viernes, 9 de diciembre de 2011

El buen samaritano. Solidaridad vs. caridad.


Hace unos años tuve el siguiente intercambio de opiniones con Carlos Rodríguez-Braun. Comenzó con un artículo suyo en El País donde decía lo siguiente:
“Ahora volvamos al solidario de Samaria. Su historia es tan atractiva que tendemos a pasar por alto una circunstancia obvia: el buen samaritano actuó libremente. De hecho, su ejemplaridad depende crucialmente de ello. Para comprobarlo, introduzcamos un nuevo personaje en la parábola y supongamos que un centurión obliga al de Samaria a asistir al judío apaleado y moribundo. ¿No privaría dicha intimación a la parábola de su vigor y al samaritano de su mérito? Obsérvese que superficialmente el desenlace podría ser idéntico en ambos casos: el judío es rescatado, llevado a la posada y felizmente curado. Pero si eliminamos la libertad, eliminamos la virtud. 
“El intervencionismo de toda laya ha provocado tal confusión que ahora se presenta como moralmente superior al caso del centurión, a la falta de libertad, es decir, precisamente lo que recorta el mérito moral de la conducta humana. El 0,7% como tal (y cualquier redistribución forzada), por tanto, no es generosidad, sino un grupo de presión más que aspira a obtener dinero de los ciudadanos no con su libre y directo consentimiento, sino de modo indirecto, a través de la coacción política: el protagonista es el centurión, no el samaritano.”
En ese mismo periódico le respondí así:
“En este artículo se argumenta que la figura del samaritano no es un antídoto frente al mercado (afirmación que puedo compartir), pero se basa en una argumentación errónea. Carlos Rodríguez tiene razón en que la libertad de mercado no le impide al samaritano llevar a cabo su acción, y que precisamente el mérito es más ejemplar porque nadie le fuerza a ello (pensemos, nos dice, cómo veríamos su acción de haber sido obligado por un centurión).
“Sin embargo, si es socialmente aceptable y bueno que se atienda a los accidentados, no debemos dejar su atención a manos de la buena voluntad de los que puedan pasar por ahí, ni a manos de un centurión que nos obligue a pasar por ahí o a ayudar si pasamos. Hay opciones mejores, podemos pagar con nuestros impuestos un servicio de atención a accidentados y desprotegidos, podemos financiar unas patrullas al mando de centuriones con este objetivo. Tal vez sea menos poético y más forzado (los impuestos son obligatorios), pero sería un mecanismo mucho más efectivo para lograr el fin deseado que el encomiable voluntarismo. Esto es así porque el bien (fraternidad, solidaridad...) que queremos administrar no es privado, sino público y necesita de mecanismos que nos obligue a su provisión. Piensen, si no, en cuántas inversiones en bienes públicos tendríamos si pagar impuestos fuera voluntario.”
Rodríguez-Braun se defiende:
“...sostener que la solidaridad no es un bien privado es una disparatada exageración, aunque ello no comporte negar sus ingredientes públicos. Está claro que, por ejemplo, en la medida en que otras personas sean samaritanas, yo puedo escaquearme y no contribuir a causas solidarias. La forma de impedir que yo sea un free-rider, naturalmente, es cobrarme impuestos y obligarme a ser bueno.
“La lógica del free-rider está, sin duda, detrás de la gran expansión del Estado en nuestro tiempo, pero no es evidente que tal desenlace deba ser así ni que sea el más plausible, menos aún cuando depende de una definición de bien público tan imprecisa que al final, como dice Anthony de Jasay, es el propio Estado el que dictamina qué bien es público y hasta cuándo.”
La discusión en las páginas de El País no tuvo más continuidad, pero se entiende que todo se reduce a saber si la solidaridad es o no es un bien público. Lo veremos con más detalle en una entrada próxima.

9 comentarios:

  1. “El intervencionismo de toda laya ha provocado tal confusión que ahora se presenta como moralmente superior al caso del centurión, a la falta de libertad, es decir, precisamente lo que recorta el mérito moral de la conducta humana"
    Bien, pues para aumentar el mérito moral de la conducta humana propongo que desaparezcan las pensiones y la seguridad social. Así, el Sr.Carlos Braun y yo podremos expresar toda nuestra grandeza como sujetos morales pagando libremente la alimentación de nuestros mayores y las medicinas que necesiten.
    ¿En serio es ese su mejor argumento para negar la asignación del 0,7%?

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  2. Por lo que le oído y leído a Rodríguez Braun, seguramente preferirá un sistema de pensiones basado en al capitalización (cada uno invierte una parte de su salario en un fondo de pensiones privado) y un sistema de salud también privado (no sé muy bien qué preferirá como seguro de desempleo).

    En cuanto al 0,7% uno también puede decir que hay cosas que dan más resultado que esta donación, como el abrir los mercados a los países pobres.

    Todo eso está muy bien, y uno puede incluso ponderar como factibles todas esas propuestas. El problema viene cuando se consideran buenas a priori, solo porque son extensiones del mercado libre a esos ámbitos Podrán ser buenas ideas, pero uno tiene que mostrarlo empíricamente.

    El tener creencias a priori es lo que lleva a verlo todo de manera sesgada. No ver componente pública de la solidaridad es solo un ejemplo.

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  3. Rodolfo:

    Bienvenido al blog, aunque me parece que te apartas del tema para decir no se sabe muy bien qué. No sé de dónde sacas la urgencia de formular un cristianismo laico, whatever it means.

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  4. Lo veo todo un poco absurdo, a mi que el samaritano sea mejor o peor moralmente no me preocupa demasiado (por no decir que me importa un carajo), lo que me preocupa es que el judio este desatendido. Y es tan simple como que prefiero un mundo que no dependa de la buena voluntad de la gente sino que sea la ley la que asegure unos mínimos.

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    1. Estoy contigo, otra racionalización absurda de la superioridad moral del egoísmo. No se ponen leyes y actúa el Estado para premiar una determinada actitud, sino para ganantizar a todos unos derechos y cobertura de necesidades básicas. No ponemos una ley antirobo para fomentar la virtud de no apropiarse de lo ajeno, sino para proteger el mismo derecho de la propiedad.
      La definición de libertad que más me gusta es la Engels "Libertad es el reconocimiento de una necesidad" (de expresión, movimiento, reunión, etc...) y como tal lo és para todos y las leyes que las protegen, siendo restricciones, son las que nos hacen libres. Es aquello de mi libertad acaba donde empieza la tuya, esa línea es la intervención necesaria.

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  5. "En cuanto al 0,7% uno también puede decir que hay cosas que dan más resultado que esta donación, como el abrir los mercados a los países pobres"
    Posiblemente la apertura de mercados sería aún más beneficiosa para estos países que el 0,7%, pero no me parece que los gobiernos de tintes liberales estén siendo consecuentes con sus ideas y optando por lo primero.

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  6. Ramiro:

    Así de absurda me parece a mí también la postura de RB.

    Alejandro:

    Es que se usa con demasiada liberalidad la palabra liberal.

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  7. "Piensen, si no, en cuántas inversiones en bienes públicos tendríamos si pagar impuestos fuera voluntario.”

    Ahí está el detalle. Creemos que el Estado "contamina todo" y que limita lo individual.

    Un saludo.

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