domingo, 3 de octubre de 2010

¿Puede la economía evitar ser normativa?

Los economistas distinguen entre economía positiva y economía normativa. La economía positiva busca establecer hechos: ¿Promueven los monopolios el progreso técnico? ¿Una devaluación mejorará la balanza de pagos? La economía normativa, por otra parte, se interesa por cuestiones de política, sobre cosas “buenas” y “malas”. ¿Debe ser progresivo el impuesto sobre la renta? ¿Debe haber una legislación que favorezca la competencia?

La economía con perspectiva descriptiva tendría un trabajo parecido al de las ciencias naturales en el sentido de que buscaría leyes que describieran las regularidades observadas y teorías de comportamiento económico que las explicaran. Pero los economistas, al trabajar con un elemento que es susceptible de cambiar su comportamiento según ideologías, aprendizaje, etc., pueden tener otra función, la de proponer comportamientos alternativos. Hay diferentes planos en los que se puede hacer esto. El economista puede proponer unas normas básicas de comportamiento económico que se desprenden de unos pocos principios básicos presumiblemente aceptados o aceptables y cuya consecuencia lógica no ha sido prevista por los agentes económicos. En este sentido el economista sería un consultor.

A medida que nos alejamos de las proposiciones bien establecidas en la economía, el carácter normativo empieza a estar menos justificado. Por ejemplo, la proposición “debe tomarse la medida A” es normativa. Para que sea aceptable debe ser coherente con unos fines propuestos, así que mejor sería decir “si se quiere alcanzar el objetivo X, debe tomarse la medida A”, o mejor “de acuerdo con la teoría T, la medida A tiene como consecuencia que suceda X”. En este último momento la proposición ha pasado a ser descriptiva, en la medida en que la ley enunciada esté en consonancia con la realidad. Como las consecuencias de las medidas económicas son, generalmente, mutidimensionales, la cautela debe ser todavía mayor que la expuesta. Así, tal vez la proposición debería ser la siguiente: “de acuerdo con la teoría T, la medida A tiene como consecuencias X e Y, mientras que la B tiene como consecuencias X y Z”, o incluso se podría añadir, “y de acuerdo con la teoría H, las consecuencias de A y B son....” o, bien “de manera que si se prefiere Y sobre Z se preferirá T sobre B”. Así podríamos complicar indefinidamente la complejidad de la proposición.

A pesar del carácter condicional de estas proposiciones para hacerlas descriptivas, la impresión general es que, o bien por usar distintas teorías, o bien por interpretar una misma teoría desde distintas evaluaciones personales, los economistas pueden estar induciendo solapadamente un carácter normativo no justificado. Hay, cuando menos, dos posturas frente a este problema. La primera consiste en dar la información lo más completa posible en las proposiciones derivadas de las teorías para dejar al decisor que decida cuál de los condicionales es el que se aplica en su caso. Según la segunda, el economista da la información que considera relevante haciendo notar cuáles son los juicios de valor que le llevan a esta determinación.

La economía positiva no incorpora juicios de valor; sus descubrimientos son tan impersonales como los de la astronomía y la meteorología. En este sentido es posible una economía libre de juicios de valor; si la economía trata acerca de la aplicación de medios para conseguir objetivos, no hay razón para no analizar la asignación de recursos para conseguir cualquier fin. Esto no niega que la mayor parte de las proposiciones económicas de interés añaden juicios de valor sobre un conjunto de hechos y que el sesgo ideológico influye en la elección de las cuestiones que la economía trata de investigar. El mejor seguro frente al sesgo de un economista en particular es la crítica de los demás economistas. La mejor protección frente a declaraciones especiales en nombre de la ciencia son los estándares profesionales de los científicos.

7 comentarios:

  1. incluso la economia positiva incorpora juicios de valor. tu mismo lo has dicho: “de acuerdo con la teoría T, la medida A tiene como consecuencia que suceda X” y de acuerdo con otra teoria la consecuencia de A es otra, y entonces tengo que elegir la teoria que me convence mas, no?

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  2. "En este sentido es posible una economía libre de juicios de valor; si la economía trata acerca de la aplicación de medios para conseguir objetivos, no hay razón para no analizar la asignación de recursos para conseguir cualquier fin."

    Esta parte no la entiendo bien, imagino que por no ser economista. si logramos una economia libre de juicios de valor, entonces no debemos discutir la asignación de recursos para conseguir el fin; pero indicas lo contrario, de todas formas me gustaria que aclares esa parte.

    Hace meses que leo tu blog aunque no haya comentado en el; manten la altura que tiene y el respeto que hay en los comentarios.

    un placer.


    Read more: http://todoloqueseaverdad.blogspot.com/#ixzz11M2LcI00

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  3. "El mejor seguro frente al sesgo de un economista en particular es la crítica de los demás economistas."

    Probablemente es cierto, y no hay mejor seguro... pero aún así, creo no cometer un gran error si afirmo que ha mostrado ser una herramienta más débil de lo esperado, hasta el momento. Es decir, me da que la "revisión por pares" deja bastante cabos sueltos en Economía... quizá porque muchos economistas y escuelas económicas tienen una cierta ideologización ya de partida.

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  4. kika, soy:

    Cuando he dicho "En este sentido es posible una economía libre de juicios de valor" estaba diciendo "en este sentido señalado, que es LIMITADO" y que no defiendo como único.

    Ender:

    También es probablemente cierto lo que dices, y que la herramienta es más limitada de lo que se esperaba. No me gustan las escuelas, deberíamos ser capaces de mirar las cosas con objetividad y consensuar lo que sabemos y lo que no sabemos.

    Hay un poco de esperanza:

    http://www.fedeablogs.net/economia/?p=6311

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  5. En efecto, hay un espacio para la esperanza en la consecución de una economía positiva cada vez más depurada. Pueden quedar cabos por atar, pero si echamos la vista atrás hasta hace relativamente poco (la revolución marginalista es muy reciente en comparación con la galileana en la física, por ejemplo) podemos ver hasta qué punto los economistas nos hemos librado de "lastres" acaparados por juicios normativos. Es más, hace escasos días la mitad del mundo se sumía bajo los preceptos de una economía puramente normativa. En ese sentido, desde luego hemos avanzado.

    No obstante, ¿podemos hablar de economía positiva propiamente dicha cuando los criterios de eficiencia, supuestos básicos en los modelos más utilizados, son estrictamente normativos? Véase el paretiano, por ejemplo, por no mencionar los compensatorios de Hicks y Kaldor. Quizá los últimos avances, tales como los sucedidos en el campo de la economía de la información, que parten de desechar numerosos supuestos, puedan verse algo más libres de ellos, pero sólo hasta cierto punto.

    En fin, hemos avanzado mucho, desde luego, pero todavía nos queda un largo camino que recorrer.

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  6. Hola, Ramón:

    Bienvenido a este tu blog. Me alegra ver por aquí a alumnos de la universidad.

    Se ha recorrido, efectivamente, mucho camino. En el contenido de la microeconomía ya casi no hay escuelas y en macroeconomía están convergiendo lentamente. Con todo, esto no quiere decir que podamos avanzar mucho más en toda la complejidad de las cuestiones económicas. En esto no soy tan optimista, llegaremos más lejos, pero siempre faltará mucho por saber.

    Un saludo.

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