miércoles, 20 de diciembre de 2017

Tres pilares de la libertad. 3: Los incentivos


Opciones e información son los elementos en torno a los que se suele debatir sobre la libertad, y a ellas están dedicadas las dos entradas anteriores (aquí y aquí). Hay, por lo menos, un elemento más que a veces se olvida, pero que últimamente está haciéndose más presente, los incentivos, aunque se suele olvidar alguno de sus aspectos. Pongamos el juego del dilema del prisionero (aquí una descripción del juego, sin entenderla no tiene mucho sentido seguir leyendo). ¿Son los jugadores libres para no confesar? Si solo atendemos a los criterios de opciones e información, diríamos que sí. Sin embargo, es muy difícil decir que lo son, puesto que todos los incentivos juegan en contra de la cooperación (no confesar). No confesar es un riesgo muy grande. Está muy bien proponer que los jugadores elijan la libertad que otorga seguir el imperativo categórico de Kant y se vean impelidos a no confesar, pero no siendo un equilibrio, esta propuesta normativa es bastante vacua.

Podríamos intentar dar sentido a la propuesta de Kant diciendo algo más elaborado como “actúa para que las instituciones eviten que la sociedad caiga en dilemas del prisionero”. Es una regla limitada a las interacciones de este tipo, pero me temo que una generalización es imposible. Incluso esta que acabo de enunciar no está bien especificada. En el caso del dilema del prisionero estándar, solo hay dos posibilidades, cooperar y no cooperar, y unanimidad en preferir, de entre las posibilidades simétricas, aquella en que ambos cooperan. En situaciones más generales, habrá muchas maneras de alcanzar situaciones eficientes, con distintas consecuencias sobre la igualdad y sin que tengamos un imperativo categórico claro y bien deducido.

Pero nos alejamos del tema. De lo anterior podemos rescatar la idea general de que un contrato que nos limite las acciones en un dilema del prisionero es, de hecho, una manera de ganar libertad. La que pierdo yo es de sobra compensada por el perjuicio que evito con la de los demás.

En los últimos tiempos está hablándose mucho de los “empujoncitos” o “nudges” desde la economía del comportamiento. Básicamente se refieren a que, sabiéndonos irracionales, tal vez pequeñas ayudas nos permitan serlo en una mayor medida. Por ejemplo, una ley que obligue a poner las ensaladas y verduras delante de los platos con más grasas o las frutas delante de los postres más azucarados puede hacer que tendamos a comer más sano, algo que dejaríamos de hacer por no poder evitar la tentación que se nos pusiera demasiado a mano. Otros ejemplos incluyen los contratos con cláusulas por defecto, como las hipotecas con dación en pago, que será la que se use a no ser que explícitamente se solicite el cambio. Hay también una discusión filosófica sobre la extensión de los empujoncitos. Al fin y al cabo, es lo que llevan haciendo desde hace años con el maketing, y puede terminar fácilmente en manipulación.

La pregunta sigue siendo: si quiero comer sano y sé que cedo fácilmente a la tentación, ¿soy más o menos libre si la ley me obliga a ver más fácilmente la opción sana? Igual que ocurre cuando yo mismo me obligo a ciertas acciones (como colocar el despertador lejos de la cama para obligarme a levantarme cuando suene), fácilmente podemos concluir que esa ley nos haría más libres. Pero ¿qué ocurre en otras situaciones en las que uno no tiene tan claro cuál es el curso de acción inmediato que lleva a una satisfacción general de las preferencias. Puede suceder que yo sea averso al riesgo, pero no sepa que eso seguramente implique firmar una hipoteca con la cláusula de dación en pago. ¿Cómo puedo dar mi consentimiento a una ley que obligue a esa cláusula por defecto? Antes debo entender que va en mi beneficio, pero sin entenderlo, estaré siendo manipulado. ¿Me fío de que los gobernantes solo van a darme empujoncitos en situaciones tales que, bien explicadas, las aceptaría con alta probabilidad?

No tengo respuesta clara para esta pregunta, por lo menos no una más precisa que expresar mi opinión de que cualquier aceptación de una cosa así debe hacerse con muchos controles y que todavía no sabemos cómo establecerlos.

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Hace cinco años en el blog: Cómo ser marxista en 12 lecciones.
Hace tres años en el blog: Matar una discusión (3). No cuestiono aquello con lo que estoy de acuerdo.
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jueves, 14 de diciembre de 2017

Tres pilares de la libertad. 2: La información

Esta entrada es continuación de la anterior. Tres pilares de la libertad 1: Las opciones


Un individuo puede tener muchas opciones a su elección, pero si las desconoce es como si no las tuviera. También puede conocer las opciones, pero sin saber a qué conduce cada una. En ese caso la capacidad de elegir está también limitada. Así, pues, la información es un elemento de vital importancia para tener libertad. Cualquier manera de organizar una sociedad de personas libres debe garantizar un mínimo de diseminación de la información sobre las opciones vitales y un mínimo de educación para poder comprenderla.

Llegados a este punto, podemos entrar en problemas. ¿Es evidente que debe garantizarse tal cosa? Una persona con poca información elige no informarse sobre las consecuencias de ciertas opciones. Puede informarse y elige no hacerlo. ¿Es inmediato que el Estado o quien sea debe hacerle llegar esa información o, por lo menos minimizar el coste de hacerlo, si es que era el coste de adquirirla lo que le limitaba? Aquí estamos pasando de un intento de describir cómo de libres son las personas a tomar una posición normativa. Lo que sí podemos decir manteniéndonos en el aspecto descriptivo, es que una mejora de la información nos hará más libres, si es que eso es verdad, que también podrá discutirse qué pasa cuando la información es abrumadora. Pero de momento mantengamos que es cierto. Otra manera de verlo es decir que una persona que adquiere cierta información acerca de las consecuencias de sus opciones difícilmente querría volver a la situación en la que no tiene esa información. Es decir, que si valoramos la libertad, también valoraremos como de más libertad una situación en la que se amplía la información. Otra cosa es la posición moral o política que se quiera tener ante la decisión de proveer o no esa información desde la cosa pública.

Existe el riesgo, claro está, de que la información se provea de manera sesgada, según los intereses de quien la provea. Por ello los proveedores deben ser diversos, plurales y sujetos a crítica. Y aquí tenemos el gran problema. Por una parte hay información pública cuya diseminación puede no aportar beneficios a quien lo haga de manera privada y requerir de la provisión pública. Por otra parte, la provisión pública puede estar controlada por quien en ese momento esté gobernando. Ambas provisiones son imperfectas. Ante esto, algunos dicen que nada de cosa privada, que todos los medios de comunicación y de investigación sean públicos (algunos de Podemos andan con esto) y otros dicen lo contrario (algunos austriacos patrios). El argumento es: lo otro es imperfecto así que por eliminación lo mío es lo mejor. Craso error, la conclusión correcta es que tengamos ambas y que en ambas exijamos la minimización de sus problemas. Pluralidad y competencia en la cosa pública, y reconocimiento a quien produzca y disemine con calidad en la cosa privada.

(Continúa aquí.)

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Hace tres años en el blog: Lo confieso: me gusta el chocolate.
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lunes, 11 de diciembre de 2017

Tres pilares de la libertad. 1: Las opciones

¿Cómo de libre es una persona? Comencemos por analizar sus opciones. En otras entradas analizaremos otros aspectos.


Un tal Lucas tiene que tomar una acción y se da cuenta de que solo tiene una alternativa, la A. Lucas no es libre para tomar esa acción. Si Lucas tuviera a su disposición las alternativas A y B sería un poco libre, y si pudiera elegir entre A, B y C, lo sería un poco más, aunque no podamos cuantificar cuánto más libre. Contar el número de alternativas no lleva a nada interesante. Por ejemplo, poder elegir entre A, B y C no tiene por qué dar más libertad que elegir entre A y K. A, B y C pueden ser alternativas muy parecidas entre sí, mientras que A y K pueden ofrecer una mayor diversidad a pesar de ser menos. Si Lucas aprecia poder elegir entre una mayor diversidad, podrá sentirse más libre en el mundo en que las opciones son entre A y K.

Si Lucas ya sabe que, entre A, B, C, elegirá A ¿será igual de libre si tiene A como única opción comparado con la situación en que puede elegir entre las tres? No parece. Si queremos que nuestra manera de hablar de opciones pueda decir algo relevante cuando los resultados de cada opción tienen algo de incertidumbre, un abanico más amplio de alternativas será estrictamente mejor.

Todo lo anterior sirve para ilustrar algo que debería ser obvio: no existe tal cosa como libertad si o libertad no. No hay un absoluto de libertad frente al cual cualquier falta de libertad basta para hablar de no-libertad también de un modo absoluto. Sin embargo, esto se suele olvidar en numerosas ocasiones. ¿Una mejora en las opciones no gusta porque parece poco? Dígase que no ofrece verdadera libertad y así intentar ganar el discurso retórico. Es posible que esa mejora sea poca, que su aceptación impida tener mejores opciones todavía. Pero si eso es así, dígase de esa manera, que será lo que importa para el análisis. Hablar en términos absolutos no lleva a ningún diagnóstico de la situación que nos permita mejorarla.

Un ejemplo de lo anterior sucede cuando en un país pobre, muy pobre, entran empresas que contratan mano de obra barata. Se suele decir que les trabajadores, a pesar de tener ahora más opciones, en realidad no las tienen porque su libertad de elegir sigue siendo muy escasa. Es verdad, como también lo es que sí tienen más opciones y que, hasta ese momento, nadie les había ofrecido nada mejor. También puede ser verdad que esas empresas podían ofrecerles mejores condiciones sin dejar de ser competitivas. Pero entonces el análisis será acerca de qué mejoras son esas, y hasta qué punto pueden llevarse a cabo de manera que sigan queriendo estar en ese país. Véase qué distinto es eso que negar cualquier contratación hasta que no haya una verdadera libertad según la idea de quien opine. No se suele ver la discusión en estos términos.

(Continúa aquí.)

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Hace cinco años en el blog: Ciencia y pseudociencia y periodismo. El vídeo.
Hace tres años en el blog: Cómo estar satisfechos creyendo cualquier cosa.
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jueves, 7 de diciembre de 2017

El egoísmo en Economía

Esta entrada es la publicada hace más de un año en Nada es Gratis y, más recientemente y en inglés, en Mapping Ignorance. Es hora de recogerla en mi blog personal.
Se le reprocha a menudo que la Economía se basa en supuestos irreales, entre ellos el que las personas seamos egoístas. Según algunas críticas (por ejemplo, las del filósofo Bunge), este hecho es suficiente para mostrar la invalidez de los modelos económicos. Al fin y al cabo, si partimos de una falsedad, ¿qué esperanza podemos tener de encontrar teorías útiles?

Es una objeción importante, así que debe ser contestada de manera adecuada. Para empezar, sí es posible desarrollar teorías útiles partiendo de falsedades, siempre y cuando estas constituyan una buena aproximación o un buen punto de partida. Por ejemplo, en Astronomía los planetas pueden postularse como masas puntuales cuando lo que interesa es conocer sus posiciones relativas. A nadie se le escapa la falsedad de considerar que un planeta es un punto y, sin embargo, el modelo es muy útil. ¿Ocurre algo así en la Economía?

Empecemos con los mercados competitivos. El teorema que enuncia su eficiencia parte de agentes que se comportan como el Homo economicus. Si embargo, este postulado es una condición suficiente, y no necesaria. De hecho, es posible encontrar algo muy parecido a este resultado sin necesidad de postular un comportamiento egoísta por parte de los agentes, como mostraron Gode y Sunder. ¿Por qué entonces el modelo usa el postulado más restrictivo? Porque es una buena aproximación y porque, después de todo, en los mercados competitivos, los agentes sí parecen ser bastante egoístas. Pocas veces observamos a los compradores en un supermercado regalar dinero a los demás clientes, a los empleados o a los dueños. Es cierto que, en campañas de recogida de alimentos, somos capaces de comprar un kilo de comida para los necesitados, pero eso es una parte muy pequeña del presupuesto. Por otro lado, el modelo de mercados competitivos con el supuesto egoísta predice muy bien lo que ocurre en muchos mercados reales cuando se impone un precio político, una cuota, un arancel o un impuesto, entre otras posibilidades de intervención. Cualquier mejora que parta de un postulado más realista debería llegar en estos casos a conclusiones muy parecidas a las que ya se llega con el postulado egoísta.

Consideremos ahora los mercados no competitivos. Por ejemplo, los mercados oligopolistas. Si las empresas son egoístas, estos mercados no son eficientes, se producirá demasiado poco a un precio demasiado alto y las empresas se beneficiarán en una medida desproporcionada en comparación con los consumidores. Las empresas bien pudieran ser menos egoístas y vender más cantidad y a menor precio, como lo harían en competencia perfecta. Si queremos desarrollar una teoría del oligopolio con la que explicar lo que ocurre en estos mercados y simular los resultados de diferentes tipos de regulación, ¿querríamos partir del hecho de que las empresas en un mercado oligopolista son altruistas o que son egoístas?


Entonces, ¿dónde es importante considerar que los individuos no somos egoístas y que tenemos comportamientos cooperativos o altruistas? Los es, por ejemplo, en el estudio de las decisiones económicas dentro de la familia, donde se postulan preferencias altruistas sobre el cónyuge y los hijos (Becker fue pionero en estos estudios usando modelos económicos). Sin embargo, son las noticias sobre cómo la economía experimental ha encontrado comportamientos alejados del egoísmo en el juego del ultimátum, entre otros, las que han agudizado las críticas. En este juego, del que Antonio Cabrales ha hablado aquí, el experimentador da una cantidad de dinero para que se repartan entre dos jugadores, pero deben hacerlo según unas reglas: (i) uno de los jugadores es designado como repartidor por el experimentador, (ii) este jugador realizará una propuesta de reparto, y (iii) el otro jugador solo podrá aceptar o rechazar la oferta. Si la acepta se lleva a cabo el reparto ofrecido y si la rechaza ambos se quedan sin nada. Si los jugadores fueran egoístas y racionales, el repartidor ofrecería quedarse con casi todo y dejar apenas un céntimo para el otro jugador. Como un céntimo es mejor que nada, este aceptaría. Sin embargo no es lo que se observa en los experimentos, donde el repartidor ofrece quedarse alrededor de un 60% del dinero y el otro jugador suele rechazar divisiones que le dan menos del 40% (véase el artículo de Antonio Cabrales para más detalles). Así, pues, en este tipo de situaciones, el postulado egoísta no es satisfactorio.


Ante estos experimentos caben varias actitudes, entre ellas:
  1. Sustituir el postulado egoísta por otro que dé cuenta de lo que pasa en todas las interacciones económicas y no solo en los mercados competitivos y en oligopolios.
  2. Mantener el postulado egoísta en los modelos de mercados competitivos y en los oligopolios y cambiarlo allí donde no es un buen postulado.
La primera sería la mejor opción si tuviéramos a mano ese otro postulado más general que el egoísta y que mejora los modelos. Lamentablemente, no tenemos todavía tal cosa, y debemos conformarnos con algo más parecido a la segunda opción.

Con todo, este no es el fin del postulado egoísta en el juego mencionado. El estudio del equilibrio al que se llega siendo egoístas es importante, incluso si en la realidad nadie lo es, por cuanto establece un punto de partida respecto al cual medir o comparar el comportamiento observado o los equilibrios que surgen con otros postulados. Por ejemplo, permite establecer una medida del altruismo según el comportamiento se aparte del equilibrio egoísta. También es importante porque algunas variaciones de estos juegos se acercan a ese equilibrio. Por ejemplo, cuando el juego del ultimátum se juega contra un ordenador o cuando los jugadores son grupos, los individuos tienden a aceptar ofertas pequeñas (véanse estos artículos de van’t Wout y otros, y de Christopher y Carnevale). Más aún, el comportamiento observado se va acercando al del equilibrio egoísta a medida que se enuncia la situación como una interacción anónima en un mercado y se realiza el experimento con doble ciego, donde el sujeto experimental tiene garantías de que ni siquiera el experimentador va a saber cuál ha sido su comportamiento (Hoffman y otros). Finamente, la manera en que los comportamientos observados difieren del postulado egoísta en distintos juegos puede ayudar a diferenciar entre hipótesis alternativas. Por ejemplo, comparando el comportamiento en el juego del ultimátum con otros juegos como el del dictador, podemos intentar distinguir si las observaciones se explican mejor postulando altruismo, reciprocidad o resentimiento.

Así pues, el problema del postulado egoísta no es que sea o no cierto en general, sino si lo usamos de la manera adecuada en los modelos adecuados. Decir que en Economía usamos agentes egoístas es una mala crítica. Señalar que se abusa del postulado y que se usa en situaciones en que no debería hacerse (Pedro Rey habló aquí de algunos casos), sí sería una buena crítica. Juzgue el lector quién hace una u otra y quién avanza en proponer cada vez mejores modelos.

Otras entradas relacionadas:

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Hace cinco años en el blog: El Homo economicus.
Y también: Qué entendemos por sanidad pública.
Y también: Cómo ser economista de la escuela austriaca en 11 lecciones.
Hace tres años en el blog: Las claves del programa económico del PSOE.
Y también: Economía experimental y la desregulación eléctrica (1).
Y también: Economía experimental y la desregulación eléctrica (2).
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lunes, 27 de noviembre de 2017

Hacia una teoría de la economía del comportamiento (2)

Esta es la segunda parte de la versión en español de mi artículo de octubre en Mapping Ignorance. Debe leerse la primera parte para entender esta.

Cuantal de nivel k (QLk)

Stahl y Wilson (1994) [5] proponen un modelo de razonamiento estratégico que combina elementos de los modelos QRE y nivel k. En QLk los agentes tienen tres niveles de razonamiento, como en el modelo nivel k, y cada agente responde a sus creencias de manera cuantal, como en QRE. El modelo se caracteriza por cinco parámetros: dos para determinar las proporciones de individuos de niveles 0, 1 y 2, y tres más para especificar una manera particular de modelar los errores: las probabilidades de cometer un error por parte de los individuos de niveles 1 y 2 y –esta es una novedad- las creencias de los jugadores de novel 2 acerca de la probabilidad de cometer un error que tienen los jugadores de nivel 1.

Introspección con ruido

Goeree y Holt (2004) [6] proponen un modelo en el que los niveles de razonamiento estratégico no están limitados a un número fijo. Como otros modelos, considera una mezcla de diferentes jugadores con diferentes niveles de razonamiento. Además, el modelo requiere un vector de parámetros para definir la distribución de los tipos de jugadores, un parámetro por los errores de los individuos de nivel 0 y un último parámetro que determina cuán rápidamente aumentan los errores con el nivel de razonamiento. Sin embargo, los autores muestran que el modelo converge a una única predicción tras un número finito de iteraciones en el nivel de razonamiento estratégico no importa cuál sea la elección de parámetros que definen la distribución de jugadores. De esta manera solamente dos parámetros son realmente importantes.

Comparando los modelos

Los modelos predicen no solo las probabilidades de elegir una estrategia, sino también una distribución de probabilidad completa sobre el conjunto de posibles estrategias. Así, uno no puede simplemente ordenar qué tal predicen los modelos la elección de una estrategia en particular. De acuerdo con esto, los autores usan el criterio de verosimilitud: para cada dato de un juego experimental computan la probabilidad de las acciones observadas de acuerdo con la predicción del modelo.

Hay un segundo problema que surge por tener los modelos distintos grados de libertad dados por los parámetros necesarios para su especificación. Tras descartar tres posibilidades, los autores siguen el enfoque usado en el aprendizaje automático (machine learning). Primero calibran los parámetros de cada modelo que mejor se ajustan a un subconjunto de los datos experimentales y después evalúan el modelo resultante en el resto de los datos. Para este propósito, los datos experimentales se dividen aleatoriamente en dos conjuntos, uno para la calibración y el otro para la comprobación.

Como los autores están interesados en comparar la verosimilitud de los datos experimentales y puesto que el equilibrio de Nash asigna una probabilidad cero a cualquier estrategia que no sea una mejor respuesta, hace falta una modificación del equilibrio de Nash. Los autores introducen una probabilidad de que los jugadores cometan errores, de manera que cualquier resultado tiene una probabilidad positiva. De esta manera se pueden aplicar las técnicas de calibración usadas en otros modelos.

Hay todavía más complicaciones que resolver, como la interpretación de los parámetros, su robustez y la comparación entre modelos con diferentes grados de libertad. De especial importancia es considerar variaciones de los modelos, puesto que algunos de ellos parecen depender de supuestos arbitrarios.

Tras construir su conjunto de datos con todos los experimentos publicados sobre los diferentes modelos para juegos no repetidos, y tras resolver las cuestiones antes mencionadas, los autores encuentran que el mejor modelo, con diferencia, es el cuantal de nivel k (QLk). Este resultado contradice sugerencias anteriores a favor del modelo de jerarquía cognitiva. Los autores van más allá y proponen algunos cambios en el modelo que reducen el número de parámetros a tres y que aun así aumenta su poder predictivo. De acuerdo con los autores, los buenos resultados de QLk se deben a su combinación de razonamiento acotado e iterativo, y de errores proporcionales a los costes. Estas características del modelo pueden describir el razonamiento humano o pueden simplemente ser una aproximación al comportamiento humano mejor que la acostumbrada especificación de errores uniformes.

Referencias

5. Stahl, D., y Wilson, P. 1994. Experimental evidence on players’ models of other players. Journal of Economic Behavior and Organization 25 (3), 309–327.

6. Goeree, J.K., y Holt, C.A. 2004. A model of noisy introspection. Games and Economic Behavior 46 (2), 365–382.

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Hace cinco años en el blog: Ciencia, pseudociencia y periodismo.
Hace tres años en el blog: La presentación de la propuesta económica de V. Navarro y J. Torres para Podemos.
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sábado, 25 de noviembre de 2017

Hacia una teoría de la economía del comportamiento (1)

Esta es la primera parte de la versión en español de mi artículo de octubre en Mapping Ignorance.


La Teoría de Juegos estudia modelos matemáticos de decisión estratégica. Históricamente, la primera aproximación fue estudiar las interacciones de individuos perfectamente racionales, con preferencias completas y transitivas y que son suficientemente inteligentes para analizar el juego en que están. Este es un enfoque normativo: viene a decir qué se debe hacer si se acepta que tanto los demás como uno mismo somos racionales. Hay otras normas posibles, pero esta es la que se ha estudiado más ampliamente. Pronto se hizo evidente que el modelo racional era una pobre descripción del comportamiento real en muchos juegos. Se propusieron y estudiaron entones nuevas teorías con un enfoque descriptivo (aprendizaje, complejidad, comportamiento en manada, imitación, adaptación evolutiva, etc.), pero en los últimos años algunos modelos de comportamiento han ganado notoriedad. Wright y Leyton-Brown (2017) [1] toman los cinco modelos más usados y llevan a cabo un meta-análisis para encontrar cuál de ellos funciona mejor como teoría descriptiva.

En la base de todas las teorías del comportamiento está el concepto de “respuesta”: cómo reaccionan los individuos en un determinado ambiente que, en el caso de la Teoría de Juegos, incluye el comportamiento de los demás. En el modelo racional –y su concepto clave, el equilibrio de Nash-, los jugadores siempre responden eligiendo su mejor respuesta dadas las acciones de los demás. A continuación describimos cinco teorías del comportamiento en términos de sus supuestos acerca de la manera en que los jugadores responden a lo que asumen es el comportamiento de los demás.

Equilibrio de respuesta cuantal (Quantal response equilibrium, QRE)

McKelvey y Palfrey (1995) [2] proponen que los individuos eligen las mejores respuestas con probabilidades más elevadas. Más específicamente, la probabilidad de elegir una acción determinada es proporcional al valor de la función exponencial donde el exponente es la utilidad del individuo multiplicada por una constante C. Esta constante le da al modelo un grado de libertad que, cuando vale cero, implica un comportamiento aleatorio y que se aproxima a la mejor respuesta racional a medida que C tiende a infinito.

Modelo nivel-k (level-k model)

De acuerdo con este modelo, propuesto por Costa-Gomes et al,. 2001 [3], los individuos son capaces de alcanzar únicamente k niveles de razonamiento. Un nivel 0 implica que los individuos eligen su acción de manera aleatoria. El nivel 1 implica que los individuos eligen la estrategia que maximiza su utilidad si todos los demás jugadores usan un nivel 0 de razonamiento. Por inducción, un nivel k significa que cada individuo elige la estrategia que maximiza su utilidad si todos los demás usan un nivel k-1 de razonamiento. Los autores consideran un modelo particular de nivel k en el que (i) un jugador puede ser de nivel 1, 2 o 3, (ii) los jugadores de nivel 1 y 2 comenten algún error cuando eligen su estrategia, y (iii) la predicción de las acciones es la media ponderada de las distribuciones de cada nivel. Este modelo tiene cuatro parámetros: las proporciones de los individuos de nivel 1 y 2, y las probabilidades de cometer un error por parte de esos mismos individuos.

Jerarquía cognitiva

Al igual que los modelos de nivel k, el modelo de jerarquía cognitiva, propuesto por Camerer et al. (2004) [4], se basa en un razonamiento iterativo. Difiere de los modelos de nivel k en dos aspectos. Primero, los jugadores no cometen errores y, segundo, un jugador de nivel k elige su mejor respuesta frente a la distribución completa de agentes de nivel 0, 1,…, k-1, y no solo frente a los de nivel k-1. Además, la proporción de jugadores de distintos niveles está gobernada por una distribución de probabilidad particular, la distribución de Poisson. Este modelo tiene únicamente un parámetro libre, el necesario para determinar la distribución de Poisson.

(Continua aquí.)

Referencias

1. Wright, J.R., y Leyton-Brown, K. 2017. Predicting human behavior in unrepeated, simultaneous-move games. Games and Economic Behavior 106, 16-37.

2. McKelvey, R., y Palfrey, T.,1995. Quantal response equilibria for normal form games. Games and Economic Behavior. 10 (1), 6–38.

3. Costa-Gomes, M.; Crawford, V., y Broseta, B. 2001. Cognition and behavior in normal-form games: an experimental study. Econometrica 69 (5), 1193–1235.

4. Camerer, C., y Hua Ho, T. 1999. Experience-weighted attraction learning in normal form games. Econometrica 67 (4), 827–874.

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Hace cinco años en el blog: ¿Cuánto ha producido España en los últimos años?
Y también: ¿Dónde están los liberales?
Y también: Índices de poder en el parlamento catalán.
Hace tres años en el blog: Odiosa comparación (6).
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sábado, 18 de noviembre de 2017

Escépticos en el pub: ¿Por qué lo llaman preliminares cuando quieren decir sexo?

Para calentar un poco el frío mes de noviembre vamos a derribar unos cuantos mitos sobre sexualidad. Y lo haremos de la mano de Laura Morán (@veneciana1981), psicóloga y sexóloga. Será el sábado 18 de noviembre pero, atención, un poco antes de nuestro horario habitual: empezaremos a las 18:30.

En esta charla, titulada “¿Por qué lo llaman preliminares cuando quieren decir sexo?”, Laura nos anuncia que “desmontará a conciencia varios mitos que perjudican no solo a nuestra comprensión de la sexualidad sino la forma que podamos tener de vivenciarla. Desde los ‘diferentes tipos de orgasmo’ hasta la ‘viagra femenina’, pasando por la importancia del ‘tamaño’, los errores de percepción van cayendo uno a uno bajo la luz de la ciencia, la experiencia clínica y el sentido del humor.”


Laura Morán es psicóloga por vocación, sexóloga y terapeuta familiar y de pareja por convicción. Tras licenciarse en Psicología en la Universidad de Deusto, se especializó en Terapia Familiar y de Pareja. Posteriormente se ha formado en Sexología al comprobar en su práctica profesional la cantidad de dificultades individuales y de pareja que tienen que ver con la sexualidad humana. Ejerce la psicoterapia con adolescentes, adultos, parejas y familias, a la vez que divulga e imparte talleres de diversas temáticas. Además tiene el blog http://lauramoranpsicologa.es.

Como siempre, la entrada es libre y gratuita. Durante la realización de esta actividad cultural está permitida la presencia de menores de 18 años, siempre que no consuman bebidas alcohólicas, y de los menores de 16 años si están acompañados por uno de sus padres o tutor. Os esperamos en el Moe Club, en Alberto Alcocer 32 el sábado 18 de noviembre a las 18:30.

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Hace tres años en el blog: Matar una discusión (2). Comparo lo que me da la gana.
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miércoles, 15 de noviembre de 2017

Cursos online frente a cursos presenciales. ¿Cuáles son mejores? (2)

Esta es la segunda parte de la versión en español de mi artículo de septiembre en Mapping Ignorance. Debe leerse la primera parte para entender esta.


Lo siguiente que hacen los autores es comprobar la robustez de su modelo. Para ello repiten el análisis usando diferentes especificaciones. Por ejemplo, reemplazan las especificaciones lineales de la distancia por unas cuadráticas e incluso cúbicas y comprueban que obtienen resultados similares. También replican el análisis tomando subgrupos de estudiantes de acuerdo a la distancia que viajan hasta el campus y no pueden rechazar la hipótesis nula de que las estimaciones a diferentes distancias sean iguales. Cuatro comprobaciones adicionales sobre la robustez tampoco conducen a ninguna alteración de los principales resultados.
Finalmente, los autores completan el análisis introduciendo más variables de control para ver cómo varían los resultados según las características particulares de los alumnos y de los cursos que toman. De esta manera encuentran cuatro resultados principales:
  • La caída de las calificaciones tras tomar un curso online es alta para estudiantes con una media por debajo de la mediana (con una reducción de 0,5 puntos o más). Sin embargo, para estudiantes con una media en cursos anteriores en los tres primeros deciles, el efecto no es significativamente distinto de cero.
  • Los efectos negativos de los cursos online son algo mayores para los estudios relacionados con la salud en comparación con estudios en negocios o relacionados con la informática.
  • Para los estudiantes que toman cursos obligatorios (cerca de la mitad de la muestra), los efectos en las notas son algo mayores y los efectos en la matrícula posterior son menores.
  • Los autores comparan también los efectos de tomar un curso online en los cursos introductorios e intermedios frente a los avanzados. El efecto negativo se da en los dos niveles.
Es importante también señalar qué no hace este estudio. Primero, no dice nada acerca de los cursos online masivos (MOOCs), puesto que los datos usados son sobre cursos online que son sustitutos de cursos regulares, donde el tamaño del grupo y la matrícula son iguales que en la sección presencial del mismo curso. Segundo, los datos no tienen suficiente información para estudiar el mecanismo subyacente que lleva a peores resultados tras tomar un curso online. Por supuesto, uno puede encontrar varias hipótesis en la literatura, pero el estudio descrito no permite discriminar entre ellas. Finalmente, los resultados no ofrecen un análisis de bienestar completo. Incluso si los cursos online llevan a peores resultados, eso no impide que puedan ser una opción sensata si es menos costosa para el alumno. Incluso si el precio de la matrícula es el mismo, la conveniencia del curso online puede dar al estudiante una oportunidad que el curso presencial no ofrece.

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Hace tres años en el blog: Los mitos de la razón. La Mano Invisible.
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lunes, 13 de noviembre de 2017

Cursos online frente a cursos presenciales. ¿Cuáles son mejores? (1)

Esta es la primera parte de la versión en español de mi artículo de septiembre en Mapping Ignorance.


Los cursos online se están expandiendo rápidamente. Pueden llegar a más estudiantes y pueden reducir drásticamente los costes de enseñanza. Son, pues, una opción atractiva tanto para estudiantes como para los centros educativos. Siendo un desarrollo reciente, todavía hay poca investigación para evaluar su impacto. Un primer grupo de estudios usa el método de asignar estudiantes de manera aleatoria a una sección online o a una presencial de un mismo curso, y encuentra efectos negativos o nulos en las pruebas académicas cuando se había tomado el curso online (Figlio et al., 2013 [1]; Alpert et al., 2016 [2] y Joyce et al., 2015 [3], Bowen et al., 2016 [4]. Un segundo grupo de estudios examinaba estudios de grado de dos años (en community colleges), donde los estudiantes tomaban diversos cursos online y presenciales. De nuevo, los efectos estimados de los cursos online son negativos (Xu y Jaggars (2013, 2014) [5], [6], y Streich (2014) [7].

Bettinger et al. (2917) [8] resumen el estado de la cuestión relativa a los estudios sobre el rendimiento académico tras tomar uno u otro tipo de cursos, y a continuación desarrollan su propio estudio con datos más amplios. Estos autores usan datos de una universidad privada muy grande donde el estudiante medio toma dos terceras partes de sus cursos de manera online, y que tiene 100 campus físicos. Lo que hace este caso interesante es que cada curso se ofrece de manera online y presencial. Ambas secciones son idénticas en muchos aspectos: ambas siguen el mismo programa y el mismo texto; las clases son de aproximadamente el mismo tamaño; en ambas se realizan las mismas tareas, pruebas, exámenes y tienen el mismo sistema de evaluación. La única diferencia es el modo de comunicación, que en la sección online ofrece vídeos estandarizados que reemplazan al profesor de la sección presencial.

Los autores quieren estimar si tomar un curso online reduce el éxito del estudiante. En un estudio de este tipo hay que resolver varias dificultades. Una de las más importantes es que la correlación entre la elección del tipo de curso y el éxito del estudiante puede ser directa (la elección causa el éxito), inversa (los estudiantes exitosos tienden a tomar cierto tipo de cursos) o espuria (la elección de curso y el éxito están ambos causados por un tercer factor omitido). Para enfrentarse a este problema, los económetras típicamente emplean el enfoque de variables instrumentales. En el trabajo, los autores usan dos variables de ese tipo. Una se construye con los cambios entre semestre y semestre en la oferta de cursos online, aprovechando que en algunos semestres el curso online no se ofrece, mientras que el presencial sí se ofrece. La idea es que si la oferta de los cursos presenciales está correlacionada con el éxito del estudiante, esto es una indicación de causalidad directa (p.e.: la disponibilidad de más cursos presenciales implica que se tomen más y que el alumno tenga mejores resultados), puesto que sería difícil justificar la causalidad inversa o la correlación espuria (¿mejores resultados por parte de los estudiantes pueden implicar una mayor oferta de cursos presenciales?). La variable instrumental es, por así decirlo, un instrumento de causalidad que tiene más sentido en una dirección que en la otra. La otra variable instrumental es la distancia que el alumno debe viajar para atender un curso presencial en el campus local. La interacción entre las dos variables permite a los autores tener un grado de confianza mayor a la hora de interpretar causalidades en los datos. En sus propias palabras, la razón es que (i) cualquier otro mecanismo a través del cual la distancia al campus afecta el resultado académico es constante a lo largo de los semestres con y sin la opción presencial; y (ii) cualquier otro mecanismo que cause una diferencia en los resultados entre los semestres con y sin opción presencial afecta a los estudiantes de manera homogénea respecto a la distancia al campus.

El análisis de regresión que usa las variables instrumentales así descritas muestra los siguientes resultados:

  • Tomar un curso online, en lugar de presencial, reduce los resultados del alumno y su progreso en el centro educativo. Más específicamente, el efecto estimado es de un descenso de la nota media de 0.44 puntos en el curso, que es equivalente a un descenso de un tercio de la desviación estándar. Además, reduce la media total del alumno durante el curso siguiente una media de 0,15 puntos.
  • Desde el momento en que las notas reflejan, aunque sea de manera parcial, el aprendizaje real, se esperaría que el efecto fuera mayor en los cursos siguientes y más todavía en los cursos que tienen el primer curso como un prerrequisito. Los autores, de nuevo, encuentran que este es ciertamente el caso. Este resultado no solo es importante por sí mismo, sino como razón adicional para sospechar que las diferencias entre las notas de los cursos online son debidas al menor aprendizaje y no a diferencias en el modo de calificar.
  • El peor resultado inducido por los cursos online se refleja también en la matrícula del centro. Tras tomar un curso online, y no presencial, un estudiante medio incrementa en 9 puntos porcentuales su probabilidad de abandonar los estudios el semestre siguiente, aunque la reducción a un año vista no cambia. Además, los estudiantes que sí se matriculan lo hacen de menos cursos.
Referencias:

1. Figlio, D.; Rush, M., y Yin, L. 2013. Is it live or is it internet? Experimental estimates of the effects of online instruction on student learning. Journal of Labor Economics 31 (4), 763–84.

2. Alpert, W.T.; Couch, K.A., y Harmon O.R. 2016. A randomized assessment of online learning. American Economic Review 106 (5), 378–82.

3. Joyce, T.J.; Crockett, S.; Jaeger, D.A.; Altindag, O., y O’Connell S.D. 2015. Does classroom time matter? Economics of Education Review 46, 64–77.

4. Bowen, W.G.; Chingos, M.M.; Lack, K.A., y Nygren, T.I. 2014. Interactive learning online at public universities: Evidence from a six-campus randomized trial. Journal of Policy Analysis and Management 33 (1), 94–111.

5. Xu, D., y Smith Jaggars, S. 2013. The impact of online learning on students’ course outcomes: Evidence from a large community and technical college system. Economics of Education Review 37, 46–57.

6. Xu, D., y Smith Jaggars, S. 2014. Performance gaps between online and face-to-face courses: Differences across types of students and academic subject areas. Journal of Higher Education 85 (5), 633–59.

7. Streich, F.E. 2014. Education in Community Colleges: Access, School Success, and Labor-Market Outcomes. Chapter 2. PhD diss., University of Michigan. https://deepblue.lib. umich.edu/bitstream/handle/2027.42/108944/fstreich_1.pdf (accessed June 30, 2017).

8. Bettinger, E.P.; Fox, L.; Loeb, S., y Taylor, E.S. 2017. Virtual classrooms: How online college courses affect student success. American Economic Review 107(9), 2855–2875.

(Continúa aquí.)

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Hace cinco años en el blog: Cuánto dura un día
Y también: Dos historias de éxito y una de quién sabe.
Hace tres años en el blog: Mercados de agua (1).
Y también: Mercados de agua (2).
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sábado, 4 de noviembre de 2017

Por qué opino tanto sobre el procés


Desde que comento sobre Catalunya en las redes (mi blog, twitter y Facebook) me han preguntado por qué lo hago con tanta contundencia. Los que me conocen saben que siendo vasco y gallego siempre he simpatizado con la revitalización de las lenguas minoritarias, he defendido el autogobierno e incluso la posibilidad de independencia si hay una mayoría suficiente a favor, he admirado la manera en que los catalanes defendían su lengua y cultura, y también que he coqueteado con posiciones radicales en mis años mozos. ¿Cómo una persona así ha sido tan crítica con el procés? Voy a exponer mis razones.

En primer lugar, porque no teniendo mayoría el procés estaba deslegitimado desde el principio. Incluso si se argumenta la mayoría para el referéndum, que no para la independencia, no se puede exigir ese referéndum cuando no hay una realidad objetiva de que sea necesario. Es decir, sin haber una mayoría amplia de deseo de independencia, ¿qué sentido tiene pedir al conjunto de españoles cambiar la Constitución, con todo lo que eso significa, para permitirlo?

En segundo lugar, porque el procés estaba muy mal diseñado también desde el principio. La estrategia decidida desde el comienzo sobre cómo dirigirlo fue “llegar hasta el final”. Al parecer, esto contentó a políticos y a asesores, que contagiaron su determinación al resto de la población que acabó apoyándolo. Como economista que algo sabe de Teoría de Juegos esto siempre me pareció absurdo, y no comprendo cómo colegas míos catalanes, también conocedores de la Teoría de Juegos, dejaron de lado todo análisis objetivo para dejarse llevar por los sentimientos a la hora de hacer previsiones (aquí hablé de ello). La estrategia de llegar hasta el final solo puede funcionar en dos circunstancias: o bien el final es favorable o bien hay garantías de que no se llegará a él. Ninguna de las dos cosas ha sido cierta ni probable en ningún momento. En un juego del gallina la parte débil tiene todas las de perder, no las de ganar. Lo hemos visto recientemente en las negociaciones del gobierno de Tsipras con la Troika y después en las del Brexit. La incertidumbre de una independencia, incluso en el caso más favorable, siempre jugará en contra de la economía. Las pretensiones de que empezar un país de cero permitiría diseñarlo como una república ejemplar eran también ensoñaciones. El país no empezaría de cero, sino que mantendría la misma clase política y dirigente que ha gobernado Catalunya con sus más y sus menos desde 1977, y la mantendría con menos competencia, por lo que camparía más a sus anchas.

En tercer lugar, porque aunque en el párrafo anterior he dicho que no comprendo cómo se deja la razón por el sentimiento, en realidad sí lo comprendo. Lo he visto y vivido durante demasiado tiempo en el País Vasco y es algo que no le deseo a nadie. Uno empieza buscando argumentos para justificar ciertas expresiones de su sentimiento y acaba defendiendo cualquier cosa que parezca beneficiarlo. Todos hemos visto cómo gente en principio sensata ha acabado aireando opiniones de gente como Otegi o Assange, o aceptando el beneplácito de políticos interesados en la división de Europa, o buscando solo razones para defender su postura sin ningún critica a la postura de “los suyos” y criticando toda postura de los “otros”, o creyendo que una declaración de un político extranjero es un inminente reconocimiento de la independencia, o acabando por llamar fascista a casi cualquiera que no esté de acuerdo con el procés.

En cuarto lugar, porque la polarización implicada por el punto anterior hará más difícil la convivencia en Catalunya. Espero y deseo que dentro de veinte años los catalanes no tengan que leer un libro parecido a Patria, que muchos vascos ahora leemos con cierta vergüenza y preguntándonos cómo pudimos permitir ese fraccionamiento de la sociedad. Afortunadamente, estos años del procés son pocos y durante ellos no ha habido terrorismo, lo que debería permitir restaurar la convivencia más fácilmente. Los independentistas deben darse cuenta que no pueden ser el pensamiento hegemónico de una sociedad plural. La mayor facilidad para movilizarse y conseguir que el discurso independentista sea más oído o sea tenido por el normal en según qué conversaciones, no es argumento para que deba ser así. No puede ser que un no independentista no se atreva a expresar su opinión en un grupo de amigos, colegas o claustro de profesores por temor a ser mal visto.

En quinto lugar, porque Catalunya ni está oprimida ni agraviada por el resto de España. No lo está en comparación con otras CCAA españolas ni en comparación con otras regiones de otros países. El tema de las balanzas fiscales y la inconstitucionalidad de algunos artículos (pocos) del Estatut que tuvieron que modificarse difícilmente justifican una rebelión. Los distintos gobiernos centrales han estado negociando y llegando a acuerdos con los distintos gobiernos y partidos catalanes desde 1977. El que las negociaciones se estanquen durante algunos años son gajes del oficio. Los dirigentes del procés han usado esos argumentos de manera torticera. Al final, lo único que hay es un deseo de ser independientes por parte de estos dirigentes. Los agravios se inventan o exageran según sean necesarios para la propaganda, incluido el “no nos entienden”.

En sexto lugar, y sin ánimo de ser exhaustivo, porque el procés ha dañado mucho la posibilidad de hacer las cosas de otra manera. Siempre he defendido, por ejemplo, la conveniencia de que todos los niños de España reciban en algún momento un cierto acercamiento a todas sus lenguas (aquí). No digo que las aprendan, sino que sepan unas pocas cosas de ellas: cómo saludar, cómo pronunciar más o menos sus nombres, contar hasta diez, leer algunas poesías fáciles y aceptar como propias las canciones y la cultura no expresadas en castellano, por ejemplo. Esto permitiría que, a su vez, en los medios de comunicación, estas manifestaciones culturales tuvieran algo más de cobertura. Negociar que puedan pasar estas cosas está ahora un poco más difícil por culpa del procés.

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Hace cinco años en el blog: Los mercados financieros y los juegos de suma cero.
Y también: La verosimilitud de las teorías.
Hace tres años en el blog: ¿Quién conduce el gobierno?
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viernes, 27 de octubre de 2017

Escépticos en el pub de Santiago: Economía y pseudociencia.

Esta tarde estaré dando una charla sobre "Economía y Pseudociencia" en Santiago. Este es el anuncio. Está en gallego. Como se entiende bien, la dejo así. Nos vemos.


Xa temos preparada a charla de outubro! Este mes falaremos de economía. De catro aspectos que distorsionan, por dicilo mainamente, a realidade da investigación económica. Un é o xeito en que calquera discurso aparentemente coherente pasa a ser crido sen crítica por unha banda da sociedade por motivos seguramente ideolóxicos. O segundo aspecto refírese á toma de decisións de políticas económicas polos poderes públicos que non se basean en evidencias ou que son directamente contrarias a elas. En terceiro lugar falaremos da metodoloxía científica que hai detrás da economía académica e da que carecen as ideas económicas que non teñen cabida nela. Ao fin ofreceranse algunhas aclaracións sobre onde atopar a ideoloxía na economía.

O noso relator será José Luis Ferreira. É profesor titular no Departamento de Economía e director do Master en Economía da Universidade Carlos III de Madrid. Despois de estudar na Euskal-Herriko Unibertsitatea doutorouse na Northwestern University e, tras pasar pola University of Pennsylvania, finalmente ficou na Carlos III. As súas áreas de investigación inclúen a teoría de xogos, a organización industrial, a economía experimental e a metodoloxía da economía. Adoita publicar en revistas académicas de prestixio como o Journal of Economic Theory ou Games and Economic Behavior. Recentemente publicou un libro titulado Economía y Pseudociencia. É editor e colaborador do blog colectivo sobre Economía Nada es Gratis, participa no proxecto de divulgación científica Mapping Ignorancee mantén un blog persoal (Todo lo que sea verdad) onde fala cumpridamente de economía, método científico, filosofía e política desde a perspectiva dun economista.

O venres 27 de outubro ás 21:00 no Airas Nunes Café de Compostela. Vémonos!

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Hace cinco años en el blog: Pedir perdón a la española.
Hace tres años en el blog: Matar una discusión (1). A mí me gusta así.
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martes, 24 de octubre de 2017

Tipologías no exhaustivas de independentistas y de españolistas

Hace unos días tuití sobre tipos de independentistas y de españolistas. Recojo los tuits en esta entrada.


De independentistas:

1/10 El independentista que lo es porque no le dejan votar que no es independentista.

2/10 El independentista que se asombra de que muchos votantes del Brexit no supieran en lo que se metían.

3/10 El independentista que quiere que CAT sea miembro de la UE quedándose fuera de ella.

4/10 El independentista que cree que la salida de las sedes de empresas es señal de que la independencia está cerca.

5/10 El independentista que cree que la salida de las sedes de empresas no importa nada (a menudo es el mismo que el anterior).

6/10 El independentista que cree que la UE aceptará una secesión de un país miembro igual que la de uno no miembro que políticamente es rival.

7/10 El independentista que canta “no creiem en les fronteres”, pero llama buitres a los no independentistas.

8/10 El independentista que cree que los millones de españoles que visitan Catalunya, en realidad, le tienen manía.

9/10 El independentista que no se ha leído el Estatut. 

10/10 El independentista que cree que querer es poder.



De españolistas:

1/10 El españolista que cree que la patria está en peligro.

2/10 El españolista que cree que al viajar por las Españas debe hacerse una burbuja de castellano a su alrededor.

3/10 El españolista que cree que la patria con sangre entra.

4/10 El españolista que piensa que una sevillana es más española que una sardana.

5/10 El españolista que no hace lo posible por no saber cómo pronunciar Txomin o cómo decir “buenos días” en gallego.

6/10 El españolista que cree que hay españoles que son más españoles y otros que lo son menos.

7/10 El españolista que cree que ser español implica el deber de sentirse español.

8/10 El españolista que quiere boicotear a una parte de España. (A menudo es el mismo de antes).

9/10 El españolista que no se ha leído la Constitución.

10/10 El españolista que cree que poder es querer.

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Hace cinco años en el blog: El Nobel de Economía. Nada de mercados sacrosantos.
Y también: Buenos argumentos sobre la circuncisión.
Hace tres años en el blog: Tú no eres simio.
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martes, 17 de octubre de 2017

Dos vías para la independencia


Hay básicamente dos maneras de que Catalunya (o Euskadi) consiga la independencia. Por la fuerza o a partir de un acuerdo con España. Habrá posibilidades intermedias, pero para el análisis que sigue esto no cambia el asunto.

Independencia por la fuerza

Si Catalunya consigue una independencia de facto, con el tiempo (mucho o poco) llegarán, si no reconocimientos internacionales, por lo menos acuerdos que permitan que Catalunya no esté estrangulada económicamente. Todo dependerá de cómo haya sido esa independencia por la fuerza y de cuánto apoyo interno crean los distintos países que esa independencia ha tenido. En cualquier caso, todo pasa por que Catalunya adquiera esa independencia de facto. ¿Puede hacerlo? No lo creo. No tiene fuerza para ello. Si no pudo organizar un referéndum, menos podrá mantener una independencia que requiere control del territorio y una hacienda propia. Sé que hay independentistas dispuestos a asegurar que ambas cosas son posibles. Por qué algunos creen que para ser independentistas hay que ser ilusos es algo digno de estudio. Otros, con más rigor, entienden que esto no es posible a día de hoy. (Por ejemplo, Mas Colell, dice esto mismo.)

Independencia tras un acuerdo

El acuerdo debe ser con el resto de España, obviamente, su gobierno y sus gentes. Debe haber un acuerdo para que la secesión sea posible y para la realización de un referéndum por la independencia. Eso requiere amplias mayorías parlamentarias y una mayoría de votantes que apruebe una reforma constitucional, aparte del voto afirmativo sobre la independencia en Catalunya en los términos del acuerdo. ¿Cómo de posible es esto? Muy difícil. Los catalanes deberán mostrar que una amplia mayoría de ellos quiere la independencia y que este deseo no se trata de un capricho pasajero. Pueden hacerlo de varias maneras. Una de ellas es que los partidos que explícitamente llevan la independencia en su programa electoral ganen sistemáticamente el voto popular durante unas cuantas elecciones (algo que todavía no ha ocurrido siquiera en una). Otra, que así se exprese en algún referéndum que el Tribunal Constitucional acepte como legal. Llegados a este punto, cuando hablo con independentistas siempre se me dice: una vez mostrada una voluntad mayoritaria por la independencia, esta debe reconocerse como posible. Pues bien, señores, este es el meollo del asunto: no tiene por qué. No me refiero a que sea moralmente bueno, malo, deseable o no, justo o injusto. Me refiero a que puede ocurrir que objetivamente quede documentado que la mayoría de catalanes, incluso el 80%, quiera la independencia (o quiera votar en un referéndum sobre ella) y que eso no implique ni que el gobierno español ni que los votantes españoles estén de acuerdo. Si eso es así, y si ni el argumento de la amplia preferencia, ni las protestas, ni los intentos de DUI ni las presiones internacionales consiguen cambiar la situación, no habrá independencia (ni referéndum).

Mírese cómo han ocurrido las independencias de facto que se ponen como ejemplo para ver si algo de eso es posible en la España y la Catalunya actuales: Eslovenia, Repúblicas bálticas. En ausencia de una posibilidad real de obtener una independencia de facto no queda más remedio que esperar que tarde o temprano los españoles entiendan que es justo permitir una Catalunya independiente si una mayoría suficiente de catalanes así lo manifiesta.

La situación actual, en 2017, está muy lejos de un escenario así. Primero, porque no ha habido una expresión mayoritaria y continuada en la población catalana. En las últimas autonómicas se quedó en el 47,8% y el referéndum no se pudo realizar en condiciones (el hecho de que la razón de ello es que el Estado no lo permitió no elimina el hecho de que no se realizara). Segundo, porque los votantes españoles, y con ellos los políticos, están de momento en contra de tal posibilidad. Con todo, hemos visto que en el Parlamento español se ha pasado de un par de decenas de diputados a favor de la autodeterminación a casi un centenar. Paciencia y a esperar a ver quién se cansa antes, los independentistas de pedir la independencia o los españoles de no permitirla en el caso de que sea una opción mayoritaria.

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Hace cinco años en el blog: La mala reputación.
Y también: ¿Afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias?
Y también: Malos argumentos sobre la circuncisión.
Hace tres años en el blog: Los mitos de la razón. La Habitación China.
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domingo, 8 de octubre de 2017

Celebramos 30 años de Escépticos en el pub con Susan Gerbic

Como probablemente saben, estamos celebrando el XXX Aniversario de ARP-SAPC con un EeeP este próximo Sábado (30 de Septiembre) con Alfonso López Borgoñoz (@lopezborgonoz). Como añadido a la celebración, una semana más tarde tendremos el honor de albergar en Escépticos en el Pub Madrid un evento especial con Susan Gerbic.

Cariñosamente apodada la Wikipediatra (Wikipediatrician), Susan Gerbic es co-fundadora de Monterey County Skeptics y una auto proclamada skeptical junkie. Susan es también la fundadora de la iniciativa Guerrilla Skepticism on Wikipedia (GSoW). Contribuye con frecuencia en Skeptical Inquirer y el podcast Skepticality. Fue galardonada en 2012 con el premio CSI In the Trenches, y en 2013 con el James Randi Award for Skepticism in the Public Interest. Es también Asesora científica y técnica del Committee for Skeptical Inquiry (CSI).

Nuestro EeeP será la última parada de un enorme circuito que está llevando a Susan por toda Europa. Ha estado (o tiene previsto estar, dado que la gira está ya en marcha) en Oslo (Noruega), Estocolmo (Suecia), Copenague (Dinamarca), Malmö (Suecia), Praga (República Checa), Breslavia/Wrocław (Polonia, para ser ponente en el 17º European Skeptics Congress), Göttingen (Alemania), Frankfurt (Alemania), Zurich (Suiza), Cesena (Italia, para ser ponente en el CICAPFest 2017), Budapest (Hungría), Ljubljana (Eslovenia), Sofia (Bulgaria) y finalmente Madrid. Para conocer más detalles sobre su tour, podéis empezar viendo este video en el que Susan explica los detalles.

Un aviso importante. La charla que Susan ha preparado para nosotros será en inglés, aunque durante el turno de preguntas será posible participar en castellano y traduciremos lo que sea necesario. El contenido de la charla, tal y como lo describe ella:

Apoyaste la Marcha por la Cienca. ¿Y ahora qué? Susan Gerbic nos explicará por qué la respuesta es unirse a su proyecto, Guerrilla Skepticism on Wikipedia (GSoW). Explicará por qué mejorar las páginas de Ciencia y Escepticismo Científico en uno de los 10 sitios más visitados de todo Internet mejora la educación de forma global. GSoW se apoya en personas y organizaciones que hacen la investigación, escriben libros, organizan conferencias y combaten la pseudo-ciencia y el mundo paranormal. GSoW les ofrece las mejores páginas de Wikipedia posibles, siguiendo todas las reglas de edición de la propia Wikipedia. GSoW ha tenido un gran impacto en la educación de todo el mundo desde 2010. Los colaboradores de GSoW han escrito o mejorado más de 400 artículos en la Wikipedia en muchos idiomas. Todo el aprendizaje es online, al ritmo que cada uno se proponga y con tutores personales. Todos los miembros de GSoW se unirán al Grupo Secreto en Facebook, en el que los nuevos reclutas aprenden el saludo secreto. Algunos ejemplos de páginas elaboradas son: Catherine de Jong, Cornelis de Jager, Massimo Polidoro, Massimo Pigliucci, Leo Igwe, Gábor Hraskó, VoF, ARP-SAPC, Klub Sceptyków Polskich, Chupacabras, CICAP, CSICOP, Association française pour l'information scientifique, GWUP, y muchas muchas más.

El cartel, diseñado y maquetado maravillosamente por Emilio Molina (@ej_molina_c):


Como siempre, la entrada es libre y gratuita. Durante la realización de esta actividad cultural está permitida la presencia de menores de 18 años, siempre que no consuman bebidas alcohólicas, y de los menores de 16 años si están acompañados por uno de sus padres o tutor. Os esperamos en el Moe Club, en Alberto Alcocer 32 el domingo 8 de octubre a las 19:00.

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Hace cinco años en el blog: Espejismo, espejismo mágico.
Hace tres años en el blog: Ttakun, ttakun, una música para siempre.
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viernes, 6 de octubre de 2017

Diálogo paródico con un mediador en el asunto catalán


Hace unos días tuití un hilo paródico sobre posible mediación de la UE entre los gobiernos español y catalán. Tuvo un gran éxito (dentro de mis tuits), así que lo reproduzco aquí ligeramente editado en la puntuación y las abreviaturas.
Puigdemont pide mediación internacional. Si yo fuera el gobierno de ESP aceptaría la de la UE y no me haría falta ni hablar.

Me imagino el diálogo:
-¿Y por qué se quieren independizar?
-Nos tratan mal.
-¿Por ejemplo?
-Nos roban.

-¿Y eso? ¿Hay un impuesto especial a CAT?
-No, es que somos ricos.
-Ya veo. ¿Cómo se hicieron ricos?
-Somos muy trabajadores y...

...desde hace más d dos siglos y medio nos va mejor que a ESP.
-Entonces no les tratan tan mal.
-Huy, sí. Fíjese que nos quitaron nuestros fueros.

-¿Cuándo fue eso?
-Hace casi tres siglos.
-Ya veo. ¿A ustedes solo?
-No, a todos.
-¿Y qué pedían antes de la independencia que no les daban?

-Pues algo como un concierto económico, como los vascos.
-¿Y eso? ¿Por qué ellos lo tienen y ustedes no?
-Porque en su día no lo quisimos.

-¿Algún agravio más?
-Sí, claro. No les gusta nuestra lengua.
-Eso es muy feo. ¿No se la dejan usar?

-No es eso. A ver si me entiende. El catalán es la lengua de la educación, pero de vez en cuando un padre quiere algo más d español. Eso duele.

-Sí que le entiendo, sí. ¿Qué más?
-Mucho más. ¿Vio la represión el día del referéndum?
-Sí, me pareció muy mal. ¿Sufren esa represión a menudo?

-Bueno...
-Por ejemplo, sé que hubo manifestaciones con la crisis económica. Algo del 15M, creo.
-Ah, pero para eso tenemos nuestra policía.

-¿Cómo?
-Sí, y tan dura como la que más, no crea. El día del referéndum mandaron la española porque la nuestra no hubiera dado abasto aunque quisiera.

-¿Aunque quisiera?
-Sí, es que tenía que obedecer a nuestros representantes y no a los jueces. Comprende, ¿no?

-¿Me está diciendo que tienen una policía política?
-Hombre, no lo diga de esa manera. Es del pueblo.
-¿Y qué partidos quieren la independencia?

-Muchos, hasta tres y somos casi mayoría de la población. No se crea.
-Y por todo eso quieren poner ESP y la UE patas arriba?

-Si le soy sincero, mi partido solo lo hacía como presión, para que ESP invierta más en CAT, pero nos tuvimos que juntar con estos,

...unos son unos románticos y otros son anti-sistema y no les importa romperlo todo. Pero no se fije en eso. ¿Cómo lo ve?
-Ya les llamaremos.

Hubo muchas respuestas de catalanes independentistas, pero ninguna argumentando nada. Lo más sensato que me dijeron fue que no estaba la cosa para humor tras las cargas en la jornada del 1-O. Contesté así

Yo tampoco estaba de humor y me expresé muy en contra del "a por ellos", la guerra de banderas y las cargas. 

Pero hay q volver al humor (si no estás de acuerdo, no me leas), y Puigdemont me lo puso en bandeja con su ocurrencia para seguir engañando.

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Hace cinco años en el blog: El valor de una vida.
Hace tres años en el blog: La Economía y el éxito de la subasta del espectro electromagnético (1).
Y también: La Economía y el éxito de la subasta del espectro electromagnético (2).
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sábado, 30 de septiembre de 2017

Hoy toca Escépticos en el pub: 30 años de historia

Empezamos la temporada celebrando todo un acontecimiento: ¡ARP-SAPC ha cumplido 30 años este 2017! Por este motivo el EEEP de septiembre será especial. El sábado 30 de septiembre nuestro presidente, Alfonso López Borgoñoz (@lopezborgonoz) estará con nosotros para hablarnos de: ARP-SAPC: 30 años de historia.

Esta charla, que ha subtitulado “Una entidad crítica, con alternativas racionales, cieníficas y eficaces contra las afirmaciones pseudocientíficas”, nos la resume Alfonso así:

“ARP-SAPC suma ya algo más de tres décadas de escepticismo en España. Al trabajo contra las creencias falsas de antes, muchas de ellas aparentemente superadas o en franca regresión (como la astrología o la ufología, aunque aún con la suficiente fuerza como para resurgir en cualquier momento), se le ha ido uniendo nuevas preocupaciones, entre ellas y de modo especial las relacionadas con las pseudoterapias o con concepciones equivocadas sobre temas de consumo, cuyo seguimiento puede suponer un grave riesgo para el bienestar de muchas personas, y que incluso les puede llegar a ocasionar la muerte.”

También anunciaremos en breve un fantástico evento especial para la semana siguiente. ¡Estad al tanto!


Alfonso López Borgoñoz es licenciado en Historia, en la especialidad en prehistoria e historia antigua, y desde 2014 es presidente de la Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico.

Sabemos que muchos ya conocéis ARP-SAPC. Para los que no, esta es la mejor ocasión. Y os animamos a que invitéis a vuestros amigos a acompañaros.

Además de la charla y el debate posterior, tendremos alguna sorpresa preparada. Y anunciaremos otra sorpresa para el EEEP de octubre, que también va a ser especial y se celebrará a la semana siguiente. ¡Estad atentos!

Como siempre, la entrada es libre y gratuita. Durante la realización de esta actividad cultural está permitida la presencia de menores de 18 años, siempre que no consuman bebidas alcohólicas, y de los menores de 16 años si están acompañados por uno de sus padres o tutor. Os esperamos en el Moe Club, en Alberto Alcocer 32 el sábado 30 de septiembre a las 19:00.

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Hace cinco años en el blog: Las voces de los economistas.
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