Al Relojero Ciego se le suele representar sin ojos o con ellos tapados,
pero siempre acompañado de piezas de relojería
De los orígenes de este demiurgo no se sabe nada a ciencia cierta, excepto que no es divino, como lo atestiguan sus padres, el Azar y la Selección Natural. En cambio se conocen bastante bien algunas de las proezas en que se basa su leyenda, entre ellas la de crear seres que muestran gran armonía partiendo de un material muy escaso. De acuerdo con las leyendas más comunes, por su falta de vista el Relojero Ciego no podía partir de cada una de las partes que componen los seres para ensamblarlas, y recurría en cambio a un truco que los humanos tardaron cientos de miles de años en descubrir: creaba los nuevos seres a partir de seres anteriores. Dejaba que se reprodujeran en gran variedad para, apartando aquellos que no se adaptaban a sus deseos, permitir que siguieran adelante los demás. Se dice que el primer ser lo creó a partir de unas pocas moléculas inquietas y auto replicantes que alcanzó a tocar con sus manos.
Se sabe que los pueblos que le rindieron culto destacaban tanto el grado de perfección de sus criaturas como de la total indiferencia con que condenaba a los no adaptados. Otros, incapaces de aceptar su arbitrariedad, prefirieron cerrar los ojos, ser ellos los ciegos e imaginar otro ser, el Diseñador Inteligente, más deidad que demiurgo, con el que iniciar un nuevo culto. Este diseñador también era relojero, aunque con visión, y resultaba ser tan arbitrario como el primero, pero por razones nunca del todo aclaradas por los investigadores su creencia les resultaba más satisfactoria.
Sabemos del Relojero Ciego por los textos de Richard Dawkins que han llegado hasta nosotros. Existen referencias a relojes en obras de autores anteriores que podrían estar conectadas con este personaje y también con el Diseñador Inteligente. Aunque en esas otras obras se hablaba en términos contrarios, afirmando la existencia de relojeros que podían ver, es posible que ambos cultos coexistieran. También es posible que la figura del Diseñador Inteligente derivara de esos otros cultos. La insistencia en la visión hace pensar que ya había narraciones sobre el Relojero Ciego en esas otras épocas a las que estas obras se intentaban contraponer.
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Hace tres años en el blog: Cómo no enseñar filosofía (3).
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Claro que se pueden programar hechos azarosos, pero la carga de la prueba está en quien propone. Hasta ahora no hay ningún indicio de un diseñador inteligente. Los que se han propuesto se desinflan enseguida.
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