lunes, 4 de junio de 2018

Un año para Pedro Sánchez


La posición del gobierno de Sánchez es muy inestable. No puede obtener mayorías reforzadas en el Parlamento sin C’s o PP. Para ganar votaciones por mayoría absoluta necesita a UP, PdCat, ERC y PNV (ni Bildu ni NC importan para esto). Para las mayorías simples podría prescindir de uno de esos apoyos, pero solo de uno y si lo que hace es abstenerse. Cualquier desavenencia, malentendido o reivindicación imposible de ceder por parte del PSOE puede dejar a Sánchez sin posibilidad de aprobar leyes. Mi opinión es que, ante esto, la mejor estrategia de Sánchez es convocar elecciones cuanto antes. El PP está tocado, casi hundido, a C’s no le ha salido bien su estrategia de hacer dimitir a Rajoy y, por primera vez en mucho tiempo, Sánchez aparece como el cambio frente a Rajoy en lugar de Rivera. Cualquier error en esos meses de presidente puede deshacer la buena jugada o buena suerte que le ha llevado a la Moncloa, dando argumentos a Rivera, que podrá acusarle de querer el poder a cualquier precio y de ceder ante los independentistas.

La estrategia de Sánchez parece que será aguantar un año antes de convocar elecciones, confiando en afianzar el ímpetu que le ha llevado a la presidencia para tener todavía mejores resultados cuando haya elecciones. ¿Cuál es su mejor estrategia si sigue esta opción? Dentro de toda la inestabilidad de la situación hay una circunstancia que debe hacer valer en su favor. Los grupos que le han apoyado en la moción de censura solo tienen una bala. O, al menos, esto es lo que tiene que dejarles claro Sánchez. Y, si solo tienes una bala, tienes un gran problema para decidir cuándo usarla. Esto le puede dar a Sánchez el tiempo que necesita.

Un gobierno puede tener el parlamento en contra no más que unas pocas semanas. Puede gobernar por decreto, puede vetar las leyes aprobadas por el parlamento o usar tácticas dilatorias para que no tengan su aprobación definitiva, pero una acción de gobierno así está mostrando una gran debilidad y es susceptible de críticas sociales que dañarán su respaldo en las urnas cuando finalmente convoque elecciones. Así, pues, Sánchez debe dejar claro que rechazará cualquier demanda difícil de satisfacer, y que si eso supone la pérdida de respaldo, se acaba el plan y se va a elecciones. Es una amenaza creíble, por cuanto la alternativa de aceptar es peor. El problema son aquellas demandas que están en el límite. Si Sánchez empieza aceptando una, seguirá teniendo que aceptar más hasta que la acumulación de cesiones tenga como resultado la convocatoria de elecciones, pero en este caso, con la imagen deteriorada del gobierno. También en esto debe ser tajante, so pena de entrar en una pendiente resbaladiza que irá debilitando poco a poco. Por supuesto, también ha de ser tajante con cualquier desobediencia en las instituciones de Catalunya.

Este periodo no está para el “qué hay de lo mío”. Por ejemplo, eliminar la supervisión de las cuentas de la Generalitat solo se deberá hacer tras haber dado apoyo parlamentario y tras haber vuelto claramente a la legalidad, no antes (eso lo escribí antes de que en los periódicos se informara de que, efectivamente, las cuentas se mantendrán intervenidas). La opción que apuntó Sánchez es centrarse en algunas leyes aprobadas por el Parlamento y vetadas por Rajoy (contra la ley mordaza, impuesto al sol,…) o en gestos con mucha repercusión mediática, pero poco presupuesto, como el Comisionado contra la pobreza infantil. Será difícil para ningún grupo que las apoyó dejar de hacerlo ahora. Tras unos cuantas actuaciones en este sentido, la imagen de Sánchez saldrá reforzada. Será imposible ponerse de acuerdo para grandes cambios (financiación autonómica, ley del poder judicial, reforma laboral,…), así que en cuanto haya recogido unos pocos éxitos debe convocar elecciones antes de tentar más la suerte. Es una jugada arriesgada, pero no veo más opciones sin convocar elecciones enseguida.

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Hace cinco años en el blog: El valor de una vida estadística (1).
Y también: El valor de una vida estadística (2).
Hace tres años en el blog: Elección de alcalde en las 20 ciudades más pobladas.
Y también: Corpus Christi o el canibalismo católico.
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4 comentarios:

  1. Una precisión ,dada la mayoría absoluta del PP en el senado es completamente imposible alcanzar ninguna reforma que necesite mayoría reforzada sin su concurso.

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  2. Si una ley no se aprueba en el Senado, vuelve al Congreso y, si se vuelve a aprobar ahí, sale adelante.

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  3. Es esta frase la que requería una mayor precisión "No puede obtener mayorías reforzadas en el Parlamento sin C’s o PP". Todas las reformas que requieren mayorías reforzadas en el congreso (reformas constitucionales) han de ser aprobadas, al menos, por mayoría absoluta en el senado. Ni con C's consiguen las mayorías necesarias. Su participación sería irrelevante a los efectos de la aprobación.

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    1. OK. El PP tiene más de un tercio en el Congreso y hace falta para cualquier mayoría que requiera 2/3 en esta cámara. Además de aquellas que requieran ser aprobadas en el Senado, claro.

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