En la entrada anterior hablaba sobre la baza de los independentistas. Hoy hablaré sobre la baza del Estado. Lo primero que uno debe reconocer es que el Estado no tiene más remedio que acogerse a la ley. Cierto que esta puede cambiarse, pero mientras ello no ocurra no podrá hacer otra cosa. No importa quién gobierne, si lo hace con un mínimo de responsabilidad, es lo que hará. No estoy diciendo que las decisiones pasadas no podían haber sido distintas según quien gobernara. Hablo de lo que hacer dado el punto en el que estamos. Podía haberse incorporado el derecho a decidir en la Constitución (teóricamente se podía, pero todo el mundo entenderá que era en la práctica imposible). Podía haberse optado por un estado centralizado excepto por tres autonomías con competencias bien delimitadas. Podía haberse pactado en épocas más recientes un referéndum para ver que pensaban sobre la cuestión los españoles en general y los catalanes en particular.
En la situación en que nos encontramos ahora, en la que las instituciones catalanas, con fuerte apoyo en la población, desobedecen al Estado, no hay nada más que hacer que aplicar la ley hasta que se abandone el desacato o hasta que la desobediencia genere una situación insostenible con las leyes actuales o de independencia de hecho. Habrá quien crea que para evitar estas últimas posibilidades, el Estado debe presenta más dureza que la que le permite la ley. Esa tentación no generará nada bueno, implicaría el deterioro del Estado de Derecho y del apoyo internacional. Cualquier cosa que se pueda hacer para evitar la desobediencia deberá ser de acuerdo a la ley. Si es suficiente, el Estado habrá ganado. Si no lo es, habrán ganado los rebeldes. Tan sencillo como eso.
Las ganancias serán siempre en el corto plazo. En el primer caso con una Generalitat y un Parlament que renuncian a acciones unilaterales y en el segundo con un acuerdo para un cambio de leyes que reflejen la situación de hechos consumados. Aun si gana el Estado esta batalla, a medio plazo veremos también algún tipo de acuerdos para intentar evitar situaciones parecidas en el futuro.
Una de las características de la baza del Estado de Derecho es que desobedecer e intentar cambios fuera de la ley no solo es difícil (también lo es, y más, en un Estado dictatorial) sino que además es poco atractivo (puesto que, a diferencia del totalitario, tiene la posibilidad de los cambios legales). Quien hasta ahora no ha abrazado la causa independentista, ¿por qué iba a hacerlo ahora si se muestra con más claridad su dificultad? Para que esto sea así, es necesario que el Estado muestre que sigue siendo Estado de Derecho. Si lo deja de ser, o si solo lo parece, dará razones, aunque solo sean emotivas, a los que ahora plantean que la lucha por el referéndum del 1O es también la lucha por la libertad en España. Esto implica que, a la baza de seguir la ley, el Estado debe acompañar las bazas de la transparencia, explicación y paciencia. Un PP corrupto puede no estar en las mejores condiciones para ello. La oposición o crítica de PSOE, Podemos, C’s e IU al PP debería saber distinguir entre el PP y el Estado.
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Hace tres años en el blog: El efecto “gallina de los huevos de oro” en los casos de corrupción (1).
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El gobierno lo está haciendo bien dada la situación actual. Es una lástima que durante estos 6 años los partidos principales no hayan podido dejar su nacionalismo español a un lado para hacer una consulta acordada, y si es necesario empezar un proceso de reforma aunque esta pueda romper a España. Habría acabado con el problema, y seguramente hubiera ganado el NO.
ResponderEliminarAunque con la estupidez que está haciendo el gobierno catalán, el gobierno del PP ha pasado a tener el discurso ganador. Era más difícil antes cuando tenía que justificar que jamás se podrá votar porque la unidad de España es sagrada. Ahora parece que lo tienen bien para ganar, pero veremos como acaba.
Tanto podemos decir que es una lástima que desde el conjunto de España no se haya hecho otras cosas en el pasado como que es una lástima que desde Catalunya no se hayan hecho también otras cosas. Para dilucidar cuáles de esas cosas eran o son más razonables, más fáciles y conducentes a una mejor convivencia necesitamos algo más. Creo que hablaré sobre cómo veo eso en una entrada posterior.
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