jueves, 30 de abril de 2015

Asimetría sexual


Biológicamente, los dos sexos (masculino y femenino) somos distintos. Hay más posibilidades, como el hermafrodita, pero voy a centrarme en los casos anteriores. También somos distintos psicológicamente. Por ejemplo, la mayoría de hombres se sienten atraídos por las mujeres y la mayoría de mujeres, por los hombres. Hay más diferencias psicológicas y también hay más posibilidades de atracción. Todas estas cosas están aceptándose cada vez mejor. Lo que no se acaba de aceptar, y creo que tardaremos mucho en resolver, es cuáles deben ser las consecuencias sociales de toda esta diversidad. No me refiero a derechos, que también vamos avanzando en la buena dirección, sino a ciertas actitudes y comportamientos. Por ejemplo, a veces no tenemos claro cuándo un flirteo deja de ser apropiado o cuándo está o no está bien que una persona se acerque a otra con el interés de intimar, y de qué manera estos comportamientos son o deben ser distintos entre los dos sexos.

Con respecto a todo esto, hace poco tuve la siguiente experiencia. Fui con un grupo de amigos a ver a las divas de Stradivarias, un espectáculo repleto de música y humor, como se anuncian. Es muy bueno y lo recomiendo sin reservas. Dentro del espectáculo ocurre lo siguiente (spoiler alert). Las cuatro intérpretes le echan el ojo a uno de los hombres del público y le hacen guiños e insinuaciones, como que todas se hubieran prendado de él. En un momento simulan que una de ellas recibe un regalo suyo, un anillo, dejando a las otras celosas y provocando situaciones hilarantes. La cosa sube de tono cuando invitan al deseado al escenario (no, no era un actor entre el público, era uno de mis amigos). Allí se lo disputan, lo llevan entre bambalinas adonde, una detrás de otra, pasan las cuatro divas. Se oye un golpe de rechazo a la primera (en realidad era un actor/músico disfrazado de mujer, que hacía de fea), pero cuando entra cada una de las otras tres (estas sí son mujeres) los sonidos que se oyen no dejan lugar a dudas sobre lo que ocurre. Tras el último asalto sale el hombre exhausto, como un púgil que hubiera luchado un largo combate, con detalle de la toalla al hombro incluido. De vuelta a su asiento, las insinuaciones siguen. Por ejemplo, la diva del contrabajo le dice que tocará el instrumento como si fuera él y lo toca de manera muy provocativa y sensual.

Todos en el público reímos los gags, no había nada soez, todo se hacía con mucha elegancia. Mi amigo confesó haberse sentido muy bien tratado en el escenario, donde le iban dando con mucho tacto y profesionalidad indicaciones de qué hacer.

Tras acabar la obra se me ocurrió preguntar a las mujeres del grupo, que también celebraron la actuación, cómo se hubiera recibido la situación contraria, con varios hombres que sacaran a una mujer al escenario, la llevaran entre bambalinas y simularan acciones amorosas. "Se hubiera recibido muy mal" me dijeron. La pregunta era retórica, todos sabíamos la respuesta y todos pensamos que así debía ser.

Este tipo de cosas me hace reflexionar. ¿Qué implicaciones tiene la igualdad de sexos para este tipo de situaciones? ¿Queremos ir a una igualdad en la que sea bien recibida la escena a la inversa? ¿en la que sea mal recibida la escena que todos celebramos? ¿en la que este tipo de cosas se queden como están? Lo que queremos, ¿es algo factible? ¿es urgente? No tengo la respuesta (aunque tengo mi opinión, que cambiaré, como siempre, según los datos), pero me parece que siempre o, por lo menos, durante los próximos muchos años, habrá una asimetría en el trato entre sexos que no tiene por qué ser mala en ningún sentido ni tiene por qué ser base ni excusa de ningún tipo de discriminación.

Miremos este experimento: una mujer pregunta a 100 hombres si quieren acostarse con ella, un 30% responden que sí. Cuando un hombre pregunta a 100 mujeres, ninguna acepta. Queda claro que algunos hombres sospechan que la pregunta no va en serio, pero aún así no les parece mal seguir la broma y aceptar. Las mujeres, sospechen o no que la pregunta no es real, no responden que sí ni en broma.

Hay una asimetría aceptada por todas las partes. Los hombres no se sienten ofendidos por este tipo de insinuaciones. Las mujeres, sí. Y ahora vienen las demás preguntas, ¿cuántas actitudes asimétricas tenemos? ¿cuáles son tolerables y cuáles no? ¿que hombres y mujeres tiendan a diferir entre ser más activos o pasivos en las distintas fases del cortejo o de la relación está entre ellas? ¿coinciden actitudes las que nos parecen no tolerables con aquellas que podemos cambiar?

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Hace tres años en el blog: El tercer paso alemán
Hace cinco años en el blog: La mala ciencia.
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12 comentarios:

  1. Ciertamente existe, pero también en todos los niveles incluidos los estrictamente personales, p.e. la mayoría de los rostros son asimétricos.
    En otros sectores se podría considerar una injusticia.

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    1. Existe, pero las preguntas siguen. ¿Qué hacemos con ellas? ¿Las aceptamos? ¿Las combatimos? ¿Solo algunas? ¿Cuáles?

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  2. El tema que abordas es muy interesante, también la anécdota que cuentas, pero el tratamiento, a mi entender, peca de un candor difícilmente comprensible en los tiempos que corren. Lo que preguntas referido a qué hubiera pasado si se tratase de una escena en la que los papeles del hombre y la mujer estuviesen cambiados, mi respuesta es que es difícilmente concebible algo así pero que, si por algún extraño motivo llegara al escenario, la reacción de los grupos feministas y la prensa no se habría hecho esperar, y hasta sería posible algún procesamiento por machismo y violencia de género. Por supuesto, la empresa y los actores hubieran quedados tocados.

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    1. Ya he dicho que la pregunta era retórica, porque todos sabemos la respuesta, que es como bien señalas. Era solo una ilustración de asimetrías que no parece que vayan a cambiar o que quisiéramos que cambiaran en un futuro cercano.

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  3. Esto me recuerda la época en que empezó la moda del topless. Inicialmente era algo prohibido y las mujeres alegaron que tenían el mismo derecho que los hombres a mostrar el pecho, que ambos eran iguales. Y así se hizo. De hecho ahora vemos los pechos incluso en el telediario (por ejemplo en los pases del "importante" evento que suponen las pasarelas de moda...) El caso es que cualquier amiga o apenas conocida se puede ofrecer a darte crema en la playa y hacerlo sin que apenas se lo consientas restregándote el pecho sin que nadie se lleve a escándalo, lo mismo ocurriría si se hace en un espectáculo como el que describes, lo mismo cabe decir durante el coqueteo, les encanta pasar la mano por el pecho del galán a conquistar, etc. por supuesto que al revés incluso tu "amante o esposa" te puede denunciar y penar si lo haces de manera o en momento inapropiado. Y eso que, según ellas, son iguales y con el mismo derecho. Otra actitud asimétrica que el cambio social hace que cambie o no cambie, que sea sexo a proteger de excesos o no sea sexo y se pueda exhibir legítimamente ante público infantil o en horario de máxima audiencia todo según....

    Arturo

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    1. Dices: "Y eso que, según ellas, son iguales y con el mismo derecho."

      Según ellas y según nosotros. Lo que estamos cuestionando, creo, son las consecuencias de esa igualdad para según que costumbres y pautas sociales.

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  4. Un tema complicado, que hay que considerar caso por caso y atendiendo a los resultados de las regulaciones introducidas.

    Ahí está por ejemplo la cuestión del tratamiento diferencial de la prostitución femenina y masculina en algunos paises europeos.

    Karl Mill

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    1. Y del tratamiento diferencial al valorar la decisión sobre sus cuerpos que hacen una prostituta y una actriz de porno.

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  5. Cuando tú mismo José Luis te interrogas y muestras dudas seguramente es porque no todo vaya tan bien como en otro momento dices. Te planteo una duda y una asimetría mayor y de implicaciones mucho más profundas. Más que yo debiera decir Alain Touraine porque es de una cita de su libro El mundo de las mujeres de lo que me valdré para plantearla. Dice en un momento de su libro:

    “Las mujeres son conscientes de que mantienen una relación privilegiada con los hijos, cuya existencia les confiere un poder al que no renunciarían por nada del mundo, aunque los hombres compartieran las tareas de la casa con ellas, incluyendo el cuidado de los niños.” (pág. 139)

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    1. No digo que todo vaya tan bien. Digo que va a mejor. Y, ni que decir tiene, eso implica que todavía hay camino por recorrer. Mucho. Y también, me temo, mucho camino que no podrá o se querrá recorrer, como esa relación madre/hijo, más fuerte, en general que la del padre/hijo.

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  6. En el supuesto de llevar a la realidad la performance de la obra, si el hombre opta por no entrar en el juego de seducción de esas mujeres, puede negarse tanto de palabra, como incluso utilizar su fuerza, presumiblemente mayor a las de esas 4 mujeres, para evitar cualquier contacto. Si opta por tener sexo con las cuatro, su biología le permite la posibilidad de fecundar a esas cuatro mujeres, y podría desentenderse del cuidado de las mismas y sus vástagos.

    En el caso de una mujer frente a cuatro hombres: si ésta se negase, no podría aplicar su fuerza frente a la de ellos para hacerse valer. Obviamente, corre el riesgo de quedarse quedarse embarazada sólo de 1 de ellos. Lo que supone una mayor inversión por parte del cuerpo de la mujer -y su psicología- y por tanto mucho más vulnerable.

    Creo éste es el tema que subyace en la mente de esas mujeres del texto, que opinaban que si se hubiese dado la situación contraria entre bambalinas, se hubiese visto muy mal.

    Salud!

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    1. Que haya condicionantes biológicos, sociales y ambientales en las actitudes está claro. Lo interesante será saber cuáles son estos condicionantes y si podemos o queremos sobreponernos a ellos. La violencia machista tiene sus condicionantes y, parece, que queremos y podemos hacer bastante para minimizarla. ¿Pasa lo mismo con cualquier otra actitud? ¿No? ¿Tienen que ser todas las actitudes completamente simétricas para ambos sexos? ¿En qué medida? ¿Queremos hacerlo? ¿Podemos?

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