Esta es la segunda parte de la versión en español de mi artículo de octubre en Mapping Ignorance. Se trata de una sección de un artículo mío publicado recientemente en la revista Economía Industrial [1]. Debe leerse antes la primera parte para entenderlo.
El experimento así definido presenta tantos mercados como lugares en donde se termina consumiendo el agua, con un precio distinto para cada mercado definido por el mecanismo de doble subasta. Para adaptarse a las características propias del experimento, el mecanismo que vacía cada mercado resuelve el problema de programación lineal que minimiza el coste sujeto a que la oferta sea igual a la demanda y a que se cumplan las restricciones de cantidad mínima y máxima en los canales de transporte. Finalmente, debido a la relativa complejidad del experimento, se realizaron varias sesiones de entrenamiento y se descartaron para el experimento final a aquellos sujetos experimentales que peores resultados tuvieron en las sesiones previas.
El grado de eficiencia del mercado, medido como proporción del excedente obtenido respecto del excedente competitivo (el máximo posible), está en torno al 91%, lo que es un muy buen resultado, máxime cuando el modelo no es precisamente favorable a la competencia, puesto que el número de agentes es limitado y existe un monopolista en cada uno de los canales de transporte. De hecho, cuando se repite el experimento y se deja que en cada uno de esos canales haya dos agentes la eficiencia pasa al 94%. Para comprobar que los resultados son fruto de las acciones estratégicas de los agentes y no están sesgados por el diseño del experimento, los autores realizan unas simulaciones donde un ordenador realiza pujas aleatoriamente con las que obtienen porcentajes de eficiencia entre el 0% y el 5%.
En cuanto al reparto del excedente, el problema principal se encuentra en el área de San Diego, que tiene menos conexiones para recibir agua, y que no llega a la mitad del excedente que podría tener en competencia. Sin embargo, cuando se permite la duplicación en el transporte, con un incremento del 3% en la cantidad y una disminución del 20% en el precio, se consigue que su excedente suba hasta ser el 84% del excedente en competencia.
El otro problema detectado en los experimentos es que el mercado no consigue ser suficientemente sensible a los cambios en la cantidad de agua disponible, lo que parece deberse a la alta varianza de las cantidades intercambiadas, que pueden ocultar a los agentes los cambios en la cantidad de agua total. Con todo, esta volatilidad disminuye con la experiencia de los sujetos y llega a desaparecer cuando se introduce competencia en el transporte.
¿Qué nos dicen los resultados de esta microeconomía de laboratorio acerca del diseño de mercados en el "mundo real"?
En palabras de los autores:
7. Smith, V.L. 1980. Relevance of Laboratory Experiments to Testing Resource Allocation Theory, in Kmenta, J. and J. Ramsey, eds., Evaluation of Econometric Models. New York: Academic Press.
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Hace tres años en el blog: Una voz sensata y otra no tanto.
Hace cinco años en el blog: El Rey Carmesí.
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El experimento así definido presenta tantos mercados como lugares en donde se termina consumiendo el agua, con un precio distinto para cada mercado definido por el mecanismo de doble subasta. Para adaptarse a las características propias del experimento, el mecanismo que vacía cada mercado resuelve el problema de programación lineal que minimiza el coste sujeto a que la oferta sea igual a la demanda y a que se cumplan las restricciones de cantidad mínima y máxima en los canales de transporte. Finalmente, debido a la relativa complejidad del experimento, se realizaron varias sesiones de entrenamiento y se descartaron para el experimento final a aquellos sujetos experimentales que peores resultados tuvieron en las sesiones previas.
El grado de eficiencia del mercado, medido como proporción del excedente obtenido respecto del excedente competitivo (el máximo posible), está en torno al 91%, lo que es un muy buen resultado, máxime cuando el modelo no es precisamente favorable a la competencia, puesto que el número de agentes es limitado y existe un monopolista en cada uno de los canales de transporte. De hecho, cuando se repite el experimento y se deja que en cada uno de esos canales haya dos agentes la eficiencia pasa al 94%. Para comprobar que los resultados son fruto de las acciones estratégicas de los agentes y no están sesgados por el diseño del experimento, los autores realizan unas simulaciones donde un ordenador realiza pujas aleatoriamente con las que obtienen porcentajes de eficiencia entre el 0% y el 5%.
En cuanto al reparto del excedente, el problema principal se encuentra en el área de San Diego, que tiene menos conexiones para recibir agua, y que no llega a la mitad del excedente que podría tener en competencia. Sin embargo, cuando se permite la duplicación en el transporte, con un incremento del 3% en la cantidad y una disminución del 20% en el precio, se consigue que su excedente suba hasta ser el 84% del excedente en competencia.
El otro problema detectado en los experimentos es que el mercado no consigue ser suficientemente sensible a los cambios en la cantidad de agua disponible, lo que parece deberse a la alta varianza de las cantidades intercambiadas, que pueden ocultar a los agentes los cambios en la cantidad de agua total. Con todo, esta volatilidad disminuye con la experiencia de los sujetos y llega a desaparecer cuando se introduce competencia en el transporte.
¿Qué nos dicen los resultados de esta microeconomía de laboratorio acerca del diseño de mercados en el "mundo real"?
En palabras de los autores:
"La aplicación de los resultados experimentales al entendimiento de situaciones similares fuera del laboratorio se entiende como un paralelismo (Smith 1980) [7]. Claramente los experimentos referidos en este artículo son solo una representación estilizada de la red de agua de California. Sin embargo, los experimentos de laboratorio nos permiten aprender acerca de la institución del mercado de agua en un escenario que podemos controlar. Esto nos permite acumular un cúmulo de evidencias que identifican los puntos fuertes y débiles de esa institución, y nos proporciona una oportunidad para desarrollar modificaciones a un coste relativamente bajo antes de su puesta en marcha en la realidad. De esta manera, los experimentos de laboratorio pueden proporcionar una valiosa comprensión que reduzca la incertidumbre inherente asociada al desarrollo de nuevas instituciones."1. Ferreira, J.L. 2014. Investigación experimental en Economía Industrial. Revista de Economía Industrial 393, 69-77.
7. Smith, V.L. 1980. Relevance of Laboratory Experiments to Testing Resource Allocation Theory, in Kmenta, J. and J. Ramsey, eds., Evaluation of Econometric Models. New York: Academic Press.
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Hace tres años en el blog: Una voz sensata y otra no tanto.
Hace cinco años en el blog: El Rey Carmesí.
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Siempre es interesante obtener resultados y sacar conclusiones con experimentos en el laboratorio. Y no cabe duda que en este experimento habéis obtenido importantes resultados de lo que sería un mercado actuando en un escenario hídrico con acceso restringido y sin externalidades. Pero ocurre que en el caso del agua la localización geográfica de los usuarios y del agua, junto con las restricciones de transporte, hacen que cada transacción entre dos acabe afectando significativamente a los n-2 restantes, casi sin exclusión. Por eso un esquema de negociación con usuarios agrupados geográficamente y con un tipo de uso idéntico suele ser el único sistema viable. Dejar esa negociación a una subasta individual puede aumentar la eficiencia aparente, pero la agragación de esas mayores eficiencias puede ser colectivamente un desastre.
ResponderEliminarSe me ocurre un símil con la química. Lo que habéis experimentado son las propiedades del ácido sulfúrico: un agente muy corrosivo pero también muy útil para la industria química. Es importante estudiarlo en un laboratorio primero porque si lo usas a la brava puede causar destrozos. Ahora bien, convenientemente diluído es un elemento muy necesario. Sobre todo porque la alternativa al ácido sulfúrico del mercado es la captura del regulador por parte de los usuarios más poderosos u organizados.
Un cordial saludo.
Jorge Bielsa
Jorge:
EliminarGracias por tu comentario, pero hablas como si yo fuera parte del equipo que hizo el experimento. No es así, yo solo informo del trabajo. Por lo demás, habrá que acumular las evidencias, las de ese experimento y las de otros, e ir desarrollando el mercado con todas las cautelas. Creo que Australia ofrece experiencias interesantes.
Efectivamente, los australianos han tenido que probar de todo desde que el río Murray-Darling (un río con unas características muy similares a los ríos mediterráneos) se rodease de demandas que necesitaban las aportaciones medias de dos o tres "Murray-Darlings" y con varianza cero. Hay una publicación del australiano Michael D. Young recién salida de imprenta donde repasa de forma muy matizada las posibles ventajas de introducir lo que él llama "arrangements that allow trade in water allocations". Como podréis comprobar, su planteamiento es el de un modelo mixto con negociación e intercambios entre grupos de usuarios y en el que hace falta, en sus palabras: "new administrative capabilities" además de "careful communication with stakeholders", es decir, donde el mercado no es la opción por defecto sino el mecanismo de ajuste para los desequilibrios a corto plazo. Podéis encontrar el texto completo en:
EliminarYoung, M. D. (2013). Designing water abstraction regimes for an ever-changing and ever-varying future. Agricultural Water Management.