jueves, 8 de diciembre de 2016

La ideología de la gratuidad vs la ideología de la igualdad. El caso de las tasas universitarias


A cuenta de una discusión sobre las tasas universitarias me enlazan un artículo del que paso a comentar una parte.

Dice:
"En los últimos años se ha elaborado y difundido un discurso favorable al aumento del precio de la matrícula universitaria sustentado en dos pilares. Uno, que no es justo que paguen lo mismo ricos y pobres y que los ricos paguen tan poco. Dos, que, puesto que el estudiante saca un provecho privado de sus estudios universitarios, es lógico que contribuya a sufragarlos. Finalmente, se concluye, el aumento de precios ha de ir acompañado por un aumento de las becas, con el fin de que nadie quede excluido por razones económicas del acceso a la universidad. Lateralmente, se añade, lo que frena el acceso a la universidad no son los precios de matrícula, sino los costes de oportunidad de substituir trabajo por estudio durante el tiempo que dura la carrera universitaria; es decir, los precios de matrícula tampoco son tan importantes."
Obsérvese cómo tras describir la propuesta continúa: “Lateralmente, se añade,…”. ¿Por qué dice eso? ¿Quién dice que lo que frena el acceso a la universidad no sean los precios sino el coste de oportunidad? ¡Son ambas cosas! Y si alguien opina que es más lo segundo que lo primero, ¿en qué afecta a la propuesta, si sigue siendo la misma?

Sigue:
"Aun sin dudar de la buena fe de algunos los promotores del incremento simultáneo de precios y becas, está claro que su discurso, en una fase de asalto al llamado estado del bienestar, solo podía culminar como está culminando: con un aumento de precios y una reducción de las becas."
Siendo que en España estamos lejísimos de haber llevado a cabo la propuesta que se exponía en el primer párrafo cuesta pensar que el aumento de precios y la reducción de becas se deba a ella. Con mucha más razón se puede decir que se debe al sistema actual que subvenciona a todo el mundo y que defiende el articulista.

Acaba (la parte que comento):
"De los dos pilares mencionados, el primero tiene la virtud de que puede parecer un argumento de izquierdas. ¡Que paguen los ricos! La ilusión se desvanece al advertir que lo que se propone es que ricos y pobres paguen íntegramente el supuesto coste del servicio (cosa que para los ricos no supone una gran proporción de su renta) y que a los pobres ya se les compensará con unas becas, inciertas y finalmente casi inexistentes. ¿Es justo que los ricos paguen el mismo precio que los pobres por el pan, el arroz y las patatas? Sí, y es mucho más práctico que un sistema de precios que dependa de la renta del consumidor, de casi imposible implantación, siempre y cuando funcione un sistema de impuestos directos justo y eficiente. Lamentablemente, por añadidura, no goza de tales cualidades el sistema fiscal español, en el que, entre fraudes y deducciones, acaban pagando más los asalariados que los empresarios y los rentistas de alto nivel."
¿Por qué dice que la propuesta es “que a los pobres ya se les compensará con unas becas, inciertas y finalmente casi inexistentes”? ¿No se le ocurre al autor que la propuesta puede incluir que el descuento en la matrícula sea inmediato y que un pacto por la educación puede blindar las becas salarios? El descuento en matrícula sería tan creíble como la tasa actual, igual que las becas salarios. La única diferencia es que con la propuesta habría más recursos para esas becas.

Pero el mayor disparate se comete cuando se dice:
"¿Es justo que los ricos paguen el mismo precio que los pobres por el pan, el arroz y las patatas? Sí."
El autor está equiparando la justicia de que todo el mundo, ricos y pobres, paguen lo mismo por un bien que se vende a precio de mercado con la justicia de pagar por un bien subvencionado. Es decir, como es justo que los ricos paguen igual por algo que no se subvenciona, entonces es también justo que les subvencionemos igual que a los pobres. Por supuesto, quien no piense como él será un neoliberal. ¡El mundo al revés!

El autor se justifica:
“es mucho más práctico que un sistema de precios que dependa de la renta del consumidor, de casi imposible implantación, siempre y cuando funcione un sistema de impuestos directos justo y eficiente.”
Primero: en el caso de los bienes que se ofrecen en el mercado, efectivamente será así; pero no en el caso de las matrículas universitarias. No estamos hablando de un bien o servicio en el que haya multitud de proveedores, sino de un servicio que provee la cosa pública y que ya tiene medios para cobrar distinto según circunstancias personales. Al autor le parece que no merece la pena hacer el esfuerzo. Él sabrá por qué.

Segundo: dice que a los ricos se les cobre no en la matrícula, sino en los impuestos. Si no se vincula la decisión de ir a la universidad con el coste y el beneficio de ir el resultado seguirá siendo todavía más favorable a los ricos. La propuesta de la reducción de matrículas y becas salarios aumenta la participación de los pobres sin fomentar la de los ricos (subvencionándolos).

El autor reconoce que lo de los impuestos no funciona y sin embargo, eso es lo que quiere:
“Lamentablemente, por añadidura, no goza de tales cualidades el sistema fiscal español, en el que, entre fraudes y deducciones, acaban pagando más los asalariados que los empresarios y los rentistas de alto nivel.”
Sí, ya sé que el autor dirá que pongamos más impuestos a los ricos, pero él mismo está reconociendo que eso tendrá el problema de que los ricos no acaben pagando esos impuestos. Esto no le importa. Le importa que la reducción de matrícula y el monto de las becas salario no se mantengan con el tiempo. Sin embargo, lo segundo es de más fácil implantación que lo primero, además de que tiene todas la ventajas comentadas.

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Hace cinco años en el blog: El parlamento proporcional (2).
Y también: El buen samaritano. Solidaridad vs. caridad.
Hace tres años en el blog: Los mitos de la razón. El Subastador Walrasiano.
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2 comentarios:

  1. Uno de los mayores placeres de leerle es cambiar de opinión sobre un tema cuando descubre que la obviedad ideológica va contra la investigación empírica. También en Twitter.

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    1. Para eso estamos. El placer es mío, al contar con comentaristas educados. No pasa en todas partes.

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