto como el valor de vivir en una sociedad solidaria.

4/5
Cierre de nucleares:
Mal. Mientras haya carbón y gas, cerrar nucleares aumenta a las emisiones de CO2 y encarece el recibo de la luz.

5/5
Subida de pensiones con el IPC:
Mal. Hay pensiones ricas y pobres. Se han mantenido en la crisis mientras los sueldos disminuían. Automatismo absurdo en un sistema de reparto. Si hay más proporción de pensionistas y la economía no crece aumentará los costes salariales.

Siguieron estos otros:

Sigamos mojándonos:
1/5
Eliminar peajes: mal. Habría que generalizar el pago por uso en autopistas y autovías y de acceso a zonas congestionadas.

2/5
Sacar los restos de Franco del Valle de los Caídos: bien. Vamos con cuatro décadas de retraso.

3/5
Eliminar concertinas: no tengo datos de cómo son de disuasorias. Me inclino por quitarlas.

4/5
Eliminar los aspectos denunciados de la Ley mordaza: bien. Dan demasiado lugar a la arbitrariedad y no incrementan la seguridad.

5/5
Impuesto al sol, reforma laboral,...: habrá que esperar a ver en qué se concretan estas medidas.


Para mi sorpresa, la que más debate generó es la de sacar los restos de Franco. Uno de los argumentos recurrentes era que eso no es más que para darse publicidad. Eso se puede decir de varias de las otras medidas y, sin embargo, es a esta a la que más se le achaca. Empiezo a pensar que hay preferencias inconfesables entre mis paisanos.

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Hace cinco años en el blog: Cuestionando la sabiduría con la ignorancia.
Y también: Fórmulas y pensiones.
Y también: Planes de pensiones: Bruselas no se entera, pero acierta por casualidad.
Hace tres años en el blog:
Y también: El poder municipal tras las elecciones de alcalde.
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lunes, 4 de junio de 2018

Un año para Pedro Sánchez


La posición del gobierno de Sánchez es muy inestable. No puede obtener mayorías reforzadas en el Parlamento sin C’s o PP. Para ganar votaciones por mayoría absoluta necesita a UP, PdCat, ERC y PNV (ni Bildu ni NC importan para esto). Para las mayorías simples podría prescindir de uno de esos apoyos, pero solo de uno y si lo que hace es abstenerse. Cualquier desavenencia, malentendido o reivindicación imposible de ceder por parte del PSOE puede dejar a Sánchez sin posibilidad de aprobar leyes. Mi opinión es que, ante esto, la mejor estrategia de Sánchez es convocar elecciones cuanto antes. El PP está tocado, casi hundido, a C’s no le ha salido bien su estrategia de hacer dimitir a Rajoy y, por primera vez en mucho tiempo, Sánchez aparece como el cambio frente a Rajoy en lugar de Rivera. Cualquier error en esos meses de presidente puede deshacer la buena jugada o buena suerte que le ha llevado a la Moncloa, dando argumentos a Rivera, que podrá acusarle de querer el poder a cualquier precio y de ceder ante los independentistas.

La estrategia de Sánchez parece que será aguantar un año antes de convocar elecciones, confiando en afianzar el ímpetu que le ha llevado a la presidencia para tener todavía mejores resultados cuando haya elecciones. ¿Cuál es su mejor estrategia si sigue esta opción? Dentro de toda la inestabilidad de la situación hay una circunstancia que debe hacer valer en su favor. Los grupos que le han apoyado en la moción de censura solo tienen una bala. O, al menos, esto es lo que tiene que dejarles claro Sánchez. Y, si solo tienes una bala, tienes un gran problema para decidir cuándo usarla. Esto le puede dar a Sánchez el tiempo que necesita.

Un gobierno puede tener el parlamento en contra no más que unas pocas semanas. Puede gobernar por decreto, puede vetar las leyes aprobadas por el parlamento o usar tácticas dilatorias para que no tengan su aprobación definitiva, pero una acción de gobierno así está mostrando una gran debilidad y es susceptible de críticas sociales que dañarán su respaldo en las urnas cuando finalmente convoque elecciones. Así, pues, Sánchez debe dejar claro que rechazará cualquier demanda difícil de satisfacer, y que si eso supone la pérdida de respaldo, se acaba el plan y se va a elecciones. Es una amenaza creíble, por cuanto la alternativa de aceptar es peor. El problema son aquellas demandas que están en el límite. Si Sánchez empieza aceptando una, seguirá teniendo que aceptar más hasta que la acumulación de cesiones tenga como resultado la convocatoria de elecciones, pero en este caso, con la imagen deteriorada del gobierno. También en esto debe ser tajante, so pena de entrar en una pendiente resbaladiza que irá debilitando poco a poco. Por supuesto, también ha de ser tajante con cualquier desobediencia en las instituciones de Catalunya.

Este periodo no está para el “qué hay de lo mío”. Por ejemplo, eliminar la supervisión de las cuentas de la Generalitat solo se deberá hacer tras haber dado apoyo parlamentario y tras haber vuelto claramente a la legalidad, no antes (eso lo escribí antes de que en los periódicos se informara de que, efectivamente, las cuentas se mantendrán intervenidas). La opción que apuntó Sánchez es centrarse en algunas leyes aprobadas por el Parlamento y vetadas por Rajoy (contra la ley mordaza, impuesto al sol,…) o en gestos con mucha repercusión mediática, pero poco presupuesto, como el Comisionado contra la pobreza infantil. Será difícil para ningún grupo que las apoyó dejar de hacerlo ahora. Tras unos cuantas actuaciones en este sentido, la imagen de Sánchez saldrá reforzada. Será imposible ponerse de acuerdo para grandes cambios (financiación autonómica, ley del poder judicial, reforma laboral,…), así que en cuanto haya recogido unos pocos éxitos debe convocar elecciones antes de tentar más la suerte. Es una jugada arriesgada, pero no veo más opciones sin convocar elecciones enseguida.

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Hace cinco años en el blog: El valor de una vida estadística (1).
Y también: El valor de una vida estadística (2).
Hace tres años en el blog: Elección de alcalde en las 20 ciudades más pobladas.
Y también: Corpus Christi o el canibalismo católico.
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miércoles, 18 de abril de 2018

Mayoría con veto versus unanimidad (2)

Esta es la segunda parte de la versión en español de mi artículo de marzo en Mapping Ignorance. Debe leerse la primera parte para entender esta.


El ejemplo de la entrada anterior ilustra los dos resultados de Bouton et al. (2018) [1]: 
  1. Las reglas mayoritarias con poder de veto son preferidas a la regla de unanimidad por todos los votantes.
  2. Las reglas mayoritarias con poder de veto son eficientes ex-ante (seleccionan la opción que los votantes estiman correcta antes de conocer su información privada) en una clase amplia de situaciones. 
En el ejemplo, la regla de mayoría con derecho de vero es eficiente también si los jugadores aprenden la toda información. En casos más complicados, los agentes pueden diferir sobre la bondad de la reforma después de tener la información completa, pero si están de acuerdo que es buena con la información que tienen a la hora de emitir el voto, será eficiente ex-ante que la aprueben. 

Hay muchos más detalles para generalizar el ejemplo. Uno de los más importantes es asegurarse de que los agentes votan “bien” en el equilibrio, lo que significa que el voto estratégico no impide que el mecanismo funcione como se pretende. El agente que prefiere el statu quo siempre querrá usar su veto. Solo los agentes a quienes gusta la reforma son potencialmente problemáticos. Si la información negativa es igual de precisa que la positiva, los agentes votarán según la información que obtienen. Si hay asimetría en la información, los agentes que reciben la información menos precisa pueden estar indiferentes entre votar de una u otra manera. Mientras la información negativa no sea muy precisa, los agentes no usarán su poder de veto, pero cuando se alcanza un límite empezarán a vetar con alguna probabilidad. La clave es ver que en caso de indiferencia (entre sí y no, o entre no y veto), las probabilidades de votar de una manera u otra en equilibrio son las adecuadas para la eficiencia del resultado. 

En el equilibrio de agregación de información en el juego general, el comportamiento de los agentes puede interpretarse como una combinación entre lo que harían según la regla de unanimidad y lo que harían según la regla de mayoría (con o sin poder de veto). El veto permite a los agentes reproducir cualquier estrategia que se pueda jugar en cualquiera de las dos reglas. En particular, usan su poder de veto para proteger su interés privado (lo que no pueden hacer en la regla mayoritaria), y votarán contra la reforma (sin vetarla) cuando tengan un informe negativo, pero no concluyente, sobre ella (lo que no pueden hacer con la regla de unanimidad). 

Tras resolver el equilibrio, los autores llegan a poder estudiar la eficiencia de la regla de mayoría con veto, y muestran que los agentes la prefieren sobre la de unanimidad para una elección adecuada del número de vetos necesario para vetar de hecho una reforma. También muestran que para todos los problemas hay siempre una regla de veto que es eficiente, y que la regla de veto donde se necesita una mayoría de vetos para, efectivamente, vetar la reforma es asintóticamente eficiente a medida que el número de votantes tiende a infinito. 

En palabras de los autores, además de las fuertes propiedades teóricas, la simplicidad de la regla del veto la hace particularmente atractiva en aplicaciones reales. Como se ha discutido, hay grupos de agentes que usan este sistema o alguna de sus variantes. Aún así, hay muchos otros que usan la regla de unanimidad o el consenso, incluyendo la OTAN, el Consejo de la UE en temas sensibles, y Mercosur. Los resultados sugieren que (i) deberían considerar el uso de la regla del veto, y que (ii) esta reforma institucional no debería encontrar mucha resistencia. 

Referencias: 

Bouton, L.; Llorente-Saguer, A., y Malherbe, F. 2018. Get Rid of Unanimity Rule: The Superiority of Majority Rules with Veto Power. Journal of Political Economy 126:1, 107-149.

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Hace cinco años en el blog: El bitcoin explicado sin tonterías.
Hace tres años en el blog: Shakespeare escéptico y burlón.
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lunes, 16 de abril de 2018

Mayoría con veto versus unanimidad (1)

Esta es la primera parte de la versión en español de mi artículo de marzo en Mapping Ignorance.


En muchas decisiones de grupo se requiere unanimidad para asegurarse que una reforma será adoptada solamente si beneficia a todos los miembros. Las organizaciones multinacionales son tal vez el mejor ejemplo de este hecho. Sin embargo, cuando los miembros tienen información incompleta y privada sobre la conveniencia de la reforma, la regla de mayoría con poder de veto funciona mejor en el sentido de que sería preferida a la regla de unanimidad por parte de todos los participantes antes de que adquieran su información privada. Esta es la tesis del trabajo de Bouton et al. (2018) [1].

Considérese el siguiente ejemplo. Hay tres agentes que tienen que votar sobre si adoptar una reforma o mantener el statu quo. La reforma puede ser buena o mala para todos con iguales probabilidades. Si los agentes supieran que es buena, todos la votarían. En caso contrario, votarían contra ella. Los tres quieren evitar un error en cualquier sentido. Antes de votar, cada agente puede obtener información privada que básicamente indica que la reforma será buena o mala. Sin embargo, la información no está libre de error. Con probabilidad 2/3 la información es correcta. La información recibida por un agente es estadísticamente independiente de la recibida por los otros. Así, si la reforma va a ser buena, la probabilidad de que los tres agentes reciban una información positiva es 2/3x2/3x2/3 = 8/27, la probabilidad de dos positivos y un negativo es 3x2/3x2/3x1/3 = 4/9 (nótese el primer tres en la multiplicación es necesario puesto que la información negativa puede venir de cualquiera de los tres agentes), la probabilidad de un informe bueno y dos negativos es 3x2/3x1/3x1/3 = 2/9, y, finalmente, la probabilidad de tres informes negativos es 1/3x1/3x1/3 = 1/27. Cálculos similares muestran que si la reforma va a ser mala, las probabilidades de tres, dos uno o ningún informe negativo son 8/27, 4/9, 2/9 y 1/27, respectivamente. Usando la regla de Bayes uno puede comprobar que si hay dos informes positivos la probabilidad de que la reforma sea buena es 2/3: la probabilidad de dos positivos si la reforma es buena es 4/9 y si es mala, 2/9, dando una proporción de 4 a 2 (o 2 a 1) a favor de la hipótesis de que la reforma es buena. De manera similar, dos informes negativos implican que la reforma es buena con probabilidad 1/3. 

Así, en este ejemplo, si hay al menos dos informes positivos, la reforma debería ser aprobada según las expectativas de los tres agentes. El agente que recibe el informe negativo quiere que la reforma se apruebe si los otros dos agentes reciben sendos informes positivos. Si votaran basándose solo en su información privada, el agente con el informe negativo votaría en contra. La regla de unanimidad implicaría que la reforma no se aprobaría con dos votos, mientras que la regla de mayoría implicaría que sería aprobada. 

En el ejemplo, todos los agentes prefieren la reforma si esta es buena. Si lo complicamos para incluir la posibilidad de que algunos agentes prefieran el statu quo incluso si la reforma es buena, la regla de mayoría no mejoraría para estos agentes, pero la regla de mayoría con derecho de veto, sí lo haría. Con esta nueva regla, el agente que prefiere el statu quo vetaría la reforma, mientras que el agente que prefiere una buena reforma, pero recibe un informe negativo votará en contra (o se abstendrá), pero no ejercerá el poder de veto. Así, la reforma saldrá adelante sí y solo sí es satisfactoria para todos los miembros.

Referencias:

Bouton, L.; Llorente-Saguer, A., y Malherbe, F. 2018. Get Rid of Unanimity Rule: The Superiority of Majority Rules with Veto Power. Journal of Political Economy 126:1, 107-149.

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Hace cinco años en el blog: Cuándo funciona bien la planificación.
Hace tres años en el blog: Sobre la definición de pseudociencia.
Y también: La debilidad del marxismo y del psicoanálisis.
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viernes, 30 de marzo de 2018

El cheque escolar (2)

Esta es la segunda parte de la versión en español de mi artículo de febrero en Mapping Ignorance. Debe leerse la primera parte para entender esta.


Cuestión 1: Los resultados no son claros. En muchos casos los resultados de transferir estudiantes a la escuela privada tiene poca incidencia en los resultados escolares; en otros casos mejoran o disminuyen de manera sustancial. Además, las investigaciones más rigurosas no revelan los mecanismos que darían cuenta de estas diferencias, por lo que es difícil extraer ninguna conclusión. Es relevante apuntar que la evidencia, particularmente la de los EE.UU., es consistente con la hipótesis de que los cheques mejoran más un tipo de habilidades que otros. Por ejemplo, es posible que los efectos positivos en las tasas de graduación en EE.UU. se deriven de mejoras en las habilidades no cognitivas, puesto que la falta de impacto en las pruebas académicas apuntan a un efecto más débil en la dimensión cognitiva.

Cuestión 2: La evidencia sugiere, como parecía esperar, que los cheques pueden resultar en una reasignación no aleatoria de los estudiantes entre sectores y dentro de ellos. Dicho esto, los detalles del diseño del programa importan. Por poner un ejemplo entre los programas a gran escala, el diseño de Chile, en general, facilita la separación más que el de Suecia. Una de las características del programa de cheques escolares en chile es que permite a las escuelas operar lucrativamente, pero no se puede establecer una relación causal entre este hecho y la mayor segmentación. 

Cuestión 3: Varios estudios sobre la respuesta de las escuelas públicas a la competición por los cheques escolares han medido la intensidad de la reacción según la proporción de los estudiantes en la escuela pública que son elegibles para recibir el cheque, o por la proximidad de escuelas privadas alternativas. Prácticamente todos estos estudios encuentran que los resultados de las escuelas públicas mejoran con la intensidad del tratamiento. Dicho esto, la mayoría de los análisis no muestran una manera clara con la que tratar los sesgos potenciales derivados del efecto composición (que podría ser significativo, de acuerdo con los estudios) o de políticas que potencialmente pueden confundir los resultados, como la rendición de cuentas. 

Cuestión 4: En países de altos ingresos, la investigación sobre el impacto de programas a pequeña escala en los resultados escolares no muestran un patrón consistente y robusto. Los resultados más prometedores de estos programas vienen de los países en desarrollo. Colombia e India ofrecen los resultados más positivos; en el caso de Colombia, porque los resultados de las pruebas mejoran, y en el caso de India porque , aunque los resultados no mejoran mucho, se obtienen a un tercio del coste y sin efectos distributivos. Sin embargo, la conexión causal no puede establecerse y las mejoras en la India son difícilmente extrapolables a otros países (de hecho, esos efectos no es han encontrado en ninguna otra parte) debido a la disfuncionalidad de su sistema educativo. 

Los programas a gran escala ofrecen una variedad de resultados. Por ejemplo, los resultados en Chile no mejoraron durante los primeros veinte años de la reforma que introdujo los cheques, pero sí lo han hecho sustancialmente desde 2003 hasta 2011 (el segundo mayor crecimiento de los indicadores en los cuarenta y nueve países en el estudio), un periodo que incluyó una reforma para aumentar los cheques a estudiantes de bajos ingresos y para eliminar los complementos de tasas para esos estudiantes y las admisiones selectivas. En Suecia, sin embargo, el panorama es claramente más negativo, puesto que en este país los resultados se han ido deteriorando en los años posteriores a la introducción del cheque. 

Cuestión 5: Los autores muestran algunos estudios empíricos sobre el apoyo a los programas de cheques escolares en California. Una predicción teórica es que los cheques deberían causar una bajada (subida) de los precios de las viviendas en aquellos barrios con escuelas de alta (baja) calidad. Los estudios encuentran, efectivamente, que los dueños de las viviendas con un valor un 15% sobre la media estarían ocho puntos por debajo en su apoyo al programa en comparación con los de un distrito con viviendas con un valor un 15% menor que la media. El apoyo al cheque escolar también cambia dependiendo de si la persona entrevistada tiene hijos en escuelas públicas o privadas. Las familias con hijos en escuelas privadas apoyan mucho más el programa de cheques que las que tienen sus hijos en escuelas públicas. En ambos casos el apoyo aumenta con la calidad de las escuelas públicas en su distrito. En los EE.UU. prácticamente todas las propuestas de programas de cheque escolar tuvieron lugar en estados donde el Partido Republicano controla el legislativo, y entre ellos, las propuestas que salieron adelante lo fueron en estados con más mayoría republicana. Los estudios muestran también evidencias de que las propuestas de cheque escolar centradas en distritos de grandes ciudades tienden a aglutinar más apoyo. No hay estudios disponibles en otros países. 

Para resumir, la evidencia no apoya la causa de una adopción generalizada del sistema de cheque escolar, pero sí apoya con fuerza la necesidad de continuar con la experimentación y evaluación. Para la investigación, las tareas futuras incluyen el refinamiento de las estrategias de identificación, el estudio de los impactos a largo plazo, el lograr entender por qué algunos efectos aparecen o no, así como juntar las evidencias teóricas y empíricas para mejorar el diseño del sistema.

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Hace cinco años en el blog: Cómo ser "escéptico" de la Economía en 15 lecciones.
Hace tres años en el blog: Miguelito (el de Mafalda) y el libre albedrío.
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miércoles, 28 de marzo de 2018

El cheque escolar (1)

Esta es la primera parte de la versión en español de mi artículo de febrero en Mapping Ignorance.


El mecanismo más usado para garantizar la educación universal en un país es la provisión pública de educación, donde el término “pública” se refiere tanto a la financiación como a la provisión. Milton Friedman (1962) [1] abogó por mantener la financiación pública y al mismo tiempo privatizar la provisión mediante un mecanismo de cheques escolares. Si el Estado se gasta 100 por cada estudiante en el sistema público, ese mismo Estado podría dar a cada estudiante un cheque escolar por valor de 100 para que lo empleara en la escuela de su elección. El Estado estaría haciendo el mismo esfuerzo para financiar la educación universal, pero ahora las escuelas privadas estarían compitiendo para atraer a los estudiantes y tener sus cheques. La competición entre las escuelas mejorará la calidad de la educación y hará que los recursos se usen de manera más eficiente que en manos del gobierno.

Al menos, esa era la idea, extrapolando las buenas propiedades de los mercados competitivos en ausencia de fallos de mercado importantes. Desde Friedman, la literatura teórica ha desarrollado diferentes modelos para analizar el posible impacto del mecanismo de cheque escolar en distintos escenarios. Una característica que se mantiene constante en todos esos estudios es que el diseño de laisser-faire separa a los alumnos por renta y habilidades. Otras consecuencias dependen de los detalles específicos del sistema. 

En un artículo reciente, Epple et al. (2017) [2] repasan la evidencia empírica sobre los programas de cheques escolares. Los autores encuentran resultados encontrados, pero que aún así permiten dar algunas indicaciones sobre cómo limitar algunos de los resultados negativos manteniendo los positivos. En sus palabras, la investigación que ha analizado estos programas intenta contestar cinco cuestiones fundamentales: 
  1. ¿Qué efectos tienen los cheques en los estudiantes que los usan? 
  2. ¿Inducen los cheques una migración no aleatoria de los estudiantes desde las escuelas públicas a las privadas, posiblemente reduciendo el rendimiento de los estudiantes que se quedan en el sector público por efecto de grupo o por otros canales?
  3. ¿Inducen los cheques presión en las escuelas públicas para ser más eficientes, aumentando el rendimiento de los estudiantes que se mantienen en el sector público? 
  4. ¿Cuál es el efecto neto del sistema de cheques en el rendimiento agregado del sistema educativo? 
  5. ¿Qué factores económicos y políticos determinan la existencia y el diseño de los programas de cheques escolares? 
La literatura que ha investigado el tema cubre una variedad de países, incluidos los EE.UU., Colombia, India, Chile, Dinamarca, Países Bajos, Nueva Zelanda, Suecia y Canadá. Hay programas a pequeña y a gran escala; programas financiados por los presupuestos generales del país, otros financiados por rebajas en los impuestos y todavía otros financiados por fundaciones privadas. Finalmente, los programas difieren en su diseño: algunos permiten que la escuela imponga otras tasas y otros no; algunos requieren que la escuela use una lotería cuando tienen exceso de demanda, mientras otros permiten que la escuela elija a los alumnos; algunos se dirigen a un grupo específico de estudiantes y otros se dirigen a otros grupo o a ninguno en particular, y así sucesivamente. En la siguiente entrada presento el sumario sobre las cuestiones planteadas.

Referencias:

1. Friedman, M. 1962. The Role of Government in Education. Chapter VI in Capitalism and Freedom. Chicago and London: University of Chicago Press.

2. Epple, D.; Romano, R.E., y Urquiola, M. 2017. School Vouchers: A Survey of the Economics Literature. Journal of Economic Literature 55(2), 441–492.

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Hace cinco años en el blog: Cuentos de la lechera austriacos y planes de pensiones.
Y también: Sobre la monogamia y sus alternativas.
Y también: Experimentos sobre equidad (1).
Y también: Experimentos sobre equidad (2).
Hace tres años en el blog: Separación por sexos en el aula. ¿No, por principios o no, por evidencias?
Y también: Impresiones andaluzas.
Y también: Los mitos de la razón. El Hombre Flotante de Avicena.
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jueves, 15 de marzo de 2018

Entender los errores para entender los feminismos


Hace un tiempo escribí sobre entender los errores para entender la realidad (aquí). Error tipo I: condenar a un inocente, un falso positivo en un test de embarazo. Error tipo II: dejar libre a un culpable, un falso negativo en el test anterior. Cualquier política diseñada para ayudar al colectivo X tendrá estos dos errores, ayudará a veces a quien no sea de ese colectivo y dejará de ayudar otras veces a quien sí lo es. Cualquier ideología que denuncie el problema Y, a veces denunciará cosas que no son ese problema y a veces dejará de denunciar otras que sí lo son. Es imposible evitarlo, tenemos recursos limitados y somos seres imperfectos. Sin embargo, sí es posible darse cuenta de esto y de no solo querer mejorar nuestras políticas e ideologías, sino también de abrirse a dialogar con quien tiene los mismos objetivos (favorecer al colectivo X y denunciar el problema Y), pero cuya propuesta política o ideológica tiene errores tipo I y tipo II distintos de los nuestros o los pondera de manera distinta.

Voy a extenderme un poco más en esta idea en el tema del feminismo, y me restringiré a las sociedades occidentales avanzadas. No hace tanto tiempo que las mujeres carecían de muchos derechos en estas sociedades. En la próspera suiza no tuvieron el derecho al voto hasta 1971 y en Irlanda todavía no tienen derecho al aborto. Ahora hombres y mujeres tienen, sobre el papel, los mismos derechos, lo que es sin duda un gran avance del siglo 20. Falta que la igualdad sea también efectiva, y ahí las cosas se complican mucho, sobre todo, porque nadie sabe cómo conseguirla al 100%. Desde luego que sabemos muchas cosas que hay que hacer: educar en igualdad (hacer que les niñes ven igual de normal que una mujer sea astronauta a que lo sea un hombre, p.e.), evitar que la selección y promoción en el puesto de trabajo se realice de manera discriminatoria, hacer que socialmente el reparto de tareas en el seno familiar sea aceptado y apreciado, y evitar el acoso y la violencia sexual, entre otras. Lo malo es que no sabemos cómo hacerlo. 

Por ejemplo, hay muchas razones por las que puede haber discriminación en el mercado de trabajo: preferencias contra las mujeres por parte de la empresa, de quien supervisa o del resto de la plantilla; discriminación estadística, o elecciones en la educación, en la inversión en capital humano o en la implicación en las tareas realizadas de manera involuntaria o por gran presión social, entre otras posibles. También hay muchas diferencias en las elecciones voluntarias, con carreras en las que hay mayor presencia masculina y otras con más presencias femenina. Hay distintas razones por las cuales puede suceder eso: condicionantes sociales, genéticos o por dinámicas ajenas a estos condicionantes (como esta). Sabemos que cualquiera de estas razones (o las tres, cada una en distinta medida) puede dar lugar a esas diferencias y sabemos que las tres existen. Lo que no sabemos es cuánto actúa cada una en cada ocasión y cuán maleables son los condicionantes para poder evitarlos a la hora de tomar decisiones libres. Es algo que todavía estamos empezando a estudiar y de lo que solo tenemos resultados parciales. 

Incluso si supiéramos al 100% cuáles son y cómo actúan esos tres condicionantes en cada caso, las políticas propuestas basadas en ellos tendrían sus errores tipo I y tipo II, y distintas personas podrían proponer distintas políticas porque valoran mejor el balance de esos errores que se sigue de ellas. Cuanto más lejos de saber al 100% todo lo relevante acerca de esos tres condicionantes, más se amplía el margen de error. Todo esto importa mucho, porque trasciende la típica disparidad de opiniones sobre si el vaso está medio lleno (hemos avanzado mucho en igualdad) o medio vacío (todavía falta mucho). Lo que ocurre es que en una situación de extrema desigualdad, los errores tipo I (no reconocer una desigualdad que sí existe) son muchos más y mucho más importantes y evidentes que los errores tipo II (encontrar una desigualdad allí donde no la hay). A medida que avanzamos en la igualdad, los errores tipo I, aun existiendo y siendo importantes, son menos y, por el contrario, los errores tipo II empiezan a aflorar y cobrar importancia. Esto es inevitable. 
Esto hace que distintas personas hagan hincapié en unos u otros sin ello querer significar que ninguno está en contra de la idea de la igualdad. Un colectivo de mujeres organiza una campaña #MeToo para denunciar acosos sexuales en el mundo del cine (y no caer en errores de tipo I al dejar pasar una circunstancia discriminatoria). Otro colectivo, también de mujeres, escribe un manifiesto (ver aquí) donde señalan que esa campaña es demasiado agresiva y cae en el error tipo II (se presta a la denuncia sin pruebas y, por tanto a denunciar discriminaciones que no existen). ¿Quién tiene razón? ¿quién es más feminista? Es posible que la razón esté repartida entre ambas (no necesariamente de manera equitativa, que hay que ser ecuánime, no equidistante) y que ambas sean igual de feministas, porque ambas quieren lo mismo y difieren solo en haberse fijado en uno u otro tipo de error. 

Y esto hace también que algunas campañas no tengan por qué ser bien vistas por todes, sin que ello implique ser machista. Como ejemplo, tenemos esta campaña en la que los hombres se autoinculpan de ser machistas (un ejemplo, aquí), no porque discriminen o acosen conscientemente, sino porque han participado o participan inconscientemente de dinámicas que llevan a la desigualdad. De ser aceptadas y promovidas estas autoinculpaciones pueden llevar a situaciones de errores tipo II cuando se da por sentado que no autoinculparse es promover o negar la desigualdad (por no hablar de la posible falta de sinceridad y de ventajismo de algunas de esas autoinculpaciones). Y hace también que la competencia por hacer listas de micromachismos (una, aquí) acabe cometiendo muchos errores de tipo II, llamando micromachismo a unas cuantas cosas que no lo son, o que es muy opinable que lo sean. Podemos seguir con los decálogos y sugerencias para hacer un mundo feminista, que incluyen el rechazo de valores y actitudes asociadas prejuiciosamente al machismo y la aceptación de otras asociadas, también prejuiciosamente, a lo feminista (un ejemplo, aquí). Y continuaríamos con las aceptaciones de que la sexualidad masculina es monstruosa (aquí). Seguiremos aumentando esta lista de errores mientras no seamos conscientes de que lo son, aunque no lo sean del tipo I.

En resumen, dejemos de poner etiquetas de feminista o machista basándonos en la diferencia a la hora de ponderar estos errores, que sobre eso podemos dialogar quienes los ponderamos de manera distinta, y reservémoslas para lo que deben estar: feminista, si luchas por la igualdad efectiva y machista, si deseas o toleras la discriminación o no haces nada por evitarla.

lunes, 5 de marzo de 2018

La huelga feminista del 8 de marzo


Este jueves 8 de marzo, aprovechando el día internacional de la mujer trabajadora, está convocada una huelga feminista. Más que huelga es una jornada de brazos caídos para hacer patente el trabajo de las mujeres. Digo que no es huelga porque, por ejemplo, se pide a los hombres que asuman el trabajo de las mujeres y faciliten su participación en la jornada, tanto si es en el trabajo remunerado como en el no remunerado. Conviene aclarar esto porque entendiendo lo que es se evita uno argumentaciones semánticas que no van a ninguna parte, como hace, por ejemplo, quien critica la jornada haciendo burla de la huelga que no es huelga.

En principio, una jornada de este tipo me parece muy buena idea mientras persista la discriminación de la mujer. ¿Persiste? Sobre el papel hay igualdad de derechos y ya en los estudios universitarios y en muchas profesiones liberales son mayoría. Además, la brecha salarial se reduce mucho cuando se compara por igual trabajo. Pero sigue habiendo discriminaciones, aunque no se observen fácilmente. Lo sabemos por las diferencias al valorar currículos o tareas cuando se sabe el sexo (o alguna otra característica) de la persona frente a cuando se hace a ciegas, o cuando el acoso y violencia sexuales son sufridos en mayor medida por las mujeres. También sigue habiendo diferencias estadísticas muy grandes en las tareas y trabajos a que tienen tendencia uno y otro sexo (o género). No sabemos cuánta de esta diferencia es explicable por causas sociales y cuántas por causas de inclinación genética. Las cosas que hemos empezado a saber no son concluyentes en lo que toca a la maleabilidad de una u otra causa. Lo que sí parece es que estas diferencias pueden acortarse sensiblemente, desde el cuidado de les niñes, a la elección de carrera, y ello sin forzar a nadie a hacer lo que no quiere. 

En todo eso concuerdo con una jornada de este tipo, pero hay cosas que no me gustan de esta convocatoria. Una es el lenguaje del manifiesto de la convocatoria (aquí). Está muy mal redactado, con una manera de escribir que recuerda aquellos panfletos de extrema izquierda, tipo Bandera Roja, llenos de eslóganes y de afirmaciones inconexas, sin el menor intento de realizar una argumentación rigurosa sobre nada y dando por sentado que la verdad les ha sido revelada. La otra es la toma de postura por un tipo de reivindicación feminista que no es inclusiva de todo el feminismo. 

El manifiesto está lleno de referencias al neoliberalismo, al pensamiento único, al heteropatriarcado y al capitalismo como causas de la desigualdad y discriminación. Existe el neoliberalismo, si llamamos a eso la ideología que pide una reducción del Estado a la mínima expresión, pero no como hecho ni, desde luego, como pensamiento único. La apelación al heteropatriaracado solo puede ser retórica. Si se refiere al hecho de que los hombres heterosexuales tienen más poder económico, político y militar, eso ha ocurrido y ocurre en la gran mayoría de las sociedades humanas. Es dar un nombre, no hacer un diagnóstico. Sobre el capitalismo, cualquiera es libre de querer una organización económica u otra, pero estará alejándose del feminismo que no ve las cosas de esa manera. Al fin y al cabo, las sociedades capitalistas son las que más han avanzado en la igualdad de las mujeres, con excepciones puntuales en algunas sociedades del antiguo bloque soviético y en algunos parámetros. 

Feminismo significa igualdad efectiva de derechos entre mujeres y hombres dentro de una sociedad. Ni más ni menos. A partir de ahí se puede diferir en diagnósticos y en políticas encaminadas hacia esa igualdad. Tener disparidad de opiniones no es razón para acusar de no ser feminista a la otra parte. 

Con todo, es mi apreciación que la gran mayoría de quienes apoyen la huelga (mantendré el nombre) no entran en todas esas consideraciones, por más que estén en quienes convocan a través del manifiesto, y lo que querrán dejar de manifiesto es la reivindicación de la igualdad, y esa reivindicación es la que más se entenderá y la que se recuerde. Por otra parte, siempre he sido partidario de quitar símbolos, banderas, gestos y monopolios reivindicativos a quien se quiere apropiar de ellos. Cuanta más gente apoye la igualdad, menos estará esa reivindicación en manos de la parte más iracunda del movimiento. Así, pues, reivindiquemos este jueves la igualdad efectiva de derechos y hagamos visible toda la desigualdad y discriminación que todavía existe y, sobre todo, tengamos la disposición para mejorar el mundo en este sentido.

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Hace cinco años en el blog: En torno a las propuestas sobre ciencia en Izquierda Unida.
Y también: La ética solidaria.
Hace tres años en el blog: Odiosa comparación (7).
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lunes, 26 de febrero de 2018

Las enseñanzas de un experimento natural sobre el uso de los mercados


Hace unos días resumí un artículo que explica cómo usar el mecanismo de mercado para ayudar a los bancos de alimentos para cumplir su misión de repartir comida entre los más necesitados (aquí en Mapping Ignorance en inglés y aquí y aquí en español). Como complemento, hace un par de días tuití sobre lo que nos dice este artículo de interés para quien quiera saber Economía. Estos son los tuits.

1/10
Recientemente, el Journal of Economic Perspectives publicó una joya de artículo: How food banks use markets to feed the poor, de C Prendergast.

2/10
En suma, el reparto de alimentos se hacía por planificación central y pasó a hacerse mediante un mecanismo de mercado basado en subastas. Todo mejoró con el cambio. La experiencia muestra muchas cosas, que paso a señalar: 

3/10
-Cómo funciona un mercado bien diseñado, permitiendo asignar los bienes de manera mucho más eficiente y de acorde con las necesidades y preferencias de cada uno. Los directores de las ONG que participaban y que eran reacios al mercado acabaron siendo sus mayores defensores. 

4/10
-Cómo funcionan las subastas, de manera equivalente al mercado, permitiendo que los precios revelen la escasez relativa de cada bien. 

5/10
-Cómo funciona un mecanismo de negociación, permitiendo que cuando se fija uno en las consecuencias (y no en el prejuicio ideológico) se lleguen a acuerdos óptimos. Es lo que pasó cuando las distintas partes negociaron cómo cambiar el sistema de planificación. 

6/10
-Cómo funciona un sistema monetario. Se creó una moneda ficticia, cuya cantidad siempre iba en consonancia con los recursos reales del sistema. 

7/10
-Cómo la transferencia de rentas es mejor que la alteración política de los precios para procurar la igualdad. Esto se hizo al dar a cada banco de alimentos la misma renta por pobre en la moneda ficticia. 

8/10
-Cómo el acceso al crédito y una política que impedía el sobre-endeudamiento mejoraba las posibilidades de los bancos de alimentos con menos recursos. 

9/10
-Cómo la necesidad de competir en las subastas creó incentivos a cooperar eficientemente. Sucedió cuando los bancos pequeños se unieron ocasionalmente para acceder a lotes de alimentos que podían ser excesivos para cada uno de ellos. 

10/10:
Todo lo anterior sucedió tal y como prevé la Teoría Económica.

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Hace cinco años en el blog: Extrañas afirmaciones de A. Garzón sobre el comercio internacional.
Y también: Experimentos con mercados (1).
Y también: Experimentos con mercados (2)-
Hace tres años en el blog: Grecia: algo más que el juego del gallina.
Y también: Los mitos de la razón. El Demonio de Maxwell.
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martes, 20 de febrero de 2018

Sobre la inmersión lingüística en Catalunya

El pasado domingo tuití unas reflexiones personales sobre el modelo de inmersión lingüística en Catalunya. Fueron bien acogidas por gente muy diversa, lo que me alegra sobremanera. Las recojo en esta entrada.

Preferencias sobre porcentaje de horas de enseñanza en cada idioma por partidos
Fuente: Politikon

1/12
En los años 80, Catalunya partía de una buena base para normalizar el uso del catalán. La lengua era hablada por la mitad de la población y entendida por casi toda ella. La cercanía de las lenguas castellana y catalana ayudaba mucho.

2/12
Esto implicaba que, contrariamente a otros casos (País Vasco, por ejemplo), se podía pensar en diseñar un único sistema escolar para todos los alumnos y que permitiera a todos el dominio de ambas lenguas.

3/12
Un sistema así permite que ningún escolar esté en desventaja por no ser competente en alguna de las lenguas. En el uso de sus competencias constitucionales, en Catalunya se decidió el modelo de inmersión lingüística en catalán con alto consenso entre las fuerzas políticas.

4/12
Desde entonces, han sucedido varias cosas: (i) la implementación de la inmersión lingüística con un número muy reducido de horas en castellano, (ii) solicitudes no aceptadas o dificultadas de familias que pedían más horas de castellano para sus hijos,

5/12
(iii) sentencias del Tribunal Constitucional en relación a la situación del castellano como lengua vehicular en la enseñanza y (iv) el aumento de la representación política partidaria de una mayor presencia del castellano.

6/12
¿Qué hacer con esto?
Legalmente, lo único necesario e imprescindible es cumplir las sentencias del Tribunal Constitucional.
Políticamente, serán los representantes políticos quienes decidan si cambiar el modelo más allá de lo que se requiera para cumplir la ley.

7/12
Ética y democráticamente, el respeto a las minorías y mayorías, debe implicar que la presencia del castellano en la escuela esté más en consonancia con su uso como lengua materna por más de la mitad de la población.

8/12
Con un poco de voluntad, lo anterior tiene fácil arreglo. Un acuerdo para seguir con la inmersión lingüística, pero con más presencia del castellano, sería asumible por todas.

9/12
A eso se le puede añadir la posibilidad de estudiar en castellano a hijas e hijos de gente que está en Catalunya por poco tiempo y de centros que oferten materias en catalán en las grandes ciudades del resto de España para catalanes desplazados a ellas.

10/12
Cuando digo que sería asumible, me refiero en el sentido de cumplir con los objetivos de conocimiento y respeto de ambas lenguas. Si nos colocamos en posiciones maximalistas como (i) más horas de castellano es un paso atrás y más opresión española o...

11/12
... (ii) hay que crear dos modelos educativos, uno en cada lengua, para que se elija, lo que se conseguirá es una mayor polarización de la sociedad catalana y una ruptura del consenso sobre la necesidad de dominar ambas lenguas y del respeto a ambas.

12/12
Claro que habrá políticos que saquen rédito del enfrentamiento, pero debería ser trabajo de todos evitar que sea así.


Hubo tras esto varios diálogos, siempre en buenos tonos. Pongo tres:

Sobre el punto 9/12 me decía (((Alex Estruch)))‏ @AleJanito65:

"Este es el único punto de posible discrepancia para mí. Existía un colegio así, básicamente para hijos de militares, y prácticamente era un guetto. Justifica el que se les considere como a los funcionarios franceses en Argelia."

Respondí así:

"Hay maneras de articular eso. Puedes poner que al segundo año de matrícula ya pase al sistema normal, por ejemplo. En cualquier caso, es solo una manera de mostrar que hay espacio para hablar."

Este es un análisis de mis comentarios más amplio, hecho por Albert Carta9Nyà‏ @ACartanyaA:

Mi humilde opinión sobre tu hilo. LO MEJOR: hablar de este tema sin maximalismos y haciendo propuestas constructivas. LO BUENO: reconocer que corresponde a la sociedad catalana decidir cómo organiza este tema. LO MALO: seguir con que el conflicto es si hay más o menos...

...horas de castellano, cuando lo que debería evaluarse siempre, y actuar si no se cumple, es el objetivo: que alumnos de muy distinta procedencia y lengua materna acaben la enseñanza obligatoria con un buen uso de cat y cast por lo menos.

LO PEOR: obviar que el conflicto principal aparece por la existencia de un reducido número de personas que exigen un supuesto derecho a no aprender el catalán y a poder vivir tranquilamente en cat sin saberlo, ellos y todos sus descendientes

Respondí así:

Gracias por tomarte mi hilo como base de diálogo. Matizo dos cosas:
1. No digo que el conflicto sea más o menos horas de castellano, sino que eso será una parte importante en cualquier renegociación (si se hace) del sistema actual.

2. No obvio otras cosas. De hecho he puesto alguna de ellas entre las posturas maximalistas, que creo hay que aislar consiguiendo consensos entre las que no lo son.

Finalmente, La Santa Hermandad.‏ @BonCriteriMás me señala:

Me parece que usted no ha entendido el fondo del problema. No se trata de si se enseña más de una lengua u de otra, sino de que se ha usado y usa la enseñanza del catalán para difundir el suprematismo y el odio desprecio a los españoles y a España.

El problema es la profunda deslealtad con que se han usado las competencias sobre educación, y el uso vehicular del catalán, para despreciar y atropellar los derechos de los que aman la lengua española en una operación de  macro ingeniería social separatista. (aquí)

Respondí así:

Ese es otro problema, aunque relacionado con el anterior. Mi hilo era acerca de la política lingüística en la enseñanza. El problema de la manipulación y adoctrinamiento, allá donde se dé, es otro. Para el de la presencia del castellano hay cosas fáciles de hacer.

Para el de la manipulación y adoctrinamiento, todo será más difícil. Primero, habrá que documentarlo y el gobierno central deberá usar sus competencias en educación, que algunas tiene: por ejemplo, vigilar la calidad de los contenidos que son comunes a todas las comunidades.

A partir de ahí, el problema es social. Si hay manipulaciones en alguna escuela, padres y profesores no manipuladores deberían tener voz y libertad para denunciar. Puede no ser fácil, todo pasará por que cada vez esta parte de la sociedad tenga más voz y espacio.

Las leyes poco pueden hacer ahí, pero los políticos y otros actores sociales, sí podrán ayudar.

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Hace tres años en el blog: El programa económico de Ciudadanos.
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sábado, 20 de enero de 2018

Eduardo Garzón y las pensiones, un ejemplo de cómo no hacer análisis económicos


Eduardo Garzón ha publicado recientemente un artículo en el que defiende que no hay necesidad de poner impuestos para asegurar las pensiones. Esto es lo que dice en cada uno de sus nueve párrafos:

1. Presenta la tesis: pagar pensiones con impuestos no es de izquierdas porque está la alternativa del déficit. El déficit no es malo.

2. Analogía de las pensiones con la Seguridad Social y la educación, presentan déficit y son cosa buena. La pensiones también pueden presentar déficit.

3. Hoy no se hace por el Pacto de Toledo y es lo que provoca que se aumente la edad de jubilación, que se congelen,…).

4. Al aislar las pensiones, cuando tienen déficit se aprovecha para señalar que son insostenibles y promover las privadas.

5. El déficit público no es malo. Decirlo es neoliberal.

6. Empresas y familias se endeudan, ¿por qué no el Estado?

7. Por eso no hay que acabar con el déficit de la Seguridad Social, que pase a déficit del Estado.

8. Medidas para reducir el volumen del déficit:
  • Reducir el fraude laboral
  • Eliminar tope de cotización (con esto, 8.000 millones más de recaudación)
  • Eliminar bonificaciones (4.000 millones)
  • Aumentar prestaciones por desempleo, que cotizan, y que coticen prácticas y becarios
  • Elevar el salario mínimo
  • Crear empleo de calidad. Como el sector privado no sabe, que lo haga el público
9. Lo anterior soluciona el problema de las pensiones.

Analicemos su argumentación. En los párrafos del 1 a 7 comete varios errores de bulto:

(i) Aún sin aislar las pensiones en cuenta aparte, eso no dice nada acerca de qué es lo mejor, si financiar con impuestos o con déficit del Estado. La analogía con SS y educación para defender esa idea solo sirve para apelar a los sentimientos, puesto que nada dice acerca de la conveniencia del déficit de Estado. Si sirve para algo, sería para decir que las pensiones pueden financiarse no solo con cotizaciones sino también con impuestos. Garzón habla como si los demás economistas estuvieran en contra de esa idea por razones ideológicas. No es así a corto plazo, pero no es tan buena idea como parece (ver punto e aquí). 

(ii) Nadie dice que haya que tener por fuerza un déficit cero. Lo que se dice desde la Economía es que los suyo es tener déficits que se puedan financiar y que sean por buenas razones (inversiones en momentos especiales, gasto en época de crisis,…).

(iii) Garzón parece olvidar que financiar con déficit es también financiar con impuestos futuros.


Veamos ahora las medidas que propone en el párrafo 8, con las cuales según él no haría falta nada más, ni impuestos ni déficit. Solo cuantifica dos de ellas (la segunda y la tercera), aunque no sabemos de dónde salen los números. En cualquier caso, están muy lejos de las decenas de miles de millones de euros que harán falta en el futuro no lejano. La eliminación del fraude laboral estará bien (la primera), pero eso no es una medida, es un deseo, una piel de oso que no se debe vender antes de cazado y que incluso una fuerte campaña para reducirlo implicará en el mejor de los casos pequeñas reducciones anuales.

La cuarta medida, aumentar prestaciones por desempleo que cotizan, aumentará efectivamente las cotizaciones, pero por fuerza aumentará en mucha mayor medida el déficit público. Si una prestación paga un 30% de cotización quiere decir que para reducir el déficit de las pensiones en 30 tienes que aumentar el déficit general en 100. Lo mismo ocurre para las becas dadas por organismos públicos (muchas ya lo hacen).

Elevar el salario mínimo (quinta medida) aumentará y hacer que las prácticas coticen (incluida en la cuarta) aumentará la cotización en la medida que aumente la masa salarial por esta razón. Sin embargo, el número de trabajadores afectados será poco, el 3,5% de afiliados a la Seguridad Social, y el impacto sobre las cotizaciones será pequeño. Corresponde a Garzón cuantificar esto, ya que es quien dice que las cuentas salen.

Crear empleo de calidad es un deseo, no un plan. Además, que lo va a crear el sector público es un deseo muy atrevido. No dice cómo ni cuál será el impacto.

El último párrafo afirma, sin haberlo demostrado, que con estas cuentas de la lechera ya sabe que sus medidas serán suficientes para pagar las pensiones y hacer una España más social.

Resumiendo, el artículo de E. Garzón se resume en que no hace falta poner impuestos para pagar las pensiones porque se pueden subir un poco las cotizaciones y tirar un mucho de déficit. Todo lo demás es relleno que no tiene nada que ver, pero que le sirve para decir que los que no piensen así son neoliberales, izquierda traidora o interesados en promocionar los planes de pensiones privados.

Y hay quien le hace caso.

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lunes, 8 de enero de 2018

Usar los mercados para ayudar a los pobres (2)

Esta es la segunda parte de la versión en español de mi artículo de diciembre en Mapping Ignorance. Debe leerse la primera parte para entender esta.



Para resolver las ineficiencias descritas anteriormente, Feeding America juntó un comité para rediseñar el sistema. En el grupo había ocho directores de directores de bancos, tres miembros de Feeding America y cuatro profesores de la Universidad de Chicago. Después de discusiones y posiciones iniciales reacias, el comité sugirió, y Feeding America adoptó, lo que se llamó el Sistema de Elección, un mecanismo basado en el mercado donde los bancos pujan por cargamentos de comida dos veces al día después de que su contenido se haya publicado. A continuación se describen los detalles.

Feeding America y, en general, toda la gente involucrada estaba preocupada de las desigualdades entre bancos que un mecanismo de mercado pudiera generar, puesto que unos están localizados en áreas más ricas que otros y pueden recolectar dinero más fácilmente. Después de todo, estas personas estaban corrigiendo desigualdades en una sociedad capitalista. Para evitar esto, el sistema usa su propia moneda, llamada “participaciones” (shares), que solo puede usarse para comprar comida de Feeding America, quien emite la moneda ficticia en forma de un número en una cuenta para cada banco. Esta medida asegura que todos los bancos tienen las mismas participaciones por pobre.

El comité mostró también una gran preocupación por que los bancos más grandes pudieran beneficiarse del sistema de manera desproporcionada. Las pujas se diseñaron del tipo “sobre cerrado”, de manera que no requiriera gastar tiempo en realizar sucesivas pujas, como ocurre en diseños alternativos, como la subasta ascendente, lo que hubiera perjudicado a los bancos pequeños con poco personal. Además, se permitió a los bancos pedir prestadas participaciones (con ciertas condiciones y límites, para evitar que se acumulen deudas) para asegurar que pudieran pujar en cualquier subasta si lo deseaban. Finalmente, se permitió también a los bancos el juntarse para pujar por los cargamentos, lo que ayudó a los bancos pequeños que solo podían acceder a una fracción de una donación.

La subasta a sobre cerrado también sirve al propósito de no hacer esperar demasiado a los donantes, puesto que así todos los bancos participan simultáneamente, en lugar de hacerlo de manera sucesiva. Otra medida encaminada en esta dirección es que a los bancos se les permite hacer pujas negativas, lo que significa que las donaciones menos deseables fueran también recogidas rápidamente. A los bancos incluso se les permite vender parte de los bienes que les llegan de los donantes locales.

La manera en que los bancos respondieron al nuevo mecanismo permite a Prendergast (2017) señalar el éxito del Sistema de Elección. Una de las primeras observaciones es la gran disparidad de precios que se obtienen en las subastas para las diferentes clases de alimentos (y de algunos otros bienes que también son objeto de donación, como algunos productos de limpieza o platos y cubiertos desechables). Una libra de los bienes más demandados (cereales, pañales, pasta o carne preparada) puede llegar a alcanzar un precio 40 veces más alto que una libra de los productos menos deseados (hortalizas, bebidas y lácteos). Esto refleja el valor marginal de los productos según reflejan los bancos después de haber recibido sus donaciones locales. De esta manera los bancos en las áreas pobres pueden concentrar sus pujas en los cargamentos más baratos y obtener muchas más libras de alimentos. La gran diferencia observada entre lo que los bancos obtenían con el viejo sistema y lo que obtienen con el nuevo es una medida del éxito del Sistema de Elección. El hecho de que los bancos más pequeños y pobres usen créditos de Feeding America y que realicen pujas conjuntas son otras muestras del buen diseño del programa. Finalmente, los bancos en áreas ricas no suelen hacer uso de todas sus participaciones, e incluso ponen parte de sus stocks a la venta dentro del sistema, lo que permite que los bancos pobres tengan más de todo aun cuando tengan relativamente más de los bienes baratos.

Los directores de los bancos pobres, inicialmente más reacios al nuevo sistema, acabaron siendo los más entusiastas defensores del Sistema de Elección.

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sábado, 6 de enero de 2018

Usar los mercados para ayudar a los pobres (1)

Esta es la primera parte de la versión en español de mi artículo de diciembre en Mapping Ignorance.


Los mercados competitivos son sin duda el mecanismo económico más estudiado. La Teoría Económica explica razonablemente bien, al menos para una ciencia social, sus propiedades y su éxito a lo largo de la historia. Tenemos experimentos de laboratorio (véase aquí y aquí), y amplia evidencia histórica de que una sociedad orientada al mercado mejora a una que se aparta de él. Ha ocurrido en democracias como India, en dictaduras de izquierda como China y en dictaduras de derecha como la del Chile de Pinochet. Sin embargo, fuera del laboratorio no hay muchos ejemplos donde podamos seguir la pista a los cambios desde un sistema altamente regulado a uno pro-mercado aislándolo de otros cambios y controlando las distintas variables. Un ejemplo temprano se encuentra en Radford (1945) [1], quien documentó la economía de los campos de prisioneros de guerra alemanes hacia el final de la Segunda Guerra Mundial. Primero, cada prisionero recibía una asignación de bienes por parte de la Cruz Roja (economía planificada), después los prisioneros intercambiaban bienes entre sí (economía de intercambio) y usaban cigarrillos como moneda (economía monetaria).
Prendergast (2017) [2] documenta y analiza una transición reciente y organizada desde un mecanismo de planificación central a un mercado en un sector muy específico: la distribución de comida a los pobres vía bancos de alimentos. Esta es la historia.

Feeding America es una ONG de los EEUU., que recibe 150 millones de kilogramos de comida al año de diferentes donantes, y que las distribuye entre los pobres en todo EEUU. a través de bancos de alimentos locales. Anteriormente a 2005, la distribución se hacía según el sistema “espera tu turno”. Los bancos de alimentos local se ordenaban en lista de espera según una medida de cuánta comida habían recibido ya en relación al número de pobres en el área del banco. Cuando Feeding America recibía una donación, llamaba al primer banco de la lista para ofrecerle el cargamento. El banco tenía entre 4 y 6 horas para contestar aceptando o rechazándolo. Si lo rechazaba, se llamaba al siguiente banco en la lista. Había razones por las que un banco podía no querer un cargamento de ayuda, entre ellas, el hecho de que debían hacerse cargo del coste de transporte. Si el donante estaba muy lejos o si el cargamento consistía en bienes para los que el banco no necesita o que no puede almacenar adecuadamente, podía rechazar el cargamento. Hay tres características adicionales que conviene mencionar para entender el resto de la historia. Primero, en este sistema todos los bancos terminaban recibiendo en media un conjunto de alimentos similar. Segundo, para los bancos locales, Feeding America no era la única fuente de donaciones, ya que cada uno tiene sus propios donantes locales. Tercero, incluso si un banco rechazaba una donación, el sistema recalculaba su posición en la lista como si la hubiera aceptado. Esto último se hacía para desincentivar los rechazos y no causar un contratiempo a los donantes, haciéndoles esperar para recoger un lote que han decidido donar y que ocupa espacio de almacenamiento. El objetivo de este mecanismo era asignar un número igual de kilogramos de comida por pobre, y los números muestran que este objetivo se conseguía con mucha precisión.

El sistema centralizado presentaba dos problemas principales. El primero es la variedad de las características de los bancos locales, algunos reciben muchas más donaciones de otros donantes que otros, y distintos bancos tienen distintas capacidades de almacenamiento. Sin embargo, Feeding America no tenía información sobre estas características. Esto significa que los bancos son muy heterogéneos en sus necesidades de diferentes tipos de alimentos. Por ejemplo, un banco de alimentos en Idaho probablemente no necesite más patatas, o uno en Wisconsin puede no tener uso para más productos lácteos. El segundo problema es que el sistema no permitía ofrecer el mismo cargamento a más de un número reducido de bancos, puesto que cada oferta implicaba un tiempo de espera de varias horas.

Referencias:

1. Radford, R. A. 1945. The Economic Organisation of a P.O.W. Camp. Economica 12(48), 189–201.

2. Prendergast, C. 2017. How Food Banks Use Markets to Feed the Poor. Journal of Economic Perspectives 31(4), 145–162.

(Continúa aquí.)

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