miércoles, 28 de noviembre de 2012

Ciencia, pseudociencia y periodismo


Dentro del curso "Ciencia y Pensamiento Crítico" que imparte este humilde bloguero y profesor hemos organizado una mesa redonda sobre Ciencia, Pseudociencia y Periodismo. Abierta y para todos los públicos. A ver qué tal nos sale, de momento cuento con tres figuras de periodismo, la divulgación científica y la lucha contra la superchería.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Índices de poder en el parlamento catalán



2010
2012
CiU
61,9
53,3
PSC
8,5
13,3
PP
8,5
13,3
ERC
8,5
13,3
IC
8,5
3,3
SI/CUP
1,9
0,0
C’s
1,9
3,3

A estas alturas ya sabemos el resultado de las elecciones al parlament. Bajón considerable de CiU casi compensado por el subidón de ERC. Bajón también del PSC con subidón de C's y algo de IC. PP y SI/CUP se mantienen. Hay muchas posibles interpretaciones de todo esto. Me voy a centrar en una: ¿tienen más poder o menos los independentistas dentro del parlament? 

Un primer cálculo será contar escaños. En 2010 la suma CiU+ERC+SI da 76 frente a los 74 en 2012 de CiU+ERC+CUP. Esto es una mínima pérdida. Con estas cuentas en la mano no se entiende la alegría de muchos, sobre todo teniendo en cuenta que en 2010 CiU no llevaba un programa soberanista y en 2012 sí.

Sin embargo, el sentimiento general tanto entre independentistas como no independentistas es que, efectivamente, las elecciones han hecho retroceder la causa de la independencia. ¿Cómo podemos explicar esto? El cuadro que abre la entrada recoge los índices de Shapley-Shubik para cada partido en el parlamento saliente y en el entrante. Este índice se basa en la facilidad de los distintos partidos para formar parte de coaliciones de gobierno.

Observamos que CiU ha bajado considerablemente, nada de extrañar. Tampoco es de extrañar que suban el PP, ERC y C's. Lo que es significativo es que el PSC ha aumentado su poder para formar coaliciones a pesar de haber disminuido en escaños, mientras que el de IC ha disminuido su poder a pesar de haber ganado escaños. Por su parte CUP no aporta nada a ninguna posible coalición, mientras que SI algún poder sí tenía. Al final la suma de los índices de CiU+ERC+SI en 2010 era 72,3, mientras que la actual de CiU+ERC+CUP es 66,6. Interesante, ¿no?

Por supuesto, no voy a pretender que esto sea el fin de todo análisis. Al contrario, el uso de estos índices es solo para ayudar a un análisis más extenso. A mí no deja de asombrarme la capacidad que tienen para hacer un buen resumen de la situación. Cuando hablé del premio Nobel de Economía de este año dejé pendiente hablar de esta otra línea de investigación por la que es conocido Shapley. Qué mejor ilustración que su aplicación a estas elecciones.

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Hace tres años en el blog: El positivismo y sus críticas.
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sábado, 24 de noviembre de 2012

¿Dónde están los liberales?


Según la última encuesta del CIS, en la pregunta 16, los españoles se definen así (los números son tantos por ciento):

Conservador/a
11,7
Demócrata cristiano/a
3,3
Liberal
12,9
Progresista
9,0
Socialdemócrata
5,4
Socialista
15,7
Comunista
2,5
Nacionalista
4,2
Feminista
1,5
Ecologista
4,0
Otra respuesta
3,1
Apolítico/a
5,4
No sabe
14,9
No contesta
6,4

Con los datos anteriores a uno se le ocurren dos maneras de agrupar a los ciudadanos:

Primera posibilidad

1. Conservadores + demócrata cristianos + liberales (27,9%).
2. Progresistas + socialdemócratas + socialistas (30,1%).

Segunda posibilidad

1. Conservadores + demócrata cristianos (15%).
2. Liberales + progresistas (21,9%).
3. Socialdemócratas + socialistas (21,1%).

Los tres grupos principales de los dos principales partidos son: PP (conservadores, liberales y demócrata cristianos), PSOE (socialistas, progresistas y socialdemócratas), que se corresponde con la primera posibilidad. Pero esos partidos tienen en su seno más grupos y esos grupos están también en otros partidos: IU (comunistas, progresistas, socialistas), UPyD (progresistas, liberales, socialdemócratas), CiU (nacionalistas, conservadores, liberales).

En las respuestas observamos tres picos (excluyendo el "no sabe") en Conservador/a, Liberal y Socialista, lo cual plantea la interesante cuestión de que algún día haya un partido liberal en España y nos acerquemos a la segunda posibilidad. ¿Dónde están los liberales? Según la propia encuesta, el 19,8% de los votantes del PP, el 7,6% de los del PSOE, el 8% de los de IU, el 12,5% de los de UPyD y el 10,5 de los de CiU se definen liberales (no son malos números en ningún caso dado el alto porcentaje que suman "otras respuestas", "apolítico" y "no sabe, no contesta"). La intensidad de liberales entre los votantes del PP es más o menos el doble que en los demás partidos.

Queda la cuestión de si hay una cierta homogeneidad entre los que se denominan liberales y ahí tenemos un problema. En la España reciente el término liberal ha sido apropiado por locutores de radio lenguaraces, políticos conservadores y simpatizantes de la escuela austriaca de Economía. Entre todos esos dan un conglomerado que más parecen ser de un Tea Party a la española, llamémoslos liberales tipo 1. Parece razonable pensar que en los partidos que no son el PP los liberales lo son según el significado tradicional de esa palabra (aquí hay uno poco de análisis y discusión sobre el tema), llamémoslos liberales tipo 2. ¿Cuántos de los liberales del PP lo son del primer tipo o del segundo?

Incluso si en torno al 50% de los liberales del PP pertenecen al primer tipo, serían no más de un 30% en el total (los votantes de los demás partidos juntos son más que los del PP). Es posible que los liberales tipo 1 no se agruparan con progresistas, y que los tipo 2 tampoco lo hicieran con conservadores y demócrata cristianos si hay una alternativa liberal-progresista.

Creo que para escenarios muy probables de cómo se respondan a estas cuestiones (cuántos liberales de cada tipo y con quién están dispuestos o no a aliarse) la segunda posibilidad es muy sugerente.

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Hace tres años en el blog: El secuestro del Alakrana.
Y también: Cuando ya sé lo que vas a decir.
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martes, 20 de noviembre de 2012

¿Cuánto ha producido España en los últimos años?


Hace unas semanas hablamos del cómputo del PIB y cómo puede inducir a engaño. Aquí voy a destacar justamente uno de esos engaños que estamos viviendo en estas épocas de crisis.

Si repasamos los datos del PIB de los últimos años observamos:

PIB Mill.€Var. AnualFecha
1.063.355€0,4%2011
1.048.883€-0,3%2010
1.048.060€-3,7%2009
1.087.749€0,9%2008
1.053.161€3,5%2007

Es decir, que durante el año de mayor pérdida de PIB, en 2009, este cayó un 3,7%. Los dos años siguientes apenas se movió. ¿Quiere decir esto que la producción en España tuvo este comportamiento? No exactamente. En el PIB se contabiliza todo el gasto público, productivo o improductivo, pero no es de esta productividad de la que voy a hablar, sino del hecho de que el gasto público se contabilice como PIB. La mayor parte de ese gasto se financia mediante impuestos, pero una parte importante se financia con deuda, y aquí está la madre del cordero.

Veamos el déficit de cada uno de esos años (el déficit se financia con deuda):

 FechaMillones €% PIB
2011-100.402,00 €-9,40%
2010-101.438,00 €-9,70%
2009-117.143,00 €-11,20%
2008-45.189,00 €-4,20%
200720.066,00 €1,90%

Como el déficit no es parte de la producción, sino que es dinero prestado, podemos aproximarnos a la evolución de producción real de la economía española restándolo del PIB:

Producción Mill.€Var. AnualFecha
962.953€1,64%2011
947.445€1,78%2010
930.917€-10,71%2009
1.042.560€-2,86%2008
1.073.227€6,75%2007

Estas cifras ponen mejor en perspectiva la pérdida de productividad de España. Comparados con 2007 estamos produciendo un 10% menos. Si se reparte todo por igual, deberíamos tener todos un 10% menos de renta (10% menos de salarios, de beneficios, de pensiones, de servicios de sanidad, de educación, de aeropuertos y AVEs a ninguna parte,...). 

Por supuesto, no es lo que hacemos. Tiramos de pedir prestado e intentamos priorizar algunos servicios y algunas rentas (o eso deberíamos). Pero es un 10% de pérdida, demasiado como para que no se reduzcan casi todas las partidas (aunque algunas lo hagan más que otras).

Sería prematuro llamar brotes verdes a esos incrementos de la producción obtenidos para los años 2010 y 2011 porque buena parte de ellos se irán solo en pagar el aumento de los intereses de la deuda. En 2012 se prevé una caída del PIB del 1,5% y un déficit del 7%, lo que daría un incremento de la producción estimada del 1,15% (la caída del PIB se deberá a la reducción del déficit, pero no habrá caída en PIB-déficit). Todo parece indicar que los grandes ajustes en la producción ya estaban hechos. No sé si serán los últimos, pero lo que impera es ponerse a producir y crecer en los sectores en los que sí somos productivos y competitivos. Más fácil decirlo que hacerlo.

En la imagen del comienzo de la entrada se observa la evolución de la producción industrial, que va acorde con lo visto aquí en este sencillo ejercicio para toda la producción. La producción de servicios y de la construcción se pueden ver aquí, donde se plantean estos misterios del PIB español.

ACTUALIZACIÓN:

El dato de la producción estimada del PIB-déficit para 2012 estaba mal calculado. El dato que aparece ahora ya está corregido.

ACTUALIZACIÓN (17 DE FEBRERO DE 2013)

Hace ya semanas que quería actualizar esta entrada. Algunos de mis colegas me señalan que estoy cometiendo algún error de bulto al hacer el cálculo de la producción como PIB medido menos Déficit. La razón es que el déficit no es financiado sino en parte por el sector exterior (aproximadamente es la mitad). La otra mitad es financiación nacional, y ahí importa poco para el cálculo de la producción si el gobierno se financia con impuestos que obliga a pagar a los ciudadanos o con ahorro que voluntariamente estos ciudadanos invierten en deuda pública.

El error es de concepto, más que nada, porque en la práctica los números salen bastante parecido. Desde el momento en que las tasas de ahorro no cambian mucho de un año para otro, los nacionales que invierten en deuda pública lo hacen con su riqueza, no con su renta, sacando el dinero de otros depósitos o inversiones. Como quiera que el gasto público se computa como renta esta operación lo que hace es pasar riqueza a renta. Es decir, que, como país, nos estamos comiendo la herencia.

Por supuesto que todo esto requiere un análisis mucho más detallado, usando todos los criterios contables como debe ser y no como hago yo en esta aproximación que sirve para un vistazo general  y de pincel grueso a cómo estamos produciendo.

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Hace tres años en el blog: ¿Tonto feliz o sabio desdichado?
Y también: La pena de muerte.
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martes, 13 de noviembre de 2012

Dos historias de éxito y una de quién sabe

Primera:

David Ricardo, hace ya dos siglos, propone el modelo de la ventaja comparativa para el comercio internacional. En su versión más sencilla el modelo tiene dos países en los que se producen dos bienes, pero cada país tiene una productividad distinta. Dos países, dos bienes, dos tipos de productividad.

Con este modelo se supera la idea de la ventaja absoluta para explicar el comercio. Durante mucho tiempo no teníamos datos empíricos para comprobar que el modelo fuera cierto. A lo largo del siglo 20, en cuanto los gobiernos empezaron a tener institutos de estadística y a recoger datos (siguiendo las indicaciones de los economistas académicos), se pudo poner el modelo a prueba. Aunque al principio se parecía validar el modelo, resulta que los siguientes datos parecían dar la razón al modelo de ventaja absoluta. ¿Qué hacer? ¿Desechar el modelo o mejorarlo?

Llegó Krugman y se le ocurrió mejorarlo, introduciendo la competencia monopolística y mostrando que los datos se explican con el modelo de ventaja comparativa más este tipo de competencia. (Básicamente indica preferencia por la variedad y que las marcas tienen cierto poder sobre el precio que ponen aunque compitan con otras marcas.)

Segunda:

En los años 50, Becker propone un modelo para analizar los efectos económicos de la discriminación (por raza, sexo,...). La versión más simplificada de su modelo tiene dos tipos de trabajadores (A y B) y en cada tipo los hay más o menos productivos, pero sin que ser A o B interfiera en nada para su productividad. Esto abrió una línea de investigación en economía de la discriminación fructífera que pudo estudiar los efectos de la discriminación basada en preferencias por discriminar, en discriminación estadística y varias otras posibilidades, cada una con consecuencias distintas y sugiriendo políticas distintas para luchar contra ella.


En los 90 se pudieron empezar a contrastar los modelos con los datos obtenidos con los experimentos naturales ocurridos (en algunos estados de los EEUU se llevaron a cabo algunas políticas, en otros no, en algunos empezaron o acabaron antes, ...) y se pudo avanzar mucho en la comprensión de qué tipo de discriminación es la que prevalece y qué políticas son más efectivas. Entre los que trabajaron sobre esto están Leonard, Oaxaca y Roemer. En este blog se detalla parte de esta historia en las entradas etiquetadas como "Economía de la Discriminación" (poned estas palabras en el buscador del blog y aparecerán todas). Tenemos economistas desde la escuela de Chicago (Becker) a la escuela marxista analítica (Roemer) usando los mismos principios económicos de la teoría económica moderna para avanzar nuestro conocimiento sobre el tema.

Son dos historias de éxito, a pesar de la lentitud (así es la ciencia) y a pesar de haber nacido de un modelo con un nivel de simplificación del que alguien no familiarizado con la modelización económica fácilmente se podría burlar. En ambos casos tenemos dos conjuntos, con dos tipos de elementos en cada conjunto. En el primer caso, dos países con dos bienes producidos en ambos, pero con diferente productividad. En el segundo caso, dos conjuntos de trabajadores, cada uno con un subconjunto de trabajadores de distinta productividad.

Quién sabe:

Todo esto viene a cuento de un modelo que ha aparecido recientemente en Nada es Gratis para hablar de las consecuencias económicas (y solo económicas) de una hipotética independencia catalana realizada de manera amigable. En ese modelo hay dos conjuntos (Catalunya y España) con dos tipos de habitantes en cada uno de ellos (unas más ricos y otros más pobres). Es un avance sobre los discursos que uno lee en al prensa donde cada parte es un conjunto homogéneo. Es muy pronto para saber si ese modelo consigue desarrollar una buena línea de investigación, pero la idea no es, en principio, ridícula. Por eso animaría a sus autores a avanzar un poco más.
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Hace tres años en el blog: El Rey Carmesí.
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jueves, 8 de noviembre de 2012

Cuánto dura un día




Definiremos día como el tiempo que tarda la Tierra en girar una vez sobre sí misma.

No, no son 24 horas. Eso es la media de lo que tarda en completarse un giro aparente respecto del Sol. Algunos días duran más que otros porque la trayectoria de la Tierra no sigue un círculo, sino una elipse, y según en qué lugar de la elipse esté tardará más o menos en tener al Sol otra vez en su máxima ascensión.

En cualquier caso, eso es el giro aparente, porque como la Tierra da una vuelta al año alrededor del Sol, ese es un giro extra que hace la Tierra sobre sí misma, sin que haya un giro más aparente alrededor del Sol. Búsquese en la wiki explicaciones sobre la diferencia entre el día solar y el sidéreo (un giro respecto a las estrellas).

En principio, podría medirse. Hay varias formas:

1. Póngase en marcha un giroscopio y mídase el ángulo de su plano de giro con respecto a cualquier línea trazada en la Tierra. La línea en la Tierra se mueve con la Tierra en su giro, pero el plano del giroscopio no. Cuando el ángulo vuelva a coincidir se habrá completado un giro.

2. Úsese un péndulo de Foucalt. Ocurre lo mismo que con el giroscopio. Su plano de oscilación no varía. El truco para determinar la latitud vale para medir el tiempo de giro (el tiempo que tarda en volver al mismo punto de referencia).

3. Los métodos anteriores no son muy precisos, así que buscamos otros. Tomamos como referencia una estrella lejana y miramos cuánto tarda en volver a estar en la misma ascención.

4. Lo anterior se complica porque las estrellas tienen su movimiento propio y por los otros movimientos de la Tierra, la precesión, la nutación y el bamboleo de Chandler. Eso sin contar con que el de rotación también va variando y que la Tierra se va frenando por las fuerzas de marea. Pero estoy suponiendo que queremos calcular cuándo dura un determinado giro (el que midamos) y no una media de los últimos 1000 años, por ejemplo.

5. Con todo, el mirar a una estrella funciona bastante bien. Recordemos que hay 365,24... días solares en un año (es decir, que vemos 365,24... veces de media el sol en el sur en cada año), pero en un año, el movimiento de traslación hace que la Tierra haya dado otra vuelta más con respecto a las estrellas, por lo que el día sideral es 1/365,24 veces más corto. El día sideral es más cercano al tiempo de rotación que el solar.

6. Pero resulta que el Sistema Solar da una vuelta al centro de la galaxia cada 240 millones de años. Así que hay que restar el efecto de esta otra vuelta (nadería comparado con el efecto de los movimientos de precesión -cada 27.000 años- y de nutación, que es hasta donde se llega en los cálculos que he visto).

7. Pero la Vía Láctea tampoco se está quieta. Podríamos entonces usar como referencia la radiación de fondo (secuela del Big Bang): se localiza un punto del firmamento con una radiación distinguible y se mide el tiempo que se tarda en volver a tenerlo en la misma ascensión. Si la radiación de fondo fuera uniforme, no habría manera de encontrar tal punto. Como no lo es, es concebible hacerlo. Pero me temo que las diferencias son tan pequeñas que no permiten distinguir un punto concreto.

¿Cuándo dura entonces? No me preguntes a mí. No soy muy fiable, algunos días se me hacen largos y otros no me llega el tiempo para nada.
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Hace tres años en el blog: La Teoría de los Juegos. La historia más lúdica jamás contada. Parte 12: ¿Podemos estar de acuerdo en discrepar?
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domingo, 4 de noviembre de 2012

La verosimilitud de las teorías



Debatiendo sobre cómo definir, si es posible, la verosimilitud de las teorías, el contertulio Héctor dice lo siguiente:
"Si conceptos como 'alto' o 'delgado' son siempre relaciones y remiten a una comparación para poder dotarse de significado, ¿por qué la 'verosomilitud' debiera ser diferente?"
Mi contestación:

Esta es una pregunta muy buena y, a la vez, muy mala. Muy buena, porque nos permite poner esto en perspectiva. Muy mala porque parece que ha sesgado el debate. Me explico. Cualquier concepto de "verosimilitud" no formalizado (vide infra) seguramente sea diferente a las relaciones "ser más alto" o "más delgado". A nada que haya más de una dimensión que considerar en el concepto de "verosimilitud" tendremos este problema. El número 3 es mayor que el 2, pero no podemos decir si el par de números (3,2) es mayor o menor que el (2,4), por lo menos no hasta que no hayamos definido el concepto "mayor que" para pares de números, y eso se puede hacer de maneras distintas, que ofrecerán comparaciones distintas. Una teoría puede aplicarse en más situaciones, otra ser más precisa en algunas, y así sucesivamente con otras características. Es muy posible que dos teorías no sean comparables con este criterio en la mano. De hecho, en Economía, donde hay muchas más teorías distintas y no del todo compatibles que, p.e., en Física (con la Relatividad y la Mecánica Cuántica), esta es la norma.

Así que no queda otra que ponderar las distintas componentes de lo que intervenga en el concepto de "verosimilitud". Para ello el contertulio David nos da la solución (en la línea de lo defendido por mí). Podemos desarrollar un modelo bayesiano formal en el que la verosimilitud sea la probabilidad tras aplicar Bayes usando como información la probabilidad de que cada observación sea cierta según cada una de las teorías (las probabilidades condicionales). Esto es el modelo teórico en donde realizar la operación de "verosimilitud" y con el que entender con rigor las definiciones y con el que entender la posibilidad del avance científico.

Como en cualquier otra teoría, la realidad del quehacer científico será menos nítida. No será siempre posible (de hecho, no lo será casi nunca) asignar probabilidades con tanta precisión, así que todo queda al ojo de buen cubero de los científicos. Por supuesto que habrá reglas y consensos. P.e., si con una teoría podemos predecir o manipular una parte de la realidad más y mejor que con otra, pues será más verosímil para esa parte de la realidad, aunque pueda serlo menos para otra. ¿Instrumentalista? Seguramente, pero en el buen sentido.

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Hace tres años en el blog: Requiem por la metafísica.
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