Esta es la primera parte de la traducción de mi artículo de junio en Mapping Ignorance.
Una aplicación ingenua de los modelos económicos sencillos predice que, cuando entran inmigrantes a un país, los salarios o la tasa de empleo de los trabajadores nativos decrecen. Sin embargo, los inmigrantes no son solo trabajadores y pueden traer consigo habilidades empresariales e influir no solamente en el lado de la oferta del mercado de trabajo, sino también en el de la demanda. O tal vez los inmigrantes ocupan trabajos que, de otra manera, ni siquiera existirían en el país anfitrión y no compiten con los trabajadores locales, o empujan a los locales a trabajos más productivos, entre otras posibilidades. La Teoría Económica, como ocurre a menudo, sirve para guiar estudios, ayudando a detectar las variables relevantes y las conexiones que pueda haber entre ellas, pero no permite hacer una estimación a priori de los efectos reales, ni siquiera en términos cualitativos.
Los primeros estudios sobre el tema que usan técnicas econométricas modernas están resumidos en Borjas (1999) [1] y en Friedberg y Hunt (1995) [2], y no encuentran evidencia de que esos modelos ingenuos sean de aplicación. Sin embargo, esos estudios están limitados metodológicamente, y tal vez sea precipitado extraer ninguna conclusión. En el resto del artículo revisaré los esfuerzos realizados por los investigadores para superar esas limitaciones y esbozaré el estado de la cuestión.
La primera observación que hacer es que, hasta mediados de los 90, la mayoría de los trabajos usan el método de "análisis de área". Esto significa que los autores toman un área geográfica y miden los cambios en inmigración, salarios y empleo. Con este método se encuentran correlaciones que, en el peor de los casos, asocian un 10% de incremento en la inmigración con reducciones de un 1% en los salarios.
El método, como se ha dicho, no es satisfactorio. El área de estudio no estará aislada y estará sujeta a movimientos de trabajadores y de capital como respuesta a la entrada de inmigrantes (aún más, esta entrada puede estar respondiendo a cambios en la actividad económica local). Estos factores pueden esconder los efectos totales de la inmigración en el conjunto del país o del área geográfica relevante. Para evitar estos efectos, algunos autores estudian experimentos naturales en los que la inmigración tiene una fuerte componente política, y no tanto una económica. Por ejemplo, Card (1990) [3] estudia los efectos del éxodo del Mariel de Cuba a Miami, mientras que Hunt (1992) [4] hace lo mismo con la repatriación de Argelia a Francia. De nuevo, ninguno de estos trabajos encuentra efectos significativos de la inmigración en las condiciones del mercado de trabajo local.
A continuación, Borjas (2003) [5] usa un método más refinado, centrándose en las correlaciones dentro de cada grupo de trabajadores definido por su cualificación. La idea es que la cualificación está fija en el corto plazo y un trabajador poco puede hacer para cambiarla sin dedicar tiempo y esfuerzo, de manera que se pueden solventar algunas de las limitaciones de los trabajos anteriores que no tenían en cuenta la movilidad de trabajadores o capital. Al medir los efectos de la inmigración en cada grupo de trabajadores con distinta cualificación es posible observar mejor el grado de sustitución entre trabajadores nativos e inmigrantes. Con este método aplicado a EEUU, se encuentra que un 10% en el crecimiento de un grupo de una determinada cualificación está correlacionado con una reducción de un 2-3% en los salarios y una reducción de un 2% en las semanas trabajadas. Este es el mayor efecto encontrado en la literatura. Con técnicas similares, Ottaviano y Peri (2012) [6] estudian los efectos en más profundidad, separando a los trabajadores en más grupos, y encuentran que los efectos de la inmigración en el salario de los trabajadores con poca educación es casi imperceptible, mientras que sí hay un efecto pequeño y positivo en el salario medio de los trabajadores nativos. Todo el efecto negativo se concentra en una reducción sensible (hasta el 6% en el largo plazo) del salario de los inmigrantes anteriores. En Europa, Angrist y Kugler (2003) [7] encuentran una leve reducción en las tasas de empleo de los trabajadores nativos, con un mayor efecto en los países en los que el mercado de productos está más restringido a la competencia.
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Hace tres años en el blog: El otro velo de la ignorancia.
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