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Las pruebas de la evolución
Voy a terminar la exposición de la Teoría de la Evolución con varios ejemplos de las pruebas que tenemos de la Evolución. Habrá más entradas que tengan que ver con la Evolución, pero serán ya acerca de las cosas que se deducen y no se deducen de ella y para hacer alguna aclaración metodológica. Lo que termina aquí es la exposición de la Teoría, en su versión inteligible para los no iniciados. He simplificado unas cuantas cosas aquí y allá para hacer entender el meollo del asunto, que es lo que me parece importante que tenga claro el público en general. Allá van las pruebas:
-El registro fósil. La Geología nos muestra cómo se puede calcular la edad de las distintas capas de los estratos sedimentarios que se observan en la Tierra. Un buen lugar para hacer estas observaciones son los cañones, donde la erosión ha dejado al descubierto muchas de estas capas, que llegan hasta cientos de millones de años en el pasado. En estas capas han quedado fósiles de animales y plantas que vivieron en esa época. Se observa en este registro fósil una continuidad de las formas y unos patrones compatibles con la Teoría de la Evolución. Por ejemplo, nunca se han observado animales complejos anteriores a los más simples. Un ejemplo de algo complejo como una lagartija en algún estrato anterior al origen de los vertebrados bastaría para invalidar la Teoría de la Evolución. Jamás ha ocurrido nada semejante.
-El ADN. Antes del descubrimiento del ADN se clasificaron los seres vivos según sus características físicas visibles. Esta clasificación, bien explicada por la Teoría vino a ser confirmada (los principios generales, no todos los detalles, que se alteraron con esta mejor evidencia) con el análisis del ADN. Además, el ADN proporciona el mecanismo predicho por la Teoría, como vimos en su momento.
-Las formas transicionales. Se encuentran formas transicionales perfectamente operativas para todos los órganos. Los ejemplos de ojos y alas incompletas son especialmente ilustrativos. También se encuentran órganos que pasan de tener una función para ser aprovechados en otra posterior. Por ejemplo, los huesos del oído en los mamíferos vienen de varios huesos de la mandíbula de especies anteriores. Los casos de patas delanteras que se hacen alas (aves voladoras), alas que se hacen aletas (pingüinos), patas que se hacen aletas (focas) o aletas que se hacen cuasi-alas (peces voladores) son más llamativos.
-Los órganos atrofiados. El apéndice que, en su día servía, según parece, para digerir con ayuda bacteriana un tipo de vegetales, hoy en día no tiene ningún uso.
-Las chapuzas en los organismos vivos. En una entrada pasada señalamos varias de estas chapuzas sólo en el ser humano.
-La evolución pillada in fraganti. Hemos pillado a la evolución haciendo de las suyas delante de nuestras narices. En el poco tiempo que ha durado la agricultura y la domesticación de animales, se han conseguido alterar de forma sustancial miles de especies. Algunas son ya incompatibles con sus variedades salvajes no domesticadas.
-La resistencia frente a las enfermedades. El propio ser humano tiene distinta adaptación según el ambiente en el que ha evolucionado. Los subsaharianos tienen más defensas frente a la malaria, los euroasiáticos más frente a la gripe y la peste.
-La mutación de los virus y bacterias. Los virus o bacterias demasiado virulentas acaban matando el organismo del que se aprovechan. Las versiones menos letales de la bacteria que la causa la sífilis son las que han sobrevivido hasta el presente.
-Los elefantes. Debido a la caza furtiva, los elefantes mutantes que carecen de colmillos tienen más posibilidades de sobrevivir. En los últimos años este tipo de elefantes representa ya el 10-15% de los nuevos nacimientos entre los elefantes asiáticos y llega hasta el 30% en algunas zonas para el elefante africano.
-Los embriones. Los embriones de los animales muestran rasgos de antepasados comunes. El embrión del delfín es sorprendentemente parecido al humano. Desarrolla, incluso, pequeñas patas traseras que luego pierde.
-La evolución convergente. Organismos que provienen de distintos antepasados y que comparten un nicho ecológico, acaban compartiendo características comunes presionados por el medio ambiente idéntico en el que se encuentran. Salamandras (anfibios) y salamanquesas (reptiles), delfines (mamíferos) y tiburones (peces) son sólo un par de ejemplos.
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