sábado, 29 de mayo de 2010

Jugar a ser dios


Hace unos días salió la noticia de la bacteria creada artificialmente. En realidad lo que se hizo fue crear artificialmente una molécula de ADN y sustituir el original de una bacteria por este artificial. Como el ADN es el código que rige todo lo que hace, la bacteria deja de ser la que era para ser la impuesta por el nuevo código.

Hay que tener cuidado con las consecuencias éticas de manejar la vida. Pero esto se aplica tanto a la investigación genética como a la investigación sobre cualquier enfermedad, a los protocolos de transplantes de órganos, a los riesgos que asumimos en todos los aspectos de nuestra vida y a los que exponemos a los demás.

No afirmo que todos los problemas sean iguales ni presenten los mismos tipos de decisiones, pero sí que a esos problemas nos enfrentaremos tarde o temprano, y que es mejor estar preparados para cuando eso ocurra. Eso se logra conociendo el tema de que se trata, investigándolo en la comunidad científica de manera abierta.

Limitar la investigación genética supondrá restringir el conocimiento científico sobre ella, lo que implicará que cuando se consigan avances (por los que sí han investigado, tal vez clandestinamente), estaremos en una situación en la que un grupo de gente pueda tener un descubrimiento científico en su mano y el resto de la humanidad no estar en disposición de entender su alcance ni de poder encauzar las políticas sobre su uso.

¿Cuáles son los peligros? ¿Manejar los descubrimientos de manera inmoral? A pesar de todos los problemas asociados al uso de la tecnología militar y de algunas drogas, por poner un par de ejemplos basados en descubrimientos científicos, la tendencia (hasta ahora, claro) es que un mayor nivel de conocimientos científicos hacen una sociedad más justa, más saludable, más pacífica y donde es más fácil ser persona.

¿Hay alguna restricción a que no se debe investigar según qué cosas porque son patrimonio del alma y el alma solo es de dios? Eso es prejuicio.

¿Es el problema tomar decisiones sobre la vida y la muerte que competen a dios? Como antes, esto es prejuicio. En las sociedades abiertas y democráticas se toman decisiones de este tipo constantemente, y en mejor manera que en cualquier otro tipo de sociedad.

¿Es el problema la posibilidad de crear un monstruo, una situación que se nos escape de las manos y, por ejemplo, tener que tomar decisiones que hubiéramos no querido tener que tomar? Nunca se sabe. Era concebible (todavía lo es) que la investigación sobre la física nuclear hubiera hecho fácil la fabricación de armas nucleares y que a estas alturas se hubieran usado en infinidad de guerras. No ha sido el caso. La razón es que no era tan fácil hacer tales armas y que la destrucción posible con esas armas es tan grande que su uso supone una gran responsabilidad para cualquier estado que la tenga.

La investigación genética no parece que vaya a tener estos problemas. Tendrá otros. Uno concebible es que unos seres humanos tengan acceso a mejoras genéticas y otros no, y que en la raza humana haya seres con genes superiores a otros. Esto pasa ya, claro está, pero es bastante aleatorio entre todo tipo de grupos humanos. El problema de la manipulación genética es que la división entre buenos y malos genes no sea aleatoria y esté bien determinada (los ricos, los de tales países,…).

La mayor investigación y la mejor diseminación de la investigación y de la tecnología asociada hacen que este problema concebible sea menor, no peor. Por eso no deben poder patentarse ni estos descubrimientos ni sus tecnologías asociadas.

¿Somos aprendices de brujo? Tal vez, es lo que tiene ser curiosos y querer progresar. ¿Por qué alguien lo llama jugar a ser dios? ¿qué significa eso? 

jueves, 27 de mayo de 2010

La votación de mañana-hoy


No suelo hablar de política en este blog. Entendiendo por política el juego político, que si tal partido es mejor, que si tal político es peor,... Prefiero hablar, si acaso, de cuáles son las políticas que creo adecuadas y no pontificar sobre si sopesando lo que hacen bien y mal unos y otros, los mejores son tales.  Que cada uno se haga sus cuentas de lo que le merece y no le merece consideración.

Sí he hablado en alguna ocasión de conveniencias de unas instituciones u otras o de unos pactos y otros, dados los resultados de algunas elecciones.

En esa línea, y aprovechando que mañana (según mi horario angelino -para el lector en España será ya hoy) hay una votación crucial en el parlamento, en la que todo puede depender de un voto, voy a exponer algunas opiniones antes de que ocurra, para que no se diga que hablo condicionado por el resultado.

Estoy a favor de agotar las legislaturas. Ya sé que nuestro ordenamiento jurídico permite al gobierno convocar elecciones anticipadas. Tal circunstancia debería emplearse sólo en situaciones excepcionales. Sin embargo, en los años que llevamos de democracia solamente se han agotado las tres últimas legislaturas. Me gustaría que siguiera así. De hecho me gustaría que fuera así por ley, como en los EEUU.

En principio puede parecer que permitir elecciones anticipadas es tener un instrumento más de flexibilidad, que siempre está bien. Más bien tiendo a pensar que lo contrario es cierto. Saber que las elecciones son cuando son y no antes tiene dos buenas consecuencias. La primera es que, por parte de la oposición, no se pierde tiempo y esfuerzos pidiendo elecciones y por parte del gobierno no se convocan cuando conviene.

La segunda, tal vez más importante, es que obliga a los partidos a entenderse y a pactar más alianzas. En España tenemos miles de ayuntamientos y alguna que otra comunidad autónoma en los que pasa justamente esto, y yo estoy por la labor de que los partidos que hay en el parlamento manejen más y mejor mejor esta cultura de buscar pactos, sobre todo en tiempos de crisis.

Dicho esto, no dejo de reconocer que el ordenamiento jurídico no es el que quisiera. Si el Gobierno pierde la votación en la que se juega sus más importantes medidas de gobierno y no tiene el apoyo parlamentario, estaremos sin duda ante una situación excepcional. En términos de estabilidad parlamentaria tal cosa no ha sucedido hasta ahora, ya que el gobierno ha conseguido sacar adelante sus propuestas sin mayores problemas. Mañana, hoy, quién sabe.

martes, 25 de mayo de 2010

¿Cocinar o no cocinar a Jesucristo?

Previa a la cuestión del cocinado, está la del ser comido. Los cristianos católicos y los ortodoxos opinan que sí, que es buena idea comerse a Jesucristo. Entre los protestantes hay división de opiniones, algunos están a favor, aunque no hablan de transubstanciación sino de consubstanciación, otros opinan solo que hay algún tipo de presencia en la oblea y en el vino.

Javier Krahe hizo hace muchos años ya un vídeo en el que, jugando con esta ceremonia caníbal y con la idea también sostenida por los cristianos de que Jesucristo resucitó después de muerto, cocinaba un crucifijo que al tercer día debería salir él solo del horno.

Krahe no allanó moradas, no le metió el dedo en el ojo a nadie, no obligó a nadie a ver u oír su sátira, … solo hizo este vídeo que se emitió en una televisión varios años más tarde.

Ahora unos muy susceptibles apelan a una ley ambigua que la jurisprudencia nunca ha usado para ver si logran poner palos en las ruedas de la libertad de expresión y hacer nuestra sociedad un poco más medieval.

Si conocéis a Javier Krahe, qué os voy a decir. Si no lo conocéis, empezad por un clásico y no paréis:

domingo, 23 de mayo de 2010

¿Dibujar o no dibujar a Mahoma?

El 20 de mayo era el día de dibujar a Mahoma. Como no me gusta que me manden, no dibujo, escribo; no digo "dibujar a Mahoma" sino "no debo dibujar a Mahoma" (es lo que se lee en francés), no lo hago el 20 de mayo, sino el 23. Además no lo hago yo, sino que lo copio. Además, todo lo anterior es mentira. Además, todo lo anterior es mentira. Además, todo lo anterior es mentira....

viernes, 21 de mayo de 2010

Lo confieso: soy un viajero




Desde pequeño he andado de acá para allá. Los primeros viajes largos eran entre Bilbao y Santiago. De la ciudad donde vivíamos a la cuidad de mi padre y a la aldea de mi madre a pasar el verano. Siempre en un seiscientos y siempre por la costa, bordeando el mar y pasando puertos de montaña. Crecí pensando que España era verde.

Luego fueron excursiones varias, campamentos de verano, viajes con mochila al hombro. Auto-stop, interrail, autobuses, algún barco. Luego llegaron los trenes rápidos, los coches cama y los aviones, a medida que el presupuesto lo permitía.

Primero Europa, luego América, algo de África y de Asia. He tenido la suerte de haber podido hacer la mayor parte de los viajes acompañado por gente del lugar y conviviendo con ellos. Tengo familia, amigos y colegas por medio mundo. La universidad ayuda.

En suma, he estado en estos países (me explayo un poco en los grandes o en los que he estado más veces o más tiempo).

Portugal, de arriba a abajo ya no sé cuántas veces;
Francia, País Vasco, Burdeos, Poitiers, París, Dijón, la Costa Azul;
Mónaco;
Reino Unido, Inglaterra y Escocia;
Italia, desde Ivrea hasta Brindisi;
Ciudad del Vaticano;
Alemania, Berlín y Dresden;
Holanda; Bélgica; Dinamarca; Finlandia;
Noruega, cuan larga es desde Narvik a Oslo;
Suecia, Estocolmo, Gotemburgo, isla de Oland, entre Lulea y Kiruna crucé el círculo polar, Sundsvall y los fiordos bálticos al norte de ella;
Rusia, Moscú y San Petersburgo;
Lituania; Hungría; República Checa;
Grecia, sus islas, con Creta reinando entre todas;
Yugoslavia; Eslovenia; Rumania;

Turquía, Estambul desde el mar es una de las maravillas sobre la tierra, en uno de los viajes me pasé un mes recorriendo la Anatolia y el Kurdistán;
Marruecos, Marrakech, donde están los turistas más felices que he visto en el mundo;
Túnez;
India, grandiosa y miserable, Delhi, Agra, Jaipur, Benarés, Bombay y una reserva de tigres a los pies del Himalaya;
Japón, Tokio, lago Ashi, Kioto, Osaka, Hiroshima, junto con la India, donde mejor he comido;

Canadá;

Estados Unidos, donde he vivido por siete años en diversos periodos, en Chicago, Philadelphia, estado de Nueva York y Los Ángeles; he visitado además los estados de Vermont, Massachusetts, Rhode Island, Nueva Jersey, Maryland, Ohio, Indiana, Michigan, Wisconsin, Minnesota, Iowa, Missouri, Tennessee, Georgia, Carolina del Sur, Florida, Louisiana, Nevada, Utah, Arizona y Washington DC;

México, donde he vivido un par de veces en el DF por seis meses cada una, además de otras visitas más cortas, todo el Valle de México, el Bajío, el tren de la Barranca del Cobre, Chihuahua, Baja California, Oaxaca, Veracruz, la Riviera Maya, Puerto Vallarta;

Panamá; Cuba; Haití;

República Dominicana, con una decena de visitas entre tres semanas y tres meses, de ahí es mi mujer, y ahí hemos pasado veranos y navidades, recorriendo toda la isla;

Perú, costa, sierra y selva;
Argentina, lo más al sur que he llegado;
Chile; Uruguay;
Brasil, Río, Sao Paulo y, entre ellas, al lado de la línea tropical, Paraty.

martes, 18 de mayo de 2010

El método en El Péndulo de Foucault


Después de resumir el método científico y de hacer una lista de cuidados y descuidos y más descuidos, no estaría mal contraponerlo con algún otro “método alternativo”.

En su libro El Péndulo de Foucault, Umberto Eco (1989) describe un método de esos, uno que, por lo demás, es seguido de manera más o menos consciente por los magufos adeptos a inventar misterios que nunca resuelven.

Para situar el método en su contexto conviene saber algo del argumento del libro. Una empresa editorial tiene dos divisiones. La primera publica libros respetables en varias disciplinas académicas de los que no se puede esperar ningún beneficio económico. La segunda publica libros ocultistas de autores dispuestos a pagar por ello, y sirve para financiar la primera división.

Los tres personajes principales trabajan para esta editorial y ocupan gran parte de su tiempo en la "Escuela de Irrelevancia Comparativa", en donde mezclan ideas imposibles y absurdas de manera que suenen como dignas de estudio. Estos personajes encuentran ridícula toda la literatura en torno a fuerzas ocultas y temas de ese estilo, pero se sienten intrigados por lo que sugieren acerca del espíritu humano.

En este ambiente deciden escribir un best-seller uniendo las teorías sobre conspiraciones en torno a la orden de los Caballeros Templarios. El método que siguen para crear esta teoría tiene tres reglas.

1.- Conectar todo por analogía y del mayor número de maneras posible.

2.- Si las analogías se vuelven circulares, usar esta circularidad como evidencia de exactitud.

3.- Hacer obvios todos los pasos y usar conexiones ya hechas por otros en el pasado. De esta manera sonarán como hechos establecidos.

Cuando los protagonistas se encuentran atascados en su proceso creativo, introducen el material de que disponen en un ordenador que mezcla líneas y palabras de manera aleatoria. En el intento de descifrar su significado, encuentran nuevas conexiones y significados ocultos que les permiten seguir adelante.

Esta Escuela de Irrelevancia Comparada hace tan bien su trabajo que consiguen hacer creer a los magufos que están a punto de descubrir algún secreto importantísimo. Las consecuencias este enredo merecen ser leídas y no estropeadas por esta entrada.

sábado, 15 de mayo de 2010

Cómo no dar una noticia con números


Leo en Público una noticia sobre el último barómetro el CIS, no sobre las opiniones políticas, sino sobre las religiosas.

El barómetro nos trae la buena noticia de que ha disminuido la cantidad de personas que se tienen por creyentes de alguna religión y aumenta las que se reconocen como no creyentes o ateas, que llegan al 22,2%, frente al 20,7 de hace un año.

Público hace un análisis de los datos que va más allá, y nos dice que casi el 50% de los no creyentes o ateos tiene menos de 35 años. Esta es una mala manera de dar una noticia con números.

Hasta ahora los números de la noticia eran claros. Comparamos la proporción de gente que opina una cosa con la proporción que opina otra, y lo mismo para la gente que opina una cosa hoy y la que opinaba esa misma cosa hace un año. ¿Con qué tenemos que comparar ese 50%?

Una primera respuesta obvia será compararlo con el otro 50% que sí cree en alguna religión y que es mayor de 35 años. Está bien, pero eso sigue sin decirnos si es mucho o poco. Parece que la noticia quiere decir que la propensión a no creer en la superstición religiosa es mayor entre los más jóvenes. Seguramente sea cierto, pero no es fácil deducirlo de esos números.

Si los menores de 35 años fueran más de la mitad de la población, el número significaría lo contrario de lo que parece indicar la noticia, puesto que siendo menos numerosos aportarían el mismo número de creyentes. Si son más de la mitad, entonces será cierto. Necesitamos, por tanto, ese dato para poder hacernos una buena idea de las creencias religiosas y la edad.

Si uno se pone a buscar los datos de la población española encontrará que los menores de 35 años son, en números redondos, el 40% de la población. Los jóvenes tienden, efectivamente, a ser menos creyentes que sus mayores.

Pero he aquí que eso no es todo, puesto que en el barómetro sólo se pregunta a los mayores de 18 años, así que hay que saber qué proporción de población hay entre 18 y 35. La respuesta es que los comprendidos entre esas edades vienen a ser el 20% del total.

Ahora podemos saber lo que significaba aquel 50%. La mitad de los no creyentes son mayores de 35 años (60% de la población) y la otra mitad está entre 18 y 35 años (20% de la población). Esto quiere decir que la proporción de personas no creyentes entre los más jóvenes es el triple que entre los mayores.

-“Sí, pero, ¿cuántos?”, apremia el ya impaciente lector.

Para que salgan las cuentas, los no creyentes y ateos deben ser el 44% de los menores de 35 y algo menos del 15% entre los mayores. Esto hace aproximadamente el 22,2% entre no creyentes y ateos que se decía al principio.

¿No es esto último mucho más informativo? ¿Qué le costaba al articulista decirnos esto? Un poco de saber numérico, seguramente.

Actualización

En los comentarios 11 y 12, José Manuel duda de los datos de Público y nos refiere a la fuente original, el documento completo del CIS. (Mis cálculos estaban hechos asumiendo que los datos, aunque mal presentados, eran de fiar.)

Efectivamente, de los números de la encuesta se sigue que:



18-24 años: no creyentes, 27,6; ateos, 10,5 (total 38,1).
25-34 años: no creyentes, 21,6; ateos, 13,7 (total 35,3).

¿De dónde se sacaba público que el 49,2 de los no creyentes tienen menos de 35 años? De la manga. Parece que lo que hace es sumar el porcentaje de no creyentes en 18-24 con el de no creyentes en 25-34, lo cual no tiene ningún sentido (podía haber sumado el % de no creyentes en mi casa -el 100%- con el % de no creyentes en la de mis vecinos -el 50%- para obtener que el 150% de los no creyentes están en mi edificio).

Así que la ignorancia numérica del articulista es peor de lo que imaginaba.

domingo, 9 de mayo de 2010

Una insignificancia

En la película Insignificance, de Nicolas Roeg, se muestra un encuentro imposible entre Einstein y Marilyn Monroe, que coinciden en un hotel en Nueva York. El mito sexual asombra al cerebro más famoso explicándole la Teoría de la Relatividad (la especial, sin gravedad). Es una divertida y relativamente famosa escena en la historia del cine:



Lo que viene a continuación es, sin embargo, mejor. Einstein le ofrece a Marilyn en tan solo unos segundos lo que, según ella, es la mejor conversación que ha tenido nunca. ¿De que le habla Einstein?

Ver el enlace aquí, a partir del minuto 9.

viernes, 7 de mayo de 2010

La empiria de la innovación


En El Correo de las Indias me entero de un estudio sobre las innovaciones a que ha dado lugar el proyecto Genoma Humano de secuenciación de nuestro ADN, y que dio lugar tanto a resultados de dominio público como a otros patentados. El estudio examina las diferencias en la innovación ocurrida con unos y otros resultados. La conclusión es que el genoma patentado ha significado una merma en la innovación posterior del 30% con respecto a la innovación ocurrida usando la parte de dominio público.

Alguien puede objetar que sin el dominio privado no se hubiera secuenciado (o no tan rápidamente o con menos coste) esa parte. Es posible, pero quien defienda eso deberá ofrecer unas mejoras que compensen por ese 30% de innovación perdida. Y deberá mostrar por qué otorgar patentes, que significan monopolio y abuso de poder, es la mejor manera de incentivar esa iniciativa privada.

En otras palabras. Imaginémonos que estos datos fueran generales para toda innovación. Habría que mostrar que el mundo con patentes proporciona un 30% más de innovación que un mundo sin ellas (pero con las demás ventajas asociadas a ser el primero y los demás mecanismos posibles de recompensa para el innovador).

Llevamos varios siglos con patentes. Gracias a Iñigo sé de un estudio que encuentra una correlación entre crecimiento económico y sistema de patentes. En particular, encuentra que un aumento en la legislación de derechos de patentes de una desviación estándar sobre la distribución en los países más avanzados (la equivalente a la que hay entre Hong-Kong y Australia) está asociada con un aumento del 0.68 puntos en el crecimiento económico.

Los autores reconocen que, hasta este estudio, no teníamos evidencia empírica de que las patentes funcionaran y que de momento pueden hablar de correlación, no de causalidad (podría ser que fuera el éxito económico el que propiciara una legislación mayor sobre patentes).

Como ya he dicho en todas mis entradas sobre Monopolio intelectual, teóricamente hay más razones contrarias que a favor del sistema (tras los estudios de la última década) y empíricamente, la evidencia apunta en contra de ellas. Por lo que sé, el anterior es el único estudio empírico que podría aportar algo a favor de ellas.

¿La conclusión? Tenemos un sistema de patentes y de protección de derechos de autor que lleva siglos existiendo sin base empírica y que está sustentado únicamente por una endeble base teórica. Así todo se sigue defendiendo. Sospecho que la razón son los intereses de los pocos que ganan con el sistema, a quienes les sobra el dinero para presionar y confundir a los políticos.

martes, 4 de mayo de 2010

Las señales de aviso


He aquí la lista incompleta prometida sobre descuidos a la hora de querer saber. Son la señales de aviso de la pseudociencia.

(Ver también esta lista en El retorno de los charlatanes.)

  • Se basa en anécdotas o testimonios personales. (Desde que uso baba de caracol tengo la piel más suave.)
  • Excusa los fallos en lugar de buscar hipótesis alternativas. (Página de James Randi: cuando alguien falla la prueba para el millón de dólares siempre busca una excusa: “no me han funcionado los poderes de zahorí porque tenía una indigestión”.)
  • Complica la hipótesis para justificarla. (Círculos en los cereales: hipótesis de extraterrestres-que quieren comunicarse-que lo hacen crípticamente-que no se quieren dejar ver-….)
  • No presenta hipótesis falsables. (Astrología: cualquier cosa puede pasar, siempre se busca alguna influencia para explicar las cosas.)
  • No muestra serios intentos de refutar la hipótesis. (P.e., no se quieren hacer experimentos)
  • Ataca las explicaciones existentes sin ofrecer una nueva.
  • Ataca el método científico y defiende “otra manera” de llegar a la verdad. (Como los homeópatas citados en esta noticia.)
  • Denuncia persecuciones y conspiraciones en su contra por parte de los científicos. (El caso de Antonio Ruiz Palacín -si creíais que lo habías visto todo en ideas delirantes, este sube el listón.”)
  • Se citan patentes como evidencia. (Véase este anuncio de Pulseras magnéticas.)
  • Se citan certificados que no se corresponden con el objeto de la hipótesis. (Flores de Bach al final de la página. El certificado sanitario no es la aprobación de que sea un medicamento, solo dice que es apto para el consumo. i.e., no tóxico.)
  • Se usa la evidencia de manera sesgada. (Un adivino que hace publicidad de sus aciertos y no de sus fallos.)
  • Se presentan pruebas que no tienen que ver con la hipótesis de que se trata. (p.e., para justificar la Astrología se dice que la Luna influye en las mareas.)
  • Se presentan tópicos como argumentos (hay que tener la mente abierta, también se rieron de Galileo,…)
  • Usa argumentos o datos cuya falsedad ya se ha probado. (En las páginas sobre la negación de que el ser humano ha pisado la Luna se dice que las fotos presentan sombras no paralelas que solo pueden ser explicadas por varios focos de luz.)
  • Mantiene una visión del mundo pre-científica. (P.e.. los cuatro elementos son tierra, agua, aire y fuego.)
  • Hace afirmaciones del tipo “No puede ser …, luego no es”. (Las pirámides no pudieron ser construidas por los antiguos egipcios, luego no lo fueron.)
  • No experimenta progresos, a veces durante décadas o siglos. (La homeopatía sigue básicamente igual que hace 200 años.)
  • Se hacen afirmaciones acerca de efectos, fuerzas o “energías” que nunca se han medido u observado. (El qi y la acupuntura o el Feng Shui.)
  • Usa jerga aparentemente científica que no significa nada. (Véase el siguiente reportaje sobre el “agua viva y estructurada”.)
  • No realiza predicciones útiles. (Nostradamus.)
  • Presenta pruebas u observaciones con muestras muy pequeñas.
  • Presenta una clave para interpretar unos fenómenos sin explicar cómo se ha llegado a ella (sólo se ofrecen explicaciones muy generales, sin explicar el nivel de detalle pretendido). (Ej.: la escritura se interpreta de tal manera en la grafología.)
  • Presenta datos obtenidos en el límite de la resolución o precisión de los instrumentos de medición. (Fotos de bigfoot, de la cara de Marte, del monstruo del lago Ness,…)
  • Hay varias “escuelas” cada una reclamando ser la auténtica o la mejor sin ofrecer nada en que basar la afirmación. (Distintas escuelas de psicoanálisis, de astrología,…)
  • No tiene una manera de reconocer o eliminar el fraude. (¿Cómo se distingue a un lector de Tarot fraudulento de uno real?)
  • No se reconocen errores. No se han descartado varios caminos equivocados hasta llegar a la situación actual. (¿Dónde están los errores enmendados en la homeopatía?)
  • Apela a métodos sugerentes sin explicar en qué consisten (p.e., atender a la persona, no a la enfermedad).
  • No es consistente con teorías bien establecidas. (Máquinas de movimiento continuo.)
  • No es sinóptica. (Teorías conspirativas.)
  • Apela a milagros o la voluntad de algo / alguien superior (naturaleza, Gaia, dios, diseñador, extraterrestres,…)
  • Se presenta como alternativa a explicaciones científicas apelando a un debate o controversia científica inexistente (tal vez haya controversia social). Creacionismo vs. Evolución.