lunes, 13 de noviembre de 2017

Cursos online frente a cursos presenciales. ¿Cuáles son mejores? (1)

Esta es la primera parte de la versión en español de mi artículo de septiembre en Mapping Ignorance.


Los cursos online se están expandiendo rápidamente. Pueden llegar a más estudiantes y pueden reducir drásticamente los costes de enseñanza. Son, pues, una opción atractiva tanto para estudiantes como para los centros educativos. Siendo un desarrollo reciente, todavía hay poca investigación para evaluar su impacto. Un primer grupo de estudios usa el método de asignar estudiantes de manera aleatoria a una sección online o a una presencial de un mismo curso, y encuentra efectos negativos o nulos en las pruebas académicas cuando se había tomado el curso online (Figlio et al., 2013 [1]; Alpert et al., 2016 [2] y Joyce et al., 2015 [3], Bowen et al., 2016 [4]. Un segundo grupo de estudios examinaba estudios de grado de dos años (en community colleges), donde los estudiantes tomaban diversos cursos online y presenciales. De nuevo, los efectos estimados de los cursos online son negativos (Xu y Jaggars (2013, 2014) [5], [6], y Streich (2014) [7].

Bettinger et al. (2917) [8] resumen el estado de la cuestión relativa a los estudios sobre el rendimiento académico tras tomar uno u otro tipo de cursos, y a continuación desarrollan su propio estudio con datos más amplios. Estos autores usan datos de una universidad privada muy grande donde el estudiante medio toma dos terceras partes de sus cursos de manera online, y que tiene 100 campus físicos. Lo que hace este caso interesante es que cada curso se ofrece de manera online y presencial. Ambas secciones son idénticas en muchos aspectos: ambas siguen el mismo programa y el mismo texto; las clases son de aproximadamente el mismo tamaño; en ambas se realizan las mismas tareas, pruebas, exámenes y tienen el mismo sistema de evaluación. La única diferencia es el modo de comunicación, que en la sección online ofrece vídeos estandarizados que reemplazan al profesor de la sección presencial.

Los autores quieren estimar si tomar un curso online reduce el éxito del estudiante. En un estudio de este tipo hay que resolver varias dificultades. Una de las más importantes es que la correlación entre la elección del tipo de curso y el éxito del estudiante puede ser directa (la elección causa el éxito), inversa (los estudiantes exitosos tienden a tomar cierto tipo de cursos) o espuria (la elección de curso y el éxito están ambos causados por un tercer factor omitido). Para enfrentarse a este problema, los económetras típicamente emplean el enfoque de variables instrumentales. En el trabajo, los autores usan dos variables de ese tipo. Una se construye con los cambios entre semestre y semestre en la oferta de cursos online, aprovechando que en algunos semestres el curso online no se ofrece, mientras que el presencial sí se ofrece. La idea es que si la oferta de los cursos presenciales está correlacionada con el éxito del estudiante, esto es una indicación de causalidad directa (p.e.: la disponibilidad de más cursos presenciales implica que se tomen más y que el alumno tenga mejores resultados), puesto que sería difícil justificar la causalidad inversa o la correlación espuria (¿mejores resultados por parte de los estudiantes pueden implicar una mayor oferta de cursos presenciales?). La variable instrumental es, por así decirlo, un instrumento de causalidad que tiene más sentido en una dirección que en la otra. La otra variable instrumental es la distancia que el alumno debe viajar para atender un curso presencial en el campus local. La interacción entre las dos variables permite a los autores tener un grado de confianza mayor a la hora de interpretar causalidades en los datos. En sus propias palabras, la razón es que (i) cualquier otro mecanismo a través del cual la distancia al campus afecta el resultado académico es constante a lo largo de los semestres con y sin la opción presencial; y (ii) cualquier otro mecanismo que cause una diferencia en los resultados entre los semestres con y sin opción presencial afecta a los estudiantes de manera homogénea respecto a la distancia al campus.

El análisis de regresión que usa las variables instrumentales así descritas muestra los siguientes resultados:

  • Tomar un curso online, en lugar de presencial, reduce los resultados del alumno y su progreso en el centro educativo. Más específicamente, el efecto estimado es de un descenso de la nota media de 0.44 puntos en el curso, que es equivalente a un descenso de un tercio de la desviación estándar. Además, reduce la media total del alumno durante el curso siguiente una media de 0,15 puntos.
  • Desde el momento en que las notas reflejan, aunque sea de manera parcial, el aprendizaje real, se esperaría que el efecto fuera mayor en los cursos siguientes y más todavía en los cursos que tienen el primer curso como un prerrequisito. Los autores, de nuevo, encuentran que este es ciertamente el caso. Este resultado no solo es importante por sí mismo, sino como razón adicional para sospechar que las diferencias entre las notas de los cursos online son debidas al menor aprendizaje y no a diferencias en el modo de calificar.
  • El peor resultado inducido por los cursos online se refleja también en la matrícula del centro. Tras tomar un curso online, y no presencial, un estudiante medio incrementa en 9 puntos porcentuales su probabilidad de abandonar los estudios el semestre siguiente, aunque la reducción a un año vista no cambia. Además, los estudiantes que sí se matriculan lo hacen de menos cursos.
Referencias:

1. Figlio, D.; Rush, M., y Yin, L. 2013. Is it live or is it internet? Experimental estimates of the effects of online instruction on student learning. Journal of Labor Economics 31 (4), 763–84.

2. Alpert, W.T.; Couch, K.A., y Harmon O.R. 2016. A randomized assessment of online learning. American Economic Review 106 (5), 378–82.

3. Joyce, T.J.; Crockett, S.; Jaeger, D.A.; Altindag, O., y O’Connell S.D. 2015. Does classroom time matter? Economics of Education Review 46, 64–77.

4. Bowen, W.G.; Chingos, M.M.; Lack, K.A., y Nygren, T.I. 2014. Interactive learning online at public universities: Evidence from a six-campus randomized trial. Journal of Policy Analysis and Management 33 (1), 94–111.

5. Xu, D., y Smith Jaggars, S. 2013. The impact of online learning on students’ course outcomes: Evidence from a large community and technical college system. Economics of Education Review 37, 46–57.

6. Xu, D., y Smith Jaggars, S. 2014. Performance gaps between online and face-to-face courses: Differences across types of students and academic subject areas. Journal of Higher Education 85 (5), 633–59.

7. Streich, F.E. 2014. Education in Community Colleges: Access, School Success, and Labor-Market Outcomes. Chapter 2. PhD diss., University of Michigan. https://deepblue.lib. umich.edu/bitstream/handle/2027.42/108944/fstreich_1.pdf (accessed June 30, 2017).

8. Bettinger, E.P.; Fox, L.; Loeb, S., y Taylor, E.S. 2017. Virtual classrooms: How online college courses affect student success. American Economic Review 107(9), 2855–2875.

(Continúa aquí.)

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Hace cinco años en el blog: Cuánto dura un día
Y también: Dos historias de éxito y una de quién sabe.
Hace tres años en el blog: Mercados de agua (1).
Y también: Mercados de agua (2).
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2 comentarios:

  1. Los cursos online se están expandiendo rápidamente. Pueden llegar a más estudiantes y pueden reducir drásticamente los costes de enseñanza. Son, pues, una opción atractiva tanto para estudiantes como para los centros educativos.
    fuente: QueDeCursos.Gratis

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    1. Esa no es la cuestión que se discute en esta entrada (y en su continuación).

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