Ilustración del Homo economicus.
Humano, ¿demasiado poco humano?
Se ha intentado desplazar a este mito introduciendo sin éxito sustitutos con rostro más humano, como el Homo sociologicus y otros sin nombre concreto, atisbos de mitos artificiosos de modas evolutivas, de aprendizaje, de racionalidad limitada y de complejidad. El último intento está en manos de los sacerdotes de la Economía del comportamiento, que invocan las propiedades mágicas que debería tener el nuevo mito. Es pronto para decir si cumplirá las expectativas o será un Golem moderno.
Mientras tanto, el Homo economicus sigue su vida, racional pero lúgubre, inteligente pero incomprendido, dando vida a algunos de los modelos cuyas lecturas mejor han servido a los verdaderos mortales para evitar su perdición, como defienden unos autores. Otros, acaso no sabiendo encontrar una enseñanza moralizante en el mito, acaso temerosos de ser identificados con tal ser de apariencia insensible, acaso asociándolo más con el Homo homini lupus que con la Mano invisible, o acaso, en fin, cansados de que sea invocado más allá de donde sus leyendas permiten hacerlo sin caer en el paroxismo, quisieran interpretarlo como maldición más que como mito fundacional.
Varios comentarios, aquí.
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Hace cinco años en el blog: En un planeta cuadrado.
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