viernes, 12 de junio de 2009

Las piezas lego de la naturaleza. La historia más extraña jamás contada. Parte 1.

Los primeros átomos

Entre los antiguos griegos surgió la necesidad de explicar de dónde sale la diversidad de todo lo que nos rodea. Comenzó la búsqueda del arché o principio. Diferentes filósofos postulaban diferentes alternativas. El ser, el apeiron, el agua, el aire, el fuego (como cambio), los elementos tierra, agua, aire y fuego tomados en su conjunto, el número,… fueron candidatos para ser el principio que organiza el mundo. Se postulaba que el arché se transformaba, mediante algún proceso, en cada una de las cosas que nos rodean.

En esta tesitura salieron dos voces discordantes. Leucipo y Demócrito postularon que las diversas cosas del universo son combinaciones distintas de otras entidades llamadas átomos, que carecen de cualidades, y que se presentan en diferentes tamaños. Además, son ganchudos para poder unirse entre sí. Así, lo que hace que cada cosa sea a su manera es la combinación de los átomos que la componen. Es como que hubieran dado con la idea de que el universo se crea con piezas de lego.

Por influencia de Aristóteles, esta idea nunca prosperó entre los filósofos, para quienes la idea de la esencia del ser sería el problema principal. La tradición atomista siempre fue minoritaria, con figuras posteriores como Lucrecio, ya en la época romana, y poco más. Tuvo que llegar el Renacimiento para que Gassendi considerara el atomismo como la hipótesis más razonable para la explicación de la naturaleza. A partir de aquí fue la hipótesis de los científicos y de algunos filósofos (todavía se mezclaban en estas épocas).

La idea del átomo era extraña a la física y a la metafísica aristotélicas, pero todavía no había revelado todas las sorpresas que traería el desarrollo de esta hipótesis materialista del Universo. Sorpresas que harían de ella la historia más extraña jamás contada y que aquí comienza.

Mis idas:

1. Cuando, en tiempos de ignorancia, varias personas aventuran hipótesis, es posible que alguna acierte por casualidad con algún rasgo de lo que se descubrirá más tarde. No tiene por qué haber en ello más sabiduría que la que se tiene al acertar una quiniela y, sin embargo, de todas las hipótesis antiguas acerca de la constitución de la naturaleza, esta de los atomistas tiene toda la pinta de ser una gran idea o intuición más que una casualidad. Basta ver con qué naturalidad daba ya algunas respuestas a la variedad de la realidad basándose en muy pocos elementos primitivos, a saber, la existencia de los átomos y su capacidad de combinarse. Dos mil años de metafísica no pudieron llegar a tanto.

2. A veces me imagino cómo hubiera sido la evolución de la cultura occidental de haber prevalecido las ideas de Leucipo y Demócrito. Estoy convencido de que se habría desarrollado mucho antes la ciencia y hubiera tenido menos cabida la religión. La búsqueda de la esencia, la inmanencia, la trascendencia y demás "encias" del ser y de la cosa en sí hicieron divagar a gente sabia durante más de dos mil años. Aún hoy, a pesar de lo que sabemos del mundo y de la composición de todas las cosas que nos rodean, sigue habiendo gente entretenida en metafísicas que tienen su origen en ideas completamente erróneas acerca de cómo es el mundo. En esto coinciden discursos religiosos, esotéricos y metafísicos.

8 comentarios:

  1. Los átomos de demócrito, Leucipo y Epicuro son metafísica; y ellos los concebían como la esencia de la naturaleza, o sea, como lo que es.

    De hecho creo que fue más grande Tales cuando dijo -Todo es agua-. Hoy en dia decimos: todo es energía. O Heráclito, cuando dijo: la única explicación verdadera es que todas las cosas son uno, pues se cambian unas por otras y nada permanece.

    Conocemos mejores formas de manipular la naturaleza, pero la ciencia actual no ha llegado tan lejos en la senda hacia la verdad del mundo como nos creemos ¿Y eso por qué?

    Saludos. RDC

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  2. Roberts:

    No me importa decir que la idea de los atomistas era también metafísica. Lo que quiero mostrar es la gran diferencia entre ésta y la de todos los demás. Según Leucipo y Demócrito, no átomos no eran distinguibles entre sí (salvo por el tamaño), de manera que es la combinación de átomos lo que importa. Cuestiones como cuándo un ser empieza a ser un ser o cuál es su finalidad (si la tiene) y demás cuestiones, tienen una respuesta muy distinta en el materialismo combinatorio de los atomistas que en la metafísica esencialista de Aristóteles. Lo primero está mucho más cerca de lo que sabemos del mundo.

    Es cierto que no sabemos la verdad del mundo, pero lo que sabemos nos permite dar ya algunas soluciones a problemas antiguos. Por ejemplo, en el caso de cuándo comienza el ser humano. Si tienes en mente una idea de esencia del ser humano, es difícil no pensar que esta aparece en un momento determinado. La idea combinatoria de los átomos (y moléculas y células que viene detrás) nos remite a la complejidad de las combinaciones como causa de lo que nos hace humanos. En estos términos es fácil entender el aparecimiento gradual de las características en lugar de postular saltos ontológicos.

    A eso me refería.

    Saludos, y gracias por seguir comentando por aquí.

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  3. Hola José Luis.

    Me gusta cuando dices que muchas teorías antiguas han acertado por casualidad, teniendo como mérito el mismo que tiene acertar una quiniela. Creo es así. Por eso me parece casi estúpido recordar más a los atomistas que, por ejemplo, a Empédocles o a Tales, por el hecho de acertar cuando, cualquiera de estas teorías estaba tan poco sustentada en la experiencia como cualquier designio astronómico.¿No es contrafáctico pensar que las cosas están hechas de otras cosas muy pequeñitas, las cuales no podemos ver? El atomismo no será científico hasta casi el siglo XX.

    Por el contrario, y a pesar de no acertar, sí que creo en la importancia de Aristóteles para el desarrollo de la ciencia. A pesar de su teleologismo o de sus explicaciones esencialistas, tenemos su empirismo, su interés naturalista, sus aportaciones a la lógica y, en general, la genialidad que representa su planteamiento, lo hacen el antecedente, por excelencia, de la ciencia moderna. Sin él, sí que seguramente, la ciencia estaría más atrasada. De hecho, la Revolución Científica nació como una revolución contra Aristóteles. Pero sin ese gigante contra el que luchar... seguramente no hubieran salido tan buenos resultados.

    Un saludo.

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  4. Santiago:

    No quisiera empecinarme en una idea que era una pequeña reflexión y un entretenimiento mental mío. Desde luego, no sabremos jamás qué habría sido de haber seguido menos a Aristóteles y más a los atomistas. A mí me parece lo que he dicho, pero no pongo la mano en el fuego.

    De Aristóteles he hablado en varias entradas (sobre todo en las de la serie "La Tierra y sus Dominios") y no mal. Pero Aristóteles, aunque clasificador del mundo natural, estaba lejos de ser un empirista. Galileo le reprochaba haber hecho afirmaciones que, con un sencillo experimento u observación, se habrían refutado inmediatamente.

    En cualquier caso, bienvenidos los comentarios que hagan contrapeso a estos míos.

    Saludos.

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  5. Hola:
    Unas pocas y menores notas:
    1) Aristóteles era un monstruo, pero ejerció demasiada influencia durante la Edad Media, aunque la culpa no la tuvo él.
    2) Lo que dices es pura especulación, pero no veo qué hay de malo en ello. A mí me atrae pensar que si el atomismo hubiera tenido algún éxito las cosas hubieran sido diferentes.
    3) Aristóteles era un observador extraordinario, preguntaba a quien sabía, pero de experimentar, nada de nada.
    Salud

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  6. desdechiloe:

    Gracias por el apoyo. Has resumido estupendamente mi idea.

    En cualquier caso, reitero que son comentarios secundarios de la entrada principal, que es la primera de una serie para hacer comprensible (hasta donde sea posible) la mecánica cuántica. A ver qué tal me sale.

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  7. A mi entender la idea de Empédocles defendida por Aristóteles de que todo se componía de 4 elementos tiene tanto parecido con la realidad como la idea de Leucipo y Demócrito.

    Realmente a los atomistas se les da la razón por una trampa lingüística. Lo que nosotros llamamos átomos nada tiene que ver con lo suyo. Ellos hablaban de partículas elementales (indivisibles), ganchudas que sólo diferenciaban entre sí por el tamaño. Nuestros átomos son divisibles. No vivimos en el siglo XIX ni tenemos una física Daltónica que nos lleve a darles la razón a estos señores.

    Hay dos intuiciones contradictorias en el ser humano: por un lado parece absurdo que las cosas sean infinitamente divisibles, por otro lado parece absurdo que haya partículas elementales incapaces de ser divididas. Unos filósofos apostaron por lo primero y otros por lo segundo. Y dentro de los que apostaron por partículas elementales unos eligieron elementos visibles y variados (fuego, aire, tierra, agua), otros eligieron elementos no visibles (átomos, apeiron..), unos eligieron un sólo elemento (el agua), otros creyeron en varios...

    Y a día de hoy no está nada claro si hay un sólo elemento (cuerdas) que en función de como vibre produce unos u otras partículas, o si hay 6 quarks distintos... lo único que parece más claro hoy día es que en efecto la materia y la energía son discretas. Es decir que no se pueden, en principio, dividir indefinidamente. Pero no parece que Heráclito estuviera desencaminado si hablamos de que todo es energía que fluye y se transforma, o Parménides que acertaba en que el ser (energía) es inmutable porque no se crea ni se destruye sólo cambia de apariencia. Podríamos decir también que Empédocles tenía razón en que hay unos pocos elementos (pocos tipos de quarks) frente a la multitud que proponían los atomistas.

    Lo que quiero decir con esto es que salvo alguien que uno viva en el siglo XIX no parece que los atomistas estuvieran más acertados que otros filósofos. Supongo que depende de las similitudes o diferencias que uno quiera ver. Tal vez lo que más guste a la gente de los atomistas es la creencia en el azar en vez de un Demiurgo consciente.

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    1. Como ya he dejado claro tanto en la entrada como en los comentarios, solo hablaba de una apreciación mía, que sigo manteniendo. Tenemos la idea de una esencia que cambia frente a la de unos elementos que se combinan, lo segundo me parece más una intuición maravillosa que un acertar por chiripa. Nada más.

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