martes, 29 de noviembre de 2011

English as she is spoke


A través del Agente Smith llego al portal de The Public Domain donde encuentro esta joya de libro: English as she is spoke.

Si creíais que eso de From Lost to the River era una invención reciente, este libro nos retrotrae bastante más de un siglo para encontrar la misma cosa. El problema es que el autor no parece haberlo hecho a propósito. Podéis ver, a partir de la página 5 una colección de palabras agrupadas para la ocasión, pero con una selección disparatada. En la página 17 comienzan las frases familiares y con ellas lo bueno de verdad. Pero no lo mejor, que se reserva para los diálogos a partir de la página 23.

En palabras de Mark Twain:
"Nobody can add to the absurdity of this book, nobody can imitate it successfully, nobody can hope to produce its fellow; it is perfect."
(Nadie puede añadir nada a lo absurdo de este libro, nadie puede imitarlo con éxito, nadie puede tener esperanzas de producir un compañero para él; es perfecto.)

No intentaré tal cosa, os dejo solo con mi fromlostiano favorito (porque lo inventé yo, o eso creo) para que lo uséis cuando alguien se os ponga muy pesado:

Don't give me the can.

(También en su versión para los British: Don't give me the tin.)

viernes, 25 de noviembre de 2011

El parlamento proporcional


Con cada elección, pero parece que cada vez con más frecuencia, aparecen sugerencias para cambiar la ley electoral. Por ejemplo, El País hace unas simulaciones de cómo los votos de las pasadas elecciones habría resultado en una composición diferente del parlamento en varias propuestas alternativas. Como casi siempre se tiene como referencia la proporcionalidad, aquí os dejo la composición del parlamento de haber aplicado la proporcionalidad estricta.

Añado cuatro cosas:

1.- Al parecer, lo que impide la proporcionalidad es que debería aplicarse a una circunscripción única, como en las europeas, y la Constitución lo prohíbe, ya que debe ser la provincia. Sin embargo, con un poco de imaginación podría solucionarse esto. Por ejemplo, se presentan candidatos por provincias, como ahora y cada provincia tiene asignados un número de escaños proporcional a su población. Sin embargo, para computar qué candidatos salen por cada provincia se usan los datos de toda España. Con la regla proporcional se resuelve cuántos escaños debe tener cada partido. Después esos escaños se reparten entre las provincias siguiendo alguna regla (por ejemplo, la proporcional o la de d'Hont).

2.- Se observa, como en cada elección, que el problema de partidos nacionales minoritarios no son los nacionalistas que les quiten escaños, sino los dos grandes. Los nacionalistas, si acaso, están infrarrepresentados. En estas elecciones, la excepción es Amaiur.

3.- Los partidos adaptan sus estrategias (dónde hacer más campaña, qué votos atraer, con quién coaligarse) dependiendo del sistema electoral. También los electores podrían votar de distinta manera. Es decir, que las simulaciones hay que tomarlas con mucha cautela, pues con otro sistema podríamos haber tenido otros resultados.

4.- Con esta entrada no pretendo defender ningún sistema, solo poner unos números que tener en cuanta para el debate sobre algunos modelos alternativos que buscan acercarse a la proporcionalidad. Hay otros modelos, típicamente de reglas mayoritarias, que intentan favorecer la gobernabilidad o la cercanía del diputado con sus electores.

martes, 22 de noviembre de 2011

¿Existe el método moral?


En el Otto Neurath Dice Juan Antonio:
"En paralelo a "los cuerpos se atraen" o "dos es par", decimos "la libertad es valiosa" o "el dolor es malo". A quien dude de que los cuerpos se atraen, pero acepte nuestros criterios teoréticos, puede probársele de varias formas (aunque si pone en duda el "todos", será más difícil). A quien dude de que el dolor es malo, también, tanto con su propia experiencia, como haciendo una encuesta (intersubjetiva)."
Mis comentarios:

No sé si te das cuenta que este paralelo no lo es tanto. Cuando nos adscribimos a la tarea de entender y explicar la realidad (no a contar historias o ser felices), enseguida nos adscribimos al método científico. Es un decir, claro, porque desde los primeros intentos de explicación hasta la definición de este método ha llovido lo suyo.

En cualquier caso, la definición del método lleva su tiempo porque es una lista de cuidados no exhaustiva y que se va alargando a medida que damos con nuevas posibilidades de caer en sesgos o de buscar nuevos datos. En cualquier caso, también, la lista es aceptada sin problemas. Esta lista incluye desde la necesidad de definir bien las hipótesis hasta el cuidado de los instrumentos de medida.

Es en el uso consensuado del método que aceptamos la ley de atracción de los cuerpos (cuando la evidencia acumulada así lo aconseja, si la evidencia todavía es pobre, dudaremos).

En el intento de adscribirnos a un método semejante para dar cuenta de las leyes morales no tenemos tal cosa. La ley "la libertad es buena" no se establece siguiendo un método consensuado. Más bien debemos partir de ella, y sin saber bien lo que significa.

Por libertad cada uno puede entender una cosa algo distinta, no es algo que podamos establecer como la atracción gravitatoria. Por bueno también podemos entender varias cosas, pero, lo más importante, es que la frase "la libertad es buena" no tiene un sentido objetivo. Como mucho puede significar, como refieres, que a cada uno de nosotros nos parece bien nuestra propia libertad.

Ahí tenemos dos problemas. El primero, que uno puede no querer identificar su moral con la de la mayoría. Claro que en el ejemplo de la libertad propia no vamos a discutir los contertulios de este blog (otros, en cambio, preferirán ser esclavos de su dios), pero en muchos otros casos, sí lo haremos. Siempre a la espera de que un código moral deducido según tu programa nos convenza, come es de prever según tú.

El segundo es que cuando hablamos de la libertad propia hablamos cada uno de cosas distintas (cada uno de la suya). Para hablar de la misma cosa habría que decir "la libertad de menganito es buena para fulanito", y ahí discreparíamos según quien sea fulanito o menganito.

El criterio empírico de cuáles son las cosas que nos parece bien o mal a la mayoría no dice nada acerca de cómo se debe adscribir uno a la regla mayoritaria. De hecho, creo que todos nos reservamos nuestra propia opinión. Tal vez la regla mayoritaria es un intento de descubrir los valores morales que tenemos naturalmente. Mal proyecto. Los valores naturales nos vienen dados por unos instintos gracias a la chapucera evolución.

Tal vez se quería decir que son los valores morales que concluimos naturalmente cuando nos ponemos a razonar. Ahí me sobra el naturalmente y me sobra el criterio mayoritario.

Así que volvemos al principio. Simpatizo con la idea de adscribirnos a la causa de buscar en mejor código moral y simpatizo con la idea de usar la razón. Pero constato que no existe un método parecido al científico para este proyecto. Podremos convenir en algunos principios, pero difícilmente llegaremos muy lejos.

Incluso si convenimos que la libertad es un bien y que la seguridad es otro bien, no tendremos manera de ponderar racionalmente uno y otro bienes. Cada uno tendrá sus propias preferencias morales para decidir cuánto renunciar a uno en aras del otro.

Es más (es mucho más), a la hora de aclarar el significado de muchos términos importantísimos para las decisiones morales, nos encontramos con teoremas de imposibilidad. Hay muchas propiedades deseables que quisiéramos cumplieran las definiciones de "igualdad", "democracia", "deber", "reparto equitativo",... y sin embargo estas propiedades son demasiado a menudo incompatibles entre sí y, de nuevo, habrá que definir el término renunciando a algo por tener otro algo. No existe manera racional a priori de elegir entre los axiomas.

Hay una única manera de rebatir estas objeciones. Ofréceme un método que, como el científico sea aceptable a priori (a priori en el sentido de aceptable antes de saber qué descubriremos con él y aceptable en el sentido de que esté bien definido, encuentre consenso y sea operativo) y muéstrame cómo este método hace algún avance.

Es muy fácil llenar páginas y páginas explicando que es posible deducir un código moral con la razón. También es muy fácil excusarse cuando uno no es capaz de escribir el primer artículo de ese código.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Los sesgos cognitivos (3)


El tercer tipo de sesgos detectado por Kahneman y Tversky se llama efecto anclaje (primer y segundo tipo aquí y aquí) y es, seguramente, el más curioso de todos. Aquí van unos ejemplos.

1. Se pregunta a un grupo que estime, en unos pocos segundos y sin calculadora, el resultado de la operación 1x2x3x4x5x6x7x8x9 y a otro grupo el resultado de la operación 9x8x7x6x5x4x3x2x1. El resultado del experimento presenta dos rasgos. El primero es que ambos grupos tienden a estimar el resultado a la baja. El segundo muestra el efecto anclaje: el primer grupo tiende a hacer una estimación mucho más baja que el segundo. La razón se puede atribuir a que uno comienza multiplicando los primeros números y luego extrapola como puede. El resultado de las primeras multiplicaciones ancla la estimación.

2. De nuevo tenemos dos grupos en salas separadas. En ambas hay una ruleta con números del 1 al 100. Se hace girar la rueda. En una sala se para en el número 10 y en la otra en el 65. Se hace la siguiente pregunta: ¿cuántos países africanos son miembros de las Naciones Unidas? (el experimento se hizo a comienzos de los 70, sin completar todavía la descolonización). En la primera sala se estima que son 25 y en la segunda, 45. El resultado de la ruleta, totalmente irrelevante para la pregunta, ancla la respuesta.

Así que ya sabéis, si vais a hacer una apuesta que tiene que ver con un número (como calcular alguno de los datos de la tabla de arriba), soltad antes de la apuesta, como quien no quiere la cosa, un número que sepáis muy alejado del que se trata de adivinar.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Los sesgos cognitivos (2)


Hace unas entradas hablé de tres sesgos cognitivos que mostramos los seres humanos a la hora de tomar decisiones en situaciones de incertidumbre tal como fueron detectados y presentados por Kahneman y Tversky. En esa primera entrada dedicada al tema traté el sesgo de representatividad. Hoy toca el sesgo de disponibilidad.

Es, tal vez, el más sencillo de explicar: tendemos a creer que es más abundante o probable aquello de lo que podemos generar ejemplos más fácilmente.

Son varios los experimentos sencillos que se pueden hacer para ilustrar varias versiones de este sesgo. También he reproducido algunos de ellos en clase con los resultados previstos. No fallan.

1.- (En inglés) ¿Hay más palabras que comienzan con la letra "r", como run, o que contienen la letra "r" en tercera posición, como car? Las opiniones son siempre favorables al primer caso, cuando la realidad es que abundan más las segundas. La razón más plausible de esta discrepancia es que es fácil pensar ejemplos del primer tipo que del segundo. Un ordenador no tendría problemas en encontrar ambos, pero el mecanismo de búsqueda de nuestra mente encuentra mejor unos ejemplos que otros.

2.- En un grupo de 10 personas hay que formar un comité formado por un subgrupo de ellas. ¿Cuántas combinaciones son posibles para elegir uno de 2 personas? ¿Y uno de 8? De nuevo, las respuestas estiman en un mayor número los comités posibles de 2 personas. A nada que pensemos debe quedar claro que deben ser las mismas combinaciones. Cada comité de 2 personas define uno de 8 (los que no se eligen), pero es más fácil pensar en combinaciones de 2 que en combinaciones de 8.

3.- Este es un caso tomado de un experimento hecho por una pareja de psiquiatras: Se presenta a una serie de personas datos sobre varios pacientes mentales ficticios. Los datos son un diagnóstico clínico y el dibujo de una persona hecho por el paciente. Se encontró que se exageraba la correlación entre diagnóstico (p.e., paranoia) y características del dibujo (p.e., una forma peculiar en el dibujo de los ojos). De hecho, se encontraban incluso correlaciones que no existían o que eran justo las contrarias.

Así somos. Es difícil, incluso con entrenamiento, sustraerse a estos sesgos. Un médico puede no solo tener una muestra sesgada del éxito de sus tratamientos (porque la muestra de población que trata es ya sesgada o porque los que están contentos vuelven y los que no, no), sino que además puede recordar más los éxitos que los fracasos. Los éxitos se recuerdan y los fracasos se achacan a razones espúrias o simplemente se olvidan. O no, puede que un médico especialmente raro se acuerde más de los fracasos. Lo que importa es señalar que es casi imposible no estar sesgado en nuestras apreciaciones personales. Para evitar eso se inventó el método científico. No aplicarlo en medicina no es mala práctica, es un crimen.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Una voz sensata y otra no tanto


La sensata, Antoni Zabalza, uno de los mayores expertos en financiación autonómica. En su artículo de hace tres días en El País. Viene a decir que no es deseable la extensión de la financiación tipo concierto económico. La única justificación para que exista en los casos del País Vasco y Navarra es histórica. En estos casos, el concierto tiene la fuerza del statu quo y el sistema de financiación ya se ha adaptado a su existencia. Sostiene, como yo mismo hice hace algún tiempo, que políticamente es más fácil y conveniente resolver cualquier problema que pueda haber de poca contribución de estas comunidades al resto del Estado mediante una redefinición del Cupo que mediante la eliminación de los conciertos (toma nota, UPyD).

La menos sensata, Vicenç Navarro, sociólogo metido a economista, que dice dos cosas, recogidas en El País de hace dos días y explicadas un poco más en su blog. La primera, que no hay un problema de deuda o déficit, puesto que otros países tienen o han tenido más de ambas cosas sin problemas. Navarro se olvida que esos países sin problemas no pagan tipos de interés tan altos como los que nos piden a nosotros. Los eurobonos tal vez podrían salvar la situación, pero no depende de nosotros, sino de que Francia y Alemania quieran.

La otra cosa que dice Navarro se refiere a la posibilidad de financiarse con impuestos (por tanto, sin añadir deuda). Tiene razón Navarro. Es posible hacerlo. Es una opción política querer ser más como los países nórdicos que como los anglosajones. Pero Navarro se refiere más que a esa opción, a la idea de que eso estimularía la economía, y esa parte habría que demostrarla. La estimulará más si el Estado gasta el dinero que retrae de los contribuyentes en actividades más productivas que las que hacen los propios contribuyentes. Si no, no. ¿Cuál es la empiria que nos puede hacer pensar que en la situación actual de España esta política dará resultados positivos? (Estímulos financiados con deuda al 0 o al 1% no serían buena comparación.)

domingo, 6 de noviembre de 2011

Problemas existenciales


Uno de los enredos que más perduran en Filosofía ocurre cuando se toca el tema de la existencia. No me refiero al sentido de la vida, de nuestra existencia, que sería también una buena discusión, sino a preguntas como estas:
  • ¿Existe el número dos?
  • ¿Existen las ideas?
  • ¿De qué manera?
  • ¿Hay distintos significados de existencia?
He aquí como yo lo veo. Existe la realidad y existen modelos para referirse a ella. Esos modelos pueden ser muy precisos, como los modelos formales, o imprecisos y contradictorios, como lo son todos los instintos que traemos de fábrica. Nuestro mejor modelo de la realidad dice que lo que existen son las partículas elementales, con sus propiedades e interacciones. Según eso, los seres pensantes somos una colección de partículas con un ordenamiento dado por la evolución biológica y que incluye modelos mentales para sobrevivir mejor. La evolución nos ha imbuido de procesos mentales que llamamos ideas. En este sentido, las ideas son procesos mentales y no existen si no hay seres que las piensen.

Hay otro sentido en el que algunas ideas parecen ser especialmente permanentes y existir independientemente de los seres pensantes. Por ejemplo, nos es fácil imaginar que cualquier ser pensante dará con la idea del número dos (incluso es fácil imaginarse que la tengan seres no tan pensantes). También nos es fácil imaginar que dará con la idea de que es posible dar mate en un final de rey y torre contra rey en el juego del ajedrez.

Este último ejemplo es de particular interés porque deja claro cuál es el sentido de la existencia de esa jugada de mate: si partimos de las reglas del ajedrez y de una posición de rey y torre contra rey entonces existe una manera de jugar que lleva a mate. El condicional es la clave.

Lo mismo tenemos con otras ideas, como la de los números, que se pueden elaborar a partir de axiomas en un modelo tan formal como el ajedrez. Lo que pasa, claro está, es que se puede tener la idea del número dos sin necesidad de tener el modelo formal de la aritmética. Por ejemplo, puede estar en un modelo más informal como el que tenemos algunos seres vivos para relacionarnos con el entorno. El que el modelo sea más o menos riguroso es irrelevante. Lo relevante es que la idea es condicional al modelo de la realidad. En ese sentido existen los números, el color rojo, la hipótesis del continuo, el círculo cuadrado o el ratoncito Pérez.

Algunas ideas son casi inevitables, otras son imprecisas, otras arbitrarias, otras contradictorias, otras absurdas y sin sentido. Todas tienen el mismo estatus de existencia: condicional a que aparezcan en un modelo sobre la realidad. El que en cada modelo se hable de existencia de la misma manera no hace que todas las existencias tengan el mismo estatus. Depende del modelo.

Si a las ideas casi inevitables se les quiere otorgar un lugar preeminente en el mundo de las ideas, no me parece mal, siempre que se sepa de qué hablamos.

¿Qué importancia tiene todo esto? No mucha si no fuera porque hay gente que, otorgando un estatus especial a algunas ideas casi inevitables (según nuestro entendimiento), pretenden hacer ver que hay algo así como ideas preexistentes y que descubrimos (véase este ejemplo). Si solo se refieren a las matemáticas, podemos hablarlo, pero es que a menudo se refieren a muchas otras ideas (¿a todas? ¿a las contradictorias? ¿a las imprecisas?) y acaban, por ejemplo refiriéndose a la idea preexistente de ser humano, de lo bueno o de dios. Y se refieren a ellas como si fueran ideas que significan algo preciso y que nos obligan a sus consecuencias, que no son más que prejuicios, en lo que se refiere a la planificación familiar o investigación genética, a la aceptación de un código moral o ideas religiosas.

jueves, 3 de noviembre de 2011

¿El comienzo de la cordura?


Desde hace tiempo venía diciendo que la política del Banco Central Europeo volcada en controlar la inflación (¿qué inflación?) era un disparate en las actuales circunstancias (aquí y aquí). Comenzó subiendo el tipo de interés en dos ocasiones, lo mantuvo en otra para hoy, por fin, bajarlo.

No es que lo dijera yo, es que no había ninguna base económica para empezar a subir los tipos cuando no se sabe de nadie que opine que, en el peor de los casos, subir la inflación en la eurozona al 5% sea algo peor que arriesgarse a empeorar la falta de liquidez de algunas economías con problemas. Ninguna investigación económica ha mostrado nunca que el 5% de inflación sea un problema para nadie.

Podía haberse hecho antes. No es que hubiera evitado, ni mucho menos, la situación actual, pero sí que es posible que, por ejemplo, España e Italia estuvieran un poco menos en peligro de seguir los pasos de Portugal o Irlanda (no creo que Grecia sea la comparación pertinente).