Adam Smith frente a Hobbes
Sin duda, el Leviathan de Hobbes (1651) constituye la obra que culmina una visión negativa sobre la naturaleza del ser humano. La expresión homo homini lupus resume bien esta perspectiva, que alcanza su máxima expresividad en la célebre cita:
“Por tanto, todas las consecuencias que se derivan de los tiempos de guerra, en los que cada hombre es enemigo de cada hombre, se derivan también de un tiempo en el que los hombres viven sin otra seguridad que no sea la que les procura su propia fuerza y su habilidad para conseguirla. En una condición así, no hay lugar para el trabajo, ya que el fruto del mismo se presenta como incierto; y, consecuentemente, no hay cultivo de la tierra; no hay navegación, y no hay uso de productos que podrían importarse por mar; no hay construcción de viviendas, ni de instrumentos para mover y transportar objetos que requieren la ayuda de una fuerza grande; no hay conocimiento en toda la faz de la tierra, no hay cómputo del tiempo; no hay artes; no hay letras; no hay sociedad. Y, lo peor de todo, hay un constante miedo y un constante peligro de perecer con muerte violenta. Y la vida del hombre es solitaria, pobre, desagradable, brutal y corta.”
Después de Hobbes, Locke y, sobre todo, Rousseau (1762) defendieron una visión contraria, más cercana al mito del buen salvaje. Con todo, la alternativa a Hobbes no tiene su obra culminante hasta Adam Smith (1776) y su mano invisible, que explica cómo puede ocurrir que el egoísmo personal no implique una sociedad en la que prevalezca la visión de Hobbes. La cita de Adam Smith no es menos famosa que la anterior de Hobbes:
¨No esperamos nuestro sustento de la generosidad del carnicero, del cervecero o del panadero; lo esperamos del cuidado que ellos tienen en su propio interés. No nos dirigimos a su sentimiento humanitario, sino a su egoísmo, y jamás les hablamos de nuestras necesidades, sino de las ventajas que ellos lograrán. Si exceptuamos a los mendigos, nadie quiere depender fundamentalmente de la generosidad de sus conciudadanos.¨
La Teoría del Equilibrio General es el cuerpo teórico inspirado en las ideas de Adam Smith. El Primer Teorema del Bienestar, que afirma que si se dan una serie de supuestos los mercados competitivos son eficientes, constituye una de las piezas claves de esta teoría. Por supuesto, ni Adam Smith ni los economistas neoclásicos creían que los mercados fueran siempre eficientes.
La Teoría de los Juegos presenta el marco teórico que generaliza el concepto de equilibrio a muchas de las situaciones en las que no se cumplen los supuestos del Primer Teorema del Bienestar. El problema del equilibrio del oligopolio, la negociación sobre las externalidades, el diseño de mecanismos para la provisión de bienes públicos y el tratamiento de la información asimétrica son problemas económicos que encuentran su acomodo natural en la Teoría de los Juegos.
Si hay un modelo de juego que se pueda elegir como arquetipo enfrentado a la mano invisible de Adam Smith, ése es sin duda el dilema del prisionero. Recuérdese que en este juego, la cooperación ofrece un buen resultado para los jugadores, pero que no cooperar (si los demás cooperan) ofrece un resultado todavía mejor a cada individuo. El resultado es que, con este razonamiento, cada uno deja de cooperar y el resultado es malo para todos. Esto es lo que hace que entre todos contaminemos más de lo que querríamos, que seamos menos cuidadosos con el medio ambiente, que no paguemos impuestos si no nos obligan,…
Pasa algo parecido a lo que se señaló en el juego de los conductores:
-Si los demás cooperan, yo mejor dejo de hacerlo. De hecho, si los demás no cooperan, también es mejor que yo deje de cooperar.
-Claro, pero si todos cooperamos estamos mejor que si todos dejamos de cooperar. Si todos pensaran como tú, estaríamos todos peor.
-Pero es que si todos piensan como yo, no voy a ser yo el único tonto que no piense como yo.
Obsérvese que el dilema del prisionero es un juego realmente sencillo. Literalmente son cuatro números. Sin embargo permite reflejar situaciones reales de relevancia y ofrecer un análisis nada trivial. De hecho, el dilema del prisionero subyace a situaciones tan dispares como la formación de cárteles, el exceso de contaminación y la falta de investigación básica en el sector privado.
A riesgo de simplificar demasiado, puede decirse que la Teoría de los Juegos permite, junto con la Teoría del Equilibrio General, aclarar en qué circunstancias funciona la mano invisible de Adam Smith y en cuáles, siguiendo a Hobbes, el humano es un lobo para el humano.
Como reseña historica comentar que Aristoteles ya da cuenta de la motivacion racional de la colaboracion humana.
ResponderEliminarNunca he acabado de entender lo de Hobbes y su "visión negativa" de la Humanidad, sobre todo cuando sus textos se refieren a una sociedad y un contexto histórico que no se distinguía por su pacifismo. Sencillamente creo que describe la realidad anterior a la creación de la idea de Estado, que elimina, teóricamente, el "estado de Naturaleza" del que se procedía. Y creo que su obsesión era esa, crear un sistema jurídico-económico que hiciera alejarnos de lo que luego se denominaría "darwinismo social". Pero no creo que el amigo Hobbes se empeñara en ver una realidad negativa, sino que es posible que dada su posición supiera mejor que nadie sobre qué se generaban las conductas humanas. Y visto lo visto, tampoco es que estuviera muy equivocado... De hecho, creo que Richard Dawkins le debe bastante a este señor, cuando escribió aquello de "El gen egoísta". Por supuesto, eso no quiere decir que toda su filosofía fuera perfecta.
ResponderEliminarSaludos.
Y lo de Adam Smith y su famosa mano invisible... supongo que tenía razón, las manos invisibles van que vuelan :)
ResponderEliminarSaludos.
Iñigo:
ResponderEliminarSí, y más gente, supongo. Pero una cosa es hablar de la conveniencia de colaborar, de la reciprocidad, de la seguridad de vivir en sociedad, y otra el formular un modelo en el que se explica no cómo es racional firmar una especie de contrato social sobre lo anterior, sino cómo puede ocurrir que el interés particular, unido a la competencia, produzca resultados deseables socialmente. Es decir, una cosa es, por egoísmo racional, firmar un pacto de no agresión y someternos a la autoridad de un Estado y otra decir que, por egoísmo racional, buscando mi interés y mi lucro, beneficio a los demás. No que Adam Smith fuera el primero en barruntar esto último, pero sí el que dio con un buen modelo que lo fundamentaba.
KC:
Sí, Hobbes describe la situación sin el Estado. Pero, por lo mismo, requiere que ese estado sea un Leviathan. Aunque en su sistema, eso es bueno (mejor que la alternativa), no deja de ser un tanto fatalista.
Quizás uno de los problemas se dé cuando el interés y esgoísmo superan todos los valores sociales de la ética. Claro, que si no hay un control en según qué segmentos, luego pasa lo que pasa, sobre todo en el ámbito liberal, que generalmente se inventó aquello de "liberalismo" para hacer tropelías por doquier, como se está demostrando una vez más.
ResponderEliminarEn una partida de jugadores de póker verdaderos, no rufianes, a nadie se le ocurriría nunca llevarse ases debajo de la manga, porque todos queremos saber quién es el que mejor juega, no el más tramposo.
Saludos.
Claramente, cuando se superan esos límites no estaremos en la situación de la mano invisible. En algunas situaciones está claro cuándo los sobrepasamos. Por ejemplo, cuando transgredimos la ley. Otras veces la norma moral no está escrita. Ahí podemos tener problemas.
ResponderEliminarSi hay un agujero legal que no penaliza los vertidos tóxicos en un río, ¿qué hacer? Es posible que lo ético sea no hacer el vertido, pero almacenar, reciclar o evitar de otra manera el vertido será costoso. Si la empresa hace el vertido si ley que lo prohiba, ¿es culpa del legislador? ¿de la empresa? Aunque pensemos que la empresa es éticamente responsable, ¿cómo traducimos esto en una responsabilidad penal?
Evidentemente, si no hay Ley no hay responsabilidad, por aquello del nulla poena sine lege. En el caso de que se diera el supuesto fáctico que concretas, la empresa no podría ser responsable de nada, sino que todo el "fallo" se debería a falta de información de los legisladores, ya que cualquiera sabe, o debería saber, que un vertido tóxico en un río puede benecifiar a menos del 0,00000002% de la población, es decir, a muy pocos. Pero no es que sea moral, es que entra dentro de cualquier mínima lógica que entienda y sepa un poco de ecología y tienda a pensar con miras a un largo plazo y no al corto.
ResponderEliminarSi quieres llegar a la conclusión de que la mayoría de los legisladores son unos catetos fuera de su ámbito, te doy ya mismo la razón.
El problema es cuando además, la norma ha previsto ya los supuestos y, aún así, se transgrede A SABIENDAS. Que suele ser el caso de delitos financieros y económicos.
Saludos.
Otro caso sería que no le fuera rentable a la empresa el proceso de reciclaje o almacenamiento que comentas, y que ello fuera tan importante que significara su propia desaparición (caso extremo). Ahí sólo se me ocurre que entonces debería haber leyes a favor de según qué empresas (las que comentamos) para poder recibir alguna subvención por parte del Estado (ya que a todos nos interesa que no haya vertidos acuíferos). Y cuando digo subvención no digo repartirse la subvención entre directivos y familiares.
ResponderEliminarSaludos.
No, no quería llegar a eso sobre los legisladores. Lo que vengo a decir es que las leyes no pueden preverlo todo, y que muchas veces hay que deducir si hay delito o culpa basándose en principios más generales, y en esto entra la interpretación que pueda hacer el juez recabando opiniones de expertos, si hace falta. Puede no haber una ley contra vertidos tóxicos, pero sí una contra amenazas a la salud pública.
ResponderEliminarSobre el coste de evitar la contaminación, más que subvenciones por no contaminar (por lo menos, no más allá de lo que pueda implicar la creación de un mercado para tecnología limpia y para investigación sobre ella), lo que debe haber es pago por hacerlo.
Ferreira, como bien sabes, las leyes son, o deberían ser, un sistema dinámico que se adapta a los movimiento de la sociedad. Y sí, tienes razón en que es muy posible que no hayan previsto circunstancias o supuestos fácticos nuevos, pero he ahí una de las características que debería promover/modificar el Derecho. Por eso insisto en la idea. Está bien que el Derecho tenga su período de activación o adaptación a los cambios, pero no puede quedarse estancado como está demostrando en muchos casos. Cuando la maquinaria del Derecho falla, lo hacen muchas cosas. Lo suyo sería que fueran los legisladores quienes se encargaran de utilizar las opiniones de los expertos, cosa que unas veces hacen y otras no, porque el juez/tribunal utiliza esas opiniones para casos concretos, específicos, para sus Sentencias, no para escribir o modificar el cuerpo abstracto de una ley ( Common Law/Civil Law). Y, sinceramente, España no es un país en el que prime la reflexión jurídica, más bien se hace todo intentando arreglar chapuzas anteriores o porque los dogmas político-ideológicos así lo rigen.
ResponderEliminarEn el caso contreto de los vertidos tóxicos, que como bien dices la conducta podría subsumirse en la generalidad de delito contra la salud pública (aunque siempre es preferible que haya una especialidad normativa por aquello de la seguridad jurídica) sólo cuando se diera un único caso de vertido y, en este caso, los científicos dijeran que existe un peligro real, el poder legislativo debería comenzar a trabajar instantáneamente en crear ese primer borrador para evitar casos similares. Y es lo que se suele hacer, pero lento y mal,sobre todo en lo referido a sistemas financieros y económicos, que es a lo que yo me he estado refiriendo desde el principio.
Claro que eso cuando Sus Señorías, o mejor dicho, algunos de ellos, hayan ido a sentarse al escaño... y se enteren un poco de qué va la película.
Si lo tienen tan claro como el tema de propiedad intelectual e intercambio de datos, vamos apañados...
Sobre lo que planteas de pagar por contaminar, no lo veo tan claro, diría que depende del grado de contaminación y lo que eso pueda suponer al cabo de unos cuantos años, porque cogiendo prestado aquel aforismo médico: "más vale prevenir que curar". Lo que está claro es que las sanciones que pagaban las empresas por este tipo de conductas eran meros pagos disfrazados de sanciones, porque salía mucho más rentable contaminar que estudiar otras vías, lo cual sería más aconsejable.
Saludos.
Te copio/pego una noticia de 2008:
ResponderEliminarhttp://www.lavozdegalicia.es/galicia/2008/10/22/0003_7245112.htm
300 euritos de multa menusales para una empresa de ese calibre... o eso o afrontar una inversión para mejorar el sistema de depuración que, por supuesto vale un dineral. Uhm... veamos... ¿que sale más rentable? Evidentemente, seguir echando mierda al agua y pagando la ridícula sanción. Por eso decía lo de las subvenciones de algún porcentaje por parte de la Administración para "ayudar" a este tipo de empresas, porque si el resultado es seguir echando mierda al agua, aunque las arcas locales cobren 300 euros al mes, no me convence, sinceramente. El Estado puede recuperar esa "ayuda" poco a poco, podríamos decir que mensualmente, en vez de que la empresa tuviera que pagar esa multa y que el resultado siguiera siendo mierda en el agua. Vamos, no creo que sea algo imposible...
Y esto es un caso entre unos cuantos cientos de miles de empresas y que se refiere a vertidos acuíferos, si pasamos al humo tenemos muchos más ejemplos de mismo resultado contaminante a precios ridículos que no dejan de ser mero maquillaje y mera gilipollez, con resultado: mierda en el ecosistema.
Saludos.
Comparto tus reflexiones sobre las leyes y los legisladores.
ResponderEliminarSobre pagar por contaminar, efectivamente, hay muchas maneras:
-Pagar el coste de ser mal vista (y que alguien te boicotee).
-Pagar multas.
-Pagar sobornos.
-Pagar un impuesto por contaminar (por unidad de contaminación).
-Pagar por la compra de derechos de emisiones contaminantes (por cada unidad).
De todo lo anterior, el mecanismo de compra de derechos de emisión (como en el caso de las emisiones de CO2 y las eléctricas) es el que me parece mejor, si se pone el tope de derechos en un nivel adecuado.
Para cierto tipo de contaminación especialmente tóxica habrá, desde prohibición total a regulaciones precisas y rigurosas sobre su manipulación y disposición.
Un saludo.
Bueno, por acabar un poco con el debate, te copio/pego otra cosilla, que puede parecer un poco "tendenciosa" por la fuente, pero te aseguro que es tal y cómo pone ahí. Al menos el año pasado lo era.
ResponderEliminarhttp://www.wwf.es/que_hacemos/cambio_climatico/noticias/?3360
Creo que la clave del texto está al final del segundo párrafo, en lo que para mí es una gran PARADOJA, por no decir MAQUILLAJE, ya que la cuestión no es más impuestos, sino menos contaminación. O bueno, como decían los Crew, siempre nos podremos comer el dinero, y en este caso el carbón.
Saludos.
El mercado de emisiones funciona de la siguiente manera:
ResponderEliminar-Una autoridad (en este caso, la Comisión Europea) decide el número de Tm de CO2 que se pueden emitir por la empresas productoras de electricidad.
-Para emitir una Tm de CO2 hay que tener el derecho a emitir una Tm de CO2 (si no, la multa será mucho más que el precio del derecho).
-Los derechos se pueden comprar y vender.
-La asignación primera de derechos se puede hacer de varias maneras: por subasta, por reparto,...
Lo importante es que no se van a emitir más Tm que derechos. Así que el control está garantizado. Otra cosa es que el número de derechos sea demasiado alto. Esto es ya decisión política.
Dar derechos de emisión gratis no es favorecer la contaminación, sino favorecer a las empresas a costa del erario público (si se subastan) o a costa de los consumidores (si se asignan per cápita y no per empresa eléctrica). Esto es un tema importante, que afecta a la posibilidad de tener rentas de unos u otros, sin afectar al total de derechos.
Lo que dice el informe es que si ocurren dos cosas:
(i) que se amplíe la necesidad de tener derechos a otros sectores (transporte, por ejemplo), y
(ii) que se les de un número de derechos excesivo y gratis a las eléctricas
entonces las eléctricas serán vendedoras netas de derechos (las empresas del transporte tendrán que comprárselos) y ganarán con ello.
Como decía, este es un tema importante (o quiero mi parte proporcional de los derechos para poder venderlos), pero que no afecta al total de contaminación, sino a a distribución de la renta que generan.
El reparto per cápita o la subasta de los derechos son las opciones que apoyaría.
Entiendo, y es posible que sea el mejor sistema dentro de lo que hay, pero me parece curioso que las eléctricas acaben o puedan acabar siendo de alguna forma las propietarias de esos derechos y que otras industrias tengan que o puedan comprárselas. Ni mucho menos que haya una política legislativa previsora por decir que el reparto de mierda se convierta en derechos.
ResponderEliminarEn fin, dentro de 200 ó 300 años alguien sabrá la respuesta.
Saludos y gracias por aguantarme ;)
De aguantarte, nada. Gracias a ti por pasearte por aquí y por comentar.
ResponderEliminarEntonces, cuando no se dan los supuestos del Primer Teorema de Bienestar, y no funciona la mano invisible, ¿qué hacer?
ResponderEliminarDepende de cada caso. Gran parte de la Economía se dedica a esa cuestión. A veces un tipo de regulación, a veces otro, a veces incluso es mejor no hacer nada. Si te interesa el tema te recomiendo estudiar Economía.
EliminarQué libros pueden ser recomendables para un más o menos lego en la materia.
EliminarLos libros de Tim Harford "El economista camuflado" y "El economista camuflado ataca de nuevo" son buenas introducciones a la Economía en plan divulgación.
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