(Lowlight 7, publicado el 17/5/09)
John Rawls (1921-2002) fue un filósofo interesado en la filosofía moral y política. A pesar de seguir un enfoque contractualista y ser, por tanto, consistente con el relativismo moral, o precisamente por eso, logró ser uno de los filósofos que más ha avanzado en cimentar de una manera razonable sus posturas en moral y política.
Voy a referirme a dos de los conceptos por los que es más famoso. En primer lugar, Rawls se planteó el problema de elegir entre dos órdenes sociales y propuso el criterio de elección tras el velo de la ignorancia. Según este criterio, se tomaría por más justo o mejor, el sistema social que los individuos eligieran antes de saber qué papel les tocaría representar en ese gran teatro del mundo. Dicho de otra manera, si uno no sabe quién de los millones de habitantes del país A o quién de los del país B le tocaría ser, ¿en qué país querría nacer?
Rawls pensaba que la consecuencia de la aplicación de este criterio sería que, enfrentados a esta incertidumbre, los individuos preferirían aquella sociedad en la que el peor tratado de los individuos estuviera mejor tratado. Este es el segundo concepto, que llamaremos criterio rawlsiano. Comparemos, por ejemplo, el 1% más pobre del país A y el 1% más pobre del país B. El país en que mejor estén estos individuos será la sociedad más justa.
El principio del velo de la ignorancia es interesante porque es posible formalizarlo con mucha precisión. En Economía corresponde al criterio de eficiencia ex-ante, es decir, al criterio de eficiencia antes de ser revelada la información que puedan obtener los individuos. Este criterio se puede aplicar para varios momentos en los que se revela información (sobre la salud, la habilidad para un oficio, …). Coincidirá con el criterio del velo de la ignorancia cuando la información se refiera a la propia identidad.
El criterio rawlsiano de escoger la sociedad que mejor trate al más desfavorecido también se puede formalizar fácilmente. Pero ocurre que no se deduce del criterio del velo de la ignorancia. Pongamos un ejemplo. Intentemos comparar las tres sociedades de la entrada anterior según Rawls. Recordemos que había cinco individuos y tenían de rentas (4,4,5,6,6), (3,4,5,6,7) y (4,4,4,4,9) respectivamente en cada una de las sociedades.
Según el criterio del más desfavorecido, las sociedades primera y tercera serían preferibles a la segunda.
Según el criterio del velo de la ignorancia necesitamos una estimación de lo que preferirían los individuos antes de saber quiénes serán en cada sociedad. Si sólo les interesa la renta media, estarán indiferentes entre las tres, pues en todas la renta media es de 5. Si, en cambio, tienen preferencias del tipo “más dinero es mejor, pero cantidades adicionales incrementan la felicidad cada vez menos” podrían elegir sociedades más igualitarias. Por ejemplo, si la felicidad es proporcional, no a la riqueza, sino a su logaritmo (algo no tan descabellado como pueda sonar, dado lo que nos dice la psicología), tendríamos que, en una sociedad con rentas (a,b,c,d,e) los individuos tendrían una felicidad media calculada así (la x es el signo de multiplicación):
Según el criterio del velo de la ignorancia necesitamos una estimación de lo que preferirían los individuos antes de saber quiénes serán en cada sociedad. Si sólo les interesa la renta media, estarán indiferentes entre las tres, pues en todas la renta media es de 5. Si, en cambio, tienen preferencias del tipo “más dinero es mejor, pero cantidades adicionales incrementan la felicidad cada vez menos” podrían elegir sociedades más igualitarias. Por ejemplo, si la felicidad es proporcional, no a la riqueza, sino a su logaritmo (algo no tan descabellado como pueda sonar, dado lo que nos dice la psicología), tendríamos que, en una sociedad con rentas (a,b,c,d,e) los individuos tendrían una felicidad media calculada así (la x es el signo de multiplicación):
Felicidad media = 1/5 x log(a) + 1/5 x log(b) + 1/5 x log(c) +1/5 x log(d) + 1/5 x log(e)
Como todas las sociedades tienen 5 individuos, en lugar de la felicidad media, podemos trabajar con la felicidad total, que es más fácil:
Felicidad total = log(a) + log(b) + log(c) + log(d) + log(e)
Si repasamos nuestras matemáticas y recordamos que el logaritmo del producto es la suma de logaritmos, podremos reescribir la fórmula así:
Felicidad total = log(a x b x c x d x e)
Si seguimos repasando nuestras matemáticas, recordaremos que el logaritmo de un número es mayor cuanto mayor sea ese número, así que para encontrar la sociedad que tiene una mayor felicidad basta encontrar cuál tiene un producto de las rentas mayor. En nuestros ejemplos, los productos son:
Sociedad 1: 4 x 4 x 5 x 6 x 6 = 2880
Sociedad 2: 3 x 4 x 5 x 6 x 7 = 2520
Sociedad 3: 4 x 4 x 4 x 4 x 9 = 2304
Hank Quinlan dijo...
ResponderEliminarEl problema de los criterios del admirable Rawls es que tienen una limitada validez externa (al modelo, en este caso). Los estudios (positivos) realizados por psicólogos, politólogos y hasta economistas sugieren que las preferencias sociales de las personas no tienden a seguir un criterio maximin, sino diversos tipos de aversión a la desigualdad, sensibles a la posición relativa.
Dicho esto, siempre he pensado que ha Rawls no se le ha hecho justicia en el laboratorio.
José Luis Ferreira dijo...
Hank Quinlan:
Bienvenido al blog.
Como todo criterio, los de Rawuls necesitan de un modelo al que ser aplicados. Si añadimos a la renta otras variables que puedan importar a los individuos, tendremos que encontrar una manera de agregar todas ellas en un índice de felicidad. Esta es la función de utilidad de los economistas.
Como no sabemos cómo es la de cada individuo, lo más que podemos hacer es sacar alguna conclusión cualitativa sobre qué tipos de mecanismos conducen a situaciones preferibles tras el velo de la ignorancia (o, en el lenguaje económico, cuáles son eficientes ex-ante). No es perfecto, pero permite evaluar muchas cosas. En alguna entrada futura pondré algún ejemplo.
Saludos.
Ojcar dijo...
q demonios es esto? mezclar las churras con las merinas
José Luis Ferreira dijo...
Ojcar:
No te entiendo. ¿A qué te refieres?