domingo, 31 de mayo de 2009

Si es que las visten como putas

El jefe de redacción de la revista de Rouco dice que, en estos tiempos en que las mujeres consienten en tener relaciones sexuales en mayor medida que lo que cabe en su prejuicio (el del jefe de redacción), la violación es menos delito.

El que la relación sexual consentida sea más frecuente no quiere decir que la no consentida sea menos dañina. No sé en qué cabeza cabe hacer un razonamiento en sentido contrario.

Quisiera reflexionar en esta entrada sobre cuál es el daño de la violación, para ver si entendemos la barbaridad de esas opiniones y nos vacunamos contra esa y otras que han surgido en otras ocasiones. Recuerdo cuando, no sé con qué vinculación con la liberación sexual en los setenta (llegaron tarde los sesenta a este país), se decían cosas como “contra la violación, su legalización” o “mujer, si te van a violar, relájate y goza”. O, como se disculpaba Torrente, "la culpa es de sus padres, que las visten como putas".

En términos evolutivos, machos y hembras eligen con quien compartir genes, prefiriendo la perspectiva que, a priori, parezca maximizar el éxito de la descendencia. Pero machos y hembras no invierten de la misma manera en la progenie. Las hembras, por aquello del embarazo y la lactancia, invierten muchos meses por cada nuevo descendiente que no pueden invertir en otro. Los machos pueden, en ese tiempo, ir de flor en flor, o así quisieran. Como resultado, la hembra es muy exquisita a la hora de elegir. Se juega mucho. El macho puede permitirse la estrategia de la cantidad frente a la calidad.

Claro que hay más estrategias en juego, como que, cuando la madre hace de madre, al dedicar demasiados esfuerzos a la criatura tal vez pueda acceder a menos alimentos y tal vez se exponga más a los depredadores. Un padre que se preocupe de la madre y del hijo aumentará la probabilidad de supervivencia de la descendencia. En el caso del ser humano, esta estrategia es especialmente importante. En otros animales lo es menos y el macho se desentiende totalmente.

Una violación, para una hembra, significa un grave riesgo de perder muchos recursos con un descendiente con genes no adecuados, así que la evolución ha hecho de evitar la violación una de sus prioridades. Una psicología que interprete una violación como algo muy doloroso (además del dolor físico que conlleve la resistencia) ayudará mucho a intentar evitarla. Este dolor es tan real como el físico. Llámese humillación, impotencia, opresión o lo que sea, el dolor existe y puede ser extremadamente traumático.

Los machos no sienten este dolor. La violación a un macho no conllevará tanta carga de dolor como la violación a una hembra porque no hay tanto en juego.

Los machos sienten otro dolor, y es el de la infidelidad de la hembra. El riesgo en este caso es tener que invertir en una descendencia que no transporta los genes propios. He aquí un coste que se parece al riesgo de la violación. La infidelidad del macho no es tan preocupante para la hembra, a no ser que esto conlleve una dedicación del macho a la otra hembra más allá del acto sexual.

Llevado al ser humano, esto quiere decir que, biológica y psicológicamente, el hombre aguanta mejor que su pareja se enamore platónicamente de un rival que no que se eche un polvo ocasional, aunque no haya amor de por medio. En la mujer, ocurre lo contrario. Un amor platónico puede hacer que el hombre haga locuras (dedique recursos, tiempo, dinero) por intentar acostarse con el tal amor. Un desliz ocasional del hombre no es nada costoso para la mujer en términos evolutivos. Ninguno puede entender la postura del otro.

En las sociedades modernas, gracias a los anticonceptivos y al control de la cuenta corriente en el régimen de bienes compartidos, se pueden evitar los costes de estas infidelidades físicas o platónicas, pero nuestra psicología no se ha desarrollado en los últimos 50 años, sino en los últimos millones, donde no había nada de eso. Es posible que la psicología de la mujer, en lo que toca a esto, esté mejor preparada que la del hombre en la sociedad moderna.

Las mujeres no entenderán fácilmente que diga que el hombre tendrá más empatía con el dolor de la mujer violada si piensa en su dolor al ser engañado. No digo que sea el mismo dolor, digo que el hombre se acerca a entenderlo mejor así que si se imagina a sí mismo violado. La violación de la mujer propia, de una hermana, una hija o una madre son también dolores que puede sentir el hombre y que le acercan también a sentir el propio de la mujer. Claro que el dolor de la víctima directa será más profundo, pero no es poco el que pueden sentir los hombres cercanos a la víctima. Los violadores, lejos de ser tenidos como héroes o personas a las que envidiar (como se envidia al Don Juan que las enamora a todas y con todas se acuesta), son objeto del mayor de los desprecios entre el resto de los hombres. Una buena prueba de ello es que suelen acabar muertos o malheridos en la cárcel a manos de los otros internos.

Las mujeres entienden el dolor de la violación. Para los hombres que me lean, éste que he descrito es un atisbo del dolor de la mujer. Éste es el que trivializan los obispos.

miércoles, 27 de mayo de 2009

El nombre de la cosa

Leo en El País la resolución judicial sobre el matrimonio homosexual en California. Al parecer no dicen que no pueda haber unos derechos de los homosexuales equivalentes a los del matrimonio, pero dice que no es ilegal el que no se llame matrimonio.

Me suena haber oído estos términos en las discusiones que hubo (y hay) en España a cuenta del matrimonio homosexual. Deberemos recordar que la palabra matrimonio podrá usarse de la manera que sea por quien sea, y que tendrá unos significados generales y otros de uso particular para algunos grupos de hablantes, pero que en la legislación la palabra se refiere a un tipo de contrato.

Pongamos que hasta una determinada fecha las mujeres de una sociedad no hubieran podido ser las legítimas propietarias de viviendas, empresas o lo que sea. Esto ha sido así toda la vida en esta hipotética sociedad. Supongamos que llega un movimiento a favor de la igualdad de derechos de las mujeres y que se les permite ser dueñas de sus casas y que algunos sectores dicen que de acuerdo, que puedan tener casas, pero que de ninguna manera se llame a eso contrato de propiedad, que eso de toda la vida era el contrato firmado por los hombres.

Pongamos que los negros (y negras) de una sociedad, después de siglos de esclavitud, son reconocidos como ciudadanos, y que se les permite, por tanto, trabajar en libertad. De nuevo, hay gente, grupos políticos y sociales que dicen que está bien eso del derecho a trabajar en libertad y cobrando, pero que a eso no se puede le llamar contrato laboral ya que, como todo el mundo sabe y es lo natural, siempre ha sido una relación entre blancos.

Pues eso, supongamos y concluyamos.

lunes, 25 de mayo de 2009

El intercambio de modelos


Cada ciencia tiene sus propios modelos, que son su manera de aprehender la realidad. De vez en cuando una parcela de la realidad que se estudiaba con un modelo encuentra en otro un medio que permite una perspectiva mejor o, simplemente, una perspectiva complementaria.

Así, por ejemplo, algunos temas de ciencias políticas se han podido encajar de manera natural en la Teoría de los Juegos, como los modelos de votaciones. Las matemáticas han ofrecido, de manera sistemática, modelos en los que acomodar la Física. La Biología y la Teoría de la Evolución han permitido el desarrollo de la Psicología Evolutiva. Existe un Análisis Económico del Derecho y existe una invasión de la Psicología en la Economía del  Comportamiento.  En alguna entrada anterior he mostrado cómo la Economía puede ayudar a formular con precisión conceptos desarrollados por algún filósofo. 

La Teoría de los Juegos permite calcular equilibrios estáticos y dinámicos, la Teoría de la Evolución ofrece el concepto de selección natural, las matemáticas ofrecen soluciones y así sucesivamente. De esta manera, en cada una de estas relaciones interdisciplinares se consigue un avance en nuestro conocimiento.

Ocurre que, de vez en cuando, alguien postula que cierto concepto o hipótesis de alguna ciencia se puede entender como una metafísica. Es posible que así sea, depende mucho de lo que se defina por metafísica. Pero lo que de verdad importa no es poner nombre a las cosas, sino acomodarlas en un modelo que permita la mejor comprensión del tema de estudio de que se trate. Hasta donde yo sé, eso nunca ha ocurrido con ninguna de las intromisiones de la metafísica en la ciencia o en la moral.

jueves, 21 de mayo de 2009

El velo de la ignorancia a largo plazo



En las entradas sobre Rawls y sobre la igualdad he intentado mostrar la importancia de usar definiciones que sabemos lo que significan. Eso no las hace buenas definiciones, pero las hace tratables y ser susceptibles de ser sustituidas por otras definiciones mejores.

Así, el criterio del velo de la ignorancia de Rawls puede hacerse tratable y dar una contestación precisa a qué sociedad es mejor a nada que tengamos información, aunque sea cualitativa acerca de las preferencias de los individuos. Los economistas manejan continuamente modelos en donde es perfectamente aplicable el criterio de eficiencia ex-ante, que corresponde al criterio del velo de la ignorancia.

Obsérvese que el criterio no dice cómo se llega a esa situación mejor, solo dice cómo comparar entre varias situaciones para definir la mejor (según ese criterio). El criterio del velo de la ignorancia dice, por ejemplo, que la sociedad igualitaria es preferible a la desigual, siempre y cuando las medias sean las mismas. Lo que no dice es cómo conseguir la sociedad igualitaria. Tal vez las opciones realistas sean optar entre una sociedad igualitaria con una renta baja, frente a una desigual con una renta media más alta. Por seguir con nuestro ejemplo de una sociedad de cinco habitantes, ¿qué sería preferible, una con rentas (4,4,4,4,4) o una con rentas (3,3,5,5,5)? El criterio del velo de la ignorancia con felicidad proporcional al logarítmo de la riqueza hace que la segunda sea preferible (como vimos en la entrada de Rawls, basta ver que el producto de las rentas es mayor en la segunda).

Una crítica al criterio del velo de la ignorancia es que muchas de las decisiones que tomamos para decidir qué tipo de sociedad queremos se realizan cuando ya los individuos saben su papel en el gran teatro del mundo, así que no tienen por qué sentirse vinculados por este principio.

Con todo, es posible que poco a poco vayamos yendo en esa dirección. Por ejemplo, pongamos que tenemos que decidir sobre medidas contrarias a la discriminación de las mujeres. Estas medidas se tomarán por quienes ya saben su sexo y si, sucede que los hombres tienen más poder en la toma de decisiones, tal vez se muestren reacios a esas medidas. Pero sucederá que unos cuantos hombres no se sientan amenazados (ya tienen una posición en la sociedad, por ejemplo) y, en cambio, quieran asegurarse de que, si tienen hijas o nietas, éstas vivan en ausencia de discriminación. Estos hombres encontrarán atractivo el criterio del velo de la ignorancia.

No estoy seguro, pero es posible que este criterio sea el que prevalezca a largo plazo y que sea gracias a él que las sociedades avanzan en justicia e igualdad.

martes, 19 de mayo de 2009

Sobre el número de gilipollas



Sucede que donde vivo hay atascos de vez en cuando. Los fines de semana entre las dos y las tres de la tarde salen coches del centro de la ciudad hacia las amenidades de la Casa de Campo. Durante las obras de la M-30 también hubo atascos que, por temporadas, y según se cerraban o abrían tramos de calles y carreteras, podían ser hasta diarios en las horas punta de salida.

Desde mi ventana podía contar varias decenas de coches esperando pacientemente en los cruces y en los semáforos. A veces esperaban la luz verde, a veces a que se apartaran los coches a medio cruzar que interrumpían el tráfico. Las varias decenas podían superar fácilmente el centenar. Tengo una vista muy amplia desde mis ventanas.

A veces me asomaba a la terraza y echaba una cuenta rápida del número de coches. A cada cambio de los semáforos echaba también una cuenta de cuántos cláxones distintos se oían. Me pregunto cuántas veces habrán conseguido despejar el tráfico gracias al invento del claxon. El resultado es que el número de gilipollas está bastante exactamente entre el 5 y el 7%.

Nota: El vídeo está tomado de The Onion, está en inglés, pero es muy gráfico y se entiende bien.

domingo, 17 de mayo de 2009

Rawls, su velo de la ignorancia


John Rawls (1921-2002) fue un filósofo interesado en la filosofía moral y política. A pesar de seguir un enfoque contractualista y ser, por tanto, consistente con el relativismo moral, o precisamente por eso, logró ser uno de los filósofos que más ha avanzado en cimentar de una manera razonable sus posturas en moral y política.

Voy a referirme a dos de los conceptos por los que es más famoso. En primer lugar, Rawls se planteó el problema de elegir entre dos órdenes sociales y propuso el criterio de elección tras el velo de la ignorancia. Según este criterio, se tomaría por más justo o mejor, el sistema social que los individuos eligieran antes de saber qué papel les tocaría representar en ese gran teatro del mundo. Dicho de otra manera, si uno no sabe quién de los millones de habitantes del país A o quién de los del país B le tocaría ser, ¿en qué país querría nacer?

Rawls pensaba que la consecuencia de la aplicación de este criterio sería que, enfrentados a esta incertidumbre, los individuos preferirían aquella sociedad en la que el peor tratado de los individuos estuviera mejor tratado. Este es el segundo concepto, que llamaremos criterio rawlsiano. Comparemos, por ejemplo, el 1% más pobre del país A y el 1% más pobre del país B. El país en que mejor estén estos individuos será la sociedad más justa.

El principio del velo de la ignorancia es interesante porque es posible formalizarlo con mucha precisión. En Economía corresponde al criterio de eficiencia ex-ante, es decir, al criterio de eficiencia antes de ser revelada la información que puedan obtener los individuos. Este criterio se puede aplicar para varios momentos en los que se revela información (sobre la salud, la habilidad para un oficio, …). Coincidirá con el criterio del velo de la ignorancia cuando la información se refiera a la propia identidad.

El criterio rawlsiano de escoger la sociedad que mejor trate al más desfavorecido también se puede formalizar fácilmente. Pero ocurre que no se deduce del criterio del velo de la ignorancia. Pongamos un ejemplo. Intentemos comparar las tres sociedades de la entrada anterior según Rawls. Recordemos que había cinco individuos y tenían de rentas (4,4,5,6,6), (3,4,5,6,7) y (4,4,4,4,9) respectivamente en cada una de las sociedades.

Según el criterio del más desfavorecido, las sociedades primera y tercera serían preferibles a la segunda.

Según el criterio del velo de la ignorancia necesitamos una estimación de lo que preferirían los individuos antes de saber quiénes serán en cada sociedad. Si sólo les interesa la renta media, estarán indiferentes entre las tres, pues en todas la renta media es de 5. Si, en cambio, tienen preferencias del tipo “más dinero es mejor, pero cantidades adicionales incrementan la felicidad cada vez menos” podrían elegir sociedades más igualitarias. Por ejemplo, si la felicidad es proporcional, no a la riqueza, sino a su logaritmo (algo no tan descabellado como pueda sonar, dado lo que nos dice la psicología), tendríamos que, en una sociedad con rentas (a,b,c,d,e) los individuos tendrían una felicidad media calculada así (la x es el signo de multiplicación):

Felicidad media = 1/5 x log(a) + 1/5 x log(b) + 1/5 x log(c) +1/5 x log(d) + 1/5 x log(e)

Como todas las sociedades tienen 5 individuos, en lugar de la felicidad media, podemos trabajar con la felicidad total, que es más fácil:

Felicidad total = log(a) + log(b) + log(c) + log(d) + log(e)

Si repasamos nuestras matemáticas y recordamos que el logaritmo del producto es la suma de logaritmos, podremos reescribir la fórmula así:

Felicidad total = log(a x b x c x d x e)

Si seguimos repasando nuestras matemáticas, recordaremos que el logaritmo de un número es mayor cuanto mayor sea ese número, así que para encontrar la sociedad que tiene una mayor felicidad basta encontrar cuál tiene un producto de las rentas mayor. En nuestros ejemplos, los productos son:

Sociedad 1: 4 x 4 x 5 x 6 x 6 = 2880
Sociedad 2: 3 x 4 x 5 x 6 x 7 = 2520
Sociedad 3: 4 x 4 x 4 x 4 x 9 = 2304

Según el criterio del velo de la ignorancia, la sociedad primera es mejor que la segunda y ésta mejor que la tercera. Este ordenamiento es distinto al que hace el criterio rawlsiano y que hemos visto antes.

sábado, 16 de mayo de 2009

La razón moral en pie de igualdad

Consideremos tres países, con cinco habitantes cada uno. En el primero, las rentas de sus habitantes, ordenadas de más a menos, son (4,4,5,6,6), en el segundo son (3,4,5,6,7) mientras que en el tercero son (4,4,4,4,9).

¿Cuál es más igualitario? Parece obvio que el primero es más igualitario que el segundo, puesto que el más pobre en el primero es más rico que el más pobre del segundo, y el más rico del primero es menos rico que el más rico del segundo, mientras que los demás están igual. No es inmediato comparar el primero con el tercero. Por un lado, hay menos dispersión en el primero, pero en el segundo todos menos el más rico ganan exactamente lo mismo.

Se han intentado definir índices que, basados en principios satisfactorios de lo que significa la igualdad, puedan responder a esta pregunta. He aquí algunos de estos principios o axiomas:

1.     Independencia de escala: El indicador no debe variar ante cambios proporcionales de los ingresos.

2.     Independencia del tamaño de la población: La desigualdad debe mantenerse si se agrega un número proporcional de individuos a todos los niveles de ingreso.

3.     Anonimidad: Si dos individuos intercambian su posición, el índice no debe cambiar.

4.     Principio debil de transferencias: La desigualdad debe disminuir ante una transferencia de un rico a un pobre.

5.     Principio fuerte de transferencias: La desigualdad debe disminuir más ante una transferencia de un rico a un pobre cuanto más diferencia haya entre estos.

6.     Descomposición aditiva: Si se divide a la población en varias sub-poblaciones según su renta (p.e., en una subpoblación están los pobres y la clase media baja y en la otra la clase media alta y los ricos), el índice aplicado a la población debe ser igual a la suma de los índices aplicados a las subpoblaciones.

Podríamos seguir añadiendo propiedades interesantes, pero resulta que es imposible encontrar un índice que las cumpla todas, así que tenemos que escoger entre índices imperfectos. Unos tenderán a medir la desigualdad haciendo hincapié en un aspecto y otros en otro aspecto. No hay una respuesta objetiva a la pregunta de cuál es mejor. No hay razón moral tampoco para este problema.

Todo se complica enormemente si, además de desigualdad, hablamos de pobreza, de polaridad o de unidades familiares en lugar de individuos. Podéis haceros una primera idea de la variedad de índices echando un vistazo a la wikipedia en inglés.

La imagen que abre la entrada presenta el resultado de aplicar el índice de Gini. Además, usa un mapa que presenta un compromiso entre el respeto a las formas de los países y el respeto a su área, que espero sea del gusto de BioTay.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Lo confieso: soy un trekkie


Las personas se dividen en dos grupos. Los que dividen a las personas en dos grupos y los que no. Como queda patente, soy de los primeros, y soy de los que dividen a la humanidad entre fanes de Star Trek y fanes de la Guerra de las Galaxias. Yo soy de los de Star Trek de toda la vida. No veo en la Guerra de las Galaxias más que peleas en plan indios y vaqueros, con el séptimo de caballería ocasional. En Star Trek hay algo más, hay, en unos cuantos episodios, ciencia ficción de la buena. Me explico con una lista de episodios y de características interesantes de la serie:

-En un episodio el Enterprise visita un planeta en el que los roles masculino y femenino están cambiados. Este episodio quedó tan bien que se repitió con los de la Next Generation.

-“El Episodio Gay”. Es como indica su nombre, pero con una vuelta de tuerca. El Enterprise toma contacto con un mundo en el que todos los habitantes son unisex, pero sucede que, de vez en cuando, algunos tienen tendencias “masculinas” o “femeninas”. Por supuesto, esto está muy mal visto en esa sociedad, pero, “afortunadamente”, tienen una cura para ello. El number one se lía con una de tendencias femeninas.

-En otro episodio están observando, sin ser vistos, a una sociedad primitiva, pero racional, que no cree en religiones ni otras pamplinas. Por accidente entran en contacto, lo que supone que algún habitante del planeta les tome por dioses y se genere una interesante trama, bastante bien resuelta, por cierto.

-El Comandante Data, un androide, es sometido a un juicio para ver si es propiedad de la Federación o si, por el contrario, es un ser libre. Test de Turing a tope, con segundas lecturas sobre cómo afectaría a la humanidad tener androides esclavos.

-Los Cardasianos se dedican a fortalecer posiciones de manera que contraviene los tratados de paz con la Federación. Un capitán bajo custodia captura una nave cardasiana y se la entrega al capitán del Enterprise para que tome medidas. Picard sabe que el otro tiene razón, pero también que la captura ha sido ilegal. Todo se resuelve con un gran guión que evita los mamporros y los héroes al estilo Hollywood.

-En unos y otros episodios se deja ver claramente los distintos sentimientos morales de cada especie (volcanos incluidos, que no tienen sentimientos) y los conflictos éticos que se plantean.

-Hablando de conflictos morales, la “Prime Directive” por la cual se prohíben los contactos con civilizaciones que no han adquirido capacidad de vuelo superlumínica es otro acierto de la serie y otra fuente de situaciones de interés.

-Hay frases estupendas. Selecciono dos de las mejores. “It is hard to work in teams when you are omnipotent” dicha por Q y “I protest, I am not a Merryman” dicha por Worf cuando se ven inmersos en un recreación de Robinhood hecha, justamente por Q. (Hay que entender el carácter de Worf para apreciar la frase y el tono con que la dice.)

-Desde la serie original hay una mezcla de gentes, razas y sexos que es de agradecer. La serie original incluía, en los años sesenta, recordemos, a mujeres, negros y rusos entre los oficiales. La Next Generation tiene a un francés de capitán, Jean-Luc Picard, personaje que encarna uno de los más renombrados intérpretes de Shakespeare, Parick Stewart.

-Los vulcanos, con Mr. Spock a la cabeza, como seres racionales y hermanos mayores de los humanos son todo un hallazgo. Mr. Spock es uno de los personajes más originales y mejor logrados de toda la ciencia ficción.

Hay mucho más, sociedades que funcionan como hormigueros, inteligencias colectivas, … se trata la eugenesia, el aborto, la pena de muerte, la eutanasia, todo con perspectivas que permite la diversidad de mundos… En fin, mejor ver los episodios y disfrutar. No sé por qué en España no han tenido tanto éxito. Yo, cada vez que voy a los EEUU, no paro de verlos.

Hay, también lo reconozco, algunos puntos débiles, pero de esos mejor no hablo.

Live long and prosper.

lunes, 11 de mayo de 2009

Los poderes sobrenaturales de Tamariz



Imaginemos la siguiente situación. Ana va con una amiga, Bea, a ver un espectáculo de magia, por ejemplo, el de ese gran genio que es Juan Tamariz. Ana es una aficionada a la magia y sabe cómo hace algunos trucos. Sabe un par de maneras en que se pueden hacer otros, pero no sabe exactamente cuál es la que usa Tamariz en su espectáculo. Hay otros números de los que barrunta más o menos cuál es el truco, pero le faltan detalles y no está del todo segura. Finalmente, de otros trucos no tiene ni idea sobre cómo se hacen, aunque algunos se los ha visto hacer a otros magos, otros los podría hacer ella misma (sin saber si usa el mismo método que Tamariz) y otros, sencillamente, se le escapan. Estos últimos pueden ser, incluso, la mayoría.

Bea tiene menos nociones de magia que Ana e insiste en que Tamariz hace magia de verdad. Es decir, que tiene poderes sobrenaturales que le permiten hacer fácilmente su espectáculo. Ana intenta convencerla de que no es así, y le explica algunos de los trucos. Da igual. Bea admite que puede ser que alguno lo haga, efectivamente, usando esos trucos mundanos, pero que otros números del espectáculo los hace con sus poderes, prueba de ello es que ni Ana ni ella misma tienen ni idea de cómo los podía haber hecho, y le pone algunos ejemplos a Ana. Ana intenta ofrecer una explicación plausible, pero le faltan detalles, así que su amiga le reprocha querer inventarse las explicaciones y de ser poco científica. Ana responde que la explicación natural da cuenta de algunos trucos y que no hay razón para que no dé cuenta de todos. Bea replica que esto son imaginaciones de Ana, que tanto puede ser así (y lo duda, por la espectacularidad de algunos números) como de la otra forma, y que no tenga la soberbia de pretender saberlo todo, y que los poderes de Tamariz pueden ser tan reales y, por tanto, naturales, como los trucos. Ana intenta convencerla de que, para algunos números, han visto el truco natural en acción, y que nunca han visto la intervención sobrenatural ni ningún tipo de poderes especiales, afirma también que no es soberbia, sino todo lo contrario, puesto que admite que no sabe todos lo trucos y que está dispuesta a seguir investigando. Sigue dando igual. Bea solo ve dificultades en las explicaciones de Ana, no entiende cómo pueden hacerse los trucos, Ana no sabe explicar todos y Bea no ve cómo Tamariz pueda tener tanta habilidad con las manos. Ana le responde que la ignorancia de Bea o la de ella misma no es argumento a favor de los poderes sobrenaturales y le insta a que desarrolle su hipótesis de tales poderes. Bea no desarrolla su hipótesis e insiste en que Ana nunca sabrá todos los trucos y nunca llegará a tener total confianza en su hipótesis, de la que empieza a decir que es una metafísica, igual que lo es la suya de la intervención sobrenatural o de los poderes.

Llegados a este punto, la conversación empieza a ser irritante. Ni Ana ni Bea pueden entender que la otra sea tan obcecada y terminan por no hablar más del tema o por enemistarse.

Cuando uno defiende una opinión o una teoría, convendría que pensara si está usando argumentos parecidos a los de Ana o a los de Bea. Conviene también pararse a pensar qué papel quiere representar en la discusión y si sus argumentos le colocan a uno, efectivamente, en el lugar que quiere.

Lo que no puede ser es decir que uno acepta la posición naturalista de Ana y luego usar los argumentos de Bea. Esto es lo que hacen los proponentes del Diseño Inteligente frente a la Teoría de la Evolución. Podéis ver un ejemplo de ello en este blog. Otros ejemplos son los astrólogos frente a los astrónomos y los homeópatas frente a los médicos.

Yo elijo la posición de Ana y constantemente vigilo mis argumentos para ver que, efectivamente, estoy donde quiero estar. ¿Y tú?

domingo, 10 de mayo de 2009

La Astrología se cuela en la Universidad

Recojo aquí la carta que Javier Armentia remite al Rector de la Menéndez Pelayo. Se trata, ni más ni menos de que en los cursos que ofrece esta Universidad se ha colado uno sobre Astrología. 

Magnífico Rector Excmo Sr. Salvador Ordóñez,

Le escribo como astrónomo, como director de un centro de divulgación científica, el Planetario de Pamplona, y como participante de una comunidad de científicos y aficionados a la ciencia que este año de 2009 celebra, con la declaración de la UNESCO y la ONU, el Año Internacional de la Astronomía (www.astronomia2009.es). Este años
estamos conmemorando los 400 años del primer uso astronómico del telescopio por parte de Galileo Galilei, y de la publicación del libro pionero de la ciencia moderna, "Astronomia Nova" por parte de Johannes Kepler. Desde aquellos comienzos del siglo XVII todas las ciencias, y la astronomía en particular, se impusieron como meta el mejor
conocimiento de la naturaleza, y la explicación utilizando los métodos científicos y apartando los prejuicios y los dogmas en su quehacer.

Gracias a ellos, y a quienes posteriormente hicieron avanzar la ciencia, ahora sabemos que el Cosmos no gira alrededor de la Tierra, que vivimos en un Universo que nació hace unos 13.700 millones de años denso y caliente, y que nuestro Sol nació de los restos de otras estrellas que le precedieron en la galaxia de la Vía Láctea hace 5.000
millones de años, y que en torno suyo se formaron los planetas, entre ellos el nuestro, la Tierra, donde la vida nació hace más de 3.600 millones de años, comenzando un proceso evolutivo (este año también se celebra el 150 aniversario de la publicación de "El origen de las especies" de Charles Darwin) que ha permitido que nuestra especie se asome en las últimas decenas de miles de años de esta larga historia.

Y gracias a ellos se desterraron, afortunadamente, los prejuicios y los dogmas crédulos de los antigos, que pensaban que las posiciones de algunos astros con respecto a algunas estrellas en algunos momentos eran relevantes con lo que podía pasar en la Tierra. La Astrología, antigua actividad sin duda, no tiene ni base conceptual ni, lo que es
más llamativo, ha conseguido nunca demostrar ni una sola de sus afirmaciones (menos cuando le exigimos el nivel de demostración que es mínimo y aplicable a cualquier conocimiento científico).

Pues bien, Sr. Rector, parece mentira que a estas alturas, y como macabra contribución de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo al Año Internacional de la Astronomía, hayan decidido incluir en su programa académico un curso titulado "La Astrología, una visión del mundo. Conceptos, símbolos y métodos", dirigido por el prof. Navarro Artigas. Tal y como he podido leer en la información en la página web de los cursos

http://www.uimp.es/uimp/home/homeUIMPdina.php?jcj=ACADEMICAS_FICHA&juj=2003&jpj=IdActividad=7920311&pg=2&orden=6

se trata de un curso doctrinario y promocional de la astrología, en donde se relega la fundamental oposición de toda la ciencia desde hace cuatrocientos años ante la evidente falta de veracidad de las afirmaciones astrológicas a un mero comentario de parte, por parte de una persona que lleva años promocionando la astrología sin margen
alguno a la crítica científica.

¿Significa la inclusión de este curso que la UIMP apoya la astrología frente a las ciencias de la astronomía, la astrofísica y demás ciencias experimentales? ¿Se va a utilizar por lo tanto la astrología para organizar las actividades de esta universidad, gestionar el personal o la economía, acaso para conceder las becas? Si uno se cree
las afirmaciones de los astrólogos, su disciplina sirve para todas estas cosas, y siendo la UIMP partidaria de la astrología, cabría esperarse que llevara tal fe a sus completas consecuencias. ¿Significa este curso entonces que la UIMP abandona la ciencia experimental y abraza la cosmovisión astrológica y los mensajes que las estrellas le
mandan al profesor Navarro Artigas? ¿Avala también la UIMP las versiones populares de la astrología, es decir, los horóscopos de revistas y prensa, las webs astrológicas o los teléfonos de pago de consulta y orientación astrológica? ¿Vería con buenos ojos que en el futuro estas actividades se publicitaran como "la astrología ha sido
avalada por importantes universidades, como la UIMP"... porque le aseguro que esto puede pasar mañana mismo?

Le ruego encarecidamente que, si tiene a bien, me conteste a estas inquietantes preguntas o al menos explique por qué en la oferta de 2009 se ha incluido un curso que tiene tan poca consideración científica y tanta sospecha de lo contrario: de promoción de la anticiencia o las falsas ciencias.

Por supuesto, no quiero ofender su inteligencia explicitando las numerosas evidencias científicas de que la astrología no funciona en base a lo que los astrólogos afirman, habida cuenta de que cuatrocientos años de historia de la ciencia avalan este hecho fundamental: la astrología nunca ha sido capaz de demostrarse como ciencia, sino todo lo contrario.

Quedo a su disposición para poder ampliarle estas impresiones, o facilitarle cualquier información que considere pertinente de mi
parte.

Atentamente,

Javier Armentia
Astrofísico
Planetario de Pamplona
www.pamplonetario.org

miércoles, 6 de mayo de 2009

¿Una bronca a Hollywood?

(Lo hemos conseguido. La protección perfecta. Un CD que se autodestruye tras una audición.)

Leemos en El País que los EEUU han puesto a España en una lista de países que mantener bajo vigilancia por tolerar el sistema P2P para compartir archivos. Parece que estaremos ahí mientras no se ilegalice esta práctica. Propongo que España haga su propia lista de países que prohiben este sistema para compartir archivos y que les inste a su legalización, a que emprendan seriamente una lucha contra la limitación de la información y a que anulen las leyes que favorecen el monopolio intelectual.

EEUU haría bien en fijarse en su propia historia. Pongo tres ejemplos:

-Durante el siglo 19 cualquiera en los EEUU era libre de publicar libros de cualquier país sin pagar ningún tipo de derechos de autor (bueno, había que comprar un ejemplar del libro para copiarlo). Este hecho desagradaba a Charles Dickens, cuyos libros y los de muchos otros autores británicos circulaban libremente por el ancho país.  Así todo, los editores americanos encontraban lucrativo hacer arreglos con autores británicos que, muy a menudo, recibían más ingresos por sus obras vendidas en los EEUU, donde no había copyright, que en el Reino Unido, donde sí había. En esas épocas, ambos mercados eran comparables en tamaño.

-A comienzos del siglo 20, los mayores productores de equipamiento para la industria cinematográfica formaron un cártel (Motion Pictures Patents Company, MPCC, con Edison a la cabeza) demandando toda suerte de compensaciones y pagos por la industria del cine, que usaba sus inventos. En aquellos días California quedaba lejos del alcance de la mano larga de la MPCC, así que la capital del cine mundial se trasladó de Nueva York a Hollywood, donde floreció. Sí, esto quiere decir exactamente que la industria de Hollywood fue construida por los piratas que escaparon de las leyes del monopolio intelectual.

-Todos hemos oído hablar de Silicon Valley, en California, donde se ha desarrollado la industria informática. Nadie se acuerda de la Ruta 128 de Boston. Y, sin embargo, fue en esta última donde todo empezó. Desde los años 60 a los 80 dominó el panorama de la industria informática. ¿Por qué se perdió el boom de los 90? Porque en la Costa Este de EEUU las leyes de monopolio intelectual eran más estrictas. Por ejemplo, si un empleado abandonaba una compañía, no podía trabajar en la competencia (por miedo a que ésta se beneficiara de sus conocimientos adquiridos en la primera). Nada de esto sucedía en California, donde la difusión libre y la copia mutua de ideas permitió el desarrollo de la informática moderna de consumo masivo. Todos los innovadores se trasladaron a Palo Alto y sus alrededores. Ninguna de las grandes ideas se desarrolló gracias a ningún sistema de patentes, que en esos años no afectaba a programas informáticos.

lunes, 4 de mayo de 2009

El otro asombro de Darwin

("Yo era un joven con ideas sin formar. Arrojé preguntas y sugerencias,  cuestionándome todo el rato acerca de todo. Y para mi asombro las ideas prendieron como un fuego sin control. La gente hizo una religión de ellas." Charles Darwin.)

Cuando se extendió el conocimiento de la Teoría de la Evolución, algunas mentes pensantes dieron en concluir que, puesto que la selección natural es la manera en que funciona la biología, también debe ser esa la manera en que funcionen las sociedades humanas. Los mejores adaptados sobreviven, son felices, crecen y se multiplican, mientras que los menos adaptados deben desaparecer, a ser posible, de manera discreta. Algunas corrientes del darwinismo social optaban por medidas de higiene social y eugenesia, otras por el directo exterminio de las razas inferiores. Darwin jamás dijo nada que remotamente pudiera haberse interpretado en ninguno de estos sentidos.

Nótese cómo en el comienzo de todo esto volvemos a encontrar esta manía de deducir proposiciones normativas (lo que debe hacerse) a partir de proposiciones positivas (que describen lo que sucede). En el caso del darwinismo social, es la naturaleza la que ofrece un modelo que algunos aceptan para sí, como si las circunstancias en las que se seleccionan genes en el mundo biológico fueran la luz que debe guiar a las personas.

Afortunadamente, la época de este tipo de ideologías basadas en ese error de deducción parecen haber pasado, pero otras que cometen el mismo error continúan, y con gran auge. Me refiero a la idea de que lo natural es bueno. Véndase como natural una práctica médica, un alimento, un deporte, una filosofía, un lo que sea …, y se tendrá un grado de simpatía garantizado.

Nada hay más contrario a lo que sabemos acerca de la biología. La lucha por la supervivencia en el planeta Tierra es una guerra química y biológica a gran escala. Ninguna especie viva se deja comer fácilmente y, para ello, desarrolla todo tipo de defensas, entre las que las sustancias indigestas, las toxinas y los venenos están a la orden del día. Algunas plantas producen frutos que interesa que se coman para que la semilla pase por el aparato digestivo de algún animal y se deposite lejos y rodeada de abono, otras especies producen alimento adecuado porque así han ido evolucionando gracias a la domesticación. Fuera de estos casos, la comida “natural” es algo que uno querría evitar.

Por supuesto que hay muchas cosas en las que sí hacer caso a la naturaleza. Dentro de esa guerra sin cuartel, los ecosistemas viven en un equilibrio (que evoluciona, valga la paradoja) y en el que nos hemos desarrollado. Cada vez que manipulamos parte del medio ambiente o parte de nosotros mismos, estaremos alterando el equilibrio. Es posible que alguna de estas alteraciones nos lleve a una situación no prevista y que no sea la más beneficiosa para nosotros. ¿Mejor no hacer nada? Imposible, tenemos que vivir y sólo lo sabemos hacer manipulando el mundo a nuestro alrededor. Lo que hay que hacer es conocer lo mejor posible nuestro medio y proceder con cautela. Mejor si lo hacemos todos de manera coordinada y mejor si no somos muchísimos en el planeta.

sábado, 2 de mayo de 2009

La razón moral a juicio


Cualquier sistema judicial debe decidir, entre otras cosas, qué pruebas son suficientes para declarar culpable a un acusado. No es una elección fácil. Cuando se dice que las pruebas deben señalar al acusado como culpable "más allá de toda duda razonable" se deja sin explicar lo que significa la duda razonable. Seguro que esto no significa que la probabilidad de ser culpable sea el 100%, puesto que tal cosa es, en general, imposible. Exigir el 100% o porcentajes muy cercanos a la perfección significaría dejar de condenar a muchos culpables. Tampoco se puede relajar mucho esta probabilidad, puesto que ello significaría, con cierta frecuencia, condenar a personas inocentes.

Este es el problema: el único mecanismo que garantiza que no se condena a ningún inocente es el que no condena a nadie y, por tanto, deja libre a todos los culpables. Por otra parte, el único mecanismo que garantiza que no se deja libre a ningún culpable es aquél que condena a todos (¡matadlos a todos, dios reconocerá a los suyos!). Cualquier otro mecanismo cometerá ambos tipos de errores. Se trata, por tanto, de elegir un compromiso, y éste no puede ser deducido sin atender a los sentimientos morales de quien diseña el mecanismo. La razón pura está, como en muchas otras ocasiones, incapacitada para deducir el mecanismo judicial.