Tras la breve historia recogida en la entrada anterior de este Concierto para vascos hemos llegado al presente con un Estatuto de Autonomía para el País Vasco que reconoce la figura del Concierto Económico de cada una de las provincias vascas. ¿En qué consiste exactamente?
Cada provincia (su Diputación Foral) recauda los impuestos en su territorio. Los impuestos los decide el Gobierno Central (bueno, los propone al Parlamento), pero cada Diputación tiene la potestad de alterar algo estas disposiciones estatales. No es mucho en los impuestos importantes (IRPF, p.e.), pero sí en otros como los de sucesiones.
Una vez que cada Diputación recauda, da al Gobierno Vasco una cantidad, que corresponde a los gastos del Gobierno Vasco en cada territorio. A su vez, hay que calcular un cupo que el Gobierno vasco paga al Estado por sus gastos en la Comunidad Autónoma.
En este esquema destacan dos aspectos. El primero es que las Diputaciones tienen cierta atribución sobre la legislación impositiva. Esto hace que las disposiciones de una provincia puedan tener repercusiones en los territorios limítrofes, sobre todo en lo que toca al impuesto de sociedades. El segundo es el cálculo del cupo.
Sobre el primer aspecto tenemos, a menor escala, el mismo problema de armonización de impuestos que en Europa. Es deseable que los impuestos no sean muy dispares a lo ancho de un territorio que quiere formar una unidad económica, social y política. No sé si la uniformidad total es la mejor solución. Algo de variedad en las leyes permite algo de experimentación y de aprendizaje mutuo, lo que es bueno. Además, la historia y el cariño hacia, o la confianza en, las instituciones propias hacen que la consecuencia de imponer rápidamente una misma regla para todos sin margen de variación habría sido la no formación de la Unión Europea. La convergencia paulatina ha sido más eficaz. Son los inconvenientes de formar una unión voluntariamente en lugar de hacerlo con invasiones napoleónicas o nazis.
En el caso del País Vasco, que cada uno saque sus conclusiones. España puede ver el celo de los vascos por sus cosas como Europa el del Reino Unido por las suyas o puede intentar imponer una mayor homogeneidad. Yo soy partidario de que, dadas las competencias de las Comunidades Autónomas (establecidas mal o bien), lo mejor es que las distintas experiencias en cada comunidad y cada área guíen las posibles tendencias para una mejor coordinación, de manera que esta venga construida con el acuerdo de las partes y no con la imposición. Recordemos que las partes pueden acordar la imposición de la norma.
El segundo aspecto, el del cupo, es más simple. Casi todo lo que se puede alabar o criticar al sistema de Concierto tiene su razón de ser en el cupo, aparte de la disparidad fiscal (nunca muy grande). Si se piensa que el País Vasco contribuye poco, auméntese el cupo. Si se piensa que contribuye demasiado, redúzcase.
Por eso me parece un suicidio político que UPyD plantee en el Parlamento Vasco la derogación del Concierto, al considerar que el País Vasco se beneficia excesivamente con el sistema. Les bastaría con proponer un incremento del cupo. Tendría las mismas consecuencias y se respetaría la institución.
Lo que se ha votado en el Parlamento español es que las normativas de las Diputaciones en materia tributaria tengan rango de ley, como las normativas generales que decide el Estado. Curiosamente, hoy en día pueden tenerlo si el Parlamento Vasco hace suyas las normativas forales cada vez que se formulan, pero el PNV dice que no, que no debe hacer falta este paso, que las Diputaciones tienen la competencia y que debe ser automático el reconocimiento de las normas como ley. Los juristas dirán si todo esto tiene sentido o no, pero se me antoja que es el menos importante de los temas. Tanto si se hubiera decidido en un sentido o en otro, el “blindaje” legal se puede conseguir en el Parlamento Vasco. La denuncia de las normas, si se juzgan ilegales, puede seguir haciéndose desde gobiernos autonómicos de las regiones limítrofes que se sientan perjudicadas, vía recurso constitucional. Es más costoso, pero no creo que sea menos efectivo.
Soy bastante ignorante en estos temas, pero me parece que el "problema" del cual se quejan otras CCAA y que también plantea UPyD está en el tema de que el cupo es sólo en concepto de pagar los gastos que tiene el estado en la CA vasca, pero nunca en concepto de solidaridad con otros territorios más pobres.
ResponderEliminarEn cambio, Madrid, Catalunya o Baleares no sólo pagan en concepto de lo que cuesta la administración del estado, sino que están obligadas a ser solidarias y a financiar con sus impuestos a las comunidades autónomas más pobres por ley, mientras que Euskadi o Navarra sólo pagan en concepto de lo que cuesta la administración del estado en sus respectivos territorios.
Digamos que es una desigualdad de concepto. No sé yo si esta obligación de solidaridad en caso de tener unos ingresos superiores a la media estatal podría encuadrarse en el cupo. En ese caso como tú apuntas no habría problema en que hubiera autonomía fiscal siempre que el esfuerzo fiscal per cápita resultante para otras comunidades autónomas sin régimen foral y con similares ingresos per cápita fuera el mismo.
A ver, el cupo es el pago de los gastos del Estado en el País Vasco o en beneficio de los vascos (casa real, ejército, parlamento, embajadas...), pero además se incluye el pago al Fondo de garantía interterritorial. Otro asunto es que el sistema LOFCA se haya vuelto más complejo y se hallan multiplicado los fondos de nivelación, habrá que ver cuáles son.
ResponderEliminarSi las Diputacione tienen más recursos quizás es porque recaudan mejor (o a menos gente y por lo tanto la tienen más controlada) y no por una desigualdad intrínseca del sistema.
Rafabcn:
ResponderEliminarBienvenido al blog. Anónimo ya te ha contestado. En el Cupo cabe incluir todo lo que sea compensación interterritorial.
Anónimo:
Gracias por la aclaración.
Muchísimas gracias por ser tan conciso y claro.
ResponderEliminarLa verdad es que yo, viviendo en Bizkaia toda la vida y oyendo hablar en los medios de comunicación sobre el cupo, el concierto económico y todo eso, jamás me había preocupado lo más mínimo.
Sólo sabía que hacienda es la Diputación y si me devolvía, cojonudo y si pagaba me jodía (con perdón por los términos, pero suele ser la expresión literal que utilizo normalmente en el lenguaje coloquial), como a todos/as.
Ahora me siento mucho más enterado (por lo menos en líneas generales), lo cual me alegra enormemente.
Repito José Luis: Muchas gracias.
Un abrazo.
Me alegro si te he aclarado algo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Yo creo que la queja de UPyD es más bien de que haya un sistema para las provincias vascas y Navarra y otro para el resto de España. No creo que lo que les moleste sea la diferencia de impuestos en cada región sino la diferencia de sistema.
ResponderEliminarHablan de derogar el concierto económico, pero yo creo que deberían expresarlo al contrario. Creo que deberían hablar de dotar a todas las provincias españolas del mismo sistema, después de todo se dicen federalistas. Pues el federalismo es eso, que haya diferencias impositivas y diferencias en los servicios que proveen las regiones. Federalismo implica responsabilidad fiscal (no sólo autonomía).
Ahora mismo el estado español recauda, transfiere a las CCAA y estas gastan. Esto es un sinsentido, sería más lógico impuestos locales, regionales y estatales. Y que cada administración gaste de lo suyo. Si quieres gastar más, sube los impuestos.
Creo que esto que expongo yo es algo con lo que la mayoría de gente en UPyD está de acuerdo, pero les falla transmitirlo. hablan de revoluciones jacobinas y de cargarse los privilegios vascos...
Si uno se pone a diseñar un sistema fiscal para España, Europa o el mundo, desde cero, seguro que hace muchas cosas distintas a las que tenemos. Pero ese no es el caso, hay una historia y un encaje de bolillos, con lo que tenemos que lidiar en toda construcción social.
EliminarPor otra parte, una uniformidad total solo es deseable cuando sabemos exactamente qué es lo mejor que se puede hacer y si las sociedades son suficientemente homogéneas en su actitud frente a las instituciones fiscales. Ninguna de estas dos cosas es cierta, así que tener varias maneras de hacer las cosas conviviendo en una sociedad no tiene por qué ser malo. Con la condición de que se acepte aprender de las instituciones que van funcionando mejor y que eso rija la evolución de ellas.
http://www.elmundo.es/pais-vasco/2014/07/24/53d0b0c3268e3e1f168b456d.html
ResponderEliminarhttp://pareto.uab.es/wp/2012/90212.pdf
Este tipo de cosas son las que denuncia UPyD y, afortunadamente, también empiezan a hacerlo otros partidos. Entiendo que a muchos (vascos y no vascos) les gusta estar a gusto en los sitios (por decirlo de alguna manera), pero los que pagan la fiesta también deben ser consultados si quieren seguir financiandoles la plácida estancia. Justificar desigualdades actuales (y querer mantenerlas) en "hechos históricos" (aunque fueran verdad todos y estrictamente correctos) más parece digno de esos tiempos medievales que se dicen defender. Así que por ahí, ninguna incoherencia. Ahora, tras las revoluciones francesa y americana... querer hacer comulgar con ruedas de molino a toda la población me parece una osadía y un esfuerzo útil y digno sólo en un país que goza con la desigualdad, atrasado y cavernícola... digno también de esos buenos tiempos medievales.
Si te fijas, es lo que yo digo: no hace falta ir contra el Concierto, basta con calcular bien el Cupo.
EliminarLas circunstancias históricas explican el que exista el Concierto, pero no la desigualdad en la contribución a los gastos del Estado (incluidas las políticas redistributivas). Se puede mantener lo primero sin tener lo segundo y, de hecho, será más fácil negociar un Cupo distinto que eliminar el Concierto. A no ser que lo quieras hacer por la fuerza y conseguir que los vascos sean todavía más hispanoescépticos.
Si uno quiere diseñar un sistema fiscal partiendo de cero y lo más racional posible, desde luego que no incluiría el Concierto Económico. Pero este no es el caso. La construcción de los países ha requerido, cuando no se han impuesto las cosas desde arriba, mucha atención a las instituciones pre-existentes. Lo mismo vemos ahora en la construcción europea.
Hay quien cree que los estados nación ya deberían haber pasado ese punto y que deberían ser homogéneos, pero eso es solo un deseo o una teoría normativa que no tiene por qué coincidir con la realidad. De hecho, no coincide. Echa un vistazo a los países europeos y verás que están llenos de instituciones que solo se explican por la historia y que solo se irán retirando cuando se ofrezca algo mejor a quienes las usan o cuando se imponga por la fuerza su eliminación. No creo que lo consigas diciéndoles que son atrasos medievales.