martes, 17 de octubre de 2017

Dos vías para la independencia


Hay básicamente dos maneras de que Catalunya (o Euskadi) consiga la independencia. Por la fuerza o a partir de un acuerdo con España. Habrá posibilidades intermedias, pero para el análisis que sigue esto no cambia el asunto.

Independencia por la fuerza

Si Catalunya consigue una independencia de facto, con el tiempo (mucho o poco) llegarán, si no reconocimientos internacionales, por lo menos acuerdos que permitan que Catalunya no esté estrangulada económicamente. Todo dependerá de cómo haya sido esa independencia por la fuerza y de cuánto apoyo interno crean los distintos países que esa independencia ha tenido. En cualquier caso, todo pasa por que Catalunya adquiera esa independencia de facto. ¿Puede hacerlo? No lo creo. No tiene fuerza para ello. Si no pudo organizar un referéndum, menos podrá mantener una independencia que requiere control del territorio y una hacienda propia. Sé que hay independentistas dispuestos a asegurar que ambas cosas son posibles. Por qué algunos creen que para ser independentistas hay que ser ilusos es algo digno de estudio. Otros, con más rigor, entienden que esto no es posible a día de hoy. (Por ejemplo, Mas Colell, dice esto mismo.)

Independencia tras un acuerdo

El acuerdo debe ser con el resto de España, obviamente, su gobierno y sus gentes. Debe haber un acuerdo para que la secesión sea posible y para la realización de un referéndum por la independencia. Eso requiere amplias mayorías parlamentarias y una mayoría de votantes que apruebe una reforma constitucional, aparte del voto afirmativo sobre la independencia en Catalunya en los términos del acuerdo. ¿Cómo de posible es esto? Muy difícil. Los catalanes deberán mostrar que una amplia mayoría de ellos quiere la independencia y que este deseo no se trata de un capricho pasajero. Pueden hacerlo de varias maneras. Una de ellas es que los partidos que explícitamente llevan la independencia en su programa electoral ganen sistemáticamente el voto popular durante unas cuantas elecciones (algo que todavía no ha ocurrido siquiera en una). Otra, que así se exprese en algún referéndum que el Tribunal Constitucional acepte como legal. Llegados a este punto, cuando hablo con independentistas siempre se me dice: una vez mostrada una voluntad mayoritaria por la independencia, esta debe reconocerse como posible. Pues bien, señores, este es el meollo del asunto: no tiene por qué. No me refiero a que sea moralmente bueno, malo, deseable o no, justo o injusto. Me refiero a que puede ocurrir que objetivamente quede documentado que la mayoría de catalanes, incluso el 80%, quiera la independencia (o quiera votar en un referéndum sobre ella) y que eso no implique ni que el gobierno español ni que los votantes españoles estén de acuerdo. Si eso es así, y si ni el argumento de la amplia preferencia, ni las protestas, ni los intentos de DUI ni las presiones internacionales consiguen cambiar la situación, no habrá independencia (ni referéndum).

Mírese cómo han ocurrido las independencias de facto que se ponen como ejemplo para ver si algo de eso es posible en la España y la Catalunya actuales: Eslovenia, Repúblicas bálticas. En ausencia de una posibilidad real de obtener una independencia de facto no queda más remedio que esperar que tarde o temprano los españoles entiendan que es justo permitir una Catalunya independiente si una mayoría suficiente de catalanes así lo manifiesta.

La situación actual, en 2017, está muy lejos de un escenario así. Primero, porque no ha habido una expresión mayoritaria y continuada en la población catalana. En las últimas autonómicas se quedó en el 47,8% y el referéndum no se pudo realizar en condiciones (el hecho de que la razón de ello es que el Estado no lo permitió no elimina el hecho de que no se realizara). Segundo, porque los votantes españoles, y con ellos los políticos, están de momento en contra de tal posibilidad. Con todo, hemos visto que en el Parlamento español se ha pasado de un par de decenas de diputados a favor de la autodeterminación a casi un centenar. Paciencia y a esperar a ver quién se cansa antes, los independentistas de pedir la independencia o los españoles de no permitirla en el caso de que sea una opción mayoritaria.

-----------------------------------------------------------------------------------------------------------
Hace cinco años en el blog: La mala reputación.
Y también: ¿Afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias?
Y también: Malos argumentos sobre la circuncisión.
Hace tres años en el blog: Los mitos de la razón. La Habitación China.
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------

No hay comentarios:

Publicar un comentario