Una alumna me llama la atención por el artículo en El País sobre el anumerismo. Entre otras cosas se citan varios ejemplos de cómo el analfabetismo numérico nos puede hacer tomar malas decisiones. En particular se trata el famoso caso de las tres puertas, conocido como el problema de Monty Hall. Aquí lo expliqué con cierto detalle.
No interesa repetirlo ahora. Basta con decir que la respuesta al problema es una, mientras que la que parece intuitiva a la inmensa mayoría de la gente es otra. Hasta aquí todo bien, una paradoja más. Lo curioso es que el artículo de El País tiene más de 600 comentarios, la mayoría discusiones en torno a qué respuesta es la buena.
Llegados a este punto, uno (yo) no sabe qué pensar. Razonar una respuesta en ese problema requiere unos conocimientos mínimos de probabilidades. Quienes intentan razonar la respuesta intuitiva no tienen tales conocimientos. Si los tuvieran, habrían entendido la explicación correcta. Es más, lo más seguro es que ya la conocerían, puesto que el problema es un clásico en probabilidad y se enseña en todas partes. Así las cosas, ¿por qué tanta gente razona, hasta enfadada y con malas palabras, que la respuesta buena es la equivocada?
1. ¿Acaso no saben que sus conocimientos de probabilidad son muy limitados? (Atrevida ignorancia).
2. ¿Acaso creen que todos los que sí saben de probabilidad están engañados?
3. ¿Por qué no dedican unos segundos a buscar en google algo sobre el tema? Les hará ver, por lo menos, que los que se empeñan en mostrarles la solución correcta en los comentarios de El País no son unos locos que pasaban por ahí.
4. ¿Son gente a la que les importa un bledo la respuesta y solo quieren llamar la atención?
5. ¿Alguna otra sugerencia?
En un mundo donde al personal se le ha hecho creer que la opinión tiene tanto derecho como la demostración, sólo se puede responder: es lo que hay, y suspirar resignadamente.
ResponderEliminarSin en el pedido de una simple opinión, se le dice al personal que esta debe ser experesada matemáticamente,no sólo con palabras, la mayoria hace silencio.
ResponderEliminarClidice:
ResponderEliminarSuspiremos, entonces.
soy...:
Seguro que insistirá en que puede tirarse al monte sin botas.
A la gente en general y particularmente a los españoles les cuesta decir: no lo sé. Y somos capaces de contestar cualquier barbaridad antes de reconocer nuestra ignorancia.
ResponderEliminarSonia:
ResponderEliminarBienvenida al blog. Es cierto que, puestos a decir algo, cuesta decir "no lo sé". El problema es por qué estamos dispuestos a decir algo cuando no sabemos en lugar de estar callados y aprender.
Bienvenido al blog, Edgar David.
ResponderEliminarAsí es, la ignorancia suele estar bien repartida.
Me ha gustado especialmente esta entrada; este problema lo he discutido muchas veces desde la universidad, hace más de 25 años, y siempre genera debate (vaya por delante que me costo entenderlo en su momento).
ResponderEliminar¿por qué nos cuesta tanto cambiar de opinión? supongo que la respuesta vendrá del lado de la psicología.
Un artículo interesante sobre el tema (https://evolucionyneurociencias.blogspot.com.es/search?q=racionalizadores)
¿Y si venimos con estos sesgos de serie? ¿Podemos criticar a la jirafa por tener el cuello largo? ¿No creéis que todos "caemos" en este tipo de sesgos (a lo mejor no en un problema de mates, pero si en otras facetas de la vida)?
Seguro que traemos muchos sesgos de serie. Parte de la educación es caer en ello y corregirnos.
EliminarAsí es, pareciera que no queda más que suspirar abriendo los brazos en arco con los dedos pulgar e índice bien juntos y respirando profundo.
ResponderEliminarEsta situación en el artículo del diario se repite millones de veces por día en la red de redes. Como dice mi mujer: "Estamos rodeados". Lo que nos da una idea de la inmensa labor por hacer durante varias generaciones.
¡A suspirar y arremangarse, que para luego es tarde!
Durante varias generaciones, no. Siempre. Cada generación comienza con sus sesgos y será imposible educarlos a todos.
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