jueves, 26 de febrero de 2015

Los mitos de la razón. El Demonio de Maxwell.

Al Demonio de Maxwell siempre se le representa pegado a su puerta
y jugando a dejar pasar partículas de un lado a otro.

A semejanza de otros demonios o demiurgos, como el Demonio de Laplace, el Relojero Ciego o el Subastador Walrasiano, es un ser de grandes poderes que, a pesar de su materialismo, se antojan sobrenaturales. El Demonio de Maxwell vive pegado a una puerta microscópica y posee unas dotes de observación con las que detectar moléculas que se mueven rápidamente, con mucha energía. Cuando una de esas moléculas se acerca a la puerta, Maxwell la abre para que pueda pasar, siempre en la misma dirección, de izquierda a derecha, por ejemplo. De esta manera, del lado izquierdo hay cada vez menos moléculas energéticas y más en el lado derecho.

No parece un gran portento hasta que nos damos cuenta que la cantidad de moléculas energéticas es lo que produce la temperatura de un ambiente. El Demonio de Maxwell consigue que el calor (la energía de las moléculas) pase del ambiente con menos temperatura al que tiene más. Esta derrota mítica que el Demonio inflige a la Termodinámica, acostumbrada a que nadie desobedezca sus leyes, es su gran poder.

Relatos posteriores reflexionan sobre el poder del demonio que, al encontrar una trampa en las leyes de la Termodinámica, cambia su carácter universal para hacerlas estadísticas, haciendo que sus principios sean más bien sugerencias. Los abogados y contables de la Termodinámica, por su parte, rechazan ninguna violación, pues el propio Demonio de Maxwell debe someterse a las reglas: ¿de dónde saca la energía para detectar las moléculas y abrir la puerta, más cuando sobre esta puerta están empujando en la otra dirección cada vez más moléculas? Lejos de burlar la ley, el demonio sucumbe a ella.

Como pasa con muchos otros mitos, aparece en leyendas ajenas a sus altares, y con un significado normalmente tan alterado que solo conserva algunas analogías del original. Así, lo podemos ver deambulando por los escritos de Henry B. Adams, encarnado en forma de ejércitos que impiden a la diosa Historia llegar a su equilibrio, o por la Sociología en los textos de Pierre Bordieu, impidiendo que las aulas se llenen de escolares de clases menos pudientes.

El mito tiene también su parte lúdica, y aparece como personaje en forma de máquina en la saga Ciberíada del trovador Stanislav Lem. En este relato el Demonio de Maxwell usa su poder de detectar partículas para extraer la información del Universo al deducir el pasado. Todavía interviene en una leyenda más, "La subasta del lote 49", que conocemos gracias a Thomas Pynchon. En ella el Demonio es usado para intentar fabricar una máquina de movimiento perpetuo.

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Hace tres años en el blog: Pregunta #1. El objeto de la Economía.
Hace cinco años en el blog: Pseudoperiodismo.
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lunes, 23 de febrero de 2015

Grecia: algo más que el juego del gallina

Hace unos pocos días me hicieron una entrevista para el informativo Hora 14 de la Cadena SER sobre el juego del gallina y la situación de Grecia. Según me comunican, incorporaron parte de mis respuestas en la entrevista al informativo. (Aquí a partir del minuto 40 y aquí la noticia en la página de la Cadena SER). En esta entrada escribo la versión completa según las notas que me hice para la ocasión y según recuerdo lo que dije. No se trata de adivinar nada, sino de mostrar cómo quedarse en la descripción del juego del gallina es un poco superfluo, y cómo se puede decir algo más con la Teoría de Juegos en la mano.

(Actualización 24 de febrero de 2015: en la versión anterior decía que la entrevista no se había llegado a emitir, esto es lo que he corregido en el párrafo anterior.)


Dos coches se abalanzan uno frente a otro, cada conductor puede seguir o dar un volantazo. El que da el volantazo, pierde (es el cobarde, el gallina). El que no da el volantazo gana prestigio y liderazgo.

Lo primero que hay que entender es que el análisis y la previsión de lo que pueda pasar en un juego no depende de lo que uno pueda creer que es justo o de quién tenga razón, sino de cuáles son las reglas del juego y de lo que puede hacer cada uno. Lo digo porque a menudo se critica que un analista diga que el resultado sea X, o que alguien esté jugando mal sus bazas, al entenderse que el analista está aceptando el resultado X, o porque cuando se critica una jugada se entiende que se critica al que la realiza o a su ideología.

En el caso de Grecia lo más importante es notar que la relación es más asimétrica. En el juego de los coches, ambos pierden y ganan lo mismo. En el caso de Grecia y la Eurozona, no, y esto traerá consecuencias.
  • Lo que nadie quiere: la salida de Grecia del euro o el imago de la deuda. Esto ocurrirá si nadie cede. Relativo a su tamaño y a su capacidad de absorber e golpe, la pérdida es mucho mayor para Grecia.
  • Si Grecia cede: el gobierno de Syriza no podrá realizar las partes más ambiciosas de su política (nacionalizaciones, gran aumento del gasto social,…), aunque sí podrá hacer otras cosas (gasto social, aunque no tanto, p.e.) si logra poner orden en su sistema fiscal y su control de la ineficiencia.
  • Si la Eurozona cede: la deuda tardará mucho en devolverse, crecerá, se puede hacer imposible de pagar, Grecia no hará sus reformas y se creará un mal precedente
  • Si ambos ceden: algo más de margen para Grecia si logra hacer lo que los gobiernos precedentes no lograron. Nótese que esto está por determinar y que según sea la cesión estaremos más de un lado que de otro. La pregunta es: ¿cuánto margen hay?
Si el juego está determinado en todas sus componentes, no hay mucho que hacer: uno de los dos debe ceder y normalmente lo hará quien tenga más que perder y menor reputación de haber cedido en el pasado. En este caso Grecia tiene todas las de perder.

Hay, con todo, varias cosas que se pueden ir haciendo para variar las componentes del juego:
  • En el juego de los coches uno de los conductores, al montarse, puede hacerse parecer como loco, de manera que el otro crea que va a ser temerario. Lo puede hacer mostrando una botella de whiskey casi vacía, con el aliento apestando a alcohol y con claros síntomas de estar borracho.
  • Otra cosa que puede hacer es romper ostensiblemente el volante y arrojarlo por la ventana para que el oponente vea que no tiene opción de apartarse.
  • Finalmente, puede intentar que los resultados sean otros. Del choque frontal apenas se puede cambiar nada, pero puede alterarse la ganancia de no ceder o la pérdida de hacerlo. Por ejemplo, convenciendo a la pandilla de que el liderazgo que se gana no es para tanto o que ceder no es deshonroso.
En el caso de Grecia, los locos pueden ser los más radicales de Syriza. Por su parte, el gobierno griego (Tsipras y Varoufakis, principalmente) juega la baza de sus compromisos electorales. Varoufakis nos dice que esto no es un juego, que él no quiere jugar, y apela a los sentimientos de los europeos, como ha hecho recientemente en un artículo en el New York Times, en un intento de que los líderes de la Eurozona encuentren costoso el no ceder ante Grecia.

Por su parte, la Eurozona aceptará hacer cualquier gesto de cara a la galería que facilite el acuerdo, pero que no se menta en lo principal. Si tiene que llamar a las cosas de otra manera, se llama (p.e.: no Troika, no rescate)

No tengo una bola de cristal, pero no creo que lo anterior sea suficiente. Europa debe ser más solidaria, pero lo podrá ser cuando tenga una política fiscal común y se parezca más a unos Estados Unidos Europeos. Hasta entonces, ante una crisis, el mayor esfuerzo vendrá de cada país en solitario. El resto podrá ayudar, pero más o menos como se viene haciendo hasta ahora, con préstamos condicionados por parte de Europa y con reformas creíbles de buen gobierno por parte de cada estado. Una política fiscal expansiva es muy difícil sin garantías de que funcione y sin credibilidad dentro de cada país.

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jueves, 19 de febrero de 2015

El programa económico de Ciudadanos

Tras la presentación de las propuestas económicas de Ciudadanos, tuve sesión de twitter. Aquí está:

As usual, solo analizo si son válidas y practicables para objetivos declarados, no si me gustan los objetivos o si se quedan cortos o largos

1 Contrato para la igualdad de oportunidades con cuenta indiv contra el despido. Muy bien. Vendiendo el contrato único con eufemismos.

2 Régimen bonus-malus para bonificaciones en S.S. a empresas. A falta de detalles, interesante.  No sé qué experiencias confirman su validez.

3 Complemento salarial garantizado. Es poner un salario mínimo sin cargar el coste a las empresas. Bien para tiempos de desempleo…

4 … parece que funciona en Reino Unido. Hay que saber adaptarlo a la picaresca española…

5 … y buena baza ahora que Podemos no insiste en su renta básica (mucho más cara) y P. Sánchez quiere subir mucho el salario mínimo.

6 Políticas activas de empleo: mejora los cursos de formación y da cheque de formación a parados de larga duración. Bien.

7 Orientación individualizada y programa piloto para ver que funciona. Como debe ser.

8 Ley de 2ª oportunidad. ¡Por fin! A ver si abandonamos la cadena perpetua para la bancarrota y somos normales.

9 Dación en pago hasta el valor de mercado. Buena idea, porque no debería tener gran coste…

10 … sé q la dación en pago gusta +, pero implica + intereses. Podría ponerse como opción por defecto u obligarse según en qué préstamos.

y 11 Compromiso con reformas estructurales para poder negociar con Europa programas europeos de formación. Buen deseo.

Continuó con algunas apostillas:

Albert Quílez @albertquilez1:
@JL_Ferr qué significa eso: que se puede entregar el piso para cancelar deuda, por su valor de mercado en el momento de la entrega?

José Luis Ferreira JL_Ferr:
@albertquilez1 No, si debes 100 y el valor de mercado del piso es 80, cancelas 80. No lo que le den al banco en subasta, p.e.

AloeVega ‏@MV3ga:
@JL_Ferr @albertquilez1 El "valor de mercado" sera lo q diga el tasador del banco. O si no pleito contra el banco. O sea, entre poco y nada.

José Luis Ferreira ‏@JL_Ferr:
@MV3ga @albertquilez1 Si es eso, mal.

El documento no contiene propuestas fiscales, que parece se presentarán más adelante. Sin embargo, ha habido comentarios sobre eso:

Pepe Fdez-Albertos ‏@jfalbertos:
Ingresos del Estado por IVA en % sobre PIB: Dinamarca, 9,6%. España, 5,8% (OCDE, 2013). Y proponen bajar el tipo general al 16%. En fin.

José Luis Ferreira ‏@JL_Ferr:
@jfalbertos ¿Hablas de Ciudadanos? ¿Dónde proponen eso? No lo he visto en sus propuestas: http://estaticos.elmundo.es/documentos/2015/02/17/proyecto_economico_ciudadanos.pdf …

Pepe Fdez-Albertos ‏@jfalbertos:
@JL_Ferr aquí no hay nada de fiscalidad. En su página web http://www.ciudadanos-cs.org/nuestras-ideas/empleo-y-reactivacion-economica …

José Luis Ferreira ‏@JL_Ferr :
@jfalbertos Pero no dice 16. Sino algo entre 16 y 19. Esperemos a que hagan la propuesta fiscal, que será lo que valga.

Demostenes ‏@Demostenes:
@JL_Ferr @jfalbertos Parece que lo del 16% lo dijo Rivera el otro día en TV:
http://ecoteuve.eleconomista.es/programas/noticias/6478566/02/15/Albert-Rivera-a-Ana-Pastor-Planteamos-un-IVA-general-del-16-y-luego-uno-reducido.html#.Kku8USYZeiDj07X …

José Luis Ferreira ‏@JL_Ferr:
@jfalbertos @Demostenes_av ¿Vendrá @lugaricano, que se queja de que se inventen su programa fiscal, a poner orden?:
https://twitter.com/lugaricano/status/568305670329651201 …

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Hace tres años en el blog: Cómo cargarse el sistema público de pensiones aún sin querer.
Hace cinco años en el blog: ... y de los pocos errores.
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sábado, 14 de febrero de 2015

El papel del Gobierno en la financiación del sistema de salud (y 4)

Esta es la segunda parte de la versión en español de mi artículo de enero en Mapping Ignorance, que a su vez es la continuación del artículo de diciembre también en Mapping Ignorance. Debe leerse el artículo de diciembre (traducido en dos partes, aquí y aquí, en este blog) y la primera parte del de enero para entender esta entrada. Toda la serie resume el artículo de Stabile y Thomson (2014) [1].
5. Evaluación económica

Varios países han adoptado algún tipo de evaluación de la tecnología de la salud para decidir qué técnicas cubrir. La evidencia sobre lo efectivo de estos métodos de evaluación es todavía limitada, aunque hay un estudio para el caso de Inglaterra. En este país, las recomendaciones sobre el uso de las tecnologías han conseguido algunos ahorros para el Servicio de Salud Nacional (NHS), pero a expensas de trasladar parte de los costes a los pacientes (Richards, 2008 [10]).

6. Acceso a los servicios y listas de espera

En ausencia de un sistema de precios, las listas de espera racionan los servicios médicos a los pacientes y les impone un coste. El coste es menor si los pacientes que potencialmente ganan más con el tratamiento son también los que esperan menos. Contrariamente a los seguros privados, los sistemas de atención financiados públicamente típicamente discriminan a los pacientes según la urgencia de su tratamiento. Una característica del NHS en Inglaterra es la existencia de médicos generales que administran su propio presupuesto y que contratan servicios médicos para sus pacientes y que compiten para tener pacientes del NHS, igual que hacen los hospitales. Propper et al. (2002) [11] estudian las listas de espera en más de 100.000 admisiones hospitalarias en Inglaterra entre 1993 y 1997 y encuentran que los pacientes de estos médicos tuvieron un menor tiempo de espera. Su conclusión es que es la capacidad de pagar por menores tiempos de espera dentro del sistema público (vía estos médicos), y no la capacidad para elegir el hospital en que realizar la intervención, es lo que causó las menores esperas. Siciliani y Martin (2007) [12] examinan el efecto de aumentar la elección de hospital con datos de 120 hospitales entre 1999 y 2001 y muestran una modesta reducción en las listas de espera causadas por la competición entre hospitales.

Estudios posteriores sí confirman el descenso en las listas de espera debidas a esta causa a partir de las reformas del gobierno en el año 2000 y, más importante aún, muestran que las reformas no llevaron a una distribución desigualitaria de las listas de espera, como mucha gente predijo (Cooper et al. 2009 [13]). Más aún, la causalidad queda confirmada por el experimento natural que pudieron estudiar los investigadores, puesto que Inglaterra introdujo estos objetivos, pero Escocia no lo hizo. En otros países se hicieron estudios similares. Una comparación internacional de las listas de espera hecha por Siciliani y Hurst (2004) [14] sugiere que, aunque las listas de espera no son un problema en todos los países, donde sí lo son, los gobiernos son capaces de reducirlas cuando escogen este objetivo explícitamente.

7. Conclusión

Finalicemos esta serie de artículos que resumen el trabajo de Stabile y Thomson (2014) [1] con sus propia conclusiones:
Ha habido alguna convergencia en las políticas adoptadas por los distintos países para mejorar los incentivos financieros y promover un uso eficiente. En el caso del agrupamiento de riesgos, todos los países con agrupamientos que compiten entre sí están experimentando dificultades similares con la selección y están adoptando formas más refinadas para el ajuste de los grupos de riesgo. En el caso de competencia hospitalaria, la clave que lleva al éxito parece ser en qué se compite y en la capacidad de medir, más que en si el sistema es público o privado. En los casos de los sistemas de P4P y de las listas de espera, la evidencia difiere según las jurisdicciones. Sin embargo, la evidencia sugiere que varios gobiernos han podido efectivamente reducir las listas de espera cuando han elegido explícitamente centrarse en los incentivos para conseguir este objetivo. Mientras que los EE.UU. son un caso atípico entre los países de la OCDE, un buen número de cambios en las distintas jurisdicciones sugiere una convergencia significante en el papel del estado en la financiación del sistema de salud. Estos cambios, junto con la introducción de un mandato de cobertura universal en los EE.UU. sugieren que muchas de las lecciones arriba aprendidas pueden aplicarse también en los EE.UU.
Referencias:

1. Stabile, M., y Thomson, S. 2014. The Changing Role of Government in Financing Health Care: An International Perspective. Journal of Economic Literature 52(2), 480–518.

10. Richards, M. 2008. “Improving Access to Medicines for NHS Patients.” A Report for the Secretary of State for Health.

11. Propper, C.; Croxson, B., y Shearer, A. 2002. “Waiting Times for Hospital Admissions: The Impact of GP Fundholding.” Journal of Health Economics 21(2), 227–52.

12. Siciliani, L., y Martin, S.. 2007. “An Empirical Analysis of the Impact of Choice on Waiting Times.” Health Economics 16(8), 763–79.

13. Cooper, Z.N.; McGuire, A.; Jones, S., y Le Grand, J. 2009. “Equity, Waiting Times, and NHS Reforms: Retrospective Study.” British Medical Journal 339, b3264.

14. Siciliani, L., y Hurst, J. 2004. “Explaining Waiting-Time Variations for Elective Surgery across OECD Countries.” OECD Economic Studies 38(1). 96–123.

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Hace tres años en el blog: ¿Hay observación sin teoría?
Y también: Buenas y malas cuentas.
Hace cinco años en el blog: De las muchas afirmaciones.
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martes, 10 de febrero de 2015

El papel del Gobierno en la financiación del sistema de salud (3)

Esta es la primera parte de la versión en español de mi artículo de enero en Mapping Ignorance, que a su vez es la continuación del artículo de diciembre también en Mapping Ignorance. Debe leerse el artículo de diciembre (traducido en dos partes, aquí y aquí, en este blog) para entender esta entrada. Toda la serie resume el artículo de Stabile y Thomson (2014) [1].
3. Demanda

Todos los sistemas de salud dependen de los bienes y servicios que proveen los hospitales, laboratorios, médicos, compañías farmacéuticas y otros agentes, y deben decidir cómo tomar sus decisiones de compra y financiación. Muchos de los sistemas de salud de la OCDE han experimentado con políticas que se apartan del reembolso automático. Las más importantes son la financiación de grupos relacionados por el diagnóstico (diagnostic-related groups, DRG), un sistema que clasifica los casos y procedimientos hospitalarios en grupos y que asigna precios para el pago de estos grupos, y el pago según rendimiento (pay for performance, P4P).

Teóricamente, el efecto de la competencia en un sistema de precios fijos provoca un incremento de la calidad. Esto ocurre, por ejemplo, cuando el gobierno da a un individuo un bono para comprar un plan de seguro pre-especificado en el mercado privado. La evidencia empírica confirma este efecto, con un incremento mayor cuando el número de hospitales que compiten es grande, y con un incremento en la calidad cuando el precio aumenta (Gaynor y Town 2011 [2]). Sin embargo, en mercados con restricciones presupuestarias más estrictas (p.e., cuando hay grandes compras por parte del gobierno), hay también competencia en precios, con un efecto indeterminado en la cantidad (Propper et al. 2004 [3]) y Propper et al. 2008 [4]). La evidencia recogida de las reformas en Inglaterra es consistente con estas predicciones. En general, la competencia funciona mejor cuando la calidad es fácilmente medible (p.e., listas de espera), pero en algunos casos la mejora se ha hecho a expensas de otros resultados que son más difíciles de medir.

El pago por servicio es todavía la manera más común de pagar a los médicos, excepto en Inglaterra, donde DRG está convirtiéndose en la norma. Sin embargo, en todos los países de la OCDE, excepto Canadá y Suiza, se están haciendo esfuerzos para introducir mecanismos tipo P4P. Mientras que se han observado mejoras en el Reino Unido en el paso de DRG a P4P, no se puede decir lo mismo de EE.UU., según observan Rosenthal y Frank (2006) [5].

4. Decisiones de cobertura

Canadá tiene una cobertura universal en su sistema de salud en lo que corresponde a médicos y hospitales, que dependen de un servidor único. Hay otros servicios que no son universales, como los dentales y farmacéuticos, y que se proveen por una mezcla de seguro privado, seguro público y subsidios públicos. En British Columbia, antes de 2003, el gobierno de la provincia proveía de cobertura de medicamentos a los individuos de sesenta y cinco o más años de edad. En 2003, el gobierno cambió el mecanismo por otro de cobertura basado en la renta con el propósito de reducir costes y aumentar la igualdad del sistema. La evaluación del programa muestra que el cambio resultó en un programa de medicamentos menos regresivo, en el que los individuos de rentas más altas pagan una parte mayor. Si embargo, los pagos realizados por individuos de rentas más bajas también aumentaron (Hanley et al. 2008 [6]).

Canadá también subsidia (vía deducciones fiscales) la compra voluntaria de seguros médicos. La evidencia empírica sugiere que estos subsidios tienen un impacto mayor en las empresas pequeñas, y estiman que, sin ellos, la cobertura de medicamentos complementaria ofrecida a través de estas pequeñas empresas disminuiría un 50% (Stabile 2002 [7]). Además, los individuos también pueden contratar planes de seguros privados y obtener deducciones fiscales. Los estudios muestran que son efectivos para conseguir una cobertura adicional. Pero si bien estos subsidios tienen éxito a la hora de aumentar la cobertura a expensas de los ingresos públicos, la igualdad del sistema se ve reducida (Smart y Stabile 2005) [8].

En Australia, el gobierno también ha promovido subsidios similares para programas privados. Hurley et al. (2002) [9] muestran incrementos importantes en los seguros privados, pero sin un claro ahorro para el sector público, y sin evidencia concluyente de que se acompañe de un incremento de la calidad medido por la reducción del tiempo en las listas de espera.

(Continúa aquí)

Referencias:

1. Stabile, M., and Thomson, S. 2014. The Changing Role of Government in
Financing Health Care: An International Perspective. Journal of Economic Literature 52(2), 480–518.

2. Gaynor, M., and Town, R. 2011. “Competition in Health Care Markets.” National Bureau of Economic Research Working Paper 17208.

3. Propper, C.; Burgess, S., and Green, K. 2004. “Does Competition between Hospitals Improve the Quality of Care?: Hospital Death Rates and the NHS Internal Market.” Journal of Public Economics 88(7–8), 1247–72.

4. Propper, C.; Burgess, S., and Gossage, D. 2008. “Competition and Quality: Evidence from the NHS Internal Market 1991–99.Economic Journal 118(525), 138–70.

5. Rosenthal, M.B., and Frank, R.G. 2006. “What Is the Empirical Basis for Paying for Quality in Health Care?Medical Care Research and Review 63(2), 135–57.

6. Hanley, G.E.; Morgan, S.; Hurley J., and van Doorslaer, E. 2008. “Distributional Consequences of the Transition from Age-Based to Income-Based Prescription Drug Coverage in British Columbia, Canada.” Health Economics 17(12), 1379–92.

7. Stabile, M. 2002. “The Role of Tax Subsidies in the Market for Health Insurance.” International Tax and Public Finance 9(1), 33–50.

8. Smart, M., and Stabile, M. 2005. “Tax Credits, Insurance, and the Use of Medical Care.Canadian Journal of Economics 38(2), 345–65.

9. Hurley, J.; Vaithianathan, R.; Crossley, T.F., and Cobb-Clark, D. 2002. “Parallel Private Health Insurance in Australia: A Cautionary Tale and Lessons for Canada.” Institute for the Study of Labor Discussion Paper 515.

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Hace tres años en el blog: Odiosa comparación (3).
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viernes, 6 de febrero de 2015

El papel del Gobierno en la financiación del sistema de salud (2)

Esta es la segunda parte de la versión en español de mi artículo de diciembre en Mapping Ignorance. Debe leerse la primera parte para entender esta.



2. Agrupamiento de riesgos

La esencia del negocio de los seguros es la agrupación de los riesgos individuales. En este caso, el riesgo de una pérdida relacionada con la salud. Una primera cuestión que resolver es cómo realizar el agrupamiento. De acuerdo con los modelos estándares de mercados de seguros, si todo el mundo se enfrenta al mismo riesgo, cada uno pagará un precio por una póliza de seguros que refleje el coste esperado de la pérdida. Si distintos individuos se enfrentan a distintos riesgos, entonces aparecen nuevas cuestiones. Por ejemplo, si los individuos conocen su grupo de riesgo, aquellos de bajo riesgo demandarán pólizas que los agrupen con otros individuos de bajo riesgo para pagar un menor precio. Si lo consiguen, los individuos de alto riesgo terminarán pagando un precio alto y, si su renta es baja, pueden tener problemas a la hora de acceder a una buena póliza. Por otra parte, si individuos de alto y bajo riesgo se agrupan, serán los de bajo riesgo quienes encuentren el precio de esta póliza demasiado alto (comparado con su riesgo) y opten por no asegurarse.

Los problemas pueden complicares mucho más. Si el riesgo es conocido por la compañía de seguros, pero no por el individuo, ¿debería permitirse que la compañía obtenga esta información? Hay problemas también cuando las compañías de seguros pueden tener comportamientos oportunistas en la manera en que cubren los gastos de indemnización o en la manera en que puedan deshacerse de los clientes de alto riesgo si es que no les pueden cobrar más. Este tipo de problemas abre las puertas a la intervención pública en el sector. La intervención más simple es la que agrupa a todos los individuos en un servicio público de salud y que hace obligatoria la contratación del seguro, que se financiará mediante impuestos o contribuciones sociales. Sin embargo, esta intervención tiene consecuencias no deseadas, como la falta de competencia. Esto ha hecho que algunos países adopten otros métodos, con un sector con varios grupos de asegurados (algunos públicos, algunos privados) y con algunas posibilidades de elección por parte del consumidor. Evitar la selección de riesgos en estos grupos es un objetivo de política sanitaria en estos casos, y esto implica que todos los grupos (todos los clientes de todas las compañías) incluyan individuos de alto y de bajo riesgo.

Una de las maneras de tratar el problema consiste en dar subsidios a los individuos para que puedan contratar las pólizas que les resulten caras. Van de Ven y Schut (2011) [7] alertan de que estos subsidios para pólizas premium no serán fácilmente óptimos: como no apuntan específicamente a los individuos de alto riesgo, no crean el incentivo suficiente para que los individuos de alto riesgo accedan a su póliza óptima y, a la vez, pueden estar incentivando la compra excesiva de seguros por parte del resto de la población (Zweifel y Manning 2000 [8]). Por contra, los subsidios basados en factores de riesgo observables, como la edad, el sexo o la salud, mantienen la sensibilidad de los consumidores ante el precio y pueden ajustarse con el tiempo para reflejar los cambios en el riesgo (van de Ven 2006 [9]). Una manera más común de ajustar el riesgo es subsidiar directamente a la compañía, pero en este método se encuentran problemas similares.

En suma, el artículo de Stabile y Thomson (2014) [1] encuentra que los países con un sector de seguros de salud competitivo y con múltiples grupos de riesgo se han movido en la dirección de usar mecanismos de igualación de riesgos entre los distintos grupos durante la década pasada. Sin embargo, el problema persiste en algunos lugares como Suiza, donde el problema es especialmente importante.

(Continúa aquí.)

Referencias:

1. Stabile, M. and Thomson, S. 2014. The Changing Role of Government in Financing Health Care: An International Perspective. Journal of Economic Literature 52(2), 480–518.

7. van de Ven, W.P.M.M., and Schut, F.T. 2011. Guaranteed Access to Affordable Coverage in Individual Health Insurance Markets. In The Oxford Handbook of Health Economics, edited by Sherry Glied and Peter C. Smith, 380-404. Oxford and New York: Oxford University Press. 

8. Zweifel, P., and Manning W.G. 2000. Moral Hazard and Consumer Incentives in Health Care. In Handbook of Health Economics, Volume 1A, edited by Anthony J. Culyer and Joseph P. Newhouse, 409–59. Amsterdam and New York: Elsevier. 

9. van de Ven, W.P.M.M. 2006. Response: The Case for Risk-Based Subsidies in Public Health Insurance. Health Economics 1(2), 195–99.

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domingo, 1 de febrero de 2015

El papel del Gobierno en la financiación del sistema de salud (1)

Esta es la primera parte de la versión en español de mi artículo de diciembre en Mapping Ignorance.


Los mercados de seguros están lejos de cumplir las condiciones que hacen eficientes a los mercados competitivos. He aquí una lista incompleta, pero ilustrativa, de los problemas en el caso de los seguros de salud:
  • Externalidades: mi salud me afecta, pero también afecta a la gente alrededor de mí, como es el caso de las enfermedades contagiosas. La Teoría Económica predice que los consumidores no contratarán una cantidad óptima de seguro de salud por esta razón.
  • Bien público: el nivel de desigualdad es una característica de la sociedad. Los individuos pueden preocuparse o no por este hecho, pero si lo hacen, este nivel será un bien público que no se reducirá de manera eficiente por las acciones individuales voluntarias. La sanidad universal es una manera de mitigar estas desigualdades al garantizar un mínimo de igualdad de oportunidades.
  • Inconsistencia temporal: el gobierno no puede comprometerse a no ocuparse de una persona que voluntariamente decidió no contratar una póliza de seguro de salud.
  • Información asimétrica: a veces los consumidores conocen mejor su grupo de riesgo que las compañías de seguros, otras veces es al revés, y las compañías de seguros conocen mucho mejor que los consumidores la calidad del servicio. Estas asimetrías de información crean problemas en la manera en que las empresas de seguros pueden hacer grupos de riesgos.
Dado todo esto, ¿cuál sería una manera razonable de organizar el sistema de salud? ¿Cuál podría ser una política equilibrada que tiene en cuenta los beneficios de la competencia y la responsabilidad de los consumidores, y con el objetivo de minimizar los problemas arriba mencionados?

Stabile y Thompson (2014) [1] ofrecen una perspectiva internacional sobre la manera en que el papel del Estado ha cambado en un grupo de países desarrollados, y en los efectos de esos cambios, tal y como se refleja en los trabajos que documentan y que han estudiado esos cambios. Su trabajo no responde a la pregunta de cómo diseñar de manera óptima un sector público de salud, o cómo resolver todos los problemas planteados, pero arroja buena luz sobre qué elementos específicos del sistema de salud favorecen la igualdad, ayudan a mejorar la agrupación de riesgos y son capaces de controlar los costes. En esta primera parte revisaremos lo relativo a la financiación y a la agrupación de riesgos. En la segunda parte haremos lo propio con otros aspectos, como la demanda de servicios, la evaluación del servicio y las decisiones de cobertura del seguro.

1. Financiación

Hay dos maneras principales de financiar un sistema público de salud: cotizaciones sociales e impuestos. Son equivalentes cuando las cotizaciones se aplican a toda la población y con la condición de que sean obligatorias y que los beneficios no estén ligados a la cantidad que se cotiza. Si no es así, ambos sistemas tendrán distintos efectos en la manera en que distorsionan las decisiones económicas de los individuos, como muestra la literatura sobre imposición óptima. Cuando son diferentes producirán también efectos distintos en la redistribución, siendo las cotizaciones más regresivas.

En un estudio reciente, Wagstaff (2010) [2] estudia cambios de un sistema de impuestos a uno de cotizaciones habidos en países de la ODCE entre 1960 y 2006, y encuentra indicios de incrementos en los costes sanitarios entre un 3 y un 4%, y un descenso de entre un 8 y un 10% en el empleo, asociados al cambio al modelo de cotizaciones. En cambio, no se encuentran descensos en mortandad evitable. Otro estudio (Wagstaff y Moreno-Serra 2009, [3]), examina también estos cambios en países del Este de Europa y de Asia entre 1990 y 2003 y encuentra impactos mayores, con incrementos de costes del orden del 11% y un 3% de incremento de hospitalizaciones (aunque la media de días de estancia disminuye) y, de nuevo, sin evidencia de diferencias en resultados de salud.

Cylus, Mladovsky y McKee (2012) [4] encuentran que los países que financian su sistema de salud mediante impuestos son más capaces de controlar el gasto en tiempos de crisis económicas. Un resultado similar se encuentra en una simulación macroeconómica según se informa en Baicker y Skinner (2011) [5]. Además, la tendencia que se observa es un movimiento hacia la diversificación de métodos financieros, que añaden impuestos a las cotizaciones.

Los copagos y tasas de uso constituyen un tercer modo de financiación. Sin embargo, muestran ser muy ineficientes. Por ejemplo, Schokkaert y Van de Voorde (2011) [6] hacen notar que este tipo de pagos solo son óptimos en circunstancias poco realistas. Debe entenderse que este es un estudio solo acerca de estas tasas como mecanismos de recaudación. Es decir, dada una cantidad de dinero que se quiere recaudad, el estudio estudia la distorsión causada por las tasas en comparación con la causada por los impuestos o las cotizaciones. Nada se dice acerca del uso de tasas y copagos para controlar posibles abusos y derroches del sistema de salud.

(Continúa aquí.)

Referencias:

1. Stabile, M. and Thomson, S. 2014. The Changing Role of Government in Financing Health Care: An International Perspective. Journal of Economic Literature 52(2), 480–518.

2. Wagstaff, A. 2010. “Social Health Insurance Reexamined.” Health Economics 19(5), 503–17.

3. Wagstaff, A., and Moreno-Serra, R. 2009. Europe and Central Asia’s Great Post-communist Social Health Insurance Experiment: Aggregate Impacts on Health Sector Outcomes. Journal of Health Economics 28(2), 322–40.

4. Cylus, J.; Mladovsky, P., and McKee, M. 2012. Is There a Statistical Relationship between Economic Crises and Changes in Government Health Expenditure Growth? An Analysis of Twenty-Four European Countries. Health Services Research 47(6), 2204–24.

5. Baicker, K., and S. Skinner, J. 2011. Health Care Spending Growth and the Future of U.S. Tax Rates. National Bureau of Economic Research Working Paper 16772.

6. Schokkaert, E., and Van de Voorde, C. 2011. User Charges. In The Oxford Handbook of Health Economics, edited by Sherry Glied and Peter C. Smith, 329–53. Oxford and New York: Oxford University Press.

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