Voy a meterme en camisa de once varas y decir lo que, en mi opinión, deberían hacer y no hacen el gobierno y la oposición, sin perder de vista que lo más importante siempre es lo que haga el gobierno.
Pero antes será menester explicar un par de cosas. Lo primero es entender unos términos. Cada año, el gobierno ingresa y gasta. La diferencia se llama déficit o superávit según se gaste más o menos que lo que se ingresa.
Además de ingresar vía impuestos (y otras vías como beneficios de empresas públicas, por ejemplo), el gobierno puede pedir dinero prestado. No lo hace como los particulares yendo a un banco, sino que “coloca deuda”. Es decir, emite unos bonos que compra quien quiere. Los bonos son promesas de pagar un euro dentro de un año (por ejemplo). Ahora el gobierno debe negociar (es una manera de hablar, en la práctica es una especie de subasta) a qué precio se venden estas promesas de pago. Si se venden a 97 céntimos, el tipo de interés implícito es del 3% (en realidad un poco más, que 3 sobre 97 es algo más del 3%).
Estos son todos los tecnicismos que hace falta saber. Ahora fijémonos en qué hará que un comprador de deuda española esté dispuesto a comprarla a un precio más alto o más barato. La regla es: cuanto menos se fíe de que le darán ese euro a final de año menos está dispuesto a pagar por la deuda y mayor será el tipo de interés al que se coloca la deuda.
Y ahora viene la madre del cordero. El tipo de interés al que se está colocando la deuda española está 2,5 puntos por encima del que se pide a la alemana. Es decir, si el gobierno alemán está clocando su deuda al 3%, el español coloca la suya al 5,5%. ¿A qué se debe la desconfianza?
¿Tal vez al volumen de la deuda sea excesivo en España? No lo es. En 2009 se acabó con una deuda del 53,2% del PIB, muy por debajo del 116% de Italia, del 78% de Francia, del 68% del Reino Unido, o del 73,4% de Alemania, las otras grandes economías de Europa (Irlanda tenía el 65,5% y Portugal el 76,1%).
¿Será que se espera que la deuda crezca desmesuradamente a partir de ahora? Podemos, grosso modo, estimar que los déficits de las cuentas públicas se añadirán a la deuda (no es exacto, entre los gastos puede incluirse una amortización de la deuda, pero en los tiempos que corren no será esto algo que ocurra de manera importante). Tampoco aquí vemos grandes problemas. Los déficits son del 9,3% del PIB para el 2009 y algo inferiores para 2010. No se espera que se desboquen para los años siguientes (compárese con el 30% de déficit de Irlanda para 2010).
¿Será el problema el crecimiento de España? Si la economía crece, la deuda, siendo la misma, será una proporción menor del PIB y será más fácil pagarla. En este sentido, en España se espera un crecimiento cercano a cero este año y poco por encima el próximo. El crecimiento de España estará por debajo de la media europea algunos años (¿dos?, ¿cinco?) según las previsiones. Estar dos puntos por debajo del crecimiento de la economía Alemana durante cinco años supone, aproximadamente, un empeoramiento relativo con ese país, en términos de importancia de la deuda como proporción del PIB en 10 puntos porcentuales. Tampoco es nada gravísimo, dados los bajos niveles actuales de deuda en España.
¿Entonces? Entonces, tal vez las previsiones de crecimiento del déficit no sean creíbles. Las cuentas públicas no son un grandísimo problema si se cumplen los planes de ajuste. (Ojo, hablo del problema para evitar seguir los pasos de Grecia o Irlanda, no que no sean un problema por otras razones). Uno de los factores que pueden concurrir es el endeudamiento del sector privado (este sí grande y con problemas de financiación) y que obligue a las arcas públicas a salir en su rescate. Es lo que le pasó a Irlanda garantizando el rescate de toda su banca. Podría pasar con cualquier otro sector, pero nadie prevé que el gobierno rescate a las pequeñas empresas de fontanería, por ejemplo.
Así, pues, el problema está en si la banca en España tiene problemas y si el gobierno la va a rescatar. Los dos grandes bancos españoles parecen bastante solventes. El problema puede estar en alguno mediano (uno pequeño no sería un gran problema). Algo similar pasa en las cajas de ahorro, pero con más problemas detectados en ellas. El gobierno anima a la fusión de cajas, pero la cosa va muy despacio.
Ante esta situación esto es lo que debería hacer el gobierno: En lugar de, simplemente, decir que España no necesita rescate, debe decir que ninguna entidad financiera va a ser rescatada por el gobierno. Si un banco o caja quiebra, que desaparezca. Eso sí, se darán facilidades para que sea absorbido por otro banco o caja nacional o extranjero.
Lo que debe hacer la oposición es pedir esta declaración por parte del gobierno y no maldiagnosticar el problema diciendo que la diferencia en el interés que se paga por nuestra deuda se debe al factor ZP. Fijémonos que los mercados no están apostando por los planes electorales del PP ni por sus promesas. Seguramente sí apostarán porque el PP gane las siguientes generales, pero no porque las cosas vayan a cambiar mucho después de ello. O eso, o se espera que todo el riesgo sobre rescates bancarios se resuelva (para bien o para mal) en el tiempo que falta para las elecciones.