Esta es la segunda parte de la versión en español de mi artículo de noviembre en Mapping Ignorance. Debe leerse la primera parte para entender esta.
2. Burtless, G., y Hausman, J. A. 1978. The Effect of Taxation on Labor Supply: Evaluating the Gary Negative Income Tax Experiment. Journal of Political Economy, 86(6), 1103–1130.
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Hace cinco años en el blog: Esos crueles mercados.
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Northcliff water tower, Johannesburg (South Africa)
Tras el
apartheid el agua era un tema tan sensible que el derecho a una asignación
mínima se incluyó en la constitución tras las elecciones de 1994. Como resultado,
la llamada Free Basic Water Policy se introdujo en 2001. Según esta ley, cada
casa tiene derecho a 6 kilolitros de agua gratis al mes, independientemente del
tamaño o renta del hogar.
Szabó (2015) [1] recoge
siete años de lectura de datos mensuales para cada hogar en un suburbio
particularmente pobre en Tshwane (99% de población negra, con una renta mensual
por hogar equivalente a 500 dólares americanos), el área metropolitana
alrededor de Pretoria. En este suburbio alrededor del 11% de los 60.000 hogares
tienen agua corriente, pero no saneamiento, y el 30% no consume más del mínimo
recomendado de 6 kilolitros al mes. Los datos contienen abundantes variaciones
de precios en 20 tipos de facturación, un hecho que permite a la autora
identificar los parámetros de la demanda y realizar un análisis contra-factual
sin la política de agua gratis. Los 20 tipos de tarifas incluyen una política
experimental en la cual, en un esfuerzo por reducir costes, el Departamento de
Agua de Tshwane introdujo una política de precios por la cual se eliminó la
asignación gratuita a cambio de descuentos en el precio para las familias más
pobres. Los datos sobre consumo de agua se complementan con una encuesta a 1000
hogares llevada a cabo en diciembre de 2010 y que recoge información sobre el
uso del agua y datos sobre la demografía y el ingreso de cada familia.
Finalmente, la empresa proveedora de agua asigna un precio contable al agua
gratis, tal y como requiere la ley para poder recibir el subsidio. Estos
precios se pueden usar para formular el escenario contra-factual en el que se
elimina la asignación gratuita de agua.
Debido a la
compleja estructura de las tarifas, los métodos de regresión ofrecen resultados
sesgados. Por esta razón Szabó usa un enfoque de estimación estructural. En
particular, la autora extiende el modelo de demanda de Burtless y Hausman
(1978) [2], que le permite recuperar los efectos marginales a nivel de hogar y
estimar las elasticidades respecto a los precios (básicamente, la reacción de
la demanda de los hogares antes cambios en las variables relevantes), tras
resolver varios problemas econométricos.
La autora
ofrece dos resultados principales. Primero, analiza el escenario contra-factual
reemplazando el precio cero con el precio positivo contable que refleja los
costes, y encuentra que el consumo de los hogares cambia muy poco con los
precios positivos. Este resultado va de la mano de la teoría descrita en la
Figura 1: si la asignación de agua gratis es una cantidad pequeña, la mayoría
de las familias realizará un consumo superior, pero sin variar la cantidad
total.
Figura 1
En segundo
lugar Szabó investiga si el sistema de precios de Tshwane se puede mejorar.
Para dar sentido a lo que significa una mejora, la autora asume que un
planificador social maximiza el bienestar total sujeto a algunas restricciones,
como que la empresa proveedora del agua no tenga pérdidas y, en una extensión
de su modelo, que se tengan en cuenta restricciones de capacidad y de ingresos.
La diferencia con una versión más general es que la maximización está
restringida al conjunto de familias del estudio, no a la población total,
incluyendo a aquellos que se beneficiarían de los mayores ingresos de la
empresa que provee el agua. Szabó encuentra que, con estas restricciones, la
tarifa óptima contiene precios positivos que crecen gradualmente con el consumo
sin incluir una parte gratis. Esta tarifa correspondería a la obtenida si el
subsidio actual del gobierno se distribuyera de manera más homogénea entre las
distintas unidades de la parte baja del consumo. La tarifa óptima aumenta sensiblemente
el bienestar (el equivalente a aumentar un 3,5% el ingreso mensual medio) a la
vez que se reduce el porcentaje de consumidores con un bajo consumo de agua. Todo
indica que el incremento en el consumo se debe a que muchas familias restringen
su consumo para mantenerlo dentro de la asignación gratuita y no tener que pagar
los altos precios a partir del mínimo.
Referencias
1. Szabó, A. 2015. The Value of Free Water: Analyzing South Africa’s Free Basic Water Policy. Econometrica, 83(5), 1913–1961.
1. Szabó, A. 2015. The Value of Free Water: Analyzing South Africa’s Free Basic Water Policy. Econometrica, 83(5), 1913–1961.
2. Burtless, G., y Hausman, J. A. 1978. The Effect of Taxation on Labor Supply: Evaluating the Gary Negative Income Tax Experiment. Journal of Political Economy, 86(6), 1103–1130.
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