Biológicamente, los dos sexos (masculino y femenino) somos distintos. Hay más posibilidades, como el hermafrodita, pero voy a centrarme en los casos anteriores. También somos distintos psicológicamente. Por ejemplo, la mayoría de hombres se sienten atraídos por las mujeres y la mayoría de mujeres, por los hombres. Hay más diferencias psicológicas y también hay más posibilidades de atracción. Todas estas cosas están aceptándose cada vez mejor. Lo que no se acaba de aceptar, y creo que tardaremos mucho en resolver, es cuáles deben ser las consecuencias sociales de toda esta diversidad. No me refiero a derechos, que también vamos avanzando en la buena dirección, sino a ciertas actitudes y comportamientos. Por ejemplo, a veces no tenemos claro cuándo un flirteo deja de ser apropiado o cuándo está o no está bien que una persona se acerque a otra con el interés de intimar, y de qué manera estos comportamientos son o deben ser distintos entre los dos sexos.
Con respecto a todo esto, hace poco tuve la siguiente experiencia. Fui con un grupo de amigos a ver a las divas de Stradivarias, un espectáculo repleto de música y humor, como se anuncian. Es muy bueno y lo recomiendo sin reservas. Dentro del espectáculo ocurre lo siguiente (spoiler alert). Las cuatro intérpretes le echan el ojo a uno de los hombres del público y le hacen guiños e insinuaciones, como que todas se hubieran prendado de él. En un momento simulan que una de ellas recibe un regalo suyo, un anillo, dejando a las otras celosas y provocando situaciones hilarantes. La cosa sube de tono cuando invitan al deseado al escenario (no, no era un actor entre el público, era uno de mis amigos). Allí se lo disputan, lo llevan entre bambalinas adonde, una detrás de otra, pasan las cuatro divas. Se oye un golpe de rechazo a la primera (en realidad era un actor/músico disfrazado de mujer, que hacía de fea), pero cuando entra cada una de las otras tres (estas sí son mujeres) los sonidos que se oyen no dejan lugar a dudas sobre lo que ocurre. Tras el último asalto sale el hombre exhausto, como un púgil que hubiera luchado un largo combate, con detalle de la toalla al hombro incluido. De vuelta a su asiento, las insinuaciones siguen. Por ejemplo, la diva del contrabajo le dice que tocará el instrumento como si fuera él y lo toca de manera muy provocativa y sensual.
Todos en el público reímos los gags, no había nada soez, todo se hacía con mucha elegancia. Mi amigo confesó haberse sentido muy bien tratado en el escenario, donde le iban dando con mucho tacto y profesionalidad indicaciones de qué hacer.
Tras acabar la obra se me ocurrió preguntar a las mujeres del grupo, que también celebraron la actuación, cómo se hubiera recibido la situación contraria, con varios hombres que sacaran a una mujer al escenario, la llevaran entre bambalinas y simularan acciones amorosas. "Se hubiera recibido muy mal" me dijeron. La pregunta era retórica, todos sabíamos la respuesta y todos pensamos que así debía ser.
Este tipo de cosas me hace reflexionar. ¿Qué implicaciones tiene la igualdad de sexos para este tipo de situaciones? ¿Queremos ir a una igualdad en la que sea bien recibida la escena a la inversa? ¿en la que sea mal recibida la escena que todos celebramos? ¿en la que este tipo de cosas se queden como están? Lo que queremos, ¿es algo factible? ¿es urgente? No tengo la respuesta (aunque tengo mi opinión, que cambiaré, como siempre, según los datos), pero me parece que siempre o, por lo menos, durante los próximos muchos años, habrá una asimetría en el trato entre sexos que no tiene por qué ser mala en ningún sentido ni tiene por qué ser base ni excusa de ningún tipo de discriminación.
Miremos este experimento: una mujer pregunta a 100 hombres si quieren acostarse con ella, un 30% responden que sí. Cuando un hombre pregunta a 100 mujeres, ninguna acepta. Queda claro que algunos hombres sospechan que la pregunta no va en serio, pero aún así no les parece mal seguir la broma y aceptar. Las mujeres, sospechen o no que la pregunta no es real, no responden que sí ni en broma.
Hay una asimetría aceptada por todas las partes. Los hombres no se sienten ofendidos por este tipo de insinuaciones. Las mujeres, sí. Y ahora vienen las demás preguntas, ¿cuántas actitudes asimétricas tenemos? ¿cuáles son tolerables y cuáles no? ¿que hombres y mujeres tiendan a diferir entre ser más activos o pasivos en las distintas fases del cortejo o de la relación está entre ellas? ¿coinciden actitudes las que nos parecen no tolerables con aquellas que podemos cambiar?
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Hace tres años en el blog: El tercer paso alemán
Hace cinco años en el blog: La mala ciencia.
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