Para mi sorpresa, hay quien piensa que una ideología es un método de análisis. Al parecer, cuando no tienes datos, la ideología te permite tomar decisiones. No solo eso, el poder de la ideología va más lejos y le permite a uno posicionarse a favor o en contra de alguna política sin necesidad de datos. Así, uno está en contra de la pena de muerte sin necesidad de estudios que indiquen las consecuencias de su aplicación, está en contra de una propuesta sobre un plan de reforma del sistema de pensiones porque ya sabe que es una opción ideológica y él tiene otra, o está a favor del copago médico porque, sin tener datos, es lo que le dice su ideología.
No entiendo esta postura. Optar sin tener información es un acto de fe, no un análisis. Sin datos no hay manera en que alguien me pueda convencer de que una postura es mejor que la otra.
Cuando se abunda en la discusión, sin embargo, ocurre que se filtran algunos datos que sí se tienen. Quien está en contra de la pena de muerte dice que ya se sabe que no sirve para reducir el crimen y que siempre hay la posibilidad de ejecutar a un inocente y que esto basta para estar en contra. No digo que no, pero esos son datos de la realidad. ¿Qué pasaría si se propone la pena de muerte para dictadores sanguinarios, confesos y con amplias pruebas de su culpabilidad y si con cada dictador condenado otros diez dejaran el poder y convocaran elecciones?
Quien está en contra de la propuesta sobre los planes de pensiones ya sabe que, por ejemplo, aumentar la edad de jubilación es malo para el trabajador. Lo es para la mayoría, desde luego, pero es una visión miope. Además de ser malo trabajar más es bueno estar más años cotizando si eso permite disfrutar de una pensión mayor. Habrá, por lo menos, que ponderar una cosa con la otra. También habrá que compararlas con el resto de consecuencias y con otras alternativas a ese plan.
Quien está a favor del copago médico por razones ideológicas parece saber que permitirá ahorrar, lo cual seguramente sea verdad, pero, de nuevo, la ideología le hará a uno miope si no está dispuesto a tener en cuenta la posibilidad de desatención con el sistema de copago (y el resto de consecuencias positivas y negativas de la introducción del copago de una u otra manera y de otras alternativas de gestionar la sanidad pública).
La ideología podrá ponerse al final del análisis. Cuando hayamos detectado todos los pros y contras de las medidas. Las muertes evitadas tal vez sean pocas y pese más la ética de respetar la vida humana y, ahora sí, estamos en contra de la pena de muerte. O tal vez pensemos que por pocas que sean las vidas que salvamos, estas tienen más peso que la muerte del sátrapa. Eso es sí que es ideología. Hablé de estas cosas aquí.
El proponer la ideología como manera de elegir sin datos se me asemeja a la manera de tapar huecos en el conocimiento que se atribuye a menudo la religión. ¿No sabemos una cosa? pues dios lo explica. Es la misma posición. Y genera el mismo tipo de prejuicios. Coincide demasiado el tener este tipo de ideologías que te resuelven la vida así, gratis y sin pensar, con el pedir más y más explicaciones cuando los datos y las teorías no son las de tu ideología y en cambio creerse casi cualquier cosa con tal que concuerde con ella.
Interesante reflexión.
ResponderEliminarEs más cómodo tomar tus decisiones en paralelo a tu ideología, ahorrándote así el análisis. Además, socialmente, si perteneces a un gran colectivo, tienes más posibilidades. Libres pensadores, escépticos o personas "muy independientes" reciben "palos" desde todos los bandos...
Yo aunque trato de pensar por mí mismo, comprendo a las personas que adoptan ese comportamiento.
No creas que tanto. Esta entrada la he escrito después de hablar con escépticos, que lo son en todo hasta que se les toca su ideología política.
EliminarYo más bien diría que una parte de esos escépticos dudan de que la economía se pueda considerar una ciencia y algunos consideran, además, que ni las actuaciones ni los análisis económicos se pueden deslindar de la ideología. Y sabes que lo digo más bien desde el punto de vista del lector.
EliminarGracias, José Luis, sé que ese es el caso, por eso he empezado por el ejemplo no económico (el de la pena de muerte) porque salió en la discusión y porque en él se ve claramente el problema de estas consideraciones ideológicas tan raras.
EliminarUna cosa es que la Economía no sea ciencia (en el sentido fuerte, que es el que más gusta y es lo que uno usa para hablar de Física o Química) y otra cosa es que la Economía, la Sociología, la Antropología o muchos aspectos de la Medicina o de la Meteorología no hayan conseguido hacer algún análisis científico y hayan encontrado algunos datos y leyes objetivas, tal vez limitadas a algún ámbito, pero objetivas.
De decir que falta la precisión de la Física a decir que todo es ideológico hay un abismo, y decir que la Economía no es ciencia no le permite a uno decir que puede sustituir un análisis económico por otro solo ideológico por mucho que se crea que el económico ha incluido "algo" de ideología. O confundir una propuesta, siempre política por normativa y no descriptiva, basada en evidencias (como la de vacunar de la polio a los niños) con una basada en nada o solo en ideología. Es lo que pasa cuando se fía uno demasiado de la ideología. Cree el ladrón...
¿Qué puede haber de ideológico en encontrar que las empresas tienden a contaminar más cuando no se les penaliza por ello? ¿O que los trabajadores tienden a contratar un plan de pensiones privado si el público no les garantiza una pensión adecuada? Como esas hay muchas otras cosas que se saben en Economía y que conviene tener en cuenta, no importa qué ideología tiene uno.
La ideología, al igual que la religión, lo que proporciona es una cierta "comodidad" en el día a día. El carecer de ellas te obliga a estar continuamente cuestionándote cosas y obligándote al análisis.
ResponderEliminarDe todas formas no sé si llegamos a pensar realmente por nosotros mismos o si buscamos continuamente alguna referencia, aunque sea de forma inconsciente.
Buscar referencias está bien, el caso es que estén bien asentadas en la razón y en los datos y no en el prejuicio.
EliminarSaludos.
Y sin embargo, no se puede vivir sin creencias ni ideologías porque son lo que da sentido y coherencia a nuestras vidas. Si creo que matar es malo y que ningún ser humano tiene derecho a quitarle la vida a otro eso incluye la pena de muerte. Da lo mismo que hablemos de un malhechor, un sátrapa o madre Teresa de Calcuta. Y por supuesto da igual que lo justifique con datos que nos digan que evitarán males mayores. Según Truman, las bombas atómicas evitaron los miles de muertos que se hubieran producido en caso de continuar la guerra pero esa justificación no convierte el hecho y los datos en algo bueno, ni siquiera aceptable.
ResponderEliminarVamos a los planes de pensiones. Si creo que la tecnología ha de estar al servicio de la sociedad y que facilita y reduce el trabajo físico, lo lógico sería que ésta sirviera para trabajar menos horas y menos tiempo. Puesto que no hay suficiente trabajo para todos, creo que lo más justo sería repartirlo. Y de nuevo puede presentarme todos los datos y análisis económicos que quiera del BCE, el FMI, o el sum sum corda. Puede hablarme de primas de riesgo, intereses compuestos, deuda pública o privada y todas esas zarandajas. Si la tecnología no sirve a razones de justicia social todos sus datos carecerán de valor por pura cuestión ideológica: que la economía ha de estar al servicio de la sociedad, no en su contra.
Y vamos al copago. Quien cree que la sanidad ha de ser universal se resistirá a cualquier tipo de copago porque al final quien más pagará no será quien más tiene sino quien más la utiliza, o sea, quien está enfermo. Y por cada dato de ahorro que presente al sistema general de la SS, otros le suministrarán datos de gastos evitables a favor de empresas multinacionales e intereses privados.
Una cosa es la fe en una creencia o ideología, algo totalmente lícito y necesario, y otra bien distinta la fidelidad a un partido político. Si me dice usted, que quien se cree socialista defiende a ultranza las medidas que el partido que dice llevar ese nombre propone, a pesar de los hechos y de los datos, rescate a bancas, militarización de huelgas, aumento de la edad de jubilación a pesar del alto índice de paro entre los jóvenes, privatizaciones de empresas públicas y todas esas cosillas, entonces, ni es creyente, ni es socialista. Es un idiota o un estómago agradecido. Sin más.
Elena:
ResponderEliminarSi estás en contra de la pena de muerte en cualquier circunstancia simplemente estás manifestando unas preferencias morales, no haciendo un análisis, que es lo que defienden algunos que su ideología hace.
No entiendo esas apelaciones a que la tecnología o la economía estén a favor de las personas para justificar estar en contra o a favor de un determinado modelo de pensiones públicas. En cualquiera de los casos habrá que echarse unas cuentas. Lo mismo en el tema del copago, estás avanzando unas consecuencias que podrán ser o no así y habrá otras consecuencias que tal vez no estás teniendo en cuenta. El ahorro por el copago (si se produce) podrá permitir que se atiendan otros que ahora están desatendidos. El copago puede hacerse selectivamente, puede devolverse a algunos en la declaración de la renta,... Habrá que volver a ponderar todo. Resolver ideológicamente le puede llevar a uno hacer argumentos simplistas y miopes.
Si estoy en contra de la muerte no sólo estoy manifestando una preferencia moral. Moral es lo que me enseñaba mi madre cuando era pequeña, y sí, me enseño que matar está mal. Pero estoy además exponiendo un principio ético, porque que matar está mal es algo ampliamente aceptado y así se establece en la Declaración Universal de los Derechos Humanos cuando se habla del derecho a la vida. Y un principio ético es siempre fruto de un acto de reflexión y por tanto de análisis. Creer que matar está mal me permite analizar con un mínimo de coherencia y objetividad actos como la guerra independientemente del color de la bandera o leyes como la pena de muerte sin especial observancia a la orientación política, vengan de una dictadura como la española, una democracia como la estadounidense o un país comunista como China. Como ve, bajo la luz de una sola creencia analizo las sombras de leyes, gobiernos y países enteros.
ResponderEliminarPor lo demás, quizás no me haya explicado bien. Vamos a las cuentas. Aunque si algo se ha hecho últimamente en todo Occidente ha sido eso, cuentas. Y no salen. No salen porque las cuentas no rinden a ideologías ni creencias, sólo son números. Las cuentas me dicen que si gasto más que ingreso, tendré números rojos en la cartilla, pero no me dicen cómo aumentar los ingresos ni de dónde reducir los gastos. Un argumento simple, quizás simplista: si un empresario, por ejemplo, tiene la creencia de que monta un negocio con el único propósito de hacerse rico, cuadrará sus cuentas para obtener el mayor beneficio económico sin importarle el coste social. Si por el contrario, ese empresario tiene la creencia de que es afortunado por el hecho de que la sociedad le deje montar un negocio y le proteja en sus intereses, entonces querrá devolver a la sociedad ese favor repartiendo sus beneficios. Ahí tiene dos creencias, dos ideologías, y un hecho. Seguro que las cuentas de ambos son diferentes. Y es que tal y como creemos y pensamos actuamos. Las cuentas no son sino fruto de esas creencias o de sus actuaciones. Por eso las ideologías y las creencias cuentan. Y mucho.
Los principios éticos pueden ser fruto de reflexión sobre las preferencias morales. En mi blog siempre lo he dicho. Pero esa reflexión tiene que ver con cosas como la consistencia de las propias preferencias o la aceptación del conocimiento que nos brinda la ciencia para evitar contradecirlos. Pero no es una manera de analizar la realidad en el sentido de descubrir nuevos conocimientos, sino de evaluar las distintas opciones.
EliminarPor lo demás no sé qué significan esas frases tan generales de que occidente solo ha hecho cuentas y no le salen.
Y yo no digo que las ideologías no cuenten, lo que digo es dónde cuentan y dónde no.
En el libro "Thinking Fast and Slow" Kanehman dedica un capítulo a ese tipo de sesgo en el razonamiento. Heurística afectiva, lo llama: vemos los aspectos positivos de lo que nos gusta y minimizamos o ignoramos los negativos, y viceversa.
ResponderEliminarHay 3 enemigos de la razón que empiezan por "i": la ignorancia, la inercia y la ideología.
Un saludo
Completamente de acuerdo.
EliminarJose Luis si se lo tengo que explicar es que no nos vamos a entender. Significa sencillamente que hemos creado una crisis difícil de solucionar y que hasta ahí hemos llegado tras una auténtica labor de ingeniería financiera avalado por miles de datos y de estudios. No se si llamarlo ciencia. Pero lo que está claro es que ninguna ideología ha estado detrás de ello. Tan sólo la ambición. Quizás, si hubiera habido alguna ideología, sea la que sea, no estaríamos dónde estamos. Quizás como método no sea muy ortodoxo,pero el mundo sería mejor.
ResponderEliminarLamentablemente, el mundo puede ir todavía peor. No sé, por otra parte, de dónde sacas que hemos llegado a donde estamos por una labor de ingeniería financiara avalada por miles de datos de estudios.
EliminarJose Luis:
ResponderEliminarLas ideologías tienen varios aspectos. El primero, el de modelos de la realidad que nos permiten comprenderla. El segundo, modelos para controlarla. El tercero, un modo de controlar los estados de ánimo, las opiniones y las acciones de uno mismo. El cuarto, controlar esos estados, opiniones y acciones de un colectivo.
El ser humano es social y encuentra grandes ventajas en vivir en sociedad con algún tipo de división de trabajo. Es la especialización en algunas tareas lo que convierte a la sociedad en mucho más eficaz que la suma de los individuos. Pero para ello debe haber una cierta confianza en que los otros responderán a ese modelo, y esa confianza se puede basar en una teoría verificable y verificada en lo posible, o en una teoría que la mayoría crea y acepte y tome como base para sus actos. Por eso, a veces en la práctica, es peor tener razón y quedarse solo que equivocarse junto a todos los demás.
Una sociedad, además, incluye un tipo de contrato implícito o explicito por el que se espera que alguien responda conforme a unas reglas y se mira al que las viola como un ser marginal que no va a buscar el bien de sus vecinos. Y una especie de contrato que ponga de acuerdo a mucha gente y que penalice al transgresor parece más seguro.
Muchas sociedades han basado su funcionamiento en ideologías de esa clase, que han puesto a trabajar a mucha gente de modo cooperativo, con teorías disparatadas o no verificadas, pero algo parece mejor que nada cuando la situación es apurada. Por eso, por ejemplo, mucha gente aún cree en "medicinas alternativas" y "ciencias paranormales". No funcionan porque sean verdaderas sino porque consiguen que mucha gente actúe de modo concertado. Son una especie de capital ideológico que parece garantizar una recompensa futura a unos actos presentes que son un gasto real para el que los realiza. Pon por caso la inmortalidad del suicida o la presión violenta o psicológica contra el disidente.
Y como muchas teorías falsas, se protegen de los fallos con más teorías ad hoc, con enormes cantidades de sentimientos de identidad de grupo y con gigatoneladas de sesgos de confirmación. Tú puedes probar que parte de la teoría no es verdadera o no es fiable, pero queda todo lo sentimental, emotivo o irracional que ha dado lugar a una adhesión no basada en datos y que los datos no pueden rebatir.
La ciencia, el querer acercarse a la realidad para entenderla y explicarla es solo una de las posibles actividades del ser humano, otras son participar de la realidad para ser feliz, para agradar a los demás, para contar historias,... Lo malo de las ideologías es que sirven para lo segundo pero pretenden servir para lo primero.
EliminarY que los métodos para conseguir lo segundo (ser felices, etc) van con frecuencia contra poder conseguir lo primero (acercarse a la realidad para entenderla).
EliminarTriunfa la ciencia si tenemos suficientemente garantizado el vivir. Si no lo tenemos, es poco factible el filosofar y nos dedicamos a un sucedáneo, la ideología consoladora, que nos deja tiempo para partirnos la espalda con la azada y que nos proporciona a bajo precio la idea de que conocemos la realidad.
Suena bien, pero me faltan datos. Fíjate que en las últimas décadas se ha puesto de moda criticar la ciencia, con el vivir plenamente garantizado, pero con la ingenuidad de creer que repetir un meme es tener cultura y saber.
EliminarEspero que no suene a hipótesis ad hoc, y que no lo sea, pero la crítica irracionalista de la ciencia tiene otras raíces. En una sociedad desarrollada falta cohesión social, la confianza del individuo en que sus intereses coinciden con los de la sociedad y sus conciudadanos y que va a ser protegido en el peligro y la necesidad. Pero si se siente aislado o poco protegido, busca alguna ideologia que le dé sensación de formar parte de un colectivo solidario. Y el irracionalismo proporciona eso.
ResponderEliminarEn una gran ciudad hay un gran numero de solitarios contra su voluntad y buena parte de ellos buscan vínculos sociales en ideologías políticas, religiosas, naturalistas... lo que sea que parezca seguro frente a la incertidumbre. Debe tratarse de algo capaz de imponerse al individuo: un sentido histórico, un dios, la naturaleza.
En cambio, las aportaciones de la ciencia se dan por supuestas, como la lluvia en el norte de España, y por eso no se valora que haya que esforzarse en garantizarlas.
Sí, pero está por ver que ese aislamiento sea la causa de la crítica a la ciencia. Más bien diría que la propagación de esa crítica requiere interacción social.
EliminarPero ese paso es trivial: las personas con problemas, no sólo aisladas (abundan gentes atrapadas por la pobreza, la toxicomanía, una personalidad débil), buscan un respaldo en el grupo, y algunos de esos grupos son irracionalistas. La ideología es parte de la identidad del grupo.
ResponderEliminarY no sólo debemos pensar en religiones o contactados por extraterrestres. Mucha gente busca interacción social en grupos políticos, de debate, de intereses culturales, ecológicos o dietéticos. Algunos usan la razón y tienen afinidad por las ciencias. Otros menos, y algunos, todo lo contrario.
Creo que la irracionalidad es un accidente en un intento de socialización, pero que se refuerza en un grupo que en algún punto ha derivado a la irracionalidad.
La ideología del grupo no sólo tiene una función de conocimiento. También es parte de lo que define la pertenencia al grupo. La pertenencia implica confianza mutua, apoyo mutuo, y si ponemos en duda las afirmaciones de alguien, éste frecuentemente lo interpreta como falta de confianza o como un insulto. Pasa en los grupos sociales de todo tipo, hasta en los blogs. La opinion del autor selecciona los seguidores; una vez que hay un grupo de seguidores que comparten unos puntos de vista, al que entra con otro punto de vista no sólo se le critica en sus opiniones sino como a un extraño. Imagina en un grupo religioso y los recibimientos de todo tipo a los disidentes, herejes en países católicos, Servet ante Calvino, católicos entre anglicanos, Spinoza entre judíos...
Pero ¿por qué la irracionalidad? Por dos motivos. 1/ Es mucho más fácil creer en palabrería de un libro o un predicador entusiasta que estudiar. Así, cuanto menos cultura o inteligencia, más fácil que se caiga en un grupo de charlatanes. 2/ Porque se valora más lo que es o parece escaso y necesario. La ciencia y sus aportaciones a nuestra vida se toman como algo que meramente está y sólo se fija la atención en las consecuencias peores o que se cree que son peores. Y para las personas con problemas de socialización, o que buscan un fin en la socialización, la pertenencia a un grupo es lo necesario y lo escaso.
De todos modos, en todas las épocas ha sucedido algo similar. Al inicio de los ferrocarriles había quienes aseguraban que la gente enloquecería con las altas velocidades. Sí, las de entonces. Y siempre ha habido gente con ideas contra la vacunación, los antibióticos, las máquinas y todo lo que no fuera "natural".
Podemos examinar cómo alguien llega a ser de una determinada forma de fanatismo. Si nace en un grupo de creencias cerradas ya ha hecho buena parte del viaje. En su educación asimila opiniones que no tiene con qué contrastar. Si duda de ellas equivale a ponerse en contra de sus padres, maestros, convecinos. Para él mismo es un motivo de debilidad ser el único o de los pocos que ponen en duda algo que la mayoría acepta. Si manifiesta unas primeras discrepancias, se le va a considerar un extraño, un rival, un enemigo, y va a quedar aislado. No es fácil ser verde.
Y eso lo puedes ver en todo tipo de grupos sectarios. Basta que trates de llevar la contraria a alguien para que el sectarismo salga a la luz, aunque esté oculto a primera vista. Como se dice, lo que define a una dictadura es que encarcela a los que piensan que es una dictadura.
Queda otra cosa. Que en un grupo abierto pero descohesionado, pueden aparecer individuos que se asocian por algún tipo de ideología irracional, extremista o no. Dentro de esos grupos parece que la vida puede ser más segura o se puede aprovechar la organización para ir contra el resto. Es puede pasar al azar y en muchas ocasiones fracasarán. Pero si alguno triunfa, se hace más numeroso y, por tanto, más poderoso y expulsará o aniquilará a los diferentes.
EliminarDebemos tener en cuenta que a lo largo d ela historia y de la Tierra, la mayoría de las sociedades ha estado dominadas por ideologías irracionales y tendentes al totalitarismo. Lo realmente excepcional ha sido la libertad de pensamiento y de acción. Aquí y ahora nos parece la regla, pero es sólo una apariencia. De hecho, una democracia descohesionada y en crisis tiene como riesgo los grupos totalitarios políticos, religiosos, étnicos, delictivos.
Pero te darás cuenta que todo ese discurso y todas esas explicaciones son solo hipótesis. De momento no tenemos datos que prueben que sea cierto y constituya la explicación principal, por muy bien hilado que suene.
EliminarMe lo doy, como que lo he escrito yo. Pero tienes todos los datos que quieras sólo con mirar a tu alrededor. Lo que podemos hacer en un blog y sus comentarios es proponer hipótesis. La investigación la hacen otras personas con otros medios.
ResponderEliminarPuedo mirar alrededor y puedo caer en multitud de sesgos cognitivos. En cualquier caso, solo quería dejar claro que, efectivamente, sobre este tema lo que estamos haciendo es recrearnos en hipótesis y que hipótesis son esto en lo que nos recreamos.
ResponderEliminarLo importante es que la ciencia pueda proponer hipótesis, observar y verificar. A eso nos podemos limitar. Y a disolver aparentes paradojas, dificultades y embrollos.
ResponderEliminarEmpecemos por el primer paso de analizar la historia, las culturas y las relaciones humanas y propongamos modelos. El que yo expongo es de un tipo reduccionista: los sucesos entre individuos son la base de las estructuras sociales, y las "ideas" pierden ese aspecto puro que parecen tener y se reducen a mecanismos humanos de supervivencia en un entorno.
Y mirar sin sesgos cognitivos obliga a analizar todas las estructuras en sus componentes, comprobar cuáles son esos componentes y ver si podemos crear un modelo que replique cómo funcionan. Y parece que funciona.
"parece que funciona"
EliminarEse es el quiz, que en la vida hacen falta muchos datos recogidos de manera insesgada para empezar a establecer hechos. No es fácil.
Totalmente de acuerdo en la exposición. Me ha parecido revelador, en el sentido de que me encaja con muchas que notaba, pero a las que nunca había dado esa forma. Gracias.
ResponderEliminarY me has recordado un tema relacionado.
Supongo que conocerás un libro que, aunque sesgado (tiene una intencionalidad política demasiado clara), hace una aportación interesante en este sentido. El "No pienses en un elefante" de Geoge Lakoff (aquí hay un resumen bastante completo:
http://resumante.wordpress.com/2007/11/04/no-pienses-en-un-elefante-lenguaje-y-debate-politico-de-george-lakoff/)
El libro parte de la pregunta "¿Qué hace que los partidos de derechas en todo el mundo mantengan posiciones coherentes respecto a una serie de temas (todos sabemos cuales) y los de izquierdas las "opuestas"?". Pronto llega a la conclusión de que hay una diferencia básica. El mito paternofilial que existe en la relación gobierno-pueblo y las dos imágenes básicas que presenta: "padre estricto" o "padre nutricio".
Creo que tiene mucha razón.
Luis:
ResponderEliminarBienvenido al blog. Conozco el libro, pero nunca lo he llegado a leer. Cuando tenga un rato me miro el resumen que enlazas. En principio suena a demasiada simplificación.
Es probable que lo sea, Jose Luis. Y, desde luego, como te decía es muy sesgado y con una intencionalidad política clara (lo cual me sacaba un tanto de quicio, por cierto).Es un producto de think-tank...
ResponderEliminarSin embargo creo que sí que hace una aportación valiosa con ese tema. Aquí puedes ver una infografía que apuesto a que ha salido de ahí (o tienen la misma fuente):
http://4.bp.blogspot.com/-7Bbshkxeays/Tp4atFkn2RI/AAAAAAAABiE/87o-RDyYS08/s1600/4029557427_1681d59af4_b.jpg
Un saludo!