lunes, 6 de septiembre de 2010

Rebelde sin causa


En el Otto Neurath y en Reflexiones Irreverentes ha vuelto a salir el tema de la causa. ¿Cómo definir causa? ¿Qué utilidad tiene una posible definición del término?

Desde Aristóteles, los filósofos han estado dándole vueltas a una definición. No hay metafísico que se precie que no haya dado la suya. Sin embargo, casi todas las definiciones que se manejan o son demasiado imprecisas o son demasiado redundantes como para ser operativas. Por ejemplo, la definición de causa material de Aristóteles sólo permite decir que “la causa material de algo es la materia de que está hecho”. Esto puede ayudar a plantear una visión materialista de la ciencia, pero no ayuda a hablar de la causa de la materia, si es que tal cosa queremos y es posible. Desde luego, tampoco permite avanzar en preguntas acerca de la causa del universo, la necesidad de un dios o cosas así. Algo parecido pasa con el concepto de causa formal.

La definición de causa eficiente es realmente imprecisa, dice que la causa eficiente de algo es lo que ha producido ese algo. Se dan ejemplos como el pintor que pinta con amor, pero se ocultan muchos otros que muestran su imprecisión. ¿Cuál es la causa eficiente, si es que la hay, de que dos extraños se junten en un tren? ¿Qué pasa con la madre del pintor? ¿Es también causa eficiente del cuadro? ¿Es causa de la causa? Tampoco esta definición nos permite hablar de causa eficiente de las causas.

Comparemos esas definiciones con las siguientes:
  1. El conjunto de leyes A causa el conjunto de leyes B si las leyes B se deducen de las leyes A. Así, las leyes de Newton son causa de las leyes de Kepler y el modelo de Equilibrio General en Economía es causa de la ley de la demanda. Podemos poner “fenómeno B” en lugar de “leyes B” y hablar de que la mecánica de Newton es la causa de que caigan las manzanas como lo hacen.
  2. En un modelo, si el cambio en el parámetro (o conjunto de parámetros o condiciones,…) A produce que la variable B cambie, el primer cambio es causa del segundo. Así podemos hablar de que un cambio en la masa causa un cambio en el momento lineal o que un cambio en el gasto público causa un cambio en el tipo de interés de la deuda emitida. Siempre respecto a un modelo.
  3. Granger dio una definición de causalidad usando métodos estadísticos. Recibió el Nobel por este tipo de contribuciones.
  4. Otra definición muy útil en ciencia es decir que A causa tal cambio en B si, manipulando A, podemos conseguir ese cambio en B. Queda aclarar lo que es “manipular”. No podemos manipular el tamaño de una estrella, pero podemos “manipular” la muestra de estrellas que seleccionamos para concluir que la causa de que una estrella tenga un final u otro es su masa.
Estas definiciones tienen de bueno varias cosas. Primero, que precisan esa idea intuitiva pero tremendamente vaga de lo que entendemos por causa. Segundo, que son operativas, en el sentido de que, en su dominio de referencia, son perfectamente aplicables y personas distintas llegarán a la misma conclusión acerca de si algo es o no causa de otra cosa. Tercero, son tremendamente útiles para hacernos avanzar en el conocimiento.

Ninguna de estas bondades está presentes en los conceptos metafísicos de causa que uno suele leer. Sin embargo los metafísicos insisten en poder decir algo acerca del mundo y sus demonios o sus dioses usando conceptos imprecisos. Algunos llegan a decir que, puesto que los ejemplos de definiciones anteriores son de ámbito de aplicación reducido y todos corresponden a una idea de causa más general, es esa idea (¿metafísica?) de causa la que es más precisa y la que hay que manejar en filosofía.

Craso error, es como decir que el término “casa” nos permite más posibilidades deductivas que los términos “casa de ladrillo”, “chalet”, “rascacielos”. Los segundos nos permiten decir si “choza” es o no una de esas cosas. El primero no nos permite decidir si “choza” es “casa” o no. Hasta que no definamos con precisión qué es casa (y esa definición depende enteramente de lo que queramos definir como casa, no de ninguna idea platónica y a priori de lo que debe ser ese concepto) no sabremos si “choza” es o no es una casa.


10 comentarios:

  1. Eso es, así lo veo también. Desde que existe un método científico en condiciones, como en nuestra cultura, (que no en todas) las mentes mas ágiles se apuntan a seguirlo, pero la inercia de las masas, por motivos generacionales, culturales, más el miedo a lo desconocido hace que todavía se ande gastando chorros de tinta, de tiempo y de emoción inutil en cuestiones vanas pero cuya vanidad ignora la mayoría. Un abrazo.

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  2. ¡Bello,bello Dean!

    ¡Salud e inquieta alegría!

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  3. Me ha gustado su artículo. Me gustaría plantear una pregunta, ¿cómo se relaciona esto con la idea de la nada no puede salir nada? Es decir, todos estos conceptos metafísicos de la primera causa. ¿Es un gasto calórico sin provecho preguntarse sobre la existencia de la materia desde la nada? (no causa)

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  4. emejota:

    Como siempre, gracias por tu seguimiento y por tus palabras.

    Enrique:

    Te digo lo mismo.

    Carlos:

    Bienvenido al blog. La relación es que todo esto advierte de la necesidad de saber de qué hablamos cuando hablamos, qué supuestos hacemos y cuáles están basados con algo de fundamento y cuáles son intuiciones posiblemente sesgadas.

    No sé qué puede, en rigor, significar eso de que "de la nada no puede salir nada". La nada sería también ausencia de tiempo. Decir que, en un momento no hay nada y en otro hay algo es entrar ya en una contradicción, puesto que el primer momento, por definición, no existe.

    La pregunta no puede ser si el universo sale de la nada (es una pregunta mal formulada, sin sentido), sino por qué existe el universo. Para esto último tenemos las explicaciones científicas, que llegarán hasta donde lleguen. Querer llegar con metafísica a dónde no ha llegado la física es, desde luego, esfuerzo inútil, sabiendo, además que ni siquiera la metafísica ha llegado a donde ha llegado la física. De hecho, no ha llegado a ninguna parte porque no ha salido de ningún sitio. Aportación de la metafísica al conocimiento humano en más de 20 siglos de historia: cero patatero.

    Al final (si conseguimos llegar al final), tendremos que, o bien, cada ley (o conjunto de leyes) que encontramos se explican por otras (se deducen de ellas) hasta el infinito o bien hay unas leyes de las que se deduce lo que hay y que no son explicadas por otras más básicas.

    En cualquiera de los casos, la respuesta a por qué hay algo en lugar de no haber nada es que la pregunta vuelve a estar mal formulada y carecer de sentido. Me gusta decir esto con otras palabras: la respuesta a por qué hay algo en lugar de nada es "hay algo en lugar de nada".

    Hay quien dice que las últimas leyes podrían ser autoexplicativas. No sé cómo puede darse esa situación, pero apuntemos eso que, de momento es una cosa que parece podemos decir, pero a la que no sabemos formular (por tanto, de momento, por dar un beneficio de la duda) esa posibilidad tampoco tiene sentido, que sepamos.

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  5. Yo, en mi rudimentaria cultura, más filosófica que real y prática,opino,personalmente y sin andar por senderos fijos,que la nada no existe,no puede existir la nada si en su "nada"existen mínimos componentes para crear algo.
    Que puede surgir de la nada? La respuesta es obia,nada,naturalmente,pero si todo cuanto existe surgió de la nada, entonces amigos mios,la nada y el todo son la mismísima cosa.


    Será algo parecido a la causa y el efecto?

    Ya me pierdo, pues ifual que el todo y la nada,ambas estan unidas y vienen a ser lo mismo.


    Es un quiebracabezas para mí entender la ciencia de esas explicaciones filosóficas, pero me encanta leerlas y elaborar mis propias filosofías de estar por casa.

    Un saludo

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  6. genetticca:

    Bienvenida al blog y gracias por comentar.

    No se trata de saber si las expresiones "existe la nada" o "no existe la nada" tienen sentido, sino si existe la posibilidad de definir el término "nada". Yo creo que, para cualquier definición que podamos dar, no tiene sentido hablar de su existencia, sino solo del concepto, de la idea, como no existe el número cinco o cualquier otra abstracción más que como idea.

    Importará, entonces, si con esa idea podemos construir mejor un modelo del mundo o no. Con las ideas de "cero", "conjunto vacío" o "vacío cuántico" sí podemos construir modelos mejores. Con la idea de "nada" creo que no podemos avanzar. Desde luego, tampoco podemos decir que de la nada pueda o no pueda surgir algo, que siguen siendo proposiciones mal construidas. Yo, por lo menos, no sé qué significado claro darles.

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  7. Carlos:
    lo más importante para plantearse la pregunta de si puede "salir" algo de la nada, es aclarar qué estás pensando EXACTAMENTE con eso de "salir" (supongo que no será "salir" como cuando decimos que "el pollo 'sale' del huevo").

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  8. Gracias por las aclaraciones a ambos. Me ha gustado tu comentario, Jóse, sobre como nada también es ausencia de tiempo y, por tanto, hablar de un primer momento surje algo es contradictorio, muy revelador.

    Hay muchas veces que me gustan meterme a esos fregados de preguntas sin plantearme primeramente si la cuestión está bien planteada, supongo que de leer demasiado filosofía no analítica, fallo mío :-)

    Repasando tu idea creo que hay muchas veces que nos encontramos en esa callejón, que tenemos un concepto que desde el "sentido común" (ejem) parece tan obvio y después es tan difícil ponerlo en su sitio. Con tu comentario entiendo que no puedo imaginarme la nada. Por otro lado intento buscar un simil, situación sencilla, y tampoco. El único concepto remotamente parecido es un conjunto de cero elementos, pero nada que ver claro.

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  9. Me alegra que entre Jesús y yo hayamos podido aclararte alguna cosilla. Y parece que está bien aclarada porque resumes bien esta batalla particular que tengo en el blog (y fuera del blog) contra hablar sin saber de qué se habla.

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