En el tema de los colegios segregados se han oído muchos argumentos. Intentaré aclarar cuáles son los relevantes, que serán los que puedan llevarnos a alguna conclusión.
A favor:
1. Los padres tienen potestad para decidir la educación de los hijos.
Esto es solo cierto en parte. Los padres pueden elegir un colegio con cierto ideario, pero siempre dentro de unas normas que involucran a todos los centros. Además, los colegios públicos o concertados están mucho más limitados en lo que toca al ideario que pueden ofertar a sus alumnos. Para aplicar este argumento habría que dilucidar si es buena idea que la segregación sea parte del ideario permitido en los colegios de una u otra categoría. Para ello habrá que tener en cuenta el resto de argumentos.
2. La separación por sexos mejora la educación de los escolares.
Aquí solo tenemos evidencia anecdótica, del tipo "en tal escuela se adoptó la separación y los resultados mejoraron" (
aquí un ejemplo). Para empezar, a menudo al adoptar la separación se cambian también unas cuantas cosas más, de manera que no se puede saber si se hubieran tenido esos mejores resultados sin necesidad de separar. También se nos ocultan los
casos en los que la separación llevó a peores resultados. Finalmente no sabemos cuáles fueron las consecuencias en otros aspectos distintos de la adquisición de conocimientos, como en el respeto al sexo contrario.
3. Con la separación, tanto escolares como profesores están más tranquilos y tienen un trabajo más fácil.
Este no es un argumento, nada hace pensar que la mejor manera de educar sea dar a los alumnos lo que quieren o hacer fácil el trabajo del profesor.
Aquí un estudio que se basa en este tipo de conclusiones.
En contra:
4. En los estudios serios no se encuentran mejoras, sino todo lo contrario.
En el recomendable blog de
Magonia, su autor, Luis Alfonso Gámez, nos hace un repaso de las falacias argumentativas que se leen en alguna prensa y nos remite a un artículo publicado en la revista Science, cuyo título ya lo dice todo:
La pseudociencia de la escolarización por sexo.
5. En caso de duda, no separar es la opción que debe tomarse por defecto.
Ya advertí en
otra ocasión del error de sacar conclusiones sobre las diferencias entre los sexos basadas en la situación actual. En las aulas de Derecho hay más chicas que chicos, pero no así en las de Ingeniería. ¿Es el resultado de diferentes preferencias según el sexo o hay alguna dinámica ajena a esas preferencias que está haciendo que la paridad se alcance más lentamente en el segundo caso?
Y esto último nos lleva a una última consideración. Es concebible que un sexo denote unas preferencias distintas a otro. Al fin y al cabo sabemos que las diferencias entre sexos no son solo físicas (más altura en los hombres, p.e., aparte de las obvias relativas al aparato reproductor), sino también mentales (los hombres tienden a preferir mujeres para sus relaciones de pareja, mientras que las mujeres tienden a preferir hombres). Así, ¿por qué no puede haber todavía más diferencias?
Puede haber, claro está, pero la pregunta nunca será, en buena ciencia ¿por qué no? sino ¿las hay? Por todo lo que sabemos, las diferencias de altura se refieren a la media. En media las mujeres miden menos, pero esto no es óbice para que muchas mujeres sean más altas que muchos hombres. La varianza nos mezcla. Si uno quiere dar la ropa adecuada a una población nunca dirá, tal talla para hombres y tal para mujeres, antes bien pondrá distintas tallas, de las cuales harán uso hombres y mujeres, aunque en proporción distinta. De igual manera, si finalmente fuera el caso de que una metodología de aprendizaje funcionara mejor en media para mujeres que para hombres, esto no impediría (y seguramente sería lo más cierto) que esa metodología sería todavía más adecuada para unas mujeres y unos hombres con una determinada característica, con mayoría de mujeres, pero no exclusivamente de mujeres ni inclusivamente de todas las mujeres.
Lo anterior sería el caso más favorable para argumentar a favor de alguna separación, pero ya vemos que ni ese caso implica la separación por sexos. Y como ni siquiera estamos en ese caso, que sepamos, todo lo que conocemos acerca de la separación por sexos (o por otra característica, como la raza o la nacionalidad) nos indica que será mucho más probable que estemos cometiendo un error al adoptar esta política.
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