Estamos asistiendo a un proceso histórico en el mundo árabe. No sabemos en qué quedará todo, pero sí sabemos que las protestas son para derrocar regímenes sátrapas y demandar democracia. Habrá fanáticos que quieran pescar en río revuelto y quién sabe si no harán algunas capturas, pero los países democráticos deben apoyar decididamente las protestas.
La historia de estas sociedades no incluye importantes periodos de democracia, pero eso no es un dato para decir que la democracia sea imposible en estos países, sino que será un proceso seguramente difícil. Exactamente como ha sucedido en todos los demás países donde nunca hubo democracia hasta que se instauró por primera vez.
Los condicionantes sociales nunca han sido capaces de limitar la naturaleza humana que anhela la libertad. Los pueblos pueden tomar malas decisiones, pero será difícil que se empeñen en continuar libremente en regímenes aberrantes por mucho tiempo. Los alemanes eligieron a los nazis (sin mayoría absoluta) y eso no sucedió en un país árabe precisamente. Latinoamérica está mejor con democracias que de vez en cuando nos dan un populista inepto que con dictaduras que nos los dan siempre.
Ocurrirá lo mismo en los países árabes. En algunos ganarán las elecciones partidos islamistas, algunos con tentaciones totalitarias a lo Irán, otros que se verán mejor reflejados en Turquía. Si la democracia no se elimina, la primera situación es casi imposible y, en todo caso, hay medios para enfrentase a esa ella distintos de mantener a toda una parte del mundo en manos de dictadores.
Me gustaría terminar con una reflexión. Cuando las dictaduras eran la norma en América Latina, todas las denuncias eran hacia la política usamericana. Ahora nos hemos dado cuenta que la política europea no ha sido mejor en el mundo árabe. Cada uno tiene su patio trasero, según parece.