Acabo de aprender a subir vídeos al blog, así que aprovecho para poner un paréntesis en la serie de las últimas entradas y hacer un homenaje a Mikel Laboa, uno de mis cantantes preferidos.
Murió hace pocos meses. Todo el espectro social, cultural y político vasco lamentó su pérdida. Con todo, creo que en el País Vasco, aun siendo apreciado, no se valoró suficientemente su aportación a la cultura. Representó, desde los años de la represión fanquista, una de las voces más audaces e innovadoras de la canción vasca. Puso música e interpretó letras populares, de poetas de la literatura internacional y de los más vanguardistas del País Vasco. Ahí estaban Bertolt Brecht, Bernardo Atxaga y J.A. Arze, entre muchos otros. Con este último, Mikel Laboa introdujo unos temas que eran verdaderos haikus cantados. En una serie de canciones, conocida como "Lekeitioak" (Lekeitios), su calidad interpretativa llegaba a su más alto grado de originalidad. Mezclando palabras, simulaciones de palabras y todo tipo de sonidos, lograba una expresividad que te ponía los pelos de punta. No son fáciles de escuchar, pero cuando te metes en ellos, es como asistir a una representación teatral donde todo es puro sentimiento. Uno de sus más famosos es "Gernika". Con su voz y su guitarra fue capaz de transmitir todo el horror de la guerra simbolizado en el bombardeo de la villa en quince minutos imposibles de olvidar. Este tema ha sido base de documentales y películas y ha sido cantado por el Orfeón Donostiarra. Su último concierto fue en Donostia, donde fue telonero de Bob Dylan.
No os voy a hacer sufrir, os pongo aquí dos temas sencillos y hermosos. El primero es un canto al Amor Fati y se extendió como un himno a la libertad por todo el País Vasco.
Si le hubiera cortado la alas habría sido mío
no habría huido,
pero así
habría dejado de ser pájaro
y yo
amaba el pájaro.
Toma una flor
y, pétalo a pétalo,
la desnudas,
y ella también
te sueña
y te desnuda,
y, pétalo a pétalo,
toma una flor.
Mikel, nire gogoan eta nire ahoan betiko.
Me sumo a tu homenaje a Mikel Laboa. Has hecho una elección excelente. Txoria txori es muy conocida. Lili bat no es tan conocida pero es muy hermosa. Ahí va el texto (de Joseba Sarrionandia) en castellano (traducción mía) de una canción de su último disco (Txoriak 17):
ResponderEliminarDifícilmente deja su lugar de origen
quien allí tiene sus raices.
Difícilmente deja su tierra el arbol
si no es al ser abatido y convertido en tablas
Difílmente deja la pupila el ojo
si no es en el pico de los cuervos y de los alacranes
Difícilmente deja el salitre el mar
ni la caliza el desierto
La mariposa no deja la primavera
ni la nieve su blancura
Quien tiene allí sus raices
difícilmente deja su lugar de origen.
Es impresionante oir cantar este poema en vasco y a continuación oir fragmentos del mismo en diferentes idiomas.
Mi último cumpleaños fue poco después de su muerte. Hice que me regalaran justo el Txoriak 17. Había oído buenas críticas de él, pero nunca pensé que, a su edad, pudiera superarse. Lo hizo, ¡y de qué manera!
ResponderEliminarHola.
ResponderEliminarRestando lo verdaderamente hermosos (y a la vez sencillos) que me parecen los versos de este artista, no puedo sino entrever una "peligrosa" metáfora aludiendo al tema del nacionalismo y a la "opresión" de un pueblo.
Si buscas en youtube a este artista el primer vídeo que te aparece es el de una chica vasca que utiliza el poema del pájaro para una composición que se cuestiona por qué los vascos han perdido la libertad.
A vista de la democracia uno puede considerar que el sistema también "oprime" y esa opresión que se manifiesta en el hecho de que todos no vivimos igual de bien (parados, marginados, obreros, empresarios, mandatarios,...). Sin embargo y a pesar de que considero que uno debe alzar la voz hacia lo que considera justo, sin embargo no debe hacerlo promoviendo el odio hacia los que (según uno mismo) viven "mejor" que él. Debe uno pensar que, a lo mejor y como al pajaro, nos pudiera parecer bien nuestro grado de "opresión" porque nuestro "dueño" es buena persona y nos proporciona comida y agua y nos trata "bien". Quizá si cambiásemos de "dueño" o se nos dejara libres, daríamos con un tirano que nos "oprimiría" mucho más o la exposición a las leyes de la naturaleza fuese algo demasiado crudo para nosotros.
Comparar la blancura de la nieve con el sentimiento hacia las raíces también entraña su riesgo. Yo amo mi tierra, la echo de menos cuando no estoy, sus olores, sus montes, el mar... Pero no es lo que más amo de ella. Lo que más amo de ella es que allí está mi familia, allí viven muchas personas que me quieren y me respetan. Cuando un familiar muere y uno pasa por delante de su casa con melancolía no es la casa la que le produce la pena sino la persona que él quería.
No debemos confundir lo que es la lucha por la libertad con la lucha por el cambio. Los vascos ya son libres lo que no son es felices. Ellos no desean la democracia que se vive en España, desean la suya propia, desean cambiar de "dueño". Debieran tener cuidado en asegurarse primero que el "dueño" que quieren tener sea mejor persona que el que ya tienen.
Un saludo. Juanma.
Muchas expresiones artísticas pueden ser interpretadas de una forma y de la contraria. Las metáforas se pueden dirigir en casi cualquier dirección. Lo que hay que hacer es valorar la belleza; cada cual sabrá que le sugiere, si le sugiere algo. Y lo que vale para el arte, lo que en el arte puede ser sublime, puede llegar a ser peligroso en la política. El sentimiento agónico que transmiten muchos textos de Sarrionandia es el que se adivina en muchos planteamientos de la izquierda radical abertzale, pero ahí los que yerran son los que quieren hacer política (o lo que diablos sea) con sentimientos agónicos. A otros no nos pasa eso; disfrutamos con los textos de Sarrionandia y las canciones de Laboa, pero no las utilizamos para basar nuestras opciones políticas.
ResponderEliminar¡Y de lo otro qué decir! No creo que sea así lo que dices de los vascos. Yo me tengo por tal, aunque sea un vasco atípico, pero no quiero cambiar de dueño y me considero razonablemente feliz. Y en esto creo que hay muchísimos vascos que se me parecen. Al fin y al cabo, sólo en la Comunidad Autónoma somos dos millones.
Hola Juanma:
ResponderEliminarLa canción dice lo que dice. El texto data, creo recordar, del final de la dictadura. La canción se hizo popular justo en plena transición. Es un canto a la libertad, no a la independencia del País Vasco.
El canto sobre las raíces no lo entiendo tampoco como una alabanza al provincialismo, sino como la constatación de que la mayoría de la gente no deja su tierra sin algún pesar. Claro que tiene que ver que allí se quedan familia, amigos y recuerdos. De eso se trata.
Pero tu reflexión toca otro tema. El de los símbolos de los que se apropia un sector de la población. No voy a hablar de todos, pero yo siempre he intentado que cosas como la canción vasca, el euskera, el bertsolarismo, los deportes vascos, incluso la independencia, no sean patrimonio de los violentos, sino de quienes creen o les gusta cada una de esas cosas. De las que he nombrado, alguna me gusta más y alguna menos, pero esa es otra historia.
Lo mismo diría de otras cosas como Unamuno, la constitución, el castellano, el estatuto de Gernika, la selección española, la integración del País Vasco en España,... que no deben ser patrimonio de un par de partidos, sino de los que vean en ellas algo de su gusto. De nuevo, a mí me gustan más algunos de los elementos de esta lista que otros.
Yo me siento apolítico y apátrida, pese a haber nacido y crecido en esta tierra, la cual me es totalmente indiferente cómo se llame.
ResponderEliminarSoy castellanoparlante, aunque no tengo absolutamente nada contra el resto de idiomas y anteayer mismo disfruté como un enano en un concierto de Oskorri.
Lástima que no tenga sonido en este PC para escuchar a Mikel Laboa, ya que me encantaría.
Un abrazo.
Si es cierto, pido perdón por haberme referido a la totalidad de los vascos. Ha sido un error por mi parte.
ResponderEliminarLo que pretendía decir es que, efectivamente y como tú dices Jose Luis, los símbolos no sean utilizados de forma "polarizada" y añadiría que tampoco permitamos que la palabra sea malinterpretada. Por eso decía al principio del comentario que me parecían unos versos muy hermosos y ciertamente uno no debe desear poseer o dañar aquello que ama; debe más bien estar dispuesto a renunciar, sufrir o sacrificar muchas cosas por ello. Sin embargo no debe darse esa interpretación para justificar un sinsentido como pensar, por ejemplo, que uno mata por amor a la libertad.
Seguro que Nietzsche no pretendía el holocausto con su filosofía pero muchos aseguran que lo inspiró. También en la conferencia de los "memes" del blog de Pascual (filoblog.com) se baraja la idea del peligro de malinterpretar las ideas. Por otro lado uno ve las desastrosas consecuencias de las malinterpretaciones de muchos textos religiosos a lo largo de la historia. He hecho, pues, el comentario porque esta canción así tambien me ha parecido que se prestaba a esa otra perspectiva, aunque reconozco que bien interpretada es de una profundidad y belleza geniales.
Un saludo.
Manu:
ResponderEliminarOskorri es también de los que se han mantenido y mejorado con el tiempo.
Juanma:
Estamos de acuerdo, pues...
Gogoan...
ResponderEliminarOngi etorria, jou.
ResponderEliminarSin olvidar el comienzo de mi favorita, "Izarren hautsa", cuyo primer verso es, por cierto, totalmente contrario al creacionismo. A los profanos les invito a descubrirla.
ResponderEliminarBrulay:
ResponderEliminarEstoy completamente de acuerdo. Ese poema de Xabier Lete es una auténtica cosmogonía moderna.
Bienvenido al blog. Un saludo.