Hace poco, las academias de la lengua española sacaron la nueva ortografía. No voy comentarla con ningún detalle, solo constataré el hecho de que la ortografía española tiene demasiado enraizado un principio loable pero imposible, la correspondencia fonética.
El tener una lengua cuya escritura es fonética representa unas indudables ventajas, sobre todo para los escolares cuando la aprenden. Los chinos tardan muchos años en dominar su escritura y si los anglohablantes tienen concursos de deletrear (casi impensables en la lengua española) es porque reconocen su dificultad en este tema.
Me parecen bien todas las simplificaciones hechas (a ver cuándo suprimimos los acentos), pero hay una parte de la nueva ortografía que me parece una batalla perdida, y para bien.
Hasta hace poco, era posible transcribir palabras extranjeras a la fonética española y deletrearlas según ella (como fútbol) o al revés, traer la palabra escrita como se escribía en la lengua extranjera y pronunciarla como se leería si fuera española (como garage).
Esto empieza a ser difícil de mantener. Las nuevas palabras vienen en gran cantidad, de distintas lenguas y de manera demasiado conspicua, tanto en su escritura como en su pronunciación según la lengua de la que llega, todo debido a la profusión de los medios de comunicación modernos. ¿Alguien dejará de escribir software para escribir softgüer? ¿Alguien dejará de pronunciar softgüer para pronunciar softguare?
Ningún académico piensa que Qatar se escribirá Catar, parece que solo lo recomiendan como quien dijera: “haced lo que queráis, pero habíamos dicho que queríamos una escritura fonética según nuestras reglas y nos pagáis para que os lo recordemos”. Por lo menos, en lo tocante a topónimos soy partidario de dejarlos como están en la lengua original, si es de alfabeto latino, y usar la transliteración internacional si usa otro sistema. Esto es lo que está ocurriendo ya. Solo propongo hacerlo oficial.
Hace mucho que Aquisgrán dejó de ser Aquisgrán para ser Aachen. A Amberes le queda poco para ser definitivamente Antwerpen y lo mismo a Pekín para ser Beijing, pronunciado sin jota alguna. Me parece de perlas tener un solo nombre para Girona (otra vez sin pronunciar la “g” como jota) y también uno solo para Zaragoza (nada de Saragossa en los letreros de las autopistas catalanas). Seville dejará su lugar a Sevilla en los mapas ingleses. Nueva York y Londres resistirán unos cuantos años más, pero acabarán cayendo para ser New York y London. Lo primero ya lo dicen muchos hispanohablantes, y no por pedantes.
Por lo menos en los topónimos podemos toda la humanidad funcionar como una sola lengua.
Por la parte que me toca, creo que seguiré diciendo Atenas. Lo de Αθήνα no me termina, y mira que suena bien.
ResponderEliminarLo preocupante, desde mi humilde punto de vista, es la cada vez más popular ortografía cani.
l0 PrOKpNt DsD mI UmilDe . D BiStA S la KDa BZ + p0pUlAr H0Rtjrf1A KANIIII T0 WaP000000 XD T0 L0K00000.
A eso me refiero.
Larisa:
ResponderEliminarBienvenida al blog. Yo también seguiré diciendo Atenas, Nueva York y Londres, pero ya digo Beijing, Girona y Antwerpeen.
Comparto tu preocupación por la ortografía cani.
Claro está que el inglés se ha consolidado como lingua franca a nivel mundial y hablar de cambiar el castellano cuando quizá en un plazo relativamente breve sea relegado a idioma residual de uso doméstico, parece poco práctico, pero puestos a la tarea, no es tan dificil. La RAE, en cualquier caso, está para describir los usos del castellano que imponen sus hablantes. No se sostiene la función normativa que le adjudican los que no soportan que cada cual escriba como le parezca oportuno.
ResponderEliminarSalvo para el fonema correspondiente a CH y RR, es posible cambiar la escritura de modo que a cada fonema corresponda una sola letra y no aparezca ninguna letra escrita que no se pronuncie. Se puede hacer de varias formas, por ejemplo, la siguiente:
- Desaparece la letra H.
- La letra Z para el fonema correspondiente a la C en "ceniza" (quedaria: zeniza, zedro...).
- La letra K para el fonema correspondiente a la C en "casa" y la combinación QU en "queso" (quedaria: kasa, konsejo, keso...). Desaparece la letra Q. Podría conservarse la letra C para el fonema correspondiente a CH o bien elegir otro grafema y eliminar también la letra C.
- La letra G sustituye a la combinacion GU (quedaria: gerra, gitarra...) y no se usarla nunca para el fonema correspondiente a la letra J (quedaria: jenerador, jitano...)
- La letra Y sustituye a la doble L (quedaria: yamar, yorar...)
- La letra B sustituye a la V y W (quedaria: bendimia, baso...).
- Desaparece la letra X sustituida por su transcripcion fonetica KS (quedaría: proksimo).
- Respecto al acento grafico o bien se acentuan todas silabas tonicas o no se acentua ninguna.
- Para el fonema correspondiente a la dobre R, escribir siempre doble R, aunque sea principio de palabra o siga a una consonante (quedaría: rrata, sonrreir...)
Las letras K y la Z son más rúnicas y menos propicias a la manuscritura que la Q y la C, pero la primera tiene la combinación QU y la segunda representa dos fonemas distintos. Conservar K y Z es más sencillo. De todas formas la manuscritura es una práctica en desuso.
Haciendo las sustituciones con un procesador de textos resulta fácilmente legible. Prueba:
"Los años de mi infanzia se bieron entristezidos por ese fantasma. El abuelo me deskribia esos ojos ke te espian, tan falsos ke te sobrekojen, esas sonrrisas eskurridizas, esos labios de iena lebantados sobre los dientes, esas miradas pesadas, infeztas, embrutezidas, esos pliegues entre nariz y labios siempre inkietos, ekskabados por el odio, esa nariz suya kual monstruoso piko de pajaro austral… Y el ojo, a, el ojo… jira febril en la pupila kolor de pan tostado y rrebela enfermedades del igado, putrefakto por las sekreziones produzidas por un odio de diezioco siglos, se pliega en mil pekeños surkos ke se azentuan kon la edad, y ya a los beinte años, al judio se lo be arrugado komo a un biejo. Cuando sonrrie, los parpados incados se le entrezierran de tal manera ke apenas dejan pasar una linea imperzeptible, señal de astuzia, dizen algunos, de lujuria, prezisaba el abuelo… Y kuando yo estaba ya bastante krezido para entender, me rrekordaba ke el judio, ademas de banidoso komo un español, ignorante komo un kroata, abido komo un lebantino, ingrato komo un maltes, insolente komo un gitano, suzio komo un ingles, untuoso komo un kalmuko, imperioso komo un prusiano y maldiziente komo un astesano, es adultero por zelo irrefrenable: depende de la zirkunzision ke lo buelbe mas erektil, kon esa desproporzion monstruosa entre el enanismo de su kompleksion y la dimension kabernosa de esa ekskrezenzia semimutilada ke tiene."
El zementerio de Praga. Umberto Eco (es más sencillo no cambiar los nombres propios de otros idiomas).
Perdón. Quedaría "infektas", no "infeztas". Quizá haya algún otro gazapo (la sustitución automática de letras hay que hacerla en el orden apropiado).
ResponderEliminarGracias por la sugerencia.
ResponderEliminarHay un "pliegues" y un "cuando" que han sobrevivido, pero es interesante. Si nos acostumbráramos a esa ortografía, la de ahora nos parecería arcaica enseguida.
La no transcripción de los topónimos es algo que tardará en suceder... pero que no se puede detener. Yo, como alguien que trabaja con información geográfica, es algo que espero que pase cuanto antes.
ResponderEliminarLo que espero no ver nunca es la eliminación total de las tildes y la sustitución de grafemas con sonido igual. El párrafo escrito por masgüel me chirría tanto que he tenido que obligarme a seguir leyendo cada cuatro palabras.
Eso sí... seguramente es lo que sucederá. Solo espero que no pase mientras yo viva.
Lo malo es que a los interesados en la etimología de las palabras se les pondría el asunto cuesta arriba. Con una reforma semejante las palabras tiran una pesada mochila de historia. La escritura sería más fácil de aprender para los infantes, pero es que si nos ponemos puristas podemos acabar escribiendo en binario y tampoco apetece. A mí la verdá es que me está apeteciendo hacerme un conversor automático y escribirlo todo acorde a la última edición del diccionario de neolengua, desde ya. La realidad es impermanencia, que decía el de Lumbini.
ResponderEliminarCreo que todos pensamos más o menos lo mismo. Disentiremos, seguramente, en cómo de rápido ir con los tiempos. Lo de los topónimos y nombres propios urge. Ya no decimos Julio Verne (bueno, quedará quien sí), sino Jules Verne, como no hablamos de Guillermo Shakespeare, pero hay mucho ridículo llamando a los que tienen nombres vascos en su versión castellana solo por fastidiar (no sé a quién, solo denotan ignorancia supina).
ResponderEliminarJOSE LUIS
ResponderEliminarLo dicho por masguel es una felicidad, casi todos hemos pensado en eso aunque es la primera vez que lo veo tan bien propuesto. ¿Quien no suspira imaginando ka, ke, ki, ko, ku o bien ca, ce, ci, co, cu.? pero esa es la parte feliz del asunto, la parte del examen que aprobamos con diez.
Me gustaría que pensaramos en las conjugaciones, que es donde está la mayor dificultad, por ejemplo, yo sabo o yo habo. Tambien hay que trabajar las irregularidades verbales y una lluvia de cosas que, suponemos, harían relativamente fácil el idioma.
Gracias.
Muy interesante la discusión sobre hacer un alfabeto fonético. Sin embargo, primero habría que ponerse de acuerdo sobre la fonética que regiría. En América Latina, o por lo menos en la mayoría, se utiliza el fonema "S" para los grupos sa, se, si, so, su, ce, ci, za, zo, zu y demás. En Castilla y otras partes de España, que no toda, además hay otro fonema que representaré com "th". Y en otras partes de América se aspira la s, sobre todo final. Luego, ¿qué fonema se representa?
ResponderEliminarY lo que dice José Luis sobre los topónimos no me convence: Praha, Moskva, Warzawa, Regensburg, Edinburgh (pronúnciase Edinburra), y un largo etcétera, por no mencionar los países donde hay más de un idioma: Bruges o Brugge, Anvers o Antwerpen (mencionado también por JL), Jerusalem, Jerusalén, Yerushaláyim o Al-Quds.
Ya que se toca ese tema, me fastidia que en vez de españolizar los fonemas, se tome como calca la transliteración anglófona para los topónimos: Kharkov por Járkov, Khartoum por Jartum, Khomeini por Joimeini. Me gusta mucho por eso el manual de estilo de El País.
Mi granito de arena.
Mario Sánchez Rocha
Gracias, Mario, por tu aportación, y bienvenido al blog.
ResponderEliminarEvidentemente, será imposible una escritura fonética unificada en una lengua con amplias variedades en la pronunciación. Yo no propongo pasar a una escritura fonética al 100% ya, pero sí aceptaría ir simplificando las cosas. Lo más fácil sería empezar con la "g" y la "j", como propuso Juan Ramón Jiménez, creo que es lo que chocaría menos al lector. Luego podríamos seguir eliminando la "v" (o la "b", pero por alguna razón la "b" se ve más moderna". Luego ya veríamos.
En los topónimos, en la inmensa mayoría de los casos, ya aplicamos la regla: en todas las ciudades apenas conocidas históricamente por el hablante de otra lengua. Las decenas de casos restantes se asimilarían enseguida.
Algunos países ofrecen transliteraciones oficiales (Rusia, por ejemplo, y ahora China e India) sobre cómo escribir sus topónimos y nombres propios, no necesariamente a gusto anglófono.
Con todo, nunca sería estricto al 100%. Cambiar una letra o dos podría ser perfectamente aceptable. Por ejemplo, el grupo KH por J, pero eso ya son detalles.
En países con varias lenguas, se aplicará el topónimo que elija la cuidad. En los pocos casos en que se elijan dos, valdrá cualquiera (como en Vitoria-Gazteiz). Antwerpen elegirá, seguramente, solo uno.
El error, bajo mi punto de vista, que cometéis, está en considerar que la lengua se cambia de un plumazo. No, ni mucho menos. La lengua es historia. La lengua es riqueza cualtural a través de los tiempos. La lengua con su ortografía es la única patria común.
ResponderEliminarPor último, el castellano -o español- es la lengua más rica de todas.
No he de callar (Francisco de Quevedo)
"No he de callar por más que con el dedo,
ya tocando la boca o ya la frente,
silencio avises o amenaces miedo.
¿No ha de haber un espíritu valiente?
¿Siempre se ha de sentir lo que se dice?
¿Nunca se ha de decir lo que se siente?".
Hala, a encontrar un retruécano que resuma mejor la condición humana.
Oh, no, José Manuel. No creo que cambie de un plumazo, ni mucho menos. Pero puede cambiar un poco más rápida o lentamente si hay un acuerdo académico para ello. Por eso he propuesto pocas cosas y empezando por las más fáciles.
ResponderEliminarYo tenía esos versos escritos en la carpeta en mis tiempos de bachillerato. Gracias por recordármelos.
Fe de erratas. Cultural por "cualtural".
ResponderEliminarMi punto de vista: el triunfo de los analfabetos. Lo que pasa cuando la ignorancia llega a considerarse una virtud, algo que no es la primera vez que ocurre en la historia, ni será la última.
ResponderEliminar¿A qué te refieres, exactamente? Es difícil entender cuál es ese triunfo.
ResponderEliminarla propia palabra lo explica: "analfabeto"... literalmente "sin alfabeto", que es precisamente lo que se estan cargando letra por letra. mañana haremos una fabada con un sucedaneo de chorizo resultado de un coctel de soja y aditivos varios para que pique y sea rojo, y una especie de papilla de un origen aun mas surrealista embutida en pequeñas capsulas de un material sintetico y comestible, que por supuesto llamaremos "abas", y para cuya elaboración serán necesarias decenas de fábricas, una para el e-230, otra para el e-450... cientos o miles de intermediarios (cuidado que no meta el hocico también ahí la sgae, que de eso sabe mucho) y todo por algo que nunca podría ser más que una mala imitación de lo que mis abuelos te ponían los martes encima de la mesa para comer. ellos solitos plantaban las habas y ellos solitos cebaban al gocho ( ...cerdo ...zerdo). lo siento, pero prefiero una fabada de verdad. y la fabada, o la paella, o yo que sé, el lacón con grelos, es a la gastronomía lo que la "h" o la "b" y la "v" a la gramática. dudo que haya alguien que no tenga un plato favorito, pero como la cosa va de unificar mundialmente los ingredientes, los alfabetos y todo lo que sea para optimizar la producción...
ResponderEliminarAnónimo:
ResponderEliminarNo veo qué pierde el lenguaje, con todo su sabor, por que las reglas ortográficas sean otras y no las que son. Escribir abas o habas es totalmente irrelevante para la riqueza del lenguaje escrito. Decir que abas es como una comida rápida y habas como una bien elaborada solo habla de cómo te gustan a ti las cosas. Te gustan las habas y la fabada casera. A otro le pueden gustar las abas y también la fabada casera.
el problema es que la simplificación del alfabeto es una consecuencia y no una causa de la perdida de riqueza del lenguaje
ResponderEliminarAunque así sea (yo no lo creo, por lo menos no en toda simplificación), sería una consecuencia irrelevante para que continúe o se revierta esa pérdida de riqueza del lenguaje.
ResponderEliminarDices: "Me parecen bien todas las simplificaciones hechas (a ver cuándo suprimimos los acentos)".
ResponderEliminarNo estoy de acuerdo. Este poema es gracioso cuando dice:
El piojo y la pulga se van a casar
No se han casado por falta de máiz
Tiro lo tiro tiro liro liro
Tiro lo tiro liro liro la.
Según tu propuesta, debería decir:
El piojo y la pulga se van a casar
No se han casado por falta de maiz
Tiro lo tiro tiro liro liro
Tiro lo tiro liro liro la.
Los poetas clásicos, que aún los hay, siguen usando los diéresis para separar sílabas que comúnmente respondían al hiato: Lüego, así se les entiende más, cuando es el caso.
Eliminar los acentos nos separará más a los cultos de los comunes, y creerán que somos pedantes, cuando lo que siempre hacemos es orientar nuestra alma bella hacia lo semejante.
Aún sin acentos nada impide que se usen signos diacríticos para romper o forzar diptongos en las licencias poéticas.
ResponderEliminarNo sólo es una licencia poética, es la forma de decir "maíz" de toda una clase social.
ResponderEliminarSaludos
Tampoco podemos distinguir el "yo" pronunciado por un español y el "yo" pronunciado por un porteño. Son problemas, a mi entender, menores y que no justifican los acentos u otras marcas diacríticas como medida general. Si un escritor quiere enfatizar algo, puede emplear los recursos que crea conveniente, incluidas esas marcas.
ResponderEliminarLa propuesta del alfabeto fonético ni es nueva ni carece de valedores. Es de todos sabidos que Juan Ramón Jiménez, que abogaba por una ortografía estrictamente fonética escribió su Platero y yo con dichas normas, y hubo de ser reescrito para su publicación.
ResponderEliminarRespecto a los topónimos, veo un problema grande sobre todo a la hora de relacionarlo con sus respectivos gentilicios. Es fácil entender que el de Moscú sea Moscovita, pero no lo es tanto si decimos que viene de Moskva. Lo mismo sucede con gerundense, gentilicio más o menos lógico de Gerona, pero mucho menos de Girona, máxime si pronunciamos /y/i/r/o/n/a/.
Bienvenido al blog, Nacho.
EliminarNo veo el problema ni la dificultad en que dentro de unos años sea natural llamar Moskva a Moscú en castellano, como empieza a serlo decir Beijing en lugar de Pekín. Tampoco lo veo en aprender a pronunciar Girona a la catalana, aunque para ciudades menos conocidas por los castellano-hablantes de idiomas más alejados, seguramente pronunciaremos bastante mal, pero si unificamos las grafías, eso por lo menos que habremos ganado.
Otra vez con retraso, aunque al tratarse de un tema de lengua y de la RAE uno pudiera pensar que no debe ser tan importante (el retraso).
ResponderEliminarHe de confesar que a mí aún me resulta extraño Catar y no Qatar, y sin embargo me resulta natural Irak y no Iraq (en un caso coincido con la ONU y en otro no).
En el caso de mi ciudad natal y de residencia la problemática el topónimo es bastante acusada. El topónimo oficial es A Coruña, mucha gente sigue utilizando La Coruña y no siempre por inercia, en muchos casos - incluido un histórico alcalde - lo hacen por convicciones porfundas (algunos dirían "por j-----"). Por otra parte muchos coruñeses solemos emplear Coruña, algunos Corunha o incluso Cruña o Crunha.
Alguna vez he oido mencionar la posibilidad de recuperar el supuesto nombre romano de Brigantium (de ahí lo de brigantino), supongo que con ánimo conciliador.
Esa confusión en que vivimos puede tener efectos muy perniciosos en nuestras mentes. Por ejemplo, recuerdo a un candidato a alcalde - lo fue durante muchos años - que pasó de presentarse como Enrique, a ser Henrique, luego Quique y finalmente Kike.
Cascarilleiro