Hemos visto estos días varias entradas con el tema de la extensión de algunos derechos a los animales (véase El libro de la almohada, Los monos también curan, BioTay, La revolución naturalista y Frustración voluntaria). He ido dejando algunos comentarios por ahí, pero, mientras lo hacía, se me ocurrió la siguiente situación de ciencia ficción.
Se habilita una reserva de chimpancés. Debe ser muy grande y con capacidad para muchos individuos. Digamos, una extensión de más varios cientos de miles Km2. Se somete a la población a continuos retos a la inteligencia y se detectan los individuos que sobresalen en estos retos. Mediante un calculado programa de procreación, se consigue que estos individuos tengan mucha más descendencia que los demás. Si la tasa de éxito de los más inteligentes es, no un poco mayor, como sucedía con los ancestros del Homo Sapiens, sino miles de veces mayor, sería posible conseguir en unos cuantos miles de años lo que la evolución natural tardó unos pocos millones.
¿Hasta qué punto nos resulta ético este experimento? En algún momento estaremos dejando de seleccionar ejemplares de animales con más habilidades para estar practicando la eugenesia en una población de Mono Sapiens. ¿Es éticamente reprobable hacer de una especie animal una especie inteligente y pensante?
¿Qué entiendes por eugenesia? Voy a suponer que te refieres a le eliminación sistemática de los débiles y no el mero fomentar que los más aptos se reproduzcan porque es lo primero lo que es -al menos indudablemente- inmoral.
ResponderEliminarSiendo así yo no estoy a favor de una eugenesia siquiera para simios pero en aras de seguirte el juego, de ir al fondo de lo que propones diré que la distinción empírica que yo exigiría para establecer un estatus moral idéntico al nuestro a la nueva especie es que dejara de ser varelse para convertirse en ramen, esto es, que se convirtiera en una especie con la que una comunicación de conceptos abstractos sea posible y por ello quepa hacerles partícipes de un código moral.
Dos apuntes más: Desde un relativismo moral no cabe respuesta irrefutable a esta pregunta supongo y ya más en serio dejaría como segundo apunte que nuestro instinto moral está diseñado para proteger a la especie humana y tener cierta empatía, aunque no en igual grado, con animales similares por lo que es difícil predecir qué pasaría de encontrarnos con unos seres idénticos a nosotros. Es decir, si entendemos la moral como una ciencia sujeta a la empiria tu caso de ficción no tiene respuesta científica.
No, no me refería a eliminar a los débiles. No como individuos. Los individuos pueden vivir felizmente. Ocurrirá que tendrán menos descendencia. Se les puede esterilizar, o se les puede engañar mediante fertilización in vitro a las hembras con embriones de espermatozoides y óvulos de los individuos más inteligentes. Podrán tener hijos, pero sin sus genes.
ResponderEliminarNo espero, por supuesto, una respuesta irrefutable a la cuestión, pero me interesan los comentarios que pueda generar. Si conseguiremos generar empatía hacia esa nueva especie es una gran cuestión. Lo sabríamos dentro de unos miles de años.
A los perros y otros animales domesticos se les ha seleccionado durante milenios como una practica normal, y tampoco son extraños y mucho menos lo han sido en el pasado los matrimonios decididos por padres para los vastagos.
ResponderEliminarNo encuentro ningún argumento en contra para dicho experimento. En mi opinión no sería éticamente reprobable: todos ganaríamos, tanto la especie elegida como nosotros. Bueno, ganar lo que se dice ganar... pero sería interesante :P
ResponderEliminarLas preguntas éticas no tienen mucho sentido, ppues no hay leyes éticas.
ResponderEliminarIñigo:
ResponderEliminarAún más, entre los judíos, a los listos se les animaba a ser rabinos y a tener más hijos.
Hugo:
"La especie elegida". Me suena de algo esa expresión.
Robert:
Lo que no hay es forma de deducir la ética de la razón, pero sí que tienen sentido las preguntas éticas (yo te pregunto a ti qué te parece ético) y sí hay leyes éticas (según la ética de cada cual).
Todos:
A mí me parecería bien el experimento (se parece al de la película 2001). En cuanto los simios dieran pruebas de clara inteligencia, de consciencia y de capacidad moral habría que dejar de intervenir en la población y dejar que la especie se desarrollara a su manera, en plan Prime Directive de Star Trek.
A mí me intriga la foto: ella vestida y él desnudo; ¡tenía que ser humano el muy g...!
ResponderEliminarCreo recordar que estaba en taparrabos, y no por propia elección.
ResponderEliminarJe...! Y por seguir dando vueltas de tuerca: una vez llegue ese "pais", se ve a las claras que habrá más acoso masculino que antes... ¿no? ¡Parece mentira, "estos" machos que somos!
ResponderEliminar¿Quieres decir que habrá machos humanos haciendo incursiones nocturnas al país de los simios a pillar hembras?
ResponderEliminarJose Luis:
ResponderEliminarHola, ando muy ocupado últimamente y llego al final del debate. Yo nunca haría ese experimento. Tiene mucho peligro para nuestra especie. Y si estuviera en mi mano, no lo permitiría. El problema es que iniciado un proceso de selección tal, no estás en condiciones de garantizar que NO va a surgir un ser de extraordinario peligro para la especie humana. El sistema podría evolucionar por su cuenta hacia una estructura mental en la que, por ejemplo, somos sus enemigos irreconciliables. No digo que tuviera que ser así, sólo que no se podría garantizar que no lo fuera. Además, ¿cómo objetivamos esto:
"En cuanto los simios dieran pruebas de clara inteligencia, de consciencia y de capacidad moral"? ¿Qué pruebas serían? ¿Qué entenderíamos por clara inteligencia, etc.?
Como sería potencialmente muy peligroso para la perdurabilidada en el tiempo de los genes de mi especie, para mí sería un experimento inmoral.
desdechiloe:
ResponderEliminar¡Por fin unos argumentos en contra! Son sensatos, pero creo que habría tiempo de reaccionar y esterilizarlos a todos antes de que descubran la manera de matarnos. Sobre las pruebas, creo que los psicólogos nos darían algunas pistas.
Según leía tu comentario, se me ocurría que el gran argumento en contra podría ser que, efectivamente, nos cojan manía y que su limitada (al principio) inteligencia, les impida llegar a un entente con nosotros. Tal vez creemos un monstruo que luego nos dolería eliminar.
O no.
El problema es si, con tan pocos datos, nos parece un riesgo razonable. A mí me atrae la idea.
No te equivoques, José Luis: competiríamos por los mismos recursos, y como bien sabes, los recursos, por definición, son limitados. Si ya somos xenófobos con individuos de nuestra misma especie, ¡qué no estaríamos (y estarían los simios listos) dispuestos a hacer para defender nuestro nicho! El riesgo no es razonable.
ResponderEliminarEs muy posible, pero el experimento durará decenas de miles de años. Para entonces, si no nos hemos ido al carajo, se habrán resuelto algunos de los problemas más importantes de sobrepoblación y uso de recursos, y recuerda que tendríamos a los chimpancés bajo control de natalidad. Pero en fin, no deja de ser un guión para una peli de ciencia ficción, donde hay más tensión si las cosas se salen de madre.
ResponderEliminarPor cierto, David Brin ya planteó esa cuestión en su libro de ciencia-ficción "La elevación de los pupilos" (http://es.wikipedia.org/wiki/La_elevaci%C3%B3n_de_los_pupilos).
ResponderEliminarSaludos