miércoles, 18 de marzo de 2015

Separación por sexos en el aula: ¿No, por principios o no, por evidencias?


A cuenta de este artículo en El Confidencial, he participado en un debate sobre qué hacer ante esta insistencia de algunos círculos por promover la educación separada por sexos. No se discutía sobre si tenía sentido o no, sino sobre si ya sabemos que es mala idea por principio o si es apropiado discutir evidencias empíricas. Tras recordar las evidencias (en contra) que recogí en su día varios contertulios me señalaron que hay una cuestión previa de principios por la cual la separación no es aceptable. Ante esto respondí lo siguiente:

Ojalá las cosas fueran tan fáciles y pudiéramos tomar decisiones basadas en sencillos principios. Tal cosa no suele ser posible. ¿Cuál es el principio al que apelar para no separar por razón de sexo? ¿Se deduce de la igualdad de derechos? Me temo que no. Será eso y algo más y mucho me temo que ese algo más requerirá incluir como principio la no separación, con lo que caeríamos en una falacia de “petición de principio”.

Hay una manera de no caer en ella y de estar cerca de lo que creo que tenéis en mente, pero me temo que requiere de la evidencia empírica. Considérese el caso del aborto. Unos apelan al principio del derecho a la vida y otros al principio de libertad de decisión de la mujer. A pesar de que ninguno es del todo coherente con ello, esta petición de principio impide el debate. En las sociedades modernas, a pesar de que ha ganado la posición a favor del aborto, todavía continúa el debate, y es mejor si tenemos argumentos biológicos, médicos, psicológicos, sociales, económicos, etc. para poner sobre la mesa en lugar de una apelación al principio de elección. Primero, porque ese principio no es ningún absoluto (si no, ¿por qué nadie reclama el derecho al aborto hasta el momento del parto?) y, segundo, porque todavía no está completamente debatido, resuelto y aceptado por la inmensa mayoría de la sociedad.

Sí hay problemas éticos que ya se han debatido y resuelto en algunas sociedades, como los Derechos Humanos. Toda la evidencia ha apuntado a que los seres humanos vivimos mejor y de manera más acorde con nuestras preferencias morales si nos dotamos de estos derechos. Cualquiera que quiera sopesar si la esclavitud puede o no merecer la pena estará trayendo una discusión acabada. En este caso podríamos apelar sin más a este principio para no permitir ningún caso de esclavitud. (Nos podemos poner muy casuísticos y considerar la posibilidad de que los humanos mutemos para que no nos importe tanto ser esclavos y entonces tolerar los inconvenientes de que te toque ser esclavo porque los beneficios de poseer esclavos son muy grandes, pero a todos los efectos esta discusión es ya inútil.)

¿Cuál el caso con la separación por sexos? ¿Es más parecido al caso del aborto o al de los Derechos Humanos? Por una parte, tenemos que la integración en las escuelas se realizó por razones ideológicas, sin claros estudios que mostraran su bondad (y sin estudios en contra), pero con muchas intuiciones y experiencias particulares de que parecía ayudar a tener una sociedad mejor. La cosa no salió mal, según una observación casual del incremento del respeto entre los sexos y la disminución de la discriminación, pero realmente no sabemos si se hubiera podido conseguir de otra manera. Ahora tenemos estudios. Muestran datos a favor de la integración y, como bien se ha dicho, no solo por razones de competencias académicas, sino de otras cosas que también nos importa, como el mencionado respeto y conocimiento del sexo contrario. Son datos tremendamente relevantes y que sirven para seguir convenciéndonos de que hacemos lo correcto.

Por otra parte, tenemos algunos sectores de la sociedad que quieren la separación. Son minoritarios, pero eso en sí mismo no es señal de nada. Lo que importa es si se les concede el derecho a educar así a sus hijos. Es posible que los jueces puedan apelar a principios sociales aceptados en las leyes para impedirlo (como lo hacen cuando obligan a vacunar), pero vemos que es perfectamente posible que no se entienda así y se permita la separación. En ese caso, ¿cómo podremos hacer que se prohíba esta práctica? Hay dos caminos no excluyentes: vencer (ganar una mayoría que prohíba la separación) o convencer. Para ambas cosas necesitamos los datos. Lo contrario, decir simplemente que nuestros principios son mejores, no ayudará frente a quienes tienen otros.

Pero incluso si los jueces decidieran que, atendiendo a las normas de la sociedad, no procede el permitir la separación, convendría aún así tener los datos y exponerlos, puesto que parece haber gente que querría cambiar estas leyes. De hecho, es lo que hacemos en esta asociación. No decimos (no solo) que las vacunas son obligatorias por principio, ni que la ciencia es mejor por principio. Llevamos muchos años en el negocio de sacar todos los datos posibles y de exponerlos de la manera más didáctica posible para que se entienda el por qué de las vacunas y el por qué de la ciencia. Lo mismo pasa con el aborto y, me temo, con la separación en el aula por sexos.

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15 comentarios:

  1. Lo curioso es que me parece que los colegios que separan a los niños de las niñas a éstas les hacen llevar uniforme con falda...¿por qué serà? XD

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    1. Es así en todos los colegios que separan? En todas partes?

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    2. Hombre, no he hecho un estudio, por eso dije que "me parece". A bote pronto he encontrado esta noticia en que dice que es el 70%
      http://www.20minutos.es/noticia/336970/0/falda/escolar/ley/

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    3. No quería ser cortante, es que lo anterior lo escribí rápidamente. Ahora ya veo, se trata del caso de España en particular.

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    4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    5. No había sentido su comentario como cortante, más bien lo atribuía a su buena costumbre de pedir datos objetivos, en lugar de meras intuiciones, para sustentar una afirmación.

      Entiendo que lo que voy a decir no sirve para aclarar nada, pero tengo la impresión de que en España quien defiende la separación de sexos lo hace motivado no por mejorar el rendimiento de las chicas, sino por la creencia de que cada sexo tiene sus atribuciones; y lo de las faldas sería una pista de ello.

      Una observación: ha escrito "sexo contrario". Yo también lo hago, pero me pregunto si no sería más adecuado "sexo complementario". No sé, sugiere mucho la "guerra de sexos".

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    6. O "el otro sexo", en plan Simone de Beauvoir. Ahora que reparo, sí que puede mejorarse la expresión.

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  2. "pero tengo la impresión de que en España quien defiende la separación de sexos lo hace motivado no por mejorar el rendimiento de las chicas..."

    En todo caso, sería para mejorar el de los chicos; y la evidencia es que, sin separación, estos obtienen peores resultados que ellas. Eso no quiere decir que con ella vayan a mejorar; o que no vayan a empeorar los de ellas.

    Lo que sí me da la impresión es que tomar medidas que van en contra de unos prinicipios aceptados (la igualdad ante la ley; la libertad a la hora de elaborar listas; la nombrar a quien sea en un consejo de adminstración), si es para mejorar la situación de las mujeres, se toman con menos escrúpulos que si es para mejorar la de los hombres. Pero es una impresión.

    Un saludo.

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    1. Cualquier estudio sobre cómo aprovechar y aumentar el rendimiento requiere de muchos más datos. No me consta que nadie se oponga a investigar cómo aumentar la participación de uno u otro sexo allá donde participa menos o a aumentar el rendimiento del que muestra menos según en qué situación.

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    2. Vaya, eso no lo sabía. Había leído sobre el menor rendimiento en matemáticas de las chicas cuando se compartía aula, presumiblemente porque no es una característica "femenina" ser un calculín..

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    3. Pues José Luis, cualquiera que tenga ideología se opone a investigar lo que puede resultar en contra de sus axiomas.


      Yadjos, es una evidencia que en su inmensa mayoría el sistema educativo español es mixto, y que el rendimiento de los niños frente a las niñas deja mucho que desear. Yo no digo que sea causa-efecto; lo que digo es que si hay interés en mejorar el rendimiento de los niños, habrá que cuestionarsed cómo es el sistema actual. Lo mismo que si lo que se quiere es aumentar el interés de las niñas por las asignaturas "técnicas".

      http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/educacion/2015-04-28/los-chicos-con-las-chicas-o-no-jose-antonio-marina_783558/
      Un saludo.

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    4. Estudiemos, pero no tomemos decisiones prematuras.

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  3. El principio no es la igualdad de derechos, ya que ambos sexos podrían recibir por separado la misma educación. El principio es la no segregación de la sociedad en función del sexo, raza, etc.

    ¿Que opinaría de segregar en las aulas a blancos y negros? ¿Te opondrías por principio, por evidencias o por ambas? ¿Acaso no hace falta principios para rechazar como inaceptable una consecuencia?

    Empíricamente yo puedo ver que dar tabaco a los niños les aumenta el riesgo de padecer cáncer, ¿me opongo a ello por dicha evidencia? Pues sí, pero necesito partir del principio de que el cáncer es malo. O si me baso en la evidencia de que el cáncer acorta tu vida, necesito el principio de que vivir lo máximo posible es bueno.

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    1. Yo he sido el primero en comparar en la entrada la situación de la separación entre niños y niñas con la de negros y blancos para indicar cómo, mientras no tengamos más datos, la no separación debe ser la regla por defecto. Pero esto es un argumento empírico, aun si le falta la fuerza de más datos.

      Ocurre que con los principios no se pueden deducir demasiadas cosas, pero sí se pueden evaluar las consecuencias de muchas. Con el principio de igualdad no se deduce lógicamente la no separación en el aula. Necesitas algo más, y ese algo más, si no incluye la no separación en el aula por principio (e incurre en la falacia de petición de principio) o necesita empiria. Después de todo aceptamos la separación en otros ámbitos (en los baños, el vestuario, la competición deportiva,...). Que en unos ámbitos sea aceptable y en otros no es una cuestión empírica. Veamos los resultados y evaluemos según los principios y preferencias morales de cada uno.

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