No se ha aprobado la ley Sinde (de momento). Recordemos que únicamente trata regular un mecanismo particular que facilita una manera particular de hacer copias de un tipo particular de obras de creación intelectual; específicamente, para limitarlo y prohibirlo. En el debate que esto ha provocado se han mezclado, no podía ser de otra manera, demasiados asuntos que no tienen que ver con esas concreciones. Vamos a intentar poner un poco de orden.
- La conveniencia de que haya producción intelectual.
- La conveniencia, para conseguir el punto 1, de que quien cree pueda verse recompensado por su creatividad.
- La conveniencia de limitar las copias otorgando un poder de monopolio al creador (o a quien tenga los derechos de copia) sobre la copia en poder de un particular.
- La conveniencia de penalizar el copiado castigando el soporte, bien imponiendo un canon, bien prohibiendo el uso del soporte para el fin de copia (un servidor de internet).
- La conveniencia de perseguir como infractor al que proporciona el soporte que se usa ilícitamente.
- La conveniencia de perseguir a quien realiza la copia.
Nadie, creo, que se opone al punto 1 ni al 2. El punto 3 empieza a ser peliagudo. En la totalidad de los discursos que he oído y leído favorables a la ley Sinde se identifica el rechazo a la ley con la reivindicación de la gratuidad de las obras intelectuales y se identifica también la copia no autorizada con el robo. También se ha identificado la copia con el plagio. En otro nivel se identifica el monopolio intelectual sobre la copia como la única manera en que los creadores pueden ver reconocido su trabajo (punto 2) y como una de las mejores maneras de conseguir que la creación intelectual no decaiga (punto 3).
Pues bien, cada una de las tres identificaciones anteriores es falsa.
Rechazo a la ley no es igual a reivindicación de gratuidad: Cada creador (o su editor, que es quien normalmente tiene el derecho de copia) puede seguir poniendo precio a todo lo que considere oportuno y que esté en su mano, y que son muchas cosas más que a la autorización o prohibición de la realización de nuevas copias a partir de las privadas. Casi ningún autor de literatura o de música vive de los derechos de autor. Son todas las demás actividades las que reportan la inmensa mayoría de los ingresos. Algunas veces estas actividades tienen que ver con su faceta artística (un escritor que gana un premio literario, que es profesor, periodista, tertuliano, conferenciante,....) y a veces no. Cuando lo es, muchas veces los recursos proceden de las arcas públicas (desde los conciertos subvencionados, que son la mayoría, a la plaza de profesor de literatura). Todo eso es coste y es precio y nadie propone anularlo para que haya una gratuidad de la creación.
La copia no igual al robo: Cuando algo se roba, el dueño deja de tener ese algo. Hacer una copia de un disco no le priva a nadie de su disco original. Me explayé sobre esto y sus consecuencias económicas aquí.
La copia no es igual al plagio: La copia reconoce la autoría. La inclusión de imágenes, párrafos, acordes,... de una obra en otra, si está reconocida la autoría (de manera explícita o de manera obvia, por ser la obra archiconocida) no solo no es plagio, sino que permite la creación de nuevas obras.
El monopolio intelectual no es igual al fomento de la creación intelectual: Hay, como ya hemos visto, muchas maneras en que el creador se puede beneficiar de su obra. No hay ningún dato que indique que una mayor "protección" en el sentido de aumentar el poder de monopolio intelectual incremente la creación, ni que el mejoramiento de las técnicas de copiado la disminuyan (véase aquí). Con lo último sí disminuye alguna actividad. La venta de los caros CDs ha disminuido, pero la creación y la actividad musical está mejor que nunca.
La copia no limita la creación y ayuda a su difusión. Esto es lo único que tiene alguna evidencia empírica. Lo demás son especulaciones en contra de ella. Véase también esto.
En resumen: la producción intelectual no disminuye por las copias, el incremento del poder de monopolio intelectual no incrementa la producción intelectual y tiene efectos adversos sobre la difusión, sobre el sector de la informática y sobre la libertad y la intimidad de las personas (puntos 4, 5 y 6).
En otras palabras El paciente no esta enfermo, la medicina no lo mejora y tiene graves efectos secundarios.
El problema es que no es lo mismo la copia que la distribución. A mí me parece legítimo hacer una copia de algo que hayas comprado, pero no el distribuirlo.
ResponderEliminarEs como si el comprar un ejemplar de una novela nos otorgara el derecho a hacer una nueva edición de ella, por la que el autor no cobraría nada, y venderla en todas las librerías a precio más barato que la original. A mí me resulta absurdo, y absolutamente dañino.
Aplausos, por favor.
ResponderEliminarBuen resumen, amigo JL. Siempre se puede contar contigo para poner de modo comprensible muchas cuestiones de actualidad.
Por eso eres uno de mis blogs de referencia ;)
El problema es ese, Cato, que antiguamente no había la capacidad de distribución que tiene un particular con respecto a una obra concreta. Es decir, antes yo podía dejar un libro o una película a 3 personas que leerían o verían de forma gratuita -o a mi costa- y que GENERALMENTE NO comprarían después (que es una de las grandes falacias o embustes que circulan por la Red); pero es que ahora cualquiera puede distribuir una obra hasta llegar a un centenar de personas (en el caso de ebooks tan sólo mandando copias en correos) y en el caso de películas o música subiendo los archivos a páginas de alojamiento. Aparte de la diferencia de dejar un libro físico a 3 personas, una detrás de otra, y no a la vez, como se puede hacer ahora.
ResponderEliminarOtro punto es que antes uno tenía un libro o un vinilo y le daba un valor -incluso emocional-, que ahora no se da, al haber un mercado desbordado
Creo que esta es una de las grandes diferencias con respecto a antes, aparte de las ya comentadas.
Mi visión es que de aquí a 4 ó 5 años el mundo artístico va a decaer bastante, tanto en calidad como en cantidad. Después, si se consigue un modelo sostenible en el que los precios no estén hinchados, y el usuario vuelva a valorar las obras, quizás mejoren las cosas.
Gracias, Radagast.
ResponderEliminarCato y KC:
Lo que decís de la copia y distribución fáciles es muy cierto, esa es una novedad que nos traen las nuevas tecnologías. Yo soy partidario de la copia y distribución libre, pero estoy dispuesto a transigir con la distribución comercial, aunque no veo argumentos empíricos que muestre que sea dañina.
Hay muchos ejemplos de libros, documentos, bases de datos, discos,,,, que están disponibles en formato libre y pagando y que así todo han generado ingresos para sus autores. La preferencia por el original, la garantía del proveedor, el servicio postventa, los ingresos adicionales asociados a la obra (consultoría, conciertos, conferencias,...) son, entre otras razones, explicaciones de lo que pasa y seguirá pasando.
¿Será suficiente? A mí no me cabe duda de que el pesimismo de KC no es realista y que KC le hará volver a decir dentro de 4 o 5 años lo mismo, es decir, que el decaimiento del mundo artístico sucederá dentro de otros 4 o 5 años. Llevamos ya bastantes años con P2P, Internet,... (en los EEUU todavía más) y no hay señales por ninguna parte de que la producción artística disminuya.
Eso, por hablar de la cantidad. La calidad depende todavía mucho menos de los mecanismos particulares de copia y distribución.
La clave es la finalidad de qualquier ley (y de la política en general) que debería ser lograr el mayor nivel de bienestar (utilidad) para el mayor número de ciudadanos. Sin duda, la generalización del hecho de compartir contenido audiovisual(y no sólo de entretenimiento, sino también cualquier tipo de software) de manera gratuita ha supuesto un gran incremento en la difusión de contenidos relacionados con el entretenimiento (y como también digo, con el conocimiento), y por tanto un aumento en el bienestar general. Por tanto, el efecto social de este tipo de leyes sería claramente negativo (el aumento? de beneicios de los creadores de contenidos no compensa la pérdida de utilidad de la mayoría).
ResponderEliminarNo, JL, no digo que decaerá dentro de 4 ó 5 años, digo que ya está decayendo hasta quizás dentro de. Evidentemente la crisis hace mella, pero es que el tema cultural y/o entretenimiento tiene 2 crisis, por no decir 3.
ResponderEliminarEn cuanto a la calidad, la crisis hace que los servicios la pierdan, imagínate un sector con 2 crisis. Evidentemente, la afirmación es relativa, porque depende de varios factores, entre ellos la percepción subjetiva de calidad, pero sin industria técnica detrás las canciones no sonarán mejor, las películas serán fasts foods a que nos tienen por otro lado acostumbrados algunas productoras y los libros no los leerá ni el Tato sin promoción detrás.
http://www.expansion.com/2009/08/25/entorno/1251225275.html
http://noticiasaudio.com/2010/06/09/thom-yorke-la-industria-discografica-se-esta-hundiendo/
http://www.jornada.unam.mx/2009/08/02/index.php?section=espectaculos&article=a08n1esp
http://www.escritores.org/index.php/recursos-para-escritores/articulos-de-interes/783-tusquets-cada-vez-se-venden-mas-best-sellers-y-menos-libros-de-calidad
http://www.concdecine.com/actualidad/noticia/el-leon-de-la-metro-se-muere--los-estudios-estan-en-quiebra-1993
Sí, está claro que podemos decir que de todo esto tiene culpa la crisis y no la facilidad de distribución actual que hace que un producto llegue a 100 manos habiendo pagado 1. Pero es un espejismo que caerá por sí mismo. Lo que dicen del autor 2.0 no me lo creo, porque el autor necesita los hilos que mueve la industria que comercializa sus obras. Y aunque la industria, y sus ejecutivos, han tenido gran parte de culpa de todo este tema, creo que ahora colaborarán más con los autores, si quieren hacer algo. Aquí el autor es el que menos pinta, y me hace gracia todo lo que se dice sobre ellos, porque es no tener mucha idea de cómo funcionan los diferentes mundillos.
En síntesis, no digo que sea peor o mejor, ojo. Creo que es una fase más dentro de la evolución de cualquier sistema dinámico.
Lo que sí creo es que estás bastante despistado, JL. Pero el tiempo dirá, como siempre.
Saludos.
"Hacer una copia de un disco no le priva a nadie de su disco original."
ResponderEliminarYo aún diría más: lo que llamamos "disco original", por haber vivido siempre en el lenguaje de la industria, es obviamente una copia. La cuestión es que hoy día todos tenemos en nuestra casa la tecnología necesaria para hacer copias, por lo que no tiene sentido una industria que se limite a fabricar copias, almacenarlas en unos soportes físicos, transportar esos soportes a unos puntos de venta, etc. cuando se puede saltar directamente de autor a cliente sin incurrir en todos esos costes que, a fecha de hoy, son simplemente absurdos.
(Y luego el contenido del soporte te lo tienes que digitalizar tú en tu casa para poder oírlo en el metro, y el soporte a criar polvo en una estantería)
Anómimo, Pedro:
ResponderEliminarEso es lo que está estudiando la literatura económica moderna.
KC:
Si se publican 10 títulos, seguro que la calidad media es mayor que cuando se publican 1000, pero los 10 mejores de los 1000 seguramente serán mejores que aquellos 10. Esta es una ley bien observada. Pasa lo mismo con la generalización de cualquier bien o servicio, desde los viajes en avión hasta la enseñanza universitaria.
La industria musical nunca ha estado mejor que ahora en toda la historia de la humanidad, lo mismo pasa con la producción literaria o de películas (a pesar de bajones puntuales en algún año, y cuidado que Hollywood es solo una parte de la producción). Lo que menos copia tiene está quedándose al margen de estos esplendores, como el teatro no musical.
Si te preocupa mi ingenuidad te confesaré algo. Hasta que me tocó enseñar unos temas sobre patentes e innovación tecnológica en un máster y publicar alguna cosa al respecto pensaba con el paradigma clásico que se repite por los defensores del monopolio intelectual: sin él no es posible la creación. A raíz de interesarme sobre el tema leí la última literatura económica. Casi todo lo que se publica en los últimos 10 años pone en entredicho esta visión antigua. La evidencia empírica y los nuevos modelos van en la dirección contraria. Han sido los nuevos datos lo que me han hecho cambiar de opinión, no la ingenuidad.
Felices fiestas a todos.
En esto, estamos TOTALMENTE de acuerdo, José Luis. Gracias por compartir esto.
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